Himmler

Himmler


Cartas 1939-1945

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CARTAS 1939-1945

Incluyo un par de fotografías de mi último viaje a Lublin, Lemberg, Dubno, Rowno, Luck.

HEINRICH HIMMLER

24 de julio de 1941

Nikolsburger Platz 5, 13 de septiembre [de 1939]

(Entrada 15/09/1939, escrita 15/09/1939)

¡Mi amor!

Hace muchos días que no escribo, en el hospital militar hay mucho que hacer. Pronto habremos terminado de instalarnos, entonces irá mejor.

Me hizo mucha ilusión hablar contigo por teléfono. El profesor Gebhard[110] está mejor. Muñequita viene el viernes, y hoy Gerhard, luego sale de inmediato para Spandau, porque la escuela ya empezó. Te mando abrazos y muchos besos.

Tu M.

La guerra con Polonia se caracterizó desde el principio por una extrema brutalidad. La fuerza aérea alemana bombardeó y arrasó ciudades enteras. Varsovia fue objeto de ataques aéreos tan destructivos que la dirección militar polaca capituló el 27 de septiembre de 1939 para salvar a la capital de una destrucción aún mayor.

Cuatro SS-Einsatzgruppen (grupos de operaciones) y la Policía siguieron al Ejército de tierra de Alemania y asesinaron, junto a milicias armadas de la minoría alemana residente en Polonia, a diez mil polacos. La clase dirigente del país —médicos, curas, periodistas, profesores, funcionarios del Estado— debía, tal y como lo expresó Reinhard Heydrich, «ser eliminada del mapa con la mayor eficacia posible»; así pues, se les detuvo, se les deportó a campos de concentración o se les fusiló. Los comandos de las SS desmantelaron sistemáticamente instituciones para enfermos mentales y mataron a más de siete mil quinientos pacientes para que las SS pudieran hacer uso de los edificios. Un comando de las SS se sirvió de un camión cuyo espacio de carga se transformó en una cámara de gas para perpetrar este asesinato colectivo. El propio Heinrich Himmler viajó el 12 de diciembre a Poznan y pudo comprobar de primera mano cómo morían los detenidos en una cámara de gas. El historiador polaco Bogdan Musiat afirma que hasta finales de 1939 perecieron más de cuarenta y cinco mil civiles polacos durante la dominación del Reich, entre ellos unos siete mil judíos. La Wehrmacht fue asimismo responsable en parte de estas muertes.

Mientras que el centro de Polonia pasó a estar bajo ocupación alemana y a denominarse Gobierno General, los territorios del oeste, con una población en torno a diez millones de habitantes, la mayor parte del país, debían anexionarse al Reich y «germanizarse». En los acuerdos con la Unión Soviética se había determinado, entre otras cosas, que se trasladaría a Alemania a la minoría alemana en suelo soviético, que residía sobre todo en el Báltico y en Ucrania. Ahora, en las tierras occidentales anexionadas de Polonia, varios cientos de miles de personas debían recibir allí un nuevo «espacio vital». El 7 de octubre de 1939 Hitler encomendó esta tarea a Himmler, que ese día cumplía 39 años. Marga apuntó el 16 de octubre en su diario: «Tuvo una inmensa alegría por su cumpleaños. El Führer le ha nombrado comisario de reasentamiento para toda Alemania. La corona a su trabajo. Trabaja día y noche. Por las noches visita a menudo al Führer».

Según la orden de Hitler, Himmler fue en adelante responsable del «regreso a la patria definitiva en el Reich» de los Reichsdeutsche, los alemanes residentes en el imperio, y de los Volksdeutsche, las comunidades de origen alemán afincadas en el extranjero, así como de «eliminar la influencia dañina de los sectores de la población extraños al pueblo que implican un peligro para el Reich y para la comunidad nacional» y «crear nuevas zonas de asentamiento por medio del reasentamiento». Como «comisario del Reich para la consolidación del carácter nacional», como se refería a sí mismo, sobre él recayó un nuevo y absoluto poder, cuya contribución a la radicalización de la violencia no debe infravalorarse, puesto que no solo se hallaba al frente del «reasentamiento» y del «asentamiento» de las minorías alemanas, sino también de la evacuación de los Fremdvölkisch, o razas extranjeras, y los Volksfremd, o extraños al pueblo.

A finales de 1939 se habían deportado en torno a ochenta y ocho mil personas —polacos y judíos— desde los territorios occidentales «germanizados» de Polonia al Gobierno General en condiciones atroces: en vagones para el ganado sin calefacción, sin comida, la mayoría de las veces incluso sin agua potable. El gobernador general Hans Frank articuló la postura alemana a finales de noviembre con brutal sinceridad: «El invierno será duro. Si no hay pan para los polacos, no habrá que quejarse. […] No hay que andarse con rodeos con los judíos. Una alegría poder por fin arremeter contra la raza judía. Cuantos más mueran, mejor».

A comienzos de 1940, Himmler emprendió varios viajes a la Polonia ocupada. El 15 y 16 de enero estuvo en Lódz; desde el 25 al 29, en Przemysl, Radymno y Cracovia, donde se reunió con Hans Frank y visitó en Zakopane a los gorales, un pueblo eslavo occidental que, según afirmaba, era de origen alemán y podía «alemanizarse». Su esposa habló acerca de ello en su diario: «Hoy ha regresado H. de su largo viaje. Recibió la última caravana de los alemanes de Volinia en la frontera en Prycemisl [sic]. Se lo he leído a Muñequita y le he aclarado lo que significa caravana y regreso a la madre patria. Se trata de una gran hazaña. Al cabo de mil años se seguirá hablando de ello». Ella misma también se benefició de la nueva función de su marido, puesto que las jóvenes alemanas volinias se repartieron como empleadas del hogar entre los jefes de las SS. Marga, así lo escribió el secretario personal de Himmler, Rudolf Brandt, en el verano de 1940 al jefe supremo de las SS y la Policía en Poznan, estaría «satisfecha con la muchacha», requería no obstante de «otra, puesto que una de las chicas se casaría pronto». Además, según Brandt, Himmler necesitaba «para una conocida familia una segunda chica, que debería ponerse en marcha lo antes posible».

