Hoy

Hoy


LXV

Página 67 de 300

LXV

Lasacuy, lasacuy, no hay que dejarse ir a uno mismo sin el resto, la vecina que llora, lo que devora niños, los destellos del alquimista sin oros de consuelo. Lo que se hizo de tal modo fue con pasión gozosa y su aire es excelente. Arriba, carne, arriba, a nombrar lo que quiere ser nombre. ¿Será deuda la muerte? En las hojas se deslizan verijas del quién sabe y el purgatorio de los órganos conoce la variedad de la materia. Alma que duda del dinamismo óptico lejos de su mester de abrigo. Irse al otro para volver a sí enlaza dos invisibles. El otoño cae en honor de lo que fue para no ser. Ahí se pierden los lamentos inútiles, los comienzos que recomenzarán, las noches con revólver. En la inocencia hay víboras.

A Jorge Boccanera

Ir a la siguiente página

Report Page