Grey

Grey


Martes, 24 de mayo de 2011

Página 24 de 61

a

s

s

e

p

a

r

a

d

o

r

a

s

M

a

n

o

s

a

l

a

e

s

p

a

l

d

a

S

u

s

p

e

n

s

i

ó

n

R

o

d

i

l

l

a

s

 

¿Acepta la Sumisa que se le venden los ojos?

 

¿Acepta la Sumisa que se la amordace?

 

¿Cuánto dolor está dispuesta a experimentar la Sumisa?

 

1 equivale a que le gusta mucho y 5, a que le disgusta mucho:

1 - 2 - 3 - 4 - 5

 

¿Acepta la Sumisa las siguientes formas de dolor/castigo/disciplina?

 

A

z

o

t

e

s

A

z

o

t

e

s

c

o

n

p

a

l

a

L

a

t

i

g

a

z

o

s

A

z

o

t

e

s

c

o

n

v

a

r

a

M

o

r

d

i

s

c

o

s

P

i

n

z

a

s

p

a

r

a

p

e

z

o

n

e

s

P

i

n

z

a

s

g

e

n

i

t

a

l

e

s

H

i

e

l

o

C

e

r

a

c

a

l

i

e

n

t

e

O

t

r

o

s

t

i

p

o

s

/

m

é

t

o

d

o

s

d

e

d

o

l

o

r

 

Bueno, y ahora, sus objeciones.

2: No tengo nada claro que sea exclusivamente en MI beneficio, es decir, para que explore mi sensualidad y mis límites. Estoy segura de que para eso no necesitaría un contrato de diez páginas. Seguramente es para TU beneficio.

Tienes toda la razón. ¡Bien dicho, señorita Steele!

4: Como sabes, solo he practicado sexo contigo. No tomo drogas y nunca me han hecho una transfusión. Seguramente estoy más que sana. ¿Qué me dices de ti?

¡En eso también llevas razón! Y acabo de darme cuenta de que esta es la primera vez que no he tenido que preocuparme por el historial sexual de una compañera de cama. Bueno, esa es una de las ventajas de tirarse a una virgen.

8: Puedo dejarlo en cualquier momento si creo que no te ciñes a los límites acordados. De acuerdo, eso me parece muy bien.

Espero que no lleguemos a ese extremo, pero tampoco sería la primera vez que pasa.

9: ¿Obedecerte en todo? ¿Aceptar tu disciplina sin dudar? Tenemos que hablarlo.

11: Período de prueba de un mes, no de tres.

¿Un mes? Es poco tiempo. ¿Hasta dónde podríamos llegar en nuestros juegos en tan solo un mes?

12: No puedo comprometerme todos los fines de semana. Tengo vida propia, y seguiré teniéndola. ¿Quizá tres de cada cuatro?

¿Y entonces podrá relacionarse y salir con otros hombres? Se dará cuenta de lo que se está perdiendo… No tengo muy claro ese punto…

15.2: Utilizar mi cuerpo de la manera que consideres oportuna, en el sexo o en cualquier otro ámbito… Por favor, define «en cualquier otro ámbito».

15.5: Toda la cláusula sobre la disciplina en general. No estoy segura de que quiera ser azotada, zurrada o castigada físicamente. Estoy segura de que esto infringe las cláusulas 2-5. Y además eso de «por cualquier otra razón» es sencillamente mezquino… y me dijiste que no eras un sádico.

¡Mierda! Sigue leyendo, Grey…

15.10: Como si prestarme a alguien pudiera ser una opción. Pero me alegro de que lo dejes tan claro.

15.14: Sobre las normas, comento más adelante.

15.19: ¿Qué problema hay en que me toque sin tu permiso? En cualquier caso, sabes que no lo hago.

15.21: Disciplina: véase arriba cláusula 15.5.

15.22: ¿No puedo mirarte a los ojos? ¿Por qué?