Berlín, 9 de junio de 1940

(Entrada 11/06/40)

Querido papi:

Esta mañana temprano llegó tu paquetito. Lo abrí y vi el chal que voy a utilizar como pañuelo para la cabeza.

La concha la uso para mi vagón de madera y las cuatro barritas están muy ricas, ya he comido una. Estamos todo el día solas hasta la cena, entonces vienen la señorita Görlitzer, la tía Edit y el tío Franz Boden a jugar al bridge. El tiempo está bien y te doy las gracias de corazón.

Muchos besos, tu Muñequita

¡Mi amor!

Te hemos enviado tomates. Hoy no has llamado, llevamos esperando todo el día. Muchas gracias por las cosas bonitas para Muñequita. Se ha alegrado mucho. Mañana por la tarde estamos invitadas a casa de la señora Jöns, vamos a ir.

Ojalá no tengas que ver muchas cosas espeluznantes. Pienso todo el día en la guerra. Yo misma escribiré a H. Koppe, por lo de la muchacha. A final de mes queremos ir a Gmund. Mañana se decidirá si se instala Kalkreuth. Tendré que dejar aquí una muchacha, si no se echará todo a perder en el jardín debido a la sequedad. ¿Llueve mucho allí donde estás tú? Por las noches suelo jugar a las cartas, así no se piensa mucho.

¿Has pensado en Edit? Qué más podemos enviarte. Antes de que me marche, te enviaré mucha ropa. En catorce días regreso, más tiempo no puedo dejar sola a Resi. En este tiempo se siente lo terrible que es estar solo.

Muchos abrazos y besos del corazón,

Tu M.

Da las gracias de mi parte.

La planeada «germanización» de los territorios anexionados de la Polonia occidental alcanzó, no obstante, un punto muerto: no era posible deportar a tantos polacos y judíos al Gobierno General como Himmler anhelaba. El gobernador general Frank no deseaba más inmigración que pudiera ocasionar problemas futuros para su administración de la ocupación. En una reunión con Göring celebrada el 12 de febrero de 1940, en la que también participó Himmler, Frank logró imponerse. Göring se opuso a más «traslados salvajes» y seis semanas más tarde prohibió «de forma indefinida todas las evacuaciones» al Gobierno General. Como consecuencia, se confinó a la población judía en grandes guetos, sobre todo en la ciudad de Lódz, que los alemanes llamaban Litzmannstadt, y en Varsovia. Se les deportaría más tarde.

Himmler se aferró a sus planes de expulsión y en mayo de 1940 le entregó a Hitler, con el que se reunía con frecuencia en esa época, una Denkschrift über die Behandlung der Fremdvölkischen im Osten (Memoria sobre el tratamiento de las razas extranjeras en el este); al Führer, según anotó Himmler, le pareció «buena y apropiada». En ella el Reichsführer-SS exigía «desmembrar en cuantas partes y fragmentos fuera posible […] las razas extranjeras del este […] De ningún modo puede ser una agrupación, porque solo en la medida en que desintegremos toda esta mezcolanza de pueblos que hay en los quince millones del Gobierno General y en los ocho millones de las provincias del este podremos realizar este filtro racial, que constituirá el fundamento de nuestro proyecto de repescar lo racialmente valioso de toda esta mezcolanza y enviarlo a Alemania para que allí se asimile».

La población no alemana debería al menos saber contar hasta quinientos, poder escribir su nombre y comprender «que ser obedientes y honestos para con los alemanes es un mandamiento divino, ser trabajadores y valientes. Saber leer no lo considero necesario». La «selección racial», admitía Himmler, podría ser «cruel y trágica» en algún caso concreto, pero «este procedimiento es el más suave y el mejor si, desde nuestro convencimiento interior, rechazamos el método bolchevique de destrucción física de un pueblo como algo no alemán e imposible». Esperaba ver solucionada por completo la cuestión judía «con la posibilidad de una gran emigración de judíos a África o a otra colonia». De este modo, dio nueva vida a un antiguo plan antisemita: el destierro de los judíos europeos a África. Los antisemitas habían abrazado esta idea a finales del siglo XIX. Incluso Estados europeos como Polonia habían considerado la deportación de sus ciudadanos judíos a Madagascar en los años treinta. En 1940, tanto en la Oficina Central para la Seguridad del Reich como en el Ministerio de Asuntos Exteriores, se trabajó de forma intensiva en un plan para trasladar al país africano a todos los judíos que se encontraran en jurisdicción alemana. A los planificadores no les preocupaba si millones de personas tendrían posibilidades de subsistir allí. El éxito del proyecto dependía de la derrota de Gran Bretaña y de que los británicos dejaran de ser los dueños de los mares del mundo. La guerra aérea emprendida por Alemania en 1940 destruyó numerosas ciudades inglesas y ocasionó graves daños a la población civil, pero el Reino Unido no se dejó avasallar.

Alemania salió victoriosa, sin embargo, en la guerra contra Francia, Bélgica y los Países Bajos. Después de que a comienzos de abril de 1940 tropas alemanas hubieran ocupado Dinamarca y Noruega, comenzó el 10 de mayo la campaña occidental. En cuestión de unos pocos días los Países Bajos y Bélgica capitularon, si bien lograron evacuar a través de Dunkerque a más de trescientos treinta mil efectivos de las tropas inglesas y francesas por el Canal, antes de caer prisioneras de los alemanes. Pero en adelante la superioridad de la Wehrmacht golpeó de forma decisiva al Ejército galo y entró en París el 14 de junio. Una gran parte del territorio francés pasó a ser de administración militar alemana. En la Francia sin ocupar, en Vichy, regía un Gobierno de colaboración bajo las órdenes del mariscal Henri Philippe Pétain.

