Ginger

Ginger


Te estoy vigilando

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—CAPÍTULO 16—

Te estoy vigilando

Al día siguiente, mis amigos y yo nos encontrábamos almorzando como de costumbre, solo que había algo distinto. Theo y Bradley nos acompañaban.

Bradley porque venía incluido en el paquete de ositos junto a Kim, Theo porque era Theo, y porque lo invité. Era mi nuevo amigo de todos modos.

—Hoy me he propuesto algo, queridos amigos y Bradley. —Sonreí rodeando mi brazo con el de Jake.

—¿Y qué es? —preguntó mi mejor amiga mientras le daba un poco de pudin de chocolate a Bradley.

—Organizaré una lectura conjunta de True Colors y mi único invitado será Theo Collins. —Giré a verlo y él resopló acomodándose en la silla.

—Ya te he dicho que leí un par de cosas...

—Pues leerás todo. Jake lo leyó y ahora lo ama, ¿verdad, rulitos? —Presioné más el brazo de mi amigo y él solo de distrajo unos segundos de comer su hamburguesa para decir «Sí» y volver al ataque.

—Bueno... Me obligaron. —Dejó su comida por segunda vez para corregirme. Me solté de él para tomar un poco de jugo y tras dar un trago del líquido naranja, respondí.

—Pero te gustó.

—¿Que me gustó qué? —Alzó las cejas rápidamente.

—Eres tonto. —Rodé los ojos y alguien me distrajo, sonreí en grande y pensé, «si Theo y Bradley estaban, podíamos incluir a alguien más».

—¡Hola, Derek! ¿Quieres sent...? —El chico saludó con una sonrisa de lado y siguió caminando. Entonces me quedé callada. ¿Por qué se había pasado de largo?

—Ouch, ¿oyeron aquel hielo quebrándose al estar al contacto con el agua? Ah, no, esperen. Son las ilusiones de Ginger rompiéndose en el aire —mencionó Jake mientras cerraba la mano, juntó todos los dedos a la altura de su nariz. —Yo giré a verlo enojada y evitó mirarme metiéndose a la boca otro buen pedazo de hamburguesa.

Entonces me quedé callada, muerta de la vergüenza. Quería meter mi cabeza debajo del jardín, lo único que necesitaba era una pala.

—¡Jake! —Kim le llamó la atención y mi amigo se disculpó, dejando un silencio incómodo sobre la mesa.

Pero no todo quedó ahí, porque Derek me evitó aquel día, y el siguiente, y el siguiente a ese. Me cansé de tal comportamiento, y decidí que hablaría con él... Pero antes de eso, tenía otra situación que arreglar. Una situación llamada Elmer Butts.

—Chicos, necesito que cooperen... Ni siquiera me están escuchando —habló el inútil apagando el proyector. No quería ser grosera, pero el tipo me caía mal.

—Tenemos ensayo —mencionó alguien desde atrás. Un día más donde no cumplía su palabra, no entendía a qué estaba jugando. Hubo una reunión de profesores en donde acordaron prestarnos algunas horas para ensayar y él no se negó, ¿por qué solo frente a nosotros?

—Podrán ensayar luego de mi clase. —suspiró y luego señaló al techo—. Ya sé, tengo una idea. Vamos a hacer una dinámica. —Se volvió a acomodar en la silla, apoyaba los pies sobre la mesa tan cómodo como si estuviera en su casa, y no contento con eso, también estaba utilizando su chaqueta como una manta.

Esperó a que alguien dijera algo o se quejara, pero todos estábamos ocupados ignorándolo.

»Los oigo muy emocionados. Van a levantarse y caminar un poco. Van a salir del salón y se irán hasta el pasillo de afuera, luego regresarán.

Entonces todos nos levantamos obedeciendo a lo que decía. Pero claro que no íbamos a volver. Estaba harta.

—¡Libertad! —gritó Kim alzando los brazos. Yo reí y la seguí. Todos estábamos metidos en diferentes lugares del establecimiento.

Oí por ahí que Elmer Butts nos estuvo buscando. Pasaron alrededor de treinta minutos cuando el arrepentimiento vino a mí, después de todo, también estábamos haciendo mal.

