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La misión volada por el Escuadrón Kosciuszko el día 25 de abril de 1945 sirviendo de escolta para el bombardeo de Bergtersgaden fue la última que voló durante la Segunda Guerra Mundial.

El 7 de mayo de 1945, en concreto trece días más tarde de este vuelo, Alemania se rindió de una manera incondicional: La confrontación se había acabado ¡por fin! en Europa.

En total lucharon en el bando aliado unos cien mil hombres polacos entre pilotos, mecánicos, soldados y hasta marinos.

La participación en la batalla de Inglaterra por parte de los pilotos polacos fue fundamental en la primera fase. Fue el escuadrón más efectivo de todos los que lucharon para defender a los ingleses de los bombardeos alemanes. El índice de derribos fue de los más altos. La población y el alto mando de la RAF valoraron en gran medida su arrojo, valentía y habilidad en la lucha aérea.

Pero, en la última fase de la guerra, los pilotos de Polonia eran un incordio para los ingleses. La razón es que los polacos odiaban con la misma intensidad a los alemanes como a los rusos por haber invadido su patria. Pero Rusia, en las postrimerías de la contienda, era entonces un aliado de Inglaterra y USA.

Cuando, ya acabada la guerra, se hizo un gran desfile aéreo en el que participaron representantes de todas las agrupaciones, aviones de caza, bombardeo, reconocimiento y demás de todos los países participantes, no sólo Inglaterra, sino que también Nueva Zelanda, Francia y otros países estuvieron de acuerdo en la decisión de no dejar participar a los polacos.

Poco después se planteó la necesidad de desmovilizar la gran cantidad de escuadrones que ya no tenían sentido en una Europa sin confrontación bélica.

Se “invitó” a los polacos para que retornasen a su patria, pero la mayoría no quería hacerlo, pues ahora Polonia estaba bajo la bota soviética y era un país satélite de Rusia.

El 27 de Noviembre de 1946 el escuadrón Kosciuszko fue desmantelado.

Este escuadrón había empezado en un principio con treinta y cuatro pilotos, de los cuales tan sólo trece lograron sobrevivir a la guerra… El resto pereció en los combates aéreos.

En 1992, tres años después de que el dominio de la Unión Soviética sobre Polonia se acabase, se refundó de nuevo el Kosziuszko escuadrón, recuperando así su bandera e insignia. A esta ceremonia únicamente pudieron acceder unos pocos supervivientes de aquellos pilotos que, con gran bravura, habían luchado por una Europa libre.

Eric Brown y su equipo siguió con la prueba de los diseños alemanes y, al acabar la Guerra Mundial, tuvo en sus manos todo el material de última generación que se recogió en Alemania.

Lo llevó hasta Inglaterra y su estudio y vuelos de pruebas impulsaron el desarrollo de la aviación.

El nuevo Tratado de Paz que surgió al final de la Segunda Guerra Mundial obligaba a Alemania a cesar toda la actividad aeronáutica con motor… y sin motor. El desarrollo del vuelo a vela en el suelo alemán había sido extraordinario, incluso durante la confrontación bélica. Los países vencedores se llevaron una gran cantidad de veleros alemanes para la actividad de este deporte en sus aeroclubs.

En 1948 se celebró por primera vez unos Campeonatos del Mundo de Vuelo a Vela en la localidad suiza de Samedan. Fue un curioso campeonato en el cual la mayoría de los veleros que compitieron habían sido construidos en Alemania antes de que acabase la guerra, pero no había ni un solo piloto alemán compitiendo por la prohibición del Tratado de Paz.

No obstante, en pocos años, concretamente en 1950, se permitió a Alemania retomar su actividad aeronáutica. Lo hicieron con el mismo entusiasmo que cuando eran los pioneros, y por toda la geografía de su país volvieron a florecer clubs y agrupaciones deportivas dedicadas a este deporte.

Hoy día Alemania acapara más del la mitad de la actividad mundial del vuelo a vela. Pero ya no es sólo en Europa en donde se practica este deporte: Argentina, Chile, Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Australia… son algunos de los lugares en los cuales el vuelo a vela tiene sus principales focos de actividad.

 

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Cuando acabó la guerra la fábrica de veleros de Alexander Schleicher tuvo que volver a su antigua actividad de fabricar muebles ante la prohibición de construir aviones en toda Alemania. Pero, en cuanto se permitió de nuevo la aeronáutica en 1950, volvió a construir veleros. Desde 1927, cuando se fundó, hasta nuestros días, se puede considerar la más antigua fábrica de veleros del mundo.

Ahora está dirigida por uno de los nietos del mítico Alexander Schleicher.

Pero lo veleros ya no son aquellas construcciones artesanales de tela y madera. Hoy día son sofisticados diseños de tecnología punta hechos con fibras compuestas, carbono y kevlar, y cuyo rendimiento no podían ni imaginar los pioneros de este deporte.

 

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Si al final de los años treinta del pasado siglo conseguir volar más de quinientos kilómetros era una hazaña que tan sólo muy pocos pilotos podía realizar, hoy día el récord mundial de distancia, volado en un solo día (es decir: desde que sale el sol hasta que se pone) está por encima de los ¡tres mil kilómetros!

Se han volado a alturas de más de ¡quince mil metros!, muy por encima de la altitud a la que vuelan los aviones comerciales. Y ello sin gastar ni un solo gramo de combustible.

Los récords de velocidad en un circuito de mil kilómetros están cercanos a los doscientos kilómetros por hora de media, que es superior a la velocidad máxima que se podía hacer en un picado vertical en los veleros de los años treinta del siglo pasado.

 

 

Junto a Poppenhausen, en la ladera de Wasserkuppe, todavía se enseñorean los veleros en ese lugar mítico en el cual nació este deporte.

No obstante, pese a la sofisticación de esta manera de volar, el piloto de velero cuando sale a hacer un vuelo de distancia se ve sometido a los mismos requisitos que aquellos pioneros porque el vuelo sin motor se rige por los mismos principios. El vuelo a vela significa técnica, belleza, emoción, habilidad y aventura… Todos los objetivos que tenía cuando aquella actividad empezó en Wasserkuppe.

Y los pilotos, en el fondo, están movidos por las mismas metas: conseguir hermanarse con la naturaleza, sentirse pájaros, la ensoñación de volar…

 

 

 

 

 

En memoria de las víctimas de la violencia de cualquier tipo: terrorista, de género, hambre...

 

 

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