Himmler seguía, al igual que el resto de la dirección nacionalsocialista, los avances de las tropas alemanas desde un Sonderzug. En mayo y junio se reunió a diario con Hitler en los cambiantes cuarteles generales del Führer; entretanto visitaba con su Estado Mayor Amberes, Bruselas, Róterdam, La Haya, Reims y París. Sobre las primeras etapas en Bélgica y los Países Bajos elaboró él mismo un breve informe en el que, entre otras cosas, afirmaba: «Todas las ciudades holandesas causan una buena impresión, la población es amable y de buena raza. […] Son una gran ganancia para Alemania». En octubre viajó a España, visitó San Sebastián, Burgos y Madrid, se entrevistó con Franco y, durante el viaje de regreso, hizo un alto en el monasterio de Montserrat, donde sospechaba que se hallaba el Santo Grial.

Desde el comienzo de la guerra, Marga apenas permaneció en el hogar. Trabajó, a menudo durante semanas, en la Cruz Roja de Berlín, donde se ocupaba de hospitales militares y más tarde procuraba ayuda material en los lugares afectados por las bombas. Como ya había sucedido antes en la clínica, volvió a tener problemas con los médicos, los encontraba demasiado «arrogantes»; estos a su vez tampoco trabajaban a gusto con ella. Como jefa de la Cruz Roja alemana emprendió largos viajes por los territorios ocupados para supervisar de primera mano los hospitales militares en esas zonas, las casas de los soldados y las escuelas para las enfermeras auxiliares. En marzo de 1940 visitó en dos ocasiones Polonia y escribió: «He estado en Poznan, Łódź y Varsovia. Esta escoria judía, los polacos, la mayoría ni siquiera parecen personas y esa mierda indescriptible. Es una tarea colosal lograr el orden aquí» (07/03/1940). Y el 23 de marzo: «De nuevo he estado en el este. Poznan, Bromberg en casa de Foedisch. Todo muy agradable. Hay mucho que hacer. Estos polacos no se mueren tan fácilmente de infecciones, parecen estar inmunizados. No se entiende. Bromberg es desolador. En Mühlenkawel[111] y los alrededores todo está derruido. […] A lo largo de toda la historia de Polonia no se ha hecho nada en todo el país». A finales de 1940 viajó, junto al «médico jefe de las SS», el profesor Karl Gebhardt, y una delegación de la Cruz Roja, a Yugoslavia: «El 27 de octubre de 1940 salimos la señora Hermann, el profesor Gebhard[t] con sus asistentes y yo para Belgrado para ver el traslado de los alemanes de Besarabia. […] Mucha presentación. Representantes del partido, del Ministerio de Asuntos Exteriores y Reasentamiento y del Ministerio del Interior yugoslavo. Por la mañana: un pueblo de origen alemán. Muy instructivo. Muy buena y limpia impresión» (17/11/1940). En marzo de 1941 emprendió de nuevo un periplo de dos semanas a través de los países occidentales ocupados «para visitar las casas de los soldados y los centros de atención de la Cruz Roja»[112]. La acompañaron esta vez «la señora Ilse Göring, jefa general de la organización» y su amiga Nora Hermann. Visitó numerosas casas de soldados en Francia y Bélgica, elogió las casas dirigidas por alemanes («muy limpias», «especialmente agradables») y despreció las francesas («la población es muy mala, frente huidiza», «el hotel muy sucio»). En París se hospedó en el elegante hotel Ritz y se reunió, entre otros, con un representante del Ministerio de Asuntos Exteriores y con Kurt Lischka, comandante adjunto de la Policía de Seguridad y del Servicio de Seguridad en París. Por las noches era invitada del embajador Otto Abetz. Le quedó tiempo para visitar Versalles, los castillos del Loira y la catedral de Chartres, así como para comprar encajes de Bruselas. «El viaje ha sido muy armónico. Hemos visto muchas cosas y se puede hacer una buena idea de lo que hace la Cruz Roja, estoy muy satisfecha».

Parece acertado afirmar que, como muy tarde a partir de 1940, Heinrich y Marga ya no eran un matrimonio bien avenido; al menos de la agenda de bolsillo de 1940 del Reichsführer-SS y de sus entradas detalladas se desprende que, pese a que continuaban tomando parte en la vida del otro, apenas si se veían. Ese año, cuando se hallaba en Berlín, Himmler pasaba los días casi exclusivamente en la oficina, las noches bien «con el Führer», «en la oficina» o, en muy raras ocasiones, en casa. Las infinitas «noches en la oficina» dejan entrever que en tales noches solía encontrarse con su amante, Hedwig Potthast, 12 años menor. Esta trabajaba desde 1935 en la Oficina Central para la Seguridad del Reich y desde 1936 era su secretaria personal. Había acompañado a su jefe por primera vez en su cumpleaños el 7 de octubre de 1937 con otros trabajadores a la oficina en Gmund. En la lista de regalos de Marga de las Navidades de 1937 figura como «señorita Potthast».

Potthast, al igual que Marga, era rubia y de ojos azules, mas bastante opuesta, con un carácter más amable, cálido y alegre. Los amigos, conocidos y familiares la llamaban Lapinette («liebrecilla»), apodo que adoptaron asimismo Himmler y toda la plantilla. Durante la campaña occidental, a principios de verano de 1940, le acompañó al frente. Como su secretaria privada, a la fuerza entró en contacto también con la política del Reichsfüher-SS, por ejemplo, a través de su escrito Denkschrift über die Behandlung der Fremdvölkischen im Osten.

