Hitchcock

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Periodo norteamericano » 1942. Sabotaje

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SABOTAJE

(SABOTEUR - 1942)

Producción Universal Pictures, Frank Lloyd, Frank H. Skirball; Estados Unidos. Dirección: Alfred Hitchcock. Guión: Peter Viertel, Joan Harrison y Dorothy Parker, sobre una idea de Alfred Hitchcock. Fotografía (en blanco y negro): Joseph Valentine. Escenografía: Jack Otterson. Música: Charles Previn y Frank Skinner. Intérpretes: Robert Cummings (Barry Kane), Priscilla Lane (Pat Martin), Otto Kruger (Charles Tobin), Alma Kruger (señora Van Sutton), Norman Lloyd (Fry), Alan Baxter (señor Freeman). Duración: 108 minutos. // Estrenada en 1942.

SINOPSIS: Barry Kane está empleado en una fábrica de municiones para el ejército de Estados Unidos. Un día, él y un amigo conocen al nuevo empleado Fry, que más tarde sabotea la fábrica con un incendio intencionado. Durante el incendio Fry da un extintor a Kane, pero su amigo se lo arrebata. El extintor resulta cargado de combustible y el amigo de Kane perece al instante. Kane es interrogado por la policía como principal sospechoso. Fry no aparece en ningún sitio. Kane huye de la policía para encontrar a Fry y demostrar su inocencia. Llega a un rancho donde puede encontrarse el saboteador, pero solo para que Charles Tobin, elegante jefe del grupo de espías, lo entregue a la policía. Esposado, Barry Kane salta al río desde un puente y se refugia en la cabaña de un pianista ciego, cuya sobrina, una popular modelo llamada Pat, desconfía del joven e intenta entregarlo. Kane se libra de las esposas y obliga a Pat a huir con él. En su huida son ayudados por los artistas «fenómenos» de un circo y llegan al lugar de reunión de los villanos. Pat está ahora convencida de la inocencia de Kane y se separa de él para pedir ayuda. Kane se hace pasar por uno de los saboteadores; lo informan de su plan y lo transportan hasta Nueva York. Ahí el joven reencuentra a Pat en una fiesta de alta sociedad ofrecida por Charles Tobin y la señora Van Sutton. A mitad del baile, Kane y Pat tratan de desenmascarar a los villanos, pero son silenciados y llevados a sitios distintos. El joven logra escapar en medio del desconcierto que ha provocado con una alarma para incendios. Entre tanto Pat pide ayuda por medio de un mensaje escrito y el reflejo en el espejo de su polvera. Kane evita el atentado contra un barco. Le sigue la pista a Fry, quien, tratando de escapar, entra a un cine y asesina ahí a un hombre durante la proyección de la película. Fry es perseguido hasta la estatua de la Libertad, de la que cae al vacío en la secuencia más espectacular de la cinta.

Leonard J. Leff asegura que no siempre era Hitchcock el «modelo de eficiencia y economía» por las que fue valorado durante su etapa más productiva de Hollywood. Sus cintas anteriores a Sabotaje habían superado en tiempo y presupuesto lo que esperaban sus productores. Pero con esta nueva cinta Hitch decidió demostrar a Hollywood su aspecto más atractivo. La campaña para mejorar su imagen de «buena inversión», iniciada con Matrimonio original, había sido bien complementada por el notable éxito económico de Sospecha, pero culminó, o más bien, replanteó más altas metas de eficiencia, con Sabotaje. Dice Leff que «Hitchcock rugía de velocidad al hacerla. Se extendió del presupuesto solo en 3.000 dólares y completó guión y rodaje en menos de 15 semanas. Más rápido que en ninguna de sus cuatro cintas norteamericanas anteriores». Desgraciadamente, eso no le garantizó el éxito.

