Hitler

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Notas

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Un conocido de los resistentes que ha permanecido anónimo demostraba asimismo, como representante de todos ellos, que estaba muy extendida la creencia de «que un hombre capaz de lograr tales éxitos debía ser forzosamente un elegido de Dios». Von Hassel resumió el conflicto de muchos oposicionistas conservadores en la fórmula «podría uno desesperarse bajo el peso de lo trágico, por no alegrarse con los triunfos». Respecto al episodio sobre el que se informa a continuación, acaecido en Bruly-le-Péche, véase A. Speer, ob. cit., pág. 185. <<

[1321] Helmuth Greiner, Die Oberste Wehrmachtsführung, pág. 110; también A. Speer, ob. cit., pág. 186, y Tischgesprächte, pág. 134. Hitler declara que Roma le había impresionado más que París, por cuanto no puede ofrecer «una grandeza de estilo comparable a la del Coliseo, el castillo de Sant Angelo o el Vaticano». «Todo lo que he visto en París, me resbala; por el contrario, Roma me ha conmovido». <<

[1322] Se trata del artículo 8 del acuerdo, en el que se decía: «El gobierno alemán declara de forma solemne al gobierno francés que no tiene la intención de utilizar en la guerra para sus fines la Flota francesa anclada en los puertos sometidos al control alemán». <<

[1323] G. Ciano, ob. cit., pág. 257; A. Hillgruber, Staatsmänner, I, págs. 1 50 y siguientes. Respecto a las propuestas para un acuerdo de paz, que habían sido estudiadas por el embajador Ritter y el enviado especial Dr. Karl Clodius, véase ADAP IX. págs. 390 y siguientes, y 407 y siguientes. <<

[1324] W. Churchill, Reden, I, Zürich, 1948, pág. 333. <<

[1325] W. Churchill, Der Zweite Weltkrieg, II, 1, pág. 272. <<

[1326] M. Domarus, ob. cit., pág. 1557. La cita anterior procede del discurso de Churchill del 14 de julio; véase Reden, I, pág. 380. <<

[1327] Citado en Walther Hubatsch, Hitlers Weisungen, págs. 61 y siguientes. Respecto a la esperanza largamente abrigada por Hitler de que Inglaterra acabase cediendo, véase A. Hillgruber, Strategie, págs. 146 y siguientes. <<

[1328] Führerkonferenzen in Marine-Angelegenheiten, reunión del 21 de julio de 1940, citada en A. Bullock, pág. 598. El 19 de julio, Hitler comunicó al mariscal de campo Von Rundstedt, tras un discurso pronunciado ante el Reichstag, que las maniobras de desembarque, en contra de las instrucciones cursadas, constituían meros preparativos psicológicos. P. E. Schramm reproduce una comunicación de Von Rundstedt; véase Frankfurter Allgemeine Zeitung del 20 de mayo de 1958. Asimismo Karl Klee, Das Unternehmen Seelöwe, pág. 244. Diverge A. Hillgruber, Strategie, pág. 171. <<

[1329] F. Halder, KTB II, pág. 21. <<

[1330] Véase A. Hillgruber, Strategie, pág. 157 y siguientes, sobre todo 165. <<

[1331] Día del águila. <<

[1332] K. Klee, Dokumente zum Unternehmen Seelöwe, Gotinga/Berlín/Fráncfort, 1959, pág. 441. Respecto al mencionado parte cursado por Raeder, según el cual «solo existía una oportunidad de desembarco para la Marina si se alcanzaba el absoluto dominio del aire», véase KTB/OKW I, pág. 63. <<

[1333] Así, el 6 de junio de 1940 a sir Edward Spears, citado en Ursachen und Folgen, XV, pág. 261. En este sentido, Alfred Rosenberg intentó, el 28 de noviembre de 1940, interpretar lo sucedido en un discurso ante la cámara francesa de diputados: «Los epígonos de la revolución francesa han chocado con las primeras tropas de la gran revolución alemana. Con ello… la era de 1789 llega ahora a su fin. Ha sido derrotada… en un triunfo victorioso, cuando aún creía, ya corrompida, poder dominar aún los destinos de Europa, incluso en el siglo XX». Según A. Rosenberg, Gold und Blut, Múnich, 1941, pág. 7. <<

[1334] Este temor, desde siempre presente, se vio reforzado por el agresivo discurso de Roosevelt del 19 de julio de 1940, que debía interpretarse como un decidido llamamiento a la lucha; véanse las anotaciones del embajador alemán en Washington, Dieckhoff, del 21 de julio de 1940, en ADAP X, pág. 213; también F. Halder, KTB II, pág. 30 (22 de julio de 1940). Este temor halló su repercusión, a partir de aquel instante, en casi todas las conversaciones sobre planificación estratégica, como, p. ej., E. Raeder, ob. cit., II, pág. 246; también KTB/OKW I, pág. 88 y siguientes. Sobre el tema en su conjunto, véase Saul Friedländer, Auftakt zum Untergang. Hitler und die Vereinigten Staaten von Amerika. <<

[1335] Tagebuch Engel, del 4 de noviembre de 1940, citado por A. Hillgruber, Strategie, pág. 354 (nota). <<