Cuándo entablaron una relación personal solo se descubre en una carta que Potthast le escribió a su hermana Thilde en noviembre de 1941: «En las Navidades de 1938 hablamos él y yo con franqueza y nos dijimos que nos queremos irremediablemente. En los dos años siguientes nos planteamos cada día si había una forma correcta de estar juntos. Que él se separe sin más ni se piensa en eso. La única hija habrá crecido en unos años y probablemente dejará entonces la casa paterna, de modo que yo no le quitaría nada. La mujer no tiene la culpa de que no pudiera regalarle más hijos, y con 48 años ya se le ha pasado la edad de que esto sea posible de forma natural».

Marga, por su parte, se confía el 28 de noviembre de 1940 a su diario: «Desde que estoy en B., estoy casi siempre sola. H. ya no viene por las noches».

En 1940 los planes de deportación se toparon con las fronteras de Europa occidental. Pero allí donde la minoría judía podía ser expulsada, esto se hizo con toda violencia. Las SS y la Policía reunieron en Alsacia y Lorena a los judíos y los expulsaron a la Francia no ocupada. A finales de septiembre Hitler exigió a sus Gauleiter responsables de los territorios ocupados de Alsacia y Lorena que en el plazo de diez años habrían de anunciar que su región era «alemana, puramente alemana» y que no preguntaría «qué métodos habían aplicado para alemanizarla». Hasta noviembre de 1940 solo en Alsacia se deportó a más de cien mil personas; de Lorena, unas cincuenta mil, entre ellas, todos los judíos de la región.

El 10 de diciembre Himmler hizo balance sobre el reasentamiento de la población en un discurso ante líderes y Gauleiters del NSDAP. Describió las acciones como una «gran migración de pueblos desde hace ocho años», que entre los emigrados y los inmigrados se contaban un millón y medio de personas. De acuerdo con sus propias estimaciones, empero, el resultado era un tanto escaso. Indicó una nueva posibilidad: para el Gobierno General debía imperar un gobierno alemán sin miramientos, los polacos eran únicamente reserva de mano de obra empleada solo en trabajos aislados o de temporada. De modo similar, Hitler aseguró más tarde a Hans Frank que convertirían al Gobierno General en «el primer territorio libre de judíos».

Entretanto, el Führer, después de que Gran Bretaña no se dejara avasallar, había modificado su estrategia. Ahora la guerra debía dirigirse hacia la Unión Soviética, que en un principio habría sido el objetivo solo tras la derrota británica. El 18 de diciembre ordenó la Operación Barbarroja, la guerra contra la Unión Soviética.

Las tropas alemanas atacaron primero, en abril de 1941, Yugoslavia y Grecia, ya que sobre el Ejército italiano, que había invadido estos territorios, se cernía la amenaza de la derrota. Desde el principio los alemanes erigieron un régimen de terror. En los primeros días de mayo, Himmler viajó a Grecia; voló primero a Sofía y desde allí, el 7 de mayo, continuó camino hacia Atenas. Visitó el Peloponeso y Corinto, además de a las tropas alemanas en Larissa. Justo treinta años antes había estado su padre en la capital helena, quien —como filólogo clásico— había inculcado a sus hijos siempre los ideales de la Antigüedad. Marga anotó el 8 de mayo en el diario: «H. está ahora en Atenas y no sabemos nada de él. Ha estado llamando cada dos días».

Sofía, 7 de junio de 1941[113]

¡Querida mami! He pasado aquí la noche y he visitado la ciudad. Ahora continuamos hacia Atenas. Estoy muy bien. Muchos abrazos para ti y Muñequita, vuestro papi.

Con total premeditación la dirección de la Wehrmacht y los dirigentes nacionalsocialistas planearon una guerra criminal contra la población soviética. La Kommissarbefehl (Orden de los Comisarios), directiva que estipulaba que todos los oficiales políticos del Ejército Rojo no debían ser apresados, sino ejecutados de inmediato, violó todas las reglas del derecho de guerra existentes, como la orden de que los soldados alemanes que se hubieran culpabilizado de abusos con violencia contra la población civil no deberían presentarse ante un Consejo de guerra.

Como la dirección de la Wehrmacht y la dirección nacionalsocialista contaban con que no sería posible proveer mediante las líneas de avituallamiento convencionales al Ejército de tres millones de alemanes, cuyo avance había de ser rápido, las instrucciones decían que los soldados debían alimentarse ellos mismos con lo que encontraran. En mayo, durante una conferencia de secretarios de Estado en Berlín, se afirmó que «sin duda un montón de millones de personas morirán de hambre si no sacamos de la tierra lo que sea necesario para nosotros». El propio Hitler aclaró que quería arrasar Moscú y Leningrado «a fin de evitar que quedaran personas que luego hubiéramos de alimentar en el invierno».

La Wehrmacht no se encargaba de abastecer a los prisioneros de guerra soviéticos. Tan solo en los traslados a los campos murieron diez mil; se confinó a los reclusos en campamentos, a menudo a cielo abierto, donde los soldados del Ejército Rojo tuvieron que excavar sus propias tumbas y donde dejaban a los fallecidos por inanición y epidemias. Alrededor de dos millones de soviéticos, apresados en 1941, habían muerto en la primavera de 1942 en los campos de prisioneros de guerra de la Wehrmacht.

La política nacionalsocialista estuvo orientada desde el principio a la sumisión total y el dominio duradero del territorio oriental. La conquista militar de la Unión Soviética se acompañó de una «sangrienta transformación higiénico-racial» que requería asesinar, expulsar y matar de hambre a comunidades enteras. A Himmler y las SS se les encomendaron «tareas especiales por encargo del Führer», resultado de la lucha definitiva entre dos sistemas políticos contrarios, según se manifestaba en las normas del Oberkommando, el alto mando de la Wehrmacht. Junto a los Einsatzgruppen de la Policía de Seguridad y el Servicio de Seguridad se dispusieron muchas más unidades de la Policía del Orden y de las Waffen-SS. Estas estaban subordinadas a los dirigentes de mayor rango de las SS y la Policía, los cuales ordenaban y coordinaban las acciones mortales.