15.24: ¿Por qué no puedo tocarte?

Normas:

Dormir: aceptaré seis horas.

Comida: no voy a comer lo que ponga en una lista. O la lista de los alimentos se elimina, o rompo el contrato.

Vaya, eso sí que va a ser un problema…

Ropa: de acuerdo, siempre y cuando solo tenga que llevar tu ropa cuando esté contigo.

Ejercicio: habíamos quedado en tres horas, pero sigue poniendo cuatro.

Límites tolerables:

¿Tenemos que pasar por todo esto? No quiero fisting de ningún tipo.

¿Qué es la suspensión? Pinzas genitales… debes de estar de broma.

¿Podrías decirme cuáles son tus planes para el miércoles? Yo trabajo hasta las cinco de la tarde.

Buenas noches.

 

Ana

 

Su respuesta me supone un alivio enorme. La señorita Steele ha pensado y analizado detenidamente todo esto, más que cualquier otra de las mujeres a las que les he presentado este contrato. Se ha comprometido de verdad. Parece tomárselo muy en serio, y tendremos mucho de que hablar el miércoles. La incertidumbre que he sentido esta tarde al salir de su apartamento está remitiendo. Aún hay esperanza para nuestra relación, pero primero… necesita dormir.

De: Christian Grey

Fecha: 24 de mayo de 2011 00:07

Para: Anastasia Steele

Asunto: Objeciones

 

Señorita Steele:

Es una lista muy larga. ¿Por qué está todavía despierta?

 

Christian Grey

Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.

Al cabo de unos minutos, su respuesta aparece en mi bandeja de entrada.

De: Anastasia Steele

Fecha: 24 de mayo de 2011 00:10

Para: Christian Grey

Asunto: Quemándome las cejas

 

Señor:

Si no recuerdo mal, estaba con esta lista cuando un obseso del control me interrumpió y me llevó a la cama.

 

Buenas noches.

Ana

Su e-mail me provoca grandes carcajadas, pero también me irrita enormemente. Es mucho más descarada por escrito y tiene un gran sentido del humor, pero esta mujer necesita dormir.

De: Christian Grey

Fecha: 24 de mayo de 2011 00:12

Para: Anastasia Steele

Asunto: Deja de quemarte las cejas

 

ANASTASIA, VETE A LA CAMA.

 

Christian Grey

Obseso del control y presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.

Pasan unos minutos y, cuando me convenzo de que por fin se ha ido a la cama intimidada por las mayúsculas de mi mensaje, me dirijo al dormitorio. Me llevo el portátil por si me responde otra vez.

Cuando me meto en la cama, cojo mi libro y me pongo a leer. Media hora después me doy por vencido. No logro concentrarme; mi cerebro vuelve una y otra vez a Ana, a cómo ha estado esta noche, y también a su e-mail.

Tengo que recordarle qué es lo que espero exactamente de nuestra relación. No quiero que se haga una idea equivocada. Ya me he apartado demasiado de mi objetivo.

«¿Vendrás a echarle una mano a Ana con la mudanza?». Las palabras de Kavanagh me recuerdan que alguien tiene unas expectativas poco realistas.

Pero ¿no podría ayudarlas con la mudanza?

No. Basta ya, Grey.

Abro el portátil y vuelvo a leer su e-mail de «Objeciones». Tengo que rebajar sus expectativas e intentar encontrar las palabras adecuadas para expresar cómo me siento.

Por fin, me viene la inspiración.

De: Christian Grey

Fecha: 24 de mayo de 2011 01:27

Para: Anastasia Steele

Asunto: Sus objeciones

 

Querida señorita Steele:

Tras revisar con más detalle sus objeciones, me permito recordarle la definición de sumiso:

sumiso: adjetivo.

1. inclinado o dispuesto a someterse; que obedece humildemente:

sirvientes sumisos.

2. que indica sumisión: una respuesta sumisa.