[1336] Cuartel general del grupo de ejércitos A (Von Rundstedt), en Charleville. Véase asimismo K. Klee, Das Unternehmen Seelöwe, pág. 189. <<

[1337] F. Halder, KTB II, pág. 49. De forma similar se expresó Hitler en la reunión con los altos mandos del OKW y el OKH el 9 de enero de 1941; véase KTB/OKW I, págs. 257 y siguientes. <<

[1338] F. Halder, KTB II, págs. 165 y 158. Tampoco la primera solución significaba descartar la guerra en el Este, sino solo su aplazamiento. <<

[1339] Tagebuch Engel, citado en A. Hillgruber, Strategie, pág. 358 (nota). También en el Testamentpolitique que dictó a Bormann a principios de 1945, declaró Hitler que la resolución definitiva para el ataque a la Unión Soviérica la había decidido poco después de la partida de Molotov de Berlín; ibid., pág. 96.

Los preparativos para la construcción de los puestos de combate se iniciaron en octubre de 1940. Véase F. Halder, KTB II, pág. 121 y, concretamente, en Rastenburg, Spala y Pogi. <<

[1340] KTB/OKW I, pág. 996. La pregunta sobre cuándo se decidió Hitler definitivamente a atacar a la Unión Soviética sigue siendo muy discutida. Examínese la bibliografía hasta ahora mencionada, sobre todo Gerhard L. Weinberg, Der deutsche Entschluss zum Angriff auf die Sowjetunion, en VJHfZ 1953/2, págs. 301 y siguientes, así como las respuestas de H. G. Seraphin y A. Hillgruber, ibid., 1954/2, págs. 240 y siguientes. <<

[1341] Testament politique de Hitler, págs. 93 y siguientes (retraducción del francés). Hitler aducía además la dependencia de Alemania de los suministros económicos rusos, los cuales podían ser utilizados en todo momento por Stalin para forzar concesiones, especialmente de cara a Finlandia, Rumania, Bulgaria y Turquía. «El papel que había de desempeñar Alemania, como representante y protector de Europa, no consistía en sacrificar a los países amigos sobre el altar del comunismo. Ello nos hubiese deshonrado y, además, se nos hubiera castigado. Desde el punto de vista moral y estratégico, la decisión hubiera sido indiscutiblemente equivocada». Véase, ibid., pág. 96. Parecido también el motivo que Hitler expresó el 12 de junio de 1941 al jefe del Estado rumano, mariscal Antonescu. Véase A. Hillgruber, Staatsmänner, I, págs. 588 y siguientes. El hecho de que la guerra contra la Unión Soviética fuera «la guerra propiamente dicha» de Hitler también se demuestra con su observación de julio de 1941, en el sentido de que debía ir a la guerra contra el Este tan pronto finalizase la campaña de Occidente, por cuanto «considerando el ambiente y sentimientos que reinarían después de una victoria sobre Inglaterra, difícilmente podría él obligar al pueblo para una guerra inmediata contra Rusia». Véase B. von Lossberg, ob. cit., pág. 105. <<

[1342] KTB/OKW 1, pág. 258; compárese con A. Hillgruber, Strategie, pág. 391. <<

[1343] Al ministro finlandés del Exterior, Witting, le manifestó, p. ej., el 27 de noviembre de 1941: «Para Alemania existe una ley. Esta dice que debe evitarse, bajo todos los conceptos, tener que luchar al mismo tiempo en dos lugares distintos». Véase A. Hillgruber, Staatsmänner, I, pág. 639. <<

[1344] Comunicación del ayudante jefe de la Wehrmacht, coronel Schmundt al teniente general Halder. Véase F. Halder, KTB II, pág. 203; también A. Hillgruber, Staatsmänner, I, pág. 385. <<

[1345] Citado por A. Hillgruber, Strategie, pág. 373. Hans Fritzsche manifestó poco tiempo después de haberse iniciado la campaña contra Rusia, ante la unión berlinesa de la prensa extranjera, la idea que los alemanes tenían sobre el Este: «En un punto cualquiera, nuestros ejércitos se detendrán en el Este, y entonces nosotros mismos trazaremos una frontera, la cual… protegerá la gran Europa contra el Este. Es muy posible que tanto las tensiones militares como los enfrentamientos bélicos prosigan todavía ocho o diez años más, pero a escala reducida. Esta situación, sin embargo, no altera para nada la voluntad del gobierno alemán de seguir construyendo al continente europeo, ordenándolo de acuerdo con sus propias leyes, dictadas desde Berlín. Es cierto que se trata de una “Europa detrás de alambradas”, pero esta Europa será plenamente autárquica en los aspectos económico, industrial y agrario, y militarmente resultará inatacable». Citado por Willi A. Boelcke, Wollt ihr den totalen Krieg?, pág. 189. <<

[1346] Se trataba, sobre todo, de Raeder, Rommel, Von Weizsäcker, el embajador alemán en Moscú, Von der Schulenburg, y del agregado militar, general Kóstring. Respecto a la idea sobre una ofensiva en el Próximo Oriente, véase A. Bullock, ob. cit., pág. 644. Es probable que apenas una cuarta parte de las fuerzas previstas para el ataque a la Unión Soviética hubiese bastado, como opina A. Bullock, para asestar un golpe decisivo y funesto al dominio británico en el Cercano Oriente. <<