En las primeras semanas las ofensivas letales de los SS-Einsatzgruppen se dirigieron contra los hombres judíos, pero tampoco se libraron mujeres y niños. Así, en Bialystock los miembros de un batallón policial aglutinaron el 27 de junio a unos dos mil judíos —hombres, mujeres y niños— en la sinagoga local y la incendiaron; todos en su interior murieron abrasados.

En el transcurso del verano la aniquilación se amplió a municipios completamente judíos, incluyendo mujeres, niños y ancianos. En la ciudad ucraniana de Kamenez-Podolsk, unidades del jefe supremo de la Policía y las SS, Friedrich Jeckeln, asesinaron a finales de agosto a más de veintiséis mil judíos; un mes más tarde, en tan solo dos días, las SS y la Policía fusilaron a más de treinta y tres mil personas en el desfiladero de Babi Yar, cerca de Kiev. Hasta marzo de 1942 las SS y la Policía, además de la Wehrmacht, ejecutaron a cerca de seiscientas mil personas en los territorios conquistados a la Unión Soviética, y no solo judíos, también romaníes y gitanos, comunistas y población civil rusa.

El 19 de junio de 1941 Himmler paró en Gmund y pasó un día con su mujer e hija en Valepp, paseando y recogiendo flores. Su chófer Franz Lucas, que también era corresponsal de guerra de las SS, tomó numerosos fotografías de la excursión (véase la cubierta). Al parecer Himmler no le contó nada a su esposa sobre el inminente ataque, si bien ella «adivinaba» algo, como ya había ocurrido antes de la ocupación de Austria, en 1938. Gudrun escribió el 21 de junio a su padre: «Estoy muy triste porque otra vez te has ido y estás en el campo de batalla. Ojalá que estés bien. Ten mucho cuidado de que no te pase nada. […] Es terrible que estemos en guerra con Rusia. Eran nuestros aliados. Rusia es muuuuy grande, si tomamos toda Rusia, la lucha será muy complicada».

Un mes antes, durante otra breve visita a Gmund, el padre escribió en el libro de poemas de su hija: «En la vida siempre hay que ser decente, valiente y bueno. Tu papi».

22 de junio de 1941 (Entrada Berlín 23/6/41)

¡Mi amor!

Otra vez la guerra. Me lo imaginaba, dormía muy mal. Sé precavido. No comas esa cosa que has recibido de R. [¿?].

En el frigorífico hay una lata de caviar. Llévatela.

Llama pronto.

Muchos abrazos y besos,

Tu M.

Gmund a. Teg. 27 de junio de 1941

(Entrada Cuartel general, 01/07/1941 12 h)

¡Mi amor!

Hoy salimos para Múnich y recogemos a Edit[114]. Mañana viajo a Innsbruck. Ya ves que estoy totalmente sana.

El calor ha sido insoportable, acaba de haber tormenta y lluvia.

Muñequita está bien, tampoco aguanta el calor.

Estuvieron aquí el doctor Fahrenkamp y su familia. Hablamos de Valepp y he invitado a su mujer y a sus hijos a la otra casa. Te parece bien, ¿verdad?[115].

El señor Hammerl[116] pregunta que si no debería vivir un funcionario en la planta baja.

¿Qué opinas? Los tres funcionarios tendrían tiempo de sobra. ¿O crees que llamaría la atención? Ayer llegó un teletipo, que han encontrado sitio para Gerhard. Lisl está allí.

¿Sabes, mi amor? El señor Hammerl acaba de contarme lo siguiente. Ayer por la tarde el jefe de distrito, el doctor Pelikan de Miesbach, estuvo en casa de los Weber para averiguar qué nos suministra a todos nosotros. Solo nos entrega mantequilla, pero la seguirá entregando. La ha traído hoy. H.[ammerl] preguntó al alcalde si era él quien lo había instigado. Este llamó al jefe de distrito y afirma que se lo ha encargado alguien de arriba. Arriba solo puede ser la Agencia para la Alimentación del Reich. A los granjeros les van a quitar ahora las máquinas centrifugadoras para que no puedan hacer manteca. Todos se quedan con los dos litros de leche que les corresponde y ahora vamos a tener menos mantequilla. Por favor, encarga para nosotras cuatro tarjetas por lo menos, eso es lo mejor, y es lo que nos corresponde. A ver si Richard se las arregla con cuatrocientos g de carne por semana. ¿Es cierto que a Alemania le va tan mal, dice la buena gente? Sé muy bien todo lo que tienen los demás.

Muchos abrazos y besos de corazón,

Tu M.

Muchos miles de besitos. Ya no puedo escribir más, no hay tiempo.

Tu Muñequita

Cuartel general del Führer, 7 de julio de 1941

Qué lástima que hoy por dos veces estuvieran tan mal las líneas. Me ha dado tanta pena que por primera vez se me haya pasado nuestro aniversario de boda. Estos días hemos tenido mucho jaleo. Las batallas incluso para las SS son ahora muy duras. Espero que las flores te hayan alegrado el día.

Pobrecitas las dos. Muñequita ha estado muy enferma. Espero que ya esté bien. Os mando un par de fotografías de aquí, del partido de tenis en Berlín y las pequeñas de Lukas de nuestro hermoso día en Valepp.

Para ti y para la querida Muñequita, mil abrazos y besitos,

Vuestro papi

Saludos a la tía Lydia y la pequeña Edith

8 de julio de 1941 (entrada Cuartel general del Führer, 11/7/41)

Mi amor, en tu segunda llamada de ayer casi no podía entenderte.

El señor Schnitzler[117] vino después con tus flores, muchas, muchas gracias. Son preciosas. Muñequita está mejor. Pero me asusté mucho. Sobre todo, la noche de jueves a viernes.

