Gloria
SEGUNDA PARTE » XXIX.- El catecúmeno.
Página 73 de 80
Esther y su hijo salieron. Ella iba como quien va a la patria, él como quien marcha al destierro. Al poner el pie en el jardín, el hebreo se estremeció de pies a cabeza, sintiendo una voz… Era la voz de Gloria que reía. Nunca había oído Daniel aquella hermosa voz desplegarse en risa semejante.
—Adelante; no te detengas —dijo Esther guiándole como un lazarillo un ciego—. Ya estamos en salvo.
Unos cuantos pasos más, y salieron del jardín en cuya puerta estaba Sansón, como gigante de centinela en el pórtico de un castillo de hadas.