[1347] A Mussolini el 20 de enero de 1941, citado en KTB/OKW I, pág. 275. <<

[1348] Véase A. Hillgruber, Staatsmänner, I, págs. 586, 384 y 352; también páginas 366, 385, 421, 495 y 516 entre otras. Respecto a la observación sobre el «coloso de barro», véase KTB/OKW I, pág. 258. <<

[1349] El informe procede, es cierto, del 1.º de agosto de 1941, es decir, después de iniciada la campaña contra Rusia, pero este ambiente ya era palpable mucho antes. El informe, recogido por M. G. Steinert, ob. cit., pág. 207, contiene de forma complementaria los siguientes pasajes, muy significativos: «Debido al avance en Rusia, el asunto, de difícil resolución, de pacificar los territorios de la antigua Polonia, se ha extendido ahora, según la opinión del pueblo, a unos territorios mucho más amplios… con la población correspondiente que los habita. En el fondo, en la conciencia general se hallaba hondamente enraizada la idea de un gran Reich alemán integrado por varías nacionalidades (entre las cuales Bohemia y Moravia constituyen un cuerpo extraño), dentro del marco fundamental de unas naciones europeas alineadas». También Diario de Von Bock, citado por A. Hillgruber, Strategie, pág. 370. <<

[1350] A. Hillgruber, Staatsmänner I, pág. 517. <<

[1351] Citado en A. Hillgruber, Strategie, pág. 440. <<

[1352] Tagebuch Engel, citado en Hillgruber, pág. 369. <<

[1353] G. Gano, ob. cit., pág. 340. <<

[1354] ADAP XII, 2, pág. 892. <<

[1355] H. B. Gisevius, Adolf Hitler, pág. 471. Respecto a los ánimos deprimidos de Hitler durante los días anteriores a la campaña, y que se hallaban en acusado contraste con el optimismo reinante entre el mando militar, véase, p. ej., W. Schellenberg, ob. cit., pág. 179. <<

[1356] Así, frente al embajador británico, citado por H.-A. Jacobsen, Nationalsozialistische Aussenpolitik, pág. 377. <<

[1357] KTB/OKW I, pág. 341. <<

[1358] F. Halder, KTB II, pág. 335 y siguientes. <<

[1359] Ver H. Krausnick, Judenverfolgung, en Anatomie des SS-Staates, II, págs. 363 y siguientes, con más indicaciones de fuentes informativas y material. Respecto a la misión para Himmler, la cual, por otra parte, está personalmente corregida y dictada por Hitler en la instrucción para el OKW del 13 de marzo de 1941, véase KTB/OKW I, págs. 340 y siguientes; también W. Warlimont, Im Hauptquartier der Wehrmacht, págs. 167 y siguientes. <<

[1360] Ténganse en cuenta los documentos de Nuremberg NOKW-1962, recogidos en H. A. Jacobsen, Kommissarbefehl und Massenexekutionen sowjetischer Kriegsgefangener en Anatomie des SS-Staates, II, pág. 223; ibid., págs. 225 y siguientes, así como la denominada orden de los comisarios. Véanse, además, las declaraciones en Nuremberg de los generales, IMT XX, págs. 635 y 663; también IMT XXVI, págs. 406 y siguientes, y XXXIV, págs. 252 y siguientes, 191 y siguientes. <<

[1361] IMT XXXVIII, págs. 86 y siguientes (221-L). Rosenberg declaró, en este mismo sentido, el 20 de junio de 1941, ante los «más directos responsables de los asuntos del Este»: «A partir de hoy, no llevamos a cabo una “cruzada” contra el bolchevismo, con el único fin de salvar a los pobres rusos para siempre de ese bolchevismo, sino que la realizamos para hacer política mundial y consolidar el Reich alemán». Véase IMT XXVI, pág. 614 (1085-PS). <<

[1362] Otto Ohlendorf, Eidesstattliche Aussage, Documentos de Nuremberg IV, págs. 312 y siguientes. Otras indicaciones en H. Krausnick, ob. cit., página 367. <<

[1363] Citado en A. Hillgruber, Die Endlösung und das deutsche Ostimperium, en VJHfZ 1972/2, pág. 142. <<

[1364] En la exposición de sus ideas acerca de la campaña de Rusia, Hitler declaró el 5 de diciembre de 1940: «Cuando se lleve a cabo un ataque contra el Ejército ruso, debe evitarse el peligro de irle empujando. Tal y como hemos comenzado, el Ejército ruso debe ser dividido y vencido fragmentariamente. De esta forma se creará una situación que nos permita llevar a cabo grandes operaciones de cerco». Véase F. Halder, KTB II, pág. 214. Respecto a la pregunta de hasta qué punto se debían los éxitos alemanes iniciales a la sorpresa y a la deficiente preparación de la parte contraria, estúdiense las instructivas indicaciones de A. Hillgruber, Strategie, págs. 430 y siguientes. <<