Tenemos un tiempo precioso, nos pasamos todo el día fuera. Ayer llegó también el libro de huéspedes de Mayr. Muy bonito, de piel. No hay que estar tristes, las notas de Muñequita seguramente sean malas. Ha faltado mucho también. Te mando un saludo de todo corazón, querido mío. Tu M.

El 5 de julio de 1941 Marga había escrito en su diario: «De H. sabemos algo más a menudo. […] La guerra avanza de maravilla».

A principios de julio se derrotó a gran parte de las tropas soviéticas cercadas mediante grandes ataques concéntricos, las llamadas Kesselschlachten, o batallas de caldera, y cientos de miles de miembros del Ejército Rojo acabaron en cautiverio. No obstante, la resistencia de los soldados rusos fue más fuerte de lo que los alemanes habían esperado y el avance de la Wehrmacht se frenó. En el Estado Mayor del Ejército de tierra comenzaron a escucharse las primeras voces de que la «guerra relámpago» contra la Unión Soviética no prosperaba y que la contienda duraría más de lo que se había estimado.

Gmund a. Teg., 13 de julio de 1941

(Entrada Berlín 14/7/41, escrita 20/7/41)

¡Amor mío!

Ayer por la noche me llamó Anneliese Ribbentrop y habló de la muerte de Mops[118]. Le conté que se va a replegar Beer. Le dije enseguida que no se lo diría a Ida porque seguro que no es lo que quiere.

Acaba de llamar Ida, totalmente deshecha, me ha dicho todo el rato que te lo dijera a ti, que no era posible que Beer se replegara. No podría existir con la muerte de sus dos hombres (marido e hijo). Me he esforzado en aclararle que se hace a menudo (como Hermenau) y que no es nada del otro mundo. Se aferra a la idea de haber recibido una tarjeta de Mops el 3 de julio y la última de Beer fue el 2 de julio, entonces nadie sabía lo que iba a suceder. Mañana le escribiré, necesito recuperarme un poco yo también.

Te incluyo una carta del Gauleiter Hofer[119], no he respondido aún. El Gauleiter doctor Reiner[120] [sic] me ha invitado al festival de Salzburgo, pero me he excusado debido a la guerra.

La señora Teerman[121], de Buenos Aires, me ha escrito diciéndome que me envía café para los hospitales de las SS y para ti ropa de algodón para los niños de las SS. Ojalá lleguen las dos cosas.

Blösl Hans me ha escrito diciendo que no hay esperanza para su mujer, da las gracias por todo lo bueno. La señora Kalkreuth escribe que su marido vuelve a estar en un hospital militar en Varsovia. ¿Se puede hacer algo? Me han girado el dinero para el aparato de ácido carbónico. El calor es terrible. Hoy vamos a bañarnos. Muñequita vuelve a estar bien. Se puso muy triste porque no le habías escrito. Las fotografías son bonitas, voy a ampliarlas.

Mil abrazos y besos,

Tu M.

Querido papi, mil besitos, tu Muñequita

Cuartel general del Führer, 20 de julio de 1941

¡Mi querida mami!

Antes de que me vaya una cartita rápida. En primer lugar te agradezco tus dos cartas del 8 y el 13 de julio. Mami, tienes que hacer algo con el estómago. El calor y la regularidad seguro que son buenos. Si no, tendrás que preguntarle al médico. Me alegro de que vayáis a Valepp, creo que allí te recuperarás del todo.

Tengo que escribir a la condesa Wedel, no he tenido ocasión. Hay mucho trabajo. Pero estoy fenomenal.

El café y la ropa de la señora Hermann no han llegado aún[122].

Adjunto las notas de Muñequita que me han enviado. Por supuesto que podrían ser mejores, y el próximo año espero que nuestra Muñequita lo haga mejor. En alemán debe ser un 2, en Historia y Geografía y Biología un 2, en matemáticas e inglés un 4, luego un 3[123].

Saluda a nuestro querido pillo. Para ti y Muñequita, mil abrazos y besitos,

Vuestro papi

Tengo que irme. Disfruta de la visita a Dachau y saluda a todos de mi parte.

Himmler reñía a menudo a su hija por las malas notas, tal y como se desprende del diario de esta, aunque él mismo tampoco había sido un buen estudiante. Su cuñada Lydia le informaba con periodicidad acerca de los denuedos de Gudrun: «¡Querido Heini! […] Con Muñequita nos aplicamos y hacemos deberes, se esfuerza mucho. Tiene mucho miedo a los trabajos escritos del colegio y por eso lo hace mucho peor de como lo haría en casa. ¿Cómo podríamos ayudarla?». A pesar de todo, la niña fue criada con mayor indulgencia que Gerhard. Mientras el chico estuvo mucho tiempo en las Juventudes Hitlerianas, ella fue inscrita con diez años en la Bund Deutscher Mädel (Liga de Muchachas Alemanas) en Berlín, pero al parecer hasta febrero de 1942 no asistió con regularidad a sus actividades en Reichersbeuern.

El 20 de julio de 1941 Himmler viajó a Lublin, donde por mandato suyo se estaba construyendo un campo de trabajos forzosos y un complejo de las SS y la Policía, con el fin de dirigir desde allí la colonización del este mediante personas de origen alemán. La noche anterior había dado la orden de trasladar dos regimientos de caballería de las SS hacia Baranowice «para peinar sistemáticamente» las marismas de Prípiat. Así, comenzaron los numerosos fusilamientos de judíos que perpetraron estas unidades con otras fuerzas de las SS. Desde Lublin, el Reichsführer prosiguió viaje hasta Lemberg y visitó al comandante del área de retaguardia del Grupo de Ejércitos Sur, Karl von Roques, y posiblemente también al comando de las SS que se encontraba en Lemberg.