Origen: 1580-1590; someterse, sumisión.

Sinónimos: 1. obediente, complaciente, humilde. 2. pasivo, resignado, paciente, dócil, contenido. Antónimos: 1. rebelde, desobediente. Por favor, téngalo en mente cuando nos reunamos el miércoles.

 

Christian Grey

Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.

Ya está. Espero que le parezca ocurrente, pero el caso es que transmite lo que quiero decir.

Con ese pensamiento, apago la luz de la mesilla de noche, me quedo dormido y sueño.

Se llama Lelliot. Es mucho más grandote que yo. Se ríe. Y sonríe. Y grita. Y habla a todas horas. Habla todo el rato con mamá y papá. Es mi hermano. «¿Por qué no hablas?», dice Lelliot una y otra vez, y otra. «¿Es que eres tonto o qué?», dice Lelliot una y otra vez, y otra. Yo me tiro encima de él y le pego en la cara, una y otra vez, y otra. Él llora. Llora un montón. Yo no lloro. Yo nunca lloro. Mamá está enfadada conmigo. Tengo que sentarme al pie de la escalera. Tengo que quedarme allí sentado mucho, muchísimo rato. Pero Lelliot ya no vuelve a preguntarme nunca más por qué no hablo. Si cierro el puño, él echa a correr. A Lelliot le doy miedo. Sabe que soy un monstruo.

A la mañana siguiente, cuando vuelvo de correr, compruebo el correo electrónico antes de ducharme. No veo ningún mensaje de la señorita Steele, aunque solo son las siete y media de la mañana; tal vez sea algo temprano.

Grey, deja ya el tema. Céntrate un poco, anda.

Fulmino con la mirada al capullo de ojos grises que me mira desde el otro lado del espejo mientras me afeito. Ya vale. Olvídate de ella por hoy.

Tengo trabajo que hacer y una reunión a la que asistir a la hora del desayuno.

—Freddie estaba diciendo que tal vez Barney pueda tener listo un prototipo de la tableta dentro de un par de días —me informa Ros durante nuestra videoconferencia.

—Ayer estuve mirándome los planos de diseño y la verdad es que son impresionantes, pero me parece que todavía nos queda mucho trabajo por delante. Si lo hacemos bien, me cuesta imaginar hasta dónde podría llegar la tecnología y los enormes beneficios que supondría para países en vías de desarrollo.

—No te olvides del mercado doméstico —señala.

—Eso nunca.

—Christian, ¿cuánto tiempo vas a estar en Portland? —Ros parece bastante nerviosa—. ¿Se puede saber qué está pasando ahí abajo?

Mira primero a la webcam, pero inmediatamente desplaza la vista a la pantalla y la mira fijamente, en busca de alguna pista en la expresión de mi cara.

—Una fusión.

Trato de disimular mi sonrisa.

—¿Y Marco lo sabe?

Suelto un resoplido. Marco Inglis es el director de mi departamento de adquisiciones y fusiones.

—No. No es esa clase de fusión.

—Ah.

Ros se queda callada un momento y, a juzgar por su expresión, parece sorprendida.

Efectivamente. Es un asunto privado.

—Bueno, espero que tengas éxito —dice con una sonrisa burlona.

—Yo también —contesto con otra sonrisa—. Y, ahora, ¿podemos hablar de Woods?

Durante el año pasado, hemos adquirido tres empresas tecnológicas. Dos de ellas funcionan de maravilla, superando con creces todos los objetivos, y a la tercera le está costando más, a pesar del optimismo inicial de Marco. Lucas Woods es quien está al frente de ella, y ha resultado ser un idiota, todo fachada, sin ninguna sustancia. El dinero se le ha subido a la cabeza y ha perdido el norte y el liderazgo que su empresa había tenido hasta entonces en el sector de la fibra óptica. Mi instinto me aconseja liquidar los activos de la compañía, despedir a Woods y fusionar su división tecnológica con Grey Enterprises Holdings.