[1365] Así manifestado al embajador japonés Oshima el 15 de julio de 1941, citado en A. Hillgruber. Staatsmänner, I, págs. 600 y siguientes. Respecto a la observación anterior de F. Halder, consúltese su diario de guerra III, página 38. <<

[1366] Véase Alexander Dallin, Deutsche Herrschaft in Russland, pág. 74; respecto al cambio producido en el armamento y planificación durante la retirada alemana de la Unión Soviética, véase la instrucción 32 b del 14 de julio de 1941, reproducida en W. Hubatsch. Hitlers Weisungen, págs. 136 y siguientes, así como KTB/OKW I, págs. 1022 y siguientes. <<

[1367] Véase A. Hillgruber, Staatsmänner, 1, págs. 622 y siguientes. <<

[1368] Hitler s Table Talk, pág. 44. Respecto al destino de Leningrado y de Moscú, véase F. Halder, KTB III, pág. 53; Tischgespräche, pág. 251; A. Hillgruber, Staatsmänner, I, pág. 643; KTB/OKW I, págs. 1021, 1070. A. Zoller, ob. cit., pág. 143. También en su discurso del 8 de noviembre de 1941, Hitler declaró que Leningrado no sería conquistado, sino condenado al hambre. Véase M. Domarus, ob. cit., pág. 1775. Una instrucción del jefe de estado mayor de la Marina de Guerra, almirante Kurt Fricke, del 29 de septiembre de 1941, indica que debía procederse al exterminio de esta ciudad: «Está previsto cercar estrechamente a la ciudad, arrasándola totalmente mediante el fuego de la artillería de todos los calibres. Se efectuarán constantes ataques a cargo del arma aérea. Deben ser rechazadas todas las solicitudes de capitulación o entrega que provengan de la ciudad, por cuanto el problema de la permanencia y alimentación del pueblo no puede ser resuelto por nosotros ni debe serlo. Por nuestra parte, no existe el menor interés en conservar, aunque solo sea en parte, esa población durante esta guerra por la existencia…». Citado en Ursachen und Folgen, XVII, págs. 380 y siguientes. <<

[1369] F. Halder, KTB 111, pág. 193. Hitler recopiló sus argumentos en un «memorándum» del 22 de agosto de 1941. Véase A. Hillgruber, Strategie, págs. 547 y siguientes. Respecto a la acusación de que el generalato no entendía nada de guerra económica, véase Reina Guderian, ob. cit., pág. 182. <<

[1370] M. Domarus, ob. cit., págs. 1758 y siguientes. Una semana después, Otto Dietrich, secretario de Estado en el Ministerio de Propaganda, siguiendo instrucciones de Hitler, dio a conocer a la prensa que ya había sido decidido el final de la campaña del Este; véase Zwölf Jahre, págs. 101 y siguientes. También Werner Stephan, Joseph Goebbels, pág. 226. <<

[1371] Friedrich Paulus, Ich stehe hier auf Befehl, pág. 49. <<

[1372] Véanse, p. ej., las referencias a las distintas conversaciones en A. Hillgruber, Staatsmänner, I, págs. 64, 594, 619 y 628. Según Halder, las memorias del mariscal Coulaincourt sobre la campaña de 1812 fueron retiradas del comercio durante el invierno de 1941/1942; véase A. Dallin, ob. cit., página 93. <<

[1373] Considérese el ponderado juicio de Rudolf Hoffmann en Die Schlacht von Moskau 1941, en H.-A. Jacobsen/J. Rohwer, Entscheidungsschlachten des Zweiten Weltkriegs, págs. 181 y siguientes; también el juicio crítico de Von Manstein en Verlorene Siege, págs. 310 y siguientes. Respecto a la orden de aferrarse al suelo, KTB/OKW I, pág. 1084. Sobre la disputa entre Guderian y Hitler, Erinnerungen eines Soldaten, págs. 240 y siguientes. <<

[1374] F. Halder, KTB III, pág. 295; también A. Hillgruber, Strategie, pág. 551. Durante la primavera siguiente, Hitler declaró una vez más que «a él le hubiese agradado hacer esta guerra contra el bolchevismo con la Marina y la Aviación inglesas como colaboradoras y aliadas»; véase Tischgespräche, pág. 244. <<

[1375] KTB/OKW IV, 2, pág. 1503. <<

[1376] Así, en las conversaciones con el ministro sueco del Exterior, Scavenius, y con el ministro croata del Exterior, Lorkovic, citados en A. Hillgruber, Staatsmänner, I, págs. 657 y 661. <<

[1377] Ibíd., pág. 683. <<

[1378] Citado por Lothar Gruchmann, Der Zweite Weltkrieg, pág. 141. <<

[1379] Respecto a la producción americana de armamentos, véase el material estadístico aportado por H.-A. Jacobsen en 1939-1945, págs. 561 y siguientes. <<