Le pedí a los compañeros que iba cruzando que volvieran al aula, algunos solo se rieron en mi cara, pero otros me hicieron caso.

—Vamos, Kim. Tenemos que volver. —Jalé a mi amiga del brazo, y entre quejas me siguió de regreso.

Para el momento en que todos volvimos al salón, supuse, arrepintiéndose como yo; Elmer Butts estaba sentado en el mismo lugar y de la misma forma como lo dejamos y la profesora West entró para firmar nuestra sentencia.

—¡¿Se puede saber qué está pasando acá?! —nos gritó enfurecida.

Mamá leona despertó con hambre.

—Solo intenté hacer una dinámica diciéndoles que salgan del salón por un segundo, pero no volvieron. Los vi un poco estresados y solo quería que se sientan mejor, ¿y así me pagan? —reclamó Butts desde la comodidad de su asiento.

—Disculpe, profesor, pero no puedo tomarlo en serio si está sentado de esa forma, ¿qué clase de enseñanza está dando usted?

«Punto para Glenda, seguimos informando».

—La forma de sentarse no implica la forma de educación.

«Elmer Butts, lo intentaste, pero no».

—¡Pero claro que sí! Y si me va a hablar, por favor, siéntese bien. Además, ¿cómo los va a dejar salir?

—Me está faltando el respeto al hablarme así frente a los alumnos, profesora West —reclamó bajando los pies de la mesa. Yo me reí negando con la cabeza.

—¿Yo le estoy faltando el respeto? ¿Y qué es eso que dijo la otra vez? Así venga su «Profesora Glenda», que ni siquiera sé cómo llegó a ser directora, y venga de rodillas implorármelo —lo citó perfecto, ella recordó cada palabra que dijo, impresionante memoria—. ¿Qué es eso? Eso sí que no es respeto —declaró. Glenda ya tenía dos puntos para la casa, al contrario de Elmer Butts, que tenía cero.

—Bueno, ya está. Yo no estudié educación en una de las mejores universidades de Counterville para esto. Si van a tratarme de esta forma en este colegio de pacotilla, me voy —manifestó guardando sus cosas.

—Bien, pero se va y no vuelve nunca más.

La profesora West había lanzado el balón a la zona de anotación

«Elmer Butts, ¡estás fuera!» pensé y me reí de la gran narración que estaba teniendo en mi mente.

Él realmente estaba fuera, renunció llevándose sus cosas. Todos estábamos sorprendidos con lo que había sucedido.

—Perdón por el altercado, chicos. Ya vuelvo —mencionó mucho más calmada, West alisó su traje y asintió saliendo del aula.

Pero bastaron un par de segundos para que todos chilláramos por todo lo que habíamos presenciado. Algunos comentaban que estaban esperando que «llovieran guantazos», otros decían que a West le saldrían rayos láser por los ojos. Cosas de adolescentes.

—¡No puedo creerlo! —gritó Kim alzando los brazos de nuevo.

—¡Lo sé! ¡Fue todo como boom! —gritó alguien detrás de mí.

—¡Yo voy a averiguar! —Camila salió del salón, arriesgándose por el chisme.

Se decía por los pasillos de la escuela —en realidad fue Camila quien nos lo contó—, que, al llegar a recepción, Emer Butts se arrepintió y pidió regresar mientras se disculpaba, pero la profesora West se negó. Yo amaba a esa mujer.

—Hola, sujetos, ¿qué ha pasado? —Entró Harry dejando su mochila en la silla—. Estaba comprándome una gaseosa en la máquina, y de pronto vi al tipo raro de historia siendo perseguido a gritos por la señora West.

—¡Todo lo que se perdió, profe! —Rio Kim negando con la cabeza.

—No entiendo nada. Vamos, cuéntenme. —Rio sentándose mientras abría su botella.

Los mismos revoltosos de los rayos láser, decidieron contar su versión, algunos íbamos comentando cómo había sucedido todo mientras el profesor nos escuchaba atento. Al terminar, nos felicitó porque logramos hacernos respetar hasta el final, pero también reconoció que algunas cosas no habían sido manejadas de la mejor manera.

Lo sabíamos, y Glenda lo confirmó, cuando al finalizar los ensayos, también nos llamó la atención por la provocación de salir y no volver al salón.

Un par de horas después, nos encontrábamos descansando en el patio principal.

—Así que Abby te siguió —Theo comentó apoyado en la pared. Giré a verlo asentí feliz.

—¡Sí! Es increíble, ¿verdad?

—Más increíble aún es que ha pasado una semana desde la tregua y no me has golpeado.

—Eres un tonto, me haces ver como si fuese una agresiva.

—No, es que tú eres un pan del Señor. —Rio alzando los brazos.

—Mira, yo no soy agresiva, solo defiendo mis ideales.

—A golpes —susurró, lo miré y le pegué en el brazo.

—Eres un tonto, chico. —Nos reímos juntos y alguien interrumpió saludando bastante alegre.

—¡Hola! —exclamó emocionada, era una chica que me pareció ver junto a los de primero varias veces. Tal vez se llamaba Danielle.

—Eh, ¿hola? —saludé confundida, nos tomó por sorpresa cuando tomó a Theo del cuello y le dio un sonoro beso en la mejilla. Luego salió corriendo.

—¿Qué rayos? —reclamó Theo. Yo lo miré y solté una carcajada al ver su cara, ¿qué había sido eso?

—No debería reírme, pero es que tu cara, Theo. ¿Qué pasó? —agudicé un poco la voz, busqué con la mirada a la muchacha, pero la perdí de vista—. Ha sido un poco divertido.

—¿Divertido? ¿No estás nada celosa? —preguntó alzando las cejas. Yo giré a verlo.

—¿Celosa? —Reí negando y empecé a caminar para vaciar mi mochila en el casillero.

—¡Por supuesto! —Rio también, siguiéndome. Él susurró algo que no logré entender, pero solo sonreí abriendo la puerta.

Guardé lo necesario y suspiré cerrándola.

—Theo, ¿qué crees que deba hacer? Mira, está ahí en una esquina y no habla con nadie. —Señalé a Derek con la cabeza. Theo lo vio y sonrió de lado, con las manos en los bolsillos.

—Deberías hablarle.

—Sí... Pero tenemos clases. —Asentí caminando del otro lado para huir. Caminamos juntos y me dejó pasar antes sin decir una palabra.

—Cobarde —susurró sentándose en la mesa que estaba detrás de mí. Estuvo unos minutos mientras el profesor del taller de fotografía llegaba.

—Cállate. —Giré hacia donde estaba y rodé los ojos. Cuando el profesor llegó, Kim ya estaba a mi lado.

De todos modos no presté atención, tenía otros problemas más importantes que aprender cómo encontrar el primerísimo primer plano.

Kim

¿Hablarás con él?

14:54

Solecito

No lo sé, hoy debo quedarme a la salida para hablar con Miss Carmen sobre la actuación.

14:55

Kim

Oki. Espero que todo vaya bien, Solecito.

14:55

Solecito

¿Puedes dejar de enviarme mensajes en clase? Y mucho más si estamos una al lado de la otra.

14:57

Kim

Aburrida :(

14:57

Reí dándole un codazo en el brazo y seguí escribiendo sobre la teoría que explicaba el profesor.

Cuando salí de clases, caminé hacia el patio y me senté en el jardín, esperaba a que la profesora Carmen saliera para hablar con ella, así como habíamos acordado.

Entonces me llegó un mensaje.

Theo

Te estoy vigilando.

16:03

Miré a todos lados, no había nadie. Entonces recordé la azotea del edificio, miré hacia arriba, y ahí estaba él. Me saludó y reí.

Huffy

Hola, tú.

16:04

Theo

¿Estás aburrida?

16:04

Huffy

Y un poco triste, si soy sincera. No entiendo por qué Derek no me habla :(

16:04

Theo

Ya te dije, habla con él. lol.

16:05

Huffy

Y, ¿qué le digo? Eres hombre, se supone que debes ayudarme. ¡Dime algo productivo!

16:05

Theo

Te voy a decir algo productivo. Él está detrás de ti, gira y háblale. A por él, Huffy. Tú puedes.

16:05

Huffy

Ughhhh, ok. Ya voy.

16:06

No contestó más, giré a verlo por un poco de apoyo, pero ya no estaba. Cerré los ojos y pensé «No puedo creer que esté haciendo esto, pero lo voy a hacer. Estás detrás de él, no pasa nada. Es un chico y ya. No pasa nada, Ginger».

Pero antes de que pudiese decir algo, se giró y nos encontramos frente a frente, callados.

—Hola, Derek —saludé. Tomé un poco de aire y sonreí.

—Hola, Ginger. —Se rascó la nuca y dio un nada disimulado paso hacia atrás, pero tomé su brazo para que no huya. ¿Realmente había hecho eso?

—Quiero hablar contigo —comenté serena, pero él parecía querer irse de todos modos.

—Hum... Tengo tarea de historia y no quisiera tener problemas con el profesor, ya sabes.

—Elmer Butts ya no trabaja aquí, esa tarea no sirve. ¿Puedes venir un segundo? —pregunté. Él me miró, luego a su alrededor y asintió siguiéndome, ¿por qué estaba haciendo todo eso?

Caminamos hacia una de las mesas que habían colocado bajo los árboles y nos sentamos frente a frente.

—Derek... Últimamente hemos hablado más y creo que estos días has estado muy... distante —suspiré y evité mirarlo—. No sé, solo quería preguntarte si estaba todo bien.

—Yo... Sí, bien. —Asintió y lo observé de nuevo.

—¡No es cierto! Llevas ignorándome dos días, Derek, tú no eres así. —Él se tapó el rostro y subió su mano hasta el cabello para quedarse ahí por un momento, tal acción provocó que se despeinara un poco—. No sé si era yo o era así, pero pensé que... tal vez había algo. —Intenté no sonrojarme más de lo que estaba, pero eso era inevitable.

—Te lo voy a decir. —Entrelazó sus dedos y apoyó los codos sobre la mesa, acercándose un poco más a mí.

—Te escucho. —Crucé los brazos sonando segura aunque por dentro me estaba convirtiendo en una bolita llena de angustia.

—Está esta persona... Bradley.

—El batracio, sí. —Asentí alzando una ceja.

—Sí, él. —Sonrió un poco mirándome. Presioné más mis brazos al ver su cara. No iba a caer ante sus encantos—. No sé por qué o para qué, pero dijo que dejara de hablarte. —Dejé de respirar por unos segundos y entrecerré los ojos.

—¿Él hizo qué? —Presioné los puños.

Ese batracio me iba a escuchar.

—Y bien, como verás... Sus amigos son, por lo menos, el doble de grandes que yo por donde los veas, ¿no? Y aunque me gustas, prefiero vivir algunos años más… —intentó bromear, pero yo estaba tan enojada y sorprendida por lo que había dicho que solo atiné a cerrar la boca por unos segundos.

Porque si mal no escuché, él había dicho que le gustaba. Mis mejillas podían camuflarse fácilmente en el puesto donde se vendían tomates.

—Tú...

—Sí, me gustas. Y sé que también te gusto. Pero perdón, puedo salir herido.

—Pero... —suspiré y relajé los brazos—. A ver, vamos a ver, Derek.

—¿Qué? —Me miró alzando una ceja.

—Vamos a ir por partes porque aquí hay dos situaciones. La primera. He esperado dos años por este momento, y tú solo vienes y dices «me gustas, pero tengo miedo de que un grupo de mastodontes sin cerebro me golpeen». ¿Es en serio? —pregunté levantándome.

—No, es que tampoco es así —intentó explicarse, pero yo ya estaba caminando, entonces me siguió y yo me detuve en seco para responderle.

—¡Claro que es así! ¿Sabes que puedes hablar? ¿Y tú le crees? ¡Nadie en ese equipo le hace caso a Bradley! ¡Es la ovejita de Theo! Por favor, no puedo creerlo. Además, en ese caso. ¿Te ibas a quedar callado y ya? ¿Me ibas a evitar todo lo que quede del año y ya?

—Ginger