Ginger

Ginger


¡Nos quiero!

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—CAPÍTULO 42—

¡Nos quiero!

Punto de vista de Ginger

La graduación había terminado y yo iba de camino a un restaurante con mis padres para celebrar que estábamos juntos de nuevo.

Terminamos yendo al mismo lugar al que fuimos en mi cumpleaños porque papá no pudo ir y «era injusto» ya que él no pudo comer esos deliciosos platillos.

—Saben que hace muy poco terminé con Theo y me están llevando al restaurante de su cuñada, ¿no?

—Perfectamente, pero han terminado bien y yo quiero probar ese delicioso Hot Pot del cual me hablaron y tu abuela no me invitó.

—Papá, nadie sabía que estabas aquí, pensamos que estabas en Francia.

—Jess sabía, pudo llevarme un poco —dramatizó entrando por la puerta giratoria.

—Enloqueciste. —Negué con la cabeza entrando junto a mamá.

—Buenas tardes, bienvenidos de nuevo —saludó el mozo de la otra vez. ¿Cómo se llamaba? —Ginger, ¿verdad? —Sonrió de lado sacando un lápiz de su bolsillo y yo asentí.

—¿Cómo sabes?

—Bueno, tu abuela reservó a tu nombre, además eres novia del cuñado y hermano de los dueños de todo esto. —Señaló el lugar con el lápiz.

—Eh, ya no somos novios. —Sonreí de lado caminando hacia donde estaban mis padres y él se disculpó con un «lo siento» luego de estirar los labios.

—No hay problema, está todo bien. Cómo vas con tu chica, ¿eh?

—Joe.

—Joe. —Asentí y él negó con la cabeza.

—No sé a qué chica te refieres.

—A la bajita, tu compañera de trabajo. —Él me miró y rio.

—No, no hay nada entre nosotros. De hecho, creo que a veces me odia.

—Suele pasar, dímelo a mí. —Me encogí de hombros—. Espero que se den cuenta de que están hechos el uno para el otro —bromeé y él me miró.

—Lo dudo —comentó riendo.

—No dudes tanto, Joe.

Dicho esto, me senté junto a mis padres que de inmediato empezaron a preguntar quién era aquel chico y tuve que calmar sus ansias explicando todo. Cuando por fin pedimos el famoso Hot pot, papá fue feliz. Y nosotras, porque ya teníamos hambre.

—No sé si vaya a la fiesta de graduación, má —mencioné moviendo la comida con los palillos.

—¿Y por qué no? No me digas que es por Theo, porque estas cosas solo pasan una vez en tu vida, lo sabes, ¿no?

—No lo sé, no me gustan las fiestas, de todos modos.

—Ginger estás huyendo del chico, por favor. El otro día dijiste que ya no te disgustaban tanto porque te gusta bailar.

—No estoy... Okay, si estoy huyendo. Pero es que a veces se torna un poco incómodo.

—Pues te recuerdo que hay treinta y ocho compañeros más en tu curso que no son Theo, ¿por qué no vas por ellos?

—Mamá, solo unos cuantos son realmente importantes para mí ahí.

—Entonces ve por ellos, ¿cómo crees que se sentiría Kim si su mejor amiga no va? ¿Y Jake?

—No tengo pareja de promoción.

—¿Y? Me sorprende que a ti te preocupe ir a un lugar sin pareja. Nunca te importaron ese tipo de cosas.

—Okay, voy a ir —gruñí engullendo un poco de comida para no seguir hablando. Mamá sonrió satisfecha y volvió a comer.

Puntos hasta entonces:

Bonnie, dos millones. Ginger, dos.

Al día siguiente estaba con Kim a nada de ir a la fiesta.

—¡Tía Bonnie, auxilio! —gritó Kim de la nada y me asustó.

—¿Qué haces?

—¿Qué pasó? —preguntó mamá saliendo de su habitación y entrando a la mía.

—Ginger acaba de pedir que la maquille. —Se tapó la boca y yo me golpeé la frente. Mamá nos miró y rio alejándose para cerrar la puerta.

—¿Tenías que hacer eso? —pregunté negando con la cabeza.

—Ginger esto es algo único en la historia —habló mi amiga tomando un frasco.

—Eres insoportable.

—Sí, yo también te quiero, mejor amiga. Ahora deja esto en mis manos que nos queda poco tiempo para llegar a la fiesta. No puedo creer que estemos graduadas, Solecito.

—«Esto» es mi cara. —Le saqué la lengua y ella rio mandándome un beso al aire para empezar a aplicar esa cosa en mi cara.

—Y... ¿Ya pensaste dónde estudiar?

—No tengo idea, ni dinero... Así que no lo sé.

—Estuve pensando...

—No, ¿en serio? Debemos apuntar eso como suceso histórico. —Kim me dio una pequeña cachetada junto con la crema que estaba esparciendo por mis mejillas.

—Graciosa. Me refiero a que estuve pensando en que podemos trabajar este verano y reunir lo suficiente para empezar a estudiar.

—¿Qué dices? Si tú tienes dinero.

—Ginger, quiero ayudarte.