Ros, en cambio, cree que Woods necesita más tiempo, y nosotros también para otra planificación si vamos a liquidar su empresa e incluirla dentro de nuestra marca. Si lo hacemos, eso conllevará indemnizaciones por despido muy costosas.

—Creo que Woods ya ha tenido tiempo suficiente para reconducir la situación. El problema, sencillamente, es que se niega a aceptar la realidad —afirmo con rotundidad—. Tiene que irse, y me gustaría que Marco calculase los costes de la liquidación.

—Marco quería incorporarse a la conversación en esta parte de la llamada. Le diré que se conecte.

A las doce y media del mediodía, Taylor me lleva en el coche hasta la Estatal de Washington en Vancouver para almorzar con el director, el jefe del departamento de ciencias medioambientales y el subdirector adjunto de desarrollo económico. Cuando nos aproximamos al edificio por el camino de entrada, no puedo evitar mirar a todos los estudiantes que pasean por el campus para ver si localizo a la señorita Steele. Por desgracia no la veo; seguramente estará metida en la biblioteca leyendo un clásico. Imaginarla acurrucada en un rincón con un libro me resulta reconfortante. No ha respondido a mi último e-mail, pero estaba trabajando. Tal vez me envíe una respuesta después de almorzar.

Cuando aparcamos delante del edificio de Secretaría, me suena el teléfono. Es Grace. Nunca me llama entre semana.

—¿Mamá?

—Hola, cariño. ¿Cómo estás?

—Bien. A punto de entrar en una reunión.

—Tu secretaria me ha dicho que estabas en Portland. —Me habla en un tono lleno de esperanza.

Maldita sea. Cree que estoy con Ana.

—Sí, de viaje de negocios.

—¿Cómo está Anastasia?

¡Ya estamos!

—Bien, que yo sepa. ¿Qué querías?

Ay, Dios… Mi madre es otra de las personas cuyas expectativas tengo que mantener a raya.

—Mia vuelve a casa una semana antes de lo previsto, el sábado. Ese día me toca guardia y tu padre está fuera, en un congreso jurídico presidiendo una mesa redonda sobre filantropía y cooperación —dice.

—¿Quieres que vaya yo a recogerla?

—¿Podrías?

—Sí, claro. Dile que me envíe el día y la hora de su vuelo.

—Gracias, cariño. Saluda a Anastasia de mi parte.

—Tengo que dejarte. Adiós, mamá.

Cuelgo antes de que pueda hacerme alguna otra pregunta incómoda. Taylor abre la puerta del coche.

—Debería irme de aquí hacia las tres.

—Sí, señor Grey.

—¿Podrás ver a tu hija mañana, Taylor?

—Sí, señor.

Se le ilumina la cara, llena de orgullo paterno.

—Estupendo.

—Estaré aquí a las tres —me confirma.

Me dirijo al edificio de Secretaría de la universidad… Este va a ser un almuerzo muy largo.

Hoy he conseguido no pensar en Anastasia Steele, al menos de forma consciente. Bueno, casi. Durante el almuerzo, ha habido algún que otro momento en que nos he imaginado a los dos en mi cuarto de juegos. ¿Cómo lo llamó ella? «El cuarto rojo del dolor». Sacudo la cabeza, sonriendo, y abro el programa del correo. Esa mujer sabe cómo utilizar las palabras, pero de momento no hay ninguna suya en mi bandeja de entrada.

Me quito el traje y me pongo los pantalones de chándal dispuesto a entrenar en el gimnasio del hotel. Cuando estoy a punto de salir de la habitación, oigo el aviso de correo entrante. Es ella.

De: Anastasia Steele

Fecha: 24 de mayo de 2011 18:29

Para: Christian Grey

Asunto: Mis objeciones… ¿Qué pasa con las suyas?

 

Señor:

Le ruego que observe la fecha de origen: 1580-1590. Quisiera recordarle al Señor, con todo respeto, que estamos en 2011.

