Hija

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Diario 5

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Diario 5

Estoy terminando, casi un mes después de haberla empezado, la novela Vida y destino, de Vasili Grossman. Mil páginas de guerra, sitio de Stalingrado, estalinismo, denuncia. Pero al mismo tiempo, y en contradicción con su contenido, desde el punto de vista artístico, una novela estalinista: realismo socialista en su estado más puro. Una novela grande, poderosa, curiosamente anticuada. Una novela total, en que el narrador lo sabe todo acerca de los protagonistas, pero además, lo cuenta todo, absolutamente todo. Tantos personajes y situaciones que apenas puedo recordarlos. Algunos los he olvidado por completo y no consigo reconocerlos cuando el autor los retoma, otros no ocupan más de una página y sin embargo se los conoce con su aspecto físico, su personalidad, con su pasado y su futuro.

No es ésa la novela que quisiera escribir, a pesar del respeto que me suscita. Me inclino por la elisión, la ambigüedad, las pocas pinceladas que dejan adivinar el resto. Pero no dejo de preguntarme por qué me cuesta tanto ponerle nombre y apellido a mis personajes y cuando lo consigo me siento casi como si me estuviera traicionando a mí misma. ¿Cuál es la dificultad? ¿Por qué mis personajes no tienen cara, por qué no quiero (considerando que, evidentemente, podría hacerlo) describirlos físicamente? Guido y Esmé todavía no tienen apellido. ¿Debería elegir un apellido judío? ¿Italiano? ¿Dudoso? Y en cada caso, ¿por qué? De pronto he comprendido que la hermana de mi protagonista no se llamaba Gloria, como lo había decidido al principio, sino Regina. El nombre se me presentó de improviso, mientras viajaba en el subte, como una necesidad absoluta. La computadora facilita estos reemplazos.

Pero sobre todo, ¿qué contar? A cada paso me lo pregunto, tan poco natural es la escritura. ¿Debería escribir más sobre la pareja de Guido y Esmé? ¿Debería contar cómo son sus relaciones sexuales, su evolución, sus fantasías? ¿Qué es lo que a cada uno le da placer, cuáles son sus decepciones, qué es lo que cada uno espera del otro inútilmente? ¿Debería saber el lector si Esmé es alta o baja, de qué color son sus ojos, debería conocer sus recuerdos de infancia? ¿Tengo que escribir acerca de sus creencias religiosas? ¿Es posible contarlo TODO? ¿Debería proponérmelo?

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