[1380] E. Dollmann, ob. cit., pág. 27. <<

[1381] Tischgespräche, págs. 50, 71. <<

[1382] Lagebesprechungen, pág. 786. <<

[1383] F. Halder, KTB III, pág. 332. <<

[1384] P. Bor, ob. cit., pág. 214. <<

[1385] Así manifestado al embajador Oshima el 15 de julio de 1941. Citado en A. Hillgruber, Staatsmänner, I, pág. 605. Respecto al juicio sobre Von Brauchitsch, véase J. Goebbels, Tagebücher aus den Jahren 1942/43, pág. 132. La sentencia de muerte contra Von Sponeck fue realmente conmutada por Hitler por la de prisión militar en un castillo, pero dos años y medio más tarde, después del atentado del 20 de julio de 1944, apareció la Gestapo en la fortaleza Germersheim y fusiló al general sin demasiadas formalidades. <<

[1386] La cifra exacta asciende a 1 005 636 e incluye heridos, muertos y desaparecidos, pero no enfermos. Compárese con la estadística de F. Halder, KTB III, pág. 409. Las pérdidas por congelación alcanzaron un total de 112 627 hombres, según W. L. Shirer, ob. cit., pág. 793. <<

[1387] J. Goebbels, Tagebücher 1942-43, pág. 186; ibid., págs. 131, 133 y 177. Respecto a las manifestaciones de Hitler, véase Hitler’s Table Talk, págs. 221 y 339. También Tischgespräche, págs. 263, 300 y 363. Hitler declara, haciendo referencia a los chinos, que es «algo sentido de forma elemental cuando se considera el color blanco como de luto. Él solo se alegra de verdad en los Alpes cuando han desaparecido las masas de nieve, “los sudarios”». <<

[1388] H. Guderian, ob. cit., pág. 231. <<

[1389] F. Halder, KTB, 111, pág. 489. <<

[1390] J. Goebbels, Tagebüchen 1942/43, pág.

133. <<

[1391] F. Halder, Hitler als Feldherr, Múnich, 1949, págs. 50 y 52. Como informa A. Speer, ob. cit., pág. 253, uno de los puntos del máximo desagrado en Hitler lo constituyó la escalada del Elbrús, que «le enfureció durante horas». Afirmaba en una característica generalización que «todo su plan de campaña habíase visto arruinado por aquella empresa». <<

[1392] W. Warlimont, ob. cit., pág. 271. <<

[1393] Tagebuch G. Engel, citado en A. Hillgruber en la introducción a KTB/OKW II, 1, pág. 67. Respecto a la siguiente observación de Hitler, véase Heinz Schröter, Stalingrad… bis zur letzten Patrone, edición del autor, Osnabrück, pág. 13. <<

[1394] A. Speer, ob. cit., pág. 300. En una comunicación personal, Speer ha manifestado al autor: «Una paralización transversal planteaba ciertos problemas de orden técnico, como he sabido ahora a través de un miembro del estado mayor de la RAF. Uno de tales problemas consistía en la imposibilidad de localizar de noche y a largas distancias los objetivos mediante ayuda electrónica y, lógicamente, el insuficiente radio de acción del acompañamiento de aviones de caza para los bombarderos americanos durante el día. Estos intentaron bombardear de día Schweinfurt, sin apoyo de los cazas, y sufrieron unas pérdidas muy elevadas. Todo ello se modificó a partir de 1944». Por lo demás, el mando alemán dependía en una tercera parte de la producción de la bencina sintética, y la Luftwaffe basaba todo su consumo en ella. Véase A. Hillgruber, Strategie, pág. 420. <<

[1395] Citado según H.-A. Jacobsen, Der Zweite Weltkrieg, pág. 270. <<

[1396] Orden del Führer al mariscal de campo Rommel, del 3 de noviembre de 1942, citada en H.-A. Jacobsen, pág. 352. <<

[1397] M. Domarus, ob. cit., págs. 1935, 1937 y 1941. <<

[1398] Ibíd., pág. 1937. <<

[1399] A. Speer, ob. cit., pág. 259; también W. Warlimont, ob. cit., pág. 284. <<

[1400] El VI Ejército exigió al principio un suministro diario de 700 toneladas, pero lo redujo posteriormente a 500. En realidad, el suministro diario alcanzó un promedio de 104,7 toneladas. Véase el estudio, rico en material informativo, de Walter Görlitz, Die Schlacht um Stalingrad 1942-1943, en H. A. Jacobsen / J. Rohwer, Entscheidungsschlachten, pág. 303. W. Warlimont, ob. cit., pág. 295 y siguientes, afirma que la divergencia de opiniones sobre Stalingrado en el cuartel general del Führer no fue jamás tan animada como posteriormente se ha pretendido hacer creer, y que Hitler, con su táctica de las divagaciones, había alcanzado buenos resultados. <<

[1401] Informe de Zeitzler en The fatal decisions, en Joachim Wieder, Stalingrad und die Verantwortung des Soldaten, pág. 307. <<

[1402] W. Warlimont, ob. cit., pág. 296. <<

[1403] H. Schröter, ob. cit., pág. 13; una versión ligeramente distinta en la declaración de Paulus, IMT VII, pág. 320. <<

[1404] Lagebesprechungen, pág. 126 y siguientes. <<

[1405] H. Boberach, ob. cit., pág. 346; también W. A. Boelke, ob. cit., pág. 329, y como M. G. Steinert, ob. cit., págs. 326 y siguientes, con otras indicaciones. <<