Gmund, 19 de julio de 1941

(Falta entrada, escrita 25/07/1941)

¡Amor mío!

Todos estamos muy bien. Frida y Röschen están aquí. Fr. cumple años el lunes y el martes vamos a Dachau al «jardín mágico» como dice H. Pohl. ¿Hay un capitán de las SS-Waffen?

Incluyo la carta de la señora Thermann. Si tengo que contestarla, por favor, devuélvemela. Me están haciendo también unas gafas nuevas. Las dos vamos hoy a Teg.[ernsee]. La tía Martha y Ella han aterrizado bien en Danzig.

Vivimos aquí apartadas y tranquilas. Los regalos para Muñequita llegaron ayer. Tiene ganas de que llegue su cumpleaños.

Muchos abrazos y besos, tu M.

En Dachau no solo se encontraba el primer campo de concentración erigido por Himmler en 1933; sobre el enorme terreno de una antigua fábrica de pólvora y munición también se construyó pronto un campo de entrenamiento de las SS además de numerosas granjas, con las que Himmler aspiraba a alcanzar una independencia parcial al menos económica. El director del creciente imperio económico fue el antiguo sobrecargo de la Marina y temprano confidente de Himmler, Oswald Pohl (1892-1951). Desde 1935 fue jefe administrativo de las SS, en 1939 pasó a dirigir la Oficina Central de Presupuesto y Construcción, Administración y Economía de las SS y, a partir de febrero de 1942, la Oficina Central de Economía y Administración de las SS; así, pues, toda la economía de los campos de concentración se encontraba bajo su responsabilidad.

En Dachau comenzó en 1937 el proyecto de las SS «Centro de experimentación alemán sobre nutrición y comida» con el cultivo de hierbas medicinales y especias. Los presos hubieron de drenar una enorme área pantanosa junto al campo en condiciones de trabajo inhumanas. Se cultivaron y procesaron allí hierbas a gran escala. Además, se construyeron invernaderos, instalaciones de secado y depósitos, un moderno molino, una institución de aprendizaje e investigación sobre plantas medicinales y un establecimiento de apicultura. Mientras las SS preferían el eufemismo «jardín de las especias» para referirse al lugar, los presos temían el trabajo en la «plantación», tal y como así se denominaba el Arbeitskommando, o grupo de trabajo. En ocasiones llegó a emplearse allí hasta mil presos, muchos de los cuales murieron por debilitamiento o víctimas de ejecuciones arbitrarias.

Desde hacía tiempo, Marga, al igual que su marido, se interesaba por las plantas medicinales. En junio de 1938 había comentado algo al respecto en su diario durante un viaje a Dachau. Ahora proyectaba una nueva visita a las empresas de las SS. El 22 de julio de 1941 Gudrun relata en su diario con todo detalle una excursión a Dachau con su madre, su tía Lydia, Frieda Hofmann, la hija de esta, Röschen, y una amiga de Gudrun, Inge Hammerl: «Hoy hemos ido al campo de concentración de las SS en Dachau. Lo hemos visto todo con Hanns Johst y su familia, el inmenso huerto, los molinos, las abejas, cómo se aprovechan todas las hierbas gracias a la señorita Dra. Friedrich[124]. Luego los libros del siglo XVI, todas las fotos que han hecho los presos. ¡Precioso! Luego hemos comido muy bien, y luego todos hemos recibido un regalo. Ha sido bonito. Un gran proyecto».

Cuartel general del Führer, 25 de julio de 1941

¡Mi querida mami!

Muchísimas gracias por tus hermosas líneas del 19 de julio. Espero que los días en nuestro Vallepp [sic] fueran bonitos y tranquilos para vosotras, sobre todo para ti. He pensado mucho en vosotras.

Adjunto las ampliaciones de Vallepp, que son muy bonitas, son unas fotos preciosas[125]. Mami, Schnitzler te enviará en los próximos días el dinero mensual de 775 marcos. Las cuentas de Italia son más caras, entre 500 y 800 marcos. Propongo que del resto del dinero yo ponga la mitad, ¿te parece? Te envío la cuenta la próxima vez.

Seguro que no hay un capitán de las Waffen-SS así; bien que me lo hayas enviado.

¿Te han empeorado los ojos? (por lo de las gafas nuevas). Incluyo una carta de la señora Hermann y un par de fotografías de mi último viaje a Lublin, Lemberg, Dubno, Rowno, Luck. Tengo mucho trabajo pero estoy bien. Me dejo tratar todos los días y duermo bien.

La guerra marcha bien, pero es extremadamente dura. El enemigo opone una dura resistencia.

Pohl me habló de vuestra visita.

Muchos abrazos y besos,

Tu Papi

No te olvides el 26 de julio del santo de la abuelita.

[Membrete cortado, Valepp]

(Entrada C. G del F. 28/07/1941, escrita 29/07/1941 desde el avión a Kowno)

¡Querido mío! Estamos en Valepp. El tiempo está precioso y lo disfrutamos mucho. Muñequita está muy contenta. Esta noche queremos ir con el señor Heiß a Wilde. Aquí faltan muchas cosas y solo se da uno cuenta cuando se vive dentro.

Frida quería ir con el coche y hemos encontrado una fuente. Qué bien.

Tenemos tantas ganas de ver las notas de Muñequita. La señora Von der Ahé le envió a Gerhard unos regalos por el cumpleaños, se los hemos enviado a él. Para Muñequita había una pulsera de plata. Se la ha quedado, no podíamos devolverla. Dice en su carta que Horst está en las SS y que también va bien en sus estudios[126].

Muchos abrazos y besos, tu M.

Mi querido papi.

Estoy muy vaga para escribir. Aquí se está genial. Cuando esté en casa te escribiré mucho, mucho[127].

Te quiero muuuuuuucho. Mil besitos,

Tu Muñequita

¡Querido tío Heini!