Desde entonces hemos avanzado un largo camino.

Me permito ofrecerle una definición para que la tenga en cuenta en nuestra reunión:

compromiso: sustantivo.

1. llegar a un entendimiento mediante concesiones mutuas; alcanzar un acuerdo ajustando exigencias o principios en conflicto u oposición mediante la recíproca modificación de las demandas. 2. el resultado de dicho acuerdo. 3. poner en peligro, exponer a un peligro, una sospecha, etc.: poner en un compromiso la integridad de alguien.

 

Ana

Menuda sorpresa, un correo provocador de la señorita Steele… Pero sigue en pie nuestra cena, lo cual es un alivio.

De: Christian Grey

Fecha: 24 de mayo de 2011 18:32

Para: Anastasia Steele

Asunto: ¿Qué pasa con mis objeciones?

 

Bien visto, como siempre, señorita Steele. Pasaré a buscarla por su casa a las siete en punto.

 

Christian Grey

Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.

Me suena el móvil. Es Elliot.

—Hola, campeón. Kate me ha pedido que te dé la tabarra con la mudanza.

—¿La mudanza?

—Kate y Ana, lo de echarles una mano con la mudanza, gilipollas.

Suelto un suspiro exageradamente dramático. La verdad es que es un auténtico cabrón.

—No puedo ayudar. Voy a recoger a Mia al aeropuerto.

—¿Qué? ¿Y no pueden ir mamá o papá?

—No. Mamá me ha llamado esta mañana.

—Entonces supongo que no hay nada más que hablar. No me llegaste a contar cómo te fue con Ana. ¿Al final conseguiste tir…?

—Adiós, Elliot.

Cuelgo el teléfono. No es asunto suyo y me espera un e-mail.

De: Anastasia Steele

Fecha: 24 de mayo de 2011 18:40

Para: Christian Grey

Asunto: 2011 - Las mujeres sabemos conducir

 

Señor:

Tengo coche y sé conducir.

Preferiría que quedáramos en otro sitio.

¿Dónde nos encontramos?

¿En su hotel a las siete?

 

Ana

¡Qué cansina es esta chica! Le contesto inmediatamente.

De: Christian Grey

Fecha: 24 de mayo de 2011 18:43

Para: Anastasia Steele

Asunto: Jovencitas testarudas

 

Querida señorita Steele:

Me remito a mi e-mail del 24 de mayo de 2011, enviado a la 01:27, y a la definición que contiene.

¿Cree que será capaz de hacer lo que se le diga?

 

Christian Grey

Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.

Tarda en responder, lo que no contribuye precisamente a mejorar mi humor.

De: Anastasia Steele

Fecha: 24 de mayo de 2011 18:49

Para: Christian Grey

Asunto: Hombres intratables

 

Señor Grey:

Preferiría conducir.

Por favor.

 

Ana

¿Intratable? ¿Yo? Joder… Si nuestro encuentro sale según lo previsto, su comportamiento rebelde será cosa del pasado. Teniendo eso muy presente, accedo a sus deseos.

De: Christian Grey

Fecha: 24 de mayo de 2011 18:52

Para: Anastasia Steele

Asunto: Hombres exasperados

 

Muy bien.

En mi hotel a las siete.

Nos vemos en el Marble Bar.

 

Christian Grey

Presidente de Grey Enterprises Holdings, Inc.

De: Anastasia Steele

Fecha: 24 de mayo de 2011 18:55

Para: Christian Grey

Asunto: Hombres no tan intratables

 

Gracias.

 

Ana x

Y me veo recompensado con un beso. Haciendo caso omiso de los sentimientos que despierta eso en mí, le respondo diciendo que no hay de qué. Estoy de mucho mejor humor cuando me dirijo al gimnasio del hotel.

Me ha enviado un beso…

Ir a la siguiente página

Report Page