[1406] G. Ciano, ob. cit., pág. 500; también J. Goebbels, Tagebücher 1942/43, pág. 126, así como A. Speer, ob. cit., pág. 315. <<

[1407] H. Frank, ob. cit., pág. 413. <<

[1408] J. Goebbels, Tagebücher 1942/43, pág. 241; respecto a la observación que antecede, véase A. Speer, ob. cit., pág. 263. <<

[1409] Lagebesprechungen, pág. 615. <<

[1410] H. Guderian, ob. cit., pág. 401. Respecto a los intentos de crear una «atmósfera agradable», véase A. Speer, ob. cit., pág. 309. <<

[1411] Tal y como se mencionan en esta serie, se hallan las observaciones en los Tischgespräche, págs. 210, 212, 303, 348, 171 y 181. <<

[1412] G. Ciano, ob. cit., pág. 501. <<

[1413] Véase Tischgespräche, págs. 355, 351, 361, 468 y 258, así como A. Zoller, ob. cit., pág. 174. Respecto al juicio sobre Von Manstein, véase Der Spiegel, 1968/21, pág. 31. <<

[1414] Tischgespräche, pág. 465. El paralelismo con la época de la lucha por el poder aparece por vez primera, y al mismo tiempo repetidamente, en el ya mencionado discurso del 8 de noviembre de 1942; véase M. Domarus, ob. cit., págs. 1935, 1937, 1941 y 1943. También en el mismo, pág. 2085, así como Tischgespräche, pág. 364. <<

[1415] Véase, p. ej., Tischgespräche, pág. 338. <<

[1416] A. Speer, ob. cit., págs. 372 y siguientes. <<

[1417] H. Picker, en Tischgespräche, págs. 130 y 132; respecto a la siguiente observación de Hitler, veáse pág. 337. <<

[1418] Véase A. Speer, ob. cit., pág. 318; Guderian, ob. cit., pág. 402; también P. E. Schramm, prólogo de Tischgespräche, ob. cit., pág. 106. <<

[1419] Lagebesprechungen, pág. 779. Véase H. Picker en Tischgespräche, págs. 128 y 130. También A. Speer, ob. cit., pág. 355. <<

[1420] Así Ribbentrop al psiquiatra forense de Nuremberg, Douglas M. Kelley, citado según Hans-Dietrich Röhr, Hitler. Die Zerstörung einer Persönlichkeit, pág. 53. <<

[1421] Véanse las extensas notas en W. Maser, Hitler, pág. 332. <<

[1422] A. Speer, ob. cit., pág. 119. Véanse además el gran número de testimonios que contiene el informe, según K. W. Krause, ob. cit., págs. 56 y siguientes. <<

[1423] Morell-Protokoll, citado en W. Maser, pág. 339; se trataba de «Prostacrinum», un extracto de glándulas prostáticas y vesículas espermáticas. Respecto a Morell y los métodos terapéuticos utilizados, véase H. R. TrevorRoper, Hitlers letzte Tage, pág. 86 y siguientes. <<

[1424] Informe del médico Dr. Erwin Giesing del 12 de junio de 1945, citado según W. Maser, pág. 429. <<

[1425] Así, a un antiguo colaborador del ministro Speer, Hans Kehrl, citado en H. Picker, Tischgespräche, pág. 108. Lo mismo opinaba Göring cuando, en 1943, decía que Hitler parecía haber envejecido quince años desde el comienzo de la guerra; véase A. Bullock, ya citado, pág. 720. <<

[1426] Completamente equivocado, según H. D. Röhrs, ob. cit., pág. 121. Respecto a si Hitler había sufrido la enfermedad de Parkinson o solo de un síndrome de Parkinson, véase ibid., especialmente págs. 43 y siguientes, y 101. También el estudio de Johann Recktenwald, Woran hat Adolf Hitler gelitten?, que supone un síndrome de Parkinson basado en motivos encefalíticos. W. Maser, ob. cit., págs. 326 y siguientes, y A. Bullock, ob. cit., pág. 720. La pregunta sobre la naturaleza exacta de la enfermedad de Hitler permanecerá probablemente insoluble, por cuanto jamás se procedió a un reconocimiento a base de preguntas específicas. Como resultado de la muy incompleta documentación, ninguno de los varios diagnósticos se ve lo suficientemente fundamentado o bien debe ser rechazado. El síndrome básico de la enfermedad de Parkinson, la parálisis agitante de los brazos o de las piernas, puede deberse a otras muchas causas. <<

[1427] Llamamiento ante 30 000 hombres de las SA en el Berliner Lustgarten, 30 enero 1936, citado en M. Domarus, pág. 570. Indicaciones similares sobre una especie de intercambio de energías, Ibíd., págs. 609, 612 y 643. <<

[1428] Véase Lagebesprechungen, pág. 608, así como el ya referido discurso del 8 de noviembre de 1942. M. Domarus, pág. 1944. <<

[1429] A. Speer, ob. cit., pág. 271. <<

[1430] El motivo y trasfondo de este discurso se interpreta de forma diversa. En parte ha sido considerado por su relación con la exigencia expresada tres semanas antes en Casablanca: «Unconditional Surrender» (véase, p. ej., Werner Stephan, Joseph Goebbels, pág. 256). En parte, fue un intento del ministro de Propaganda por revalorizar su posición como segundo hombre. En efecto, su importancia había ido creciendo como consecuencia del desgaste de personalidades realizado por Hitler, y de la pérdida de prestigio de Góring. Véase Rudolf Semler, Goebbels, the man next to Hitler, pág. 68. También Roger Manvell/Heinrich Fraenkel, Goebbels, págs. 275 y siguientes; H. Heiber. Joseph Goebbels, págs. 328 y siguientes, y el documentado resumen de Günter Moltmann, Goebbels Rede zum totalen Krieg, en VJHfZ 1964/1, págs. 13 y siguientes. Respecto a la ofensiva Goebbels-Speer-Ley-Funk, véase también A. Speer, ob. cit., págs. 266 y siguientes. <<

[1431] Así, p. ej., en Inglaterra disminuyó la cifra del servicio doméstico en las casas particulares en una tercera parte, mientras que en Alemania incluso se incrementó. Véase A. Speer, ob. cit., págs. 234 y 548. La cifra de mujeres que trabajaban en la industria solo se incrementó muy ligeramente en Alemania durante la guerra, de 2 620 000 el 31 de julio de 1939 a 2 808 000 el 31 de julio de 1943. Un año después había vuelto a disminuir, alcanzando la cifra de 2 678 000. Véase USSBS, The EJfects of Strategic Bombingon the Germán Economy. Asimismo el informe confidencial de la conferencia económica del 26 de febrero de 1943, BAK 115/1942. También BAKNS 19/1963. Respecto a la observación anterior de Hitler, véase H. Rauschning, Gespräche, pág. 22. <<

[1432] A. Zoller, ob. cit., pág. 43. <<

[1433] Véase A. Speer, ob. cit., pág. 311. <<

[1434] Ibíd., ob. cit., pág. 311. <<

[1435] Ibíd., ob. cit., pág. 315. <<

[1436] La visita fue realizada al grupo de ejército Sur (Von Manstein). Previamente se habían realizado dos visitas más a estados mayores en el frente: el 17 de febrero de nuevo al grupo de ejércitos Sur, y el 13 de marzo al grupo de ejércitos Centro (Von Kluge). Para el 19 de junio de 1944 estaba prevista una nueva visita al frente de invasión, es decir, al cuartel general de Rommel en el castillo Roche-Guyon, pero fue anulada poco después. Véase H. Speidel, Invasión 1944, págs. 112 y siguientes. <<

[1437] A. Speer, ob. cit., págs. 259, 312 y 308. <<

[1438] Legebesprechungen, pág. 535; también Tischgespräche, pág. 196, y J. Goebbels, Tagebücher 1942/43, pág. 336. <<

[1439] A. Krebs, ob. cit., págs. 124 y siguientes. <<

[1440] H. von Kotze/H. Krausnick, ob. cit., pág. 331, así como el texto del discurso, ibid., págs. 335 y siguientes. <<

[1441] A. Hillgruber, Staatsmänner I, pág. 647; también H. Picker, en Tischgespräche, pág. 127. <<

[1442] Tischgespräche, pág. 356. <<

[1443] Ibíd., pág. 174; también A. Hillgruber, Staatsmänner, II, pág. 130. Respecto a sus experiencias en Polonia, Hitler ya había manifestado a Mussolini que en ciertos instantes «él se preguntaba si no era preferible dar media vuelta, abandonando sencillamente aquel desconsolador país con sus gentes, todavía más insoportables». Véase A. Hillgruber, Staatsmänner, I, pág. 95. <<

[1444] H. Heiber, Reichsführer!… Briefe an und von Himmler, pág. 201. <<

[1445] H. Rauschning, Gespräche, pág. 45. Respecto a la «edad de oro», véase Gottfried Griessmayr, Das völkische Ideal (facsímil), pág. 160. <<

[1446] Tischgespräche, pág. 387. La cita anterior procede de una edición antisemita con el título de Der Untermensch, que tuvo una tirada de 4 000 000 de ejemplares. <<

[1447] H. Buchheim, Befehl und Gehorsam, en Anatomie des SS-Staates, I, pág. 338. <<

[1448] Ibíd., pág. 329. <<

[1449] H. Rauschning, Gespräche, pág. 129. Respecto a la observación de Goebbels, véase su Diario 1942/43 (27 de marzo 1942). <<

[1450] Mein Kampf pág. 772. <<

[1451] IMT XXVI, pág. 266 (710-PS). La observación de Rosenberg la cita Robert M. W. Kempner, Eichmann und Komplicen, pág. 97. Respecto a la pregunta sobre la decisión concreta para la denominada solución final, véase H. Krausnick, Judenverfolgung, en Anatomie des SS-Staates, II, pág. 360 y siguientes. El concepto «solución definitiva» surge por aquel mismo tiempo en un edicto del Reichs​si​cher​heits​haup​tamt, de 20 de mayo de 1941, por primera vez. Véase IMT NG-3104. <<

[1452] Exceptuando la mencionada insinuación de Rosenberg y de una observación igualmente oscura en el diario de Goebbels. Solo quedan las palabras de Hitler en su discurso del 8 de noviembre de 1942, en el cual amenaza al judaismo con el «exterminio». Tenebrosamente añadió que, en ciertas ocasiones, se habían reído de él «como profeta». Pero «entre los que entonces reían, son innumerables los que ya no ríen, y los que todavía siguen riendo, posiblemente dentro de poco tiempo ya no podrán continuar haciéndolo». Véase M. Domarus, ob. cit., pág. 1937. Respecto a la práctica de ocultación, véase también Bormann, instrucciones a los Gauleiter: «Cuando se trate abierta y públicamente del problema judío, debe evitarse, a toda costa, cualquier discusión respecto a una futura solución global»; véase BAK NS b/vol. 344. <<

[1453] Véase el informe del SS-Obergruppenführer Erich von der Bach-Zelewski, ND, NO-2653. <<

[1454] Parte de la declaración del ingeniero Hermann Friedrich Gräbe sobre un fusilamiento masivo de 5000 judíos, en cifras redondas, el 5 de octubre de 1942, en Dubno (Ucrania) por las SS y la Milicia ucraniana. Véase IMT XXXI, págs. 446 y siguientes (2992-PS). <<

[1455] Citado según H. Krausnick, pág. 417. <<

[1456] Citado según K. D. Bracher, Diktatur, pág. 463. Respecto a la cifra de judíos asesinados en los grandes campos de exterminio del Este, véase H. Höhne, ob. cit., pág. 349. La observación de Rudolf Höss se halla en el informe sobre su vida, Kommandant in Auschwitz, Stuttgart, 1958-1961, pág. 120, en el cual, por lo demás, y con una perversa y ambiciosa vanidad por el trabajo realizado, se citan tres millones de víctimas, en cifras redondas, única y exclusivamente para Auschwitz. <<

[1457] Tischgespräche, pág. 330; Hitlers Table Talk, pág. 426. <<

[1458] Ibíd., pág. 27Ö. «Si a las personas se les deja su libertad individual, se comportan como los monos». <<

[1459] Respecto a las indicaciones que anteceden y las citas, véase Tischgespräche, págs. 143, 270 y 469. <<

[1460] Tischgespräche, págs. 469, 190 y 271. Plenamente en este sentido, un memorándum del Retchsfürer de las SS respecto a un plan general para el Este, de fecha 27 de abril de 1942, preveía unos cursos para convertir a las comadronas en «abonadoras». Véase H. Heiber, Der Generalplan Ost, en VJHfZ 1958/3, pág. 292. <<

[1461] Ursachen und Folgen, XIV, pág. 154 y siguientes. <<

[1462] Véase el documento en VJHfZ 1958/3, pág. 299. Respecto a la observación de O. Hoffmann, ND, NO-4113. <<

[1463] IMT XXVI, pág. 550 (1017-PS). También VJHfZ 1958/3, pág. 298. <<

[1464] Tischgespräche, pág. 143. Respecto a la fundación de sectas, véase H. Heiber, Reichsführer!, pág. 273. «Si cada pueblo posee su propia secta —declaró Hitler—, nosotros solo podemos alegrarnos, por cuanto no hace más que incrementar los elementos de división en el espacio ruso». Citas de A. Dallin, pág. 486. El referido memorándum se reproduce en VJHfZ 1958/3, pág. 281 y siguientes. <<

[1465] Tischgespräche, págs. 174 y 475. <<

[1466] IMT XXXVII, pág. 517; también Tischgespräche, pág. 253. <<

[1467] Mein Kampf pág. 421. <<

[1468] Libres propos, pág. 93; también Tischgespräche, pág. 256. <<

[1469] Ibíd., pág. 137. <<

[1470] Ibíd., pág. 288, así como A. Zoller, ob. cit., pág. 105. <<

[1471] Declaración de Kaltenbrunner basada en pensamientos idénticos de la jefatura de las SS. Véase IMT XXXII, pág. 297 (3462-PS). Consúltese, especialmente, el memorándum de Martin Bormann del 29 de enero de 1944, citado en H.-A. Jacobsen/W. Jochmann. <<

[1472] Hitler’s Table Talk, págs. 110 y 621. Además, la nota sobre la conversación entre Rosenberg y Hitler el 14 de diciembre de 1941, en IMT XXVII, pág. 272 (1517-PS). La denominación de Taurien correspondía al deseo de Rosenberg, mientras que Hitler prefería Gotenland. <<

[1473] Tischgespräche, págs. 336 y 429. Para el intercambio de correspondencia entre Himmler y Frauenfeld, ND, NO-2417 <<

[1474] A. Dallin, ob. cit., pág. 293. <<

[1475] Tischgespräche, pág. 320. La metáfora de la «copa ambulante» surgió en otras ocasiones y lugares; p. ej., durante el monólogo nocturno de Hitler el 30 de enero de 1933. Véase W. Görlitz/H. A. Quint, ob. cit., pág. 367. <<

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