Mamá y yo te mandamos saludos de corazón. Esto es precioso. Muy bonito, buen aire, que al principio nos dio a todos dolor de cabeza, pero ahora ya nos hemos acostumbrado.

Tu Röschen

En el avión a Kowno [Kaunas], 29 de julio de 1941

¡Mi querida mami!

Muchas gracias por tu querida carta desde Vallepp. Yo creo que todavía hay que arreglar cosas allí. Pero lo importante es que habéis estado bien. El brazalete de la señora Von der Ahé no podemos devolverlo, claro está, pero Muñequita no debería llevarlo. Le escribiré a la señora Ahé a propósito de Gerhard. A la condesa Wedel le escribí ayer. Incluyo la cuenta de Italia. Mi viaje prosigue hacia Kowno, Riga, Vilna, Mitau, Dünaburg, Minsk.

Para ti y para nuestra pillina, muchos abrazos y besos,

Tu papi

En Riga Himmler se reunió con Hinrich Lohse, comisario del Reich para las tierras del este, y Hans-Adolf Prützmann, jefe supremo de las SS y la Policía en Rusia-Norte, con los que habló, entre otras cosas, sobre la posibilidad de la germanización de Lituania. Para Himmler, tan solo un diez por ciento de la población entraba en consideración. Justo después de su visita, los hombres de Prützmann intensificaron los asesinatos colectivos de judíos en Lituania y Letonia. Cada vez más a menudo se ejecutaba a hombres, mujeres y niños.

En este viaje Himmler no se habría detenido en Vilna y Mitau; en cambio, el 30 de julio hizo una excursión desde Riga a Segewold (Sigulda). El castillo de Sigulda, en la provincia letona de Livonia, había pertenecido en el pasado a la Orden Teutónica. El 31 de julio voló hacia la ciudad letona de Dünaburg (Daugavpils) y dio una vuelta en coche por sus calles. El día anterior el periódico local Lettische Zeitung había anunciado que tras una «limpieza definitiva y radical de los catorce mil judíos [de la ciudad]» el 28 de julio Daugavpils quedaba «libre de judíos». Ese mismo día Himmler se reunió en Baranowice con el jefe supremo de las SS y la Policía para Rusia-Centro, Erich von dem Bach-Zelewski. A la mañana siguiente se retransmitió por radio este anuncio en el regimiento local de caballería de las SS: «Orden expresa del Reichsführer-SS. Todos los judíos deben ser ejecutados. Las mujeres judías, llevadas a los pantanos». Himmler voló el 31 de julio de nuevo a su residencia. La visita proyectada a Minsk se aplazó del 14 al 16 de agosto.

Gmund a. Teg. 29 de julio de 1941

(C. G. del F. 01/08/1941, 22 h, escrita. 02/08/1941)

¡Querido mío!

Justo después de que llamaras ayer, llamó el prof. Gebhard. Quería ver la herida[128]. Como estaba donde Fahrenkamp, vino él también. Tengo que ponerme compresas, dice que así la herida se calmará. Es una periostitis, pero no estoy anémica. Vimos la investigación de Fahrenkamp. Los Höfl también estaban. Hugo [Höfl] también quiere venir a visitarme.

Sigue lloviendo todo el tiempo. Frida quiere irse esta semana, Röschen se marchó ayer. No sabemos nada de H. Deininger[129].

El profesor tenía muy buen aspecto, dijo que no tenía mucho que hacer. No trabajes tú tanto, por favor, necesitas tus fuerzas para después.

Tu carta con las fotografías, que nos han gustado mucho, la recibimos ayer por la noche. Ya no pudimos felicitar a tu madre por el día 26. Pero Muñequita le había escrito una postal, hoy llegó la respuesta. Llamará hoy.

Muchísimas gracias por tu hermosa carta.

Sí, los pobres soldados, que tienen que luchar en África con todo ese calor.

Como estuve en el oculista, le dije que me mirara los ojos. Me ha prescrito cristales correctores, dice que me bastará. Ahora veo bien. Muchas gracias por los 150 marcos. ¿A dónde envío el cheque de 150 marcos? ¿Lo meto en la carta? ¿O lo entrego en Berlín en el Ministerio? Iré a B. después del cumpleaños de Muñequita. Es una pena porque todavía tendrá vacaciones. Pero necesito unos masajes y quiero ir otra vez a la Cruz Roja.

El viernes quiero visitar la exposición de arte con la señora Bouhler[130], Lydia y Muñequita.

Muñequita no podía entender que hubieras escrito que ya no podías reírte como en 1936. Quizá esté bien que no se pueda imaginar [todavía] la guerra. Solo tiene doce años. Todos los días habla de su cumpleaños.

Muchos abrazos y besos,

Tu M.

Karl Fahrenkamp no solo era médico de familia y amigo de los Himmler, sino de 1933 a 1944 también capitán médico de las Waffen-SS en el campo de entrenamiento de las SS en Dachau, además de dirigente del «Departamento F» en el Estado Mayor personal del Reichsführer-SS. En las instalaciones del centro de experimentación de Dachau cultivaba ya desde antes de 1939 su propio jardín para su departamento de investigación, donde en los años que siguieron llevó a cabo variados estudios con glucósidos. Al principio, por mandato de Himmler, trataba con ellos semillas para mejorar las cosechas. Con el tiempo, amplió sus experimentos para prolongar la durabilidad de flores, frutas y verduras por medio de los glucósidos, llegó a proyectar incluso agregarlos a distintas galletas y con ello mejorar la salud de la población. Por último, sometió a presos de Dachau a una serie de pruebas que duraron seis meses. Fahrenkamp asesoró más tarde a Siegmund Rascher en los ensayos de este que implicaban cambios de presión mortales en presos. Aparte, se dedicaba también en Dachau de forma privada a la producción de cosméticos, empresa financiada por las SS.

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