—De ninguna manera, Kim. No haré que trabajes el verano para que yo estudie, te lo agradezco, pero no es necesario. De todos modos, primero quiero hablar con mi papá, le ha ido bastante bien en el trabajo y tal vez si pueda pagarme el inicio de la carrera.

—Entonces te acompañaré a buscar universidades.

—Bien, eso me parece genial.

—¿Pensaste en algún lugar?

—Todos los que he visto son en el extranjero. Me aterra el solo pensar que tendría que vivir sola en un lugar que no conozco.

—Pero eso hizo Abby, ¿no? —Sonrió y yo lo hice también asintiendo.

—No te muevas.

—¿Te imaginas que ambas encontremos un lugar, nos vayamos a vivir juntas, estudiemos y así no tenga que buscar otra compañera? —pregunté ilusionada.

—¿Quieres que viva contigo o quieres no vivir con un desconocido? —Rio y se acercó para delinearme un ojo.

—Ambas —respondí segura.

—Pues averigüemos juntas, sabes que me encantaría.

—Entonces... ¿Te decidiste ya? —pregunté.

—Sí quiero ser estilista, además, estos pequeños trabajos como modelo en revistas de vez en cuando, me dan la oportunidad de conocer gente conocida en ese rubro.

—Lo sabía, tienes todas las de ganar.

—Gracias, Solecito. Tú también, eres una artista nata, en realidad me sorprendía el hecho de que no supieras qué estudiar —mencionó delineando mi otro ojo.

—Soy insegura todo el tiempo, lo sabes.

—¿Y Jake?

—Es obvio que seguirá su carrera como deportista, pero la verdad no sé cuál de todas las cosas que hace es en la que quiere quedarse.

—Yo creo que le iría muy bien con el béisbol, ¿viste la sonrisa que se le forma?

—La misma que le sale cuando está con Alai.

—Hablando de Alai, me da pena dejar a mini Kim sola en la escuela.

—Sí, pero ella tiene muy buenos amigos. Estoy segura de que podrá llevar todo muy bien, además no nos morimos, solo nos graduamos.

—Pero su hermano se irá a Italia...

—Lo sé, no tenías que recordármelo. —Rodé los ojos.

—Bueno, no es un tema que no se pueda tocar. Que no quieras que se vaya, no hará que se quede.

Ladeé el labio y asentí, pero me llevé otro regaño por moverme. ¿En qué me había metido?

Cuando por fin terminamos, mis padres se pusieron de acuerdo y decidieron que era muy buena idea tomarnos fotos, y cuando Jake llegó, fue igual. Tenían suficientes fotos para guardar en cada estante de la casa.

—Necesito un respiro —mencionó Jake apoyando la cara en el sofá luego de esa gran sesión de fotos, mi papá giró a verme y empezó a reír como un niño travieso.

—Jake, sí quieres un respiro, saca tu cara de ahí.

—¿Qué? —preguntó confundido, papá volvió a reír tapándose la boca y yo intenté no reír.

—Solo... No lo hagas.

—Bueno, ya que estamos los tres aquí aprovecho en contarles que me aceptaron en la liga menor de béisbol en Nueva York y tengo una beca para estudiar allá.

—¿Qué? —pregunté mirándolo, él se levantó y los tres quedamos casi frente a frente.

—¿Tú también te vas? —preguntó Kim tomando su mano y la mía.

—Bueno, es una gran oportunidad y no puedo desaprovecharla.

—¡Felicidades, Jake! Es lo que mereces, y mucho más —declaré intentando contener las lágrimas. Él me miró y luego a Kim para abrazarnos fuerte.

—Nos quiero —habló la amiga en ese grupo humano en el que nos convertimos.

—Yo nos quiero más —sollozó Jake y oí el sonido de un flash, mamá tomó otra foto.

—Los voy a extrañar, tontos. —Sonreí abrazándolos aún más.

Los iba a extrañar.

—Bueno, ya. ¡Vamos a la fiesta! Tú tienes que recoger a Alai y Brad debe estar esperándonos afuera.

—¿Acaba de decir Brad? —le susurré a Jake y él asintió confundido.

—¿Terminaron?

—No creo, sí hubiera pasado, ella estaría en su cuarto tomando un 2911.

—Cierto, qué rara. —Asentí.

—Sigo aquí. —Tosió falsamente y empezamos a reír.

—He decido no llamarlo tanto así ya que estamos tomando la relación con madurez.

—Sí, claro. —Rio papá tomando de su café, los tres giramos a verlo y sonrió saludando con la mano.

Una bocina sonó y le llegó un mensaje a Kim. El osito había llegado.

Mis padres irían luego, habían decidido «hacer su entrada triunfal», o al menos eso dijo papá, al parecer los padres de Kim y Jake se habían unido y los cinco llegarían juntos. Padres raros.

—Oh, creo que tenemos un invitado más —mencionó Brad aparcando en casa de Theo.

—¿Eh?

Miré a la ventana, Theo estaba caminando hacia nosotros y se detuvo al verme, sonrió y abrió la puerta.

—Hola, chicos. No sabía que venías también, Huffy.

—Sí, yo tampoco —comenté rascándome la nuca, él entró y se sentó a mi lado.

—Hola, Huffy.

—Hola, Theo.

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