Donald Spoto encuentra que Sabotaje «tiene mucho en común con 39 escalones y con Con la muerte en los talones», y agrega:

Las tres son picarescas en alguna medida, todas tienen un héroe simpático pero granuja cuyo viaje alrededor del mundo satiriza las costumbres contemporáneas e ilumina la vida de la gente común […]. Sabotaje gana al ser comparada con trabajos picarescos anteriores y posteriores. No es tan satisfactorio. Pero es interesante como punto medio creativo en el desarrollo de forma y tema en el directorio.

Me es imposible dejar de mencionar aquí la profunda molestia que me provoca Robert Cummings, el actor prognata a quien Hitchcock daría después el papel de amante de Grace Kelly en Crimen perfecto (Dial M for Murder, 1954). En ambas cintas el «héroe» gana estatura solo por convención genérica.

En Sabotaje se encuentran algunos de los temas favoritos de Hitchcock: la necesidad de confianza, el viaje, la pareja que huye, los villanos «suaves», la fiesta como trasfondo de un hecho terrible, el perseguido inocente, la diferencia entre apariencia y realidad o entre la realidad y «el mundo del hacer creer». Pero quizá lo más interesante de Sabotaje sea lo que advierte Donald Spoto:

Los fenómenos de circo (que también son una contradicción a la apariencia, pues de hecho son el grupo más simpático y humano en la historia), parecen representar todo el sentido de comunidad que es posible obtener, y su comunidad contrasta irónicamente con la de los atractivos villanos. El ciego señor Freeman (Alan Baxter), quien se siente más inclinado hacia una realidad moral que hacia una apariencia física, es también un hombre marginal.

Es de advertir el significativo juego de palabras que subyace en el nombre del ciego, porque la condición y situación en que lo presenta Hitchcock lo transforma probablemente en el único free man (hombre libre) de la historia.

Rohmer y Chabrol consideran a la cinta un popurrí de los filmes del periodo inglés, con los que tienen en común sus personajes poco relevantes:

Entre las innumerables y obvias referencias [dicen] podemos citar las esposas y el puente, que obviamente recuerdan a 39 escalones, la secuencia del cine, en la que Fry, perseguido por la policía, dispara sobre la audiencia mientras un personaje del filme dispara, también evoca la mejor escena en Sabotaje, el baile de caridad, en que el héroe y su compañera están en peligro a causa de los espías, mientras los invitados permanecen inmutables, recuerda la capilla de El hombre que sabía demasiado, y la caída desde arriba de la estatua de la Libertad recuerda el momento en que Charles Laughton cae al final de Posada Jamaica.

Encuentro poco fundado este último paralelo, salvo en el hecho mismo de la caída, porque en Sabotaje, Fry no desea caer, mientras la caída de Laughton en Posada jamaica es voluntaria y tiene tintes de martirio autoimpuesto. La secuencia de la caída está mucho más relacionada, como apunta John Russell Taylor, con la secuencia del Monte Rushmore en Con la muerte en los talones, este paralelo es más claro si recordamos que en ambas secuencias se utiliza un famoso monumento nacional como fondo para un conflicto que atañe solo tangencialmente a la patria. La secuencia de la caída en Sabotaje continúa siendo una de las más efectivas de la cinta; su uso del sonido, «la ausencia de música», es ejemplar, y Norman Lloyd transmite verdadera angustia en su lucha por vivir.

El proyecto había sido desarrollado originalmente para Selznick, pero este apuntaba ya desde el principio (en uno de sus famosos «memoranda»), que los personajes tenían poca dimensión en sus «relaciones sentimentales, del corazón». Selznick vaticinó casi cuál sería el consenso de la crítica, que encontró a la cinta «falta de versatilidad [y además, la objetó por permitir] ver la maquinaria […] identificar los trucos, y por tanto, la ilusión se destruye».

Una de las notas que quizá defina mejor el filme es la de Dúlys Powell en el London Sun Times: «[este es] el máximo Hitchcock, lo que no quiere decir el mejor Hitchcock…».

APARICIÓN DE HITCHCOCK: Es el cowboy bigotón que entrega el correo en el rancho.

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