Hoy
CLXXVII
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CLXXVII
Ciencia, ciencia más triste que la ciencia. El médico de la ciudad no investiga sus síntomas/el ruido a vacío de su estómago/los murmullos de su pulmón ahumado/fuegos de la vesícula/el corazón a contramano de las numeraciones. La única estrella de Mallarmé murió como si la quisiera todavía. Son los mohínes del diamante, efigies sin cliente, s’i’ fosse fuoco, Cecco ciego que bajó a mares sin amparo. Las luchas de Eros callan bajo los bosques de aire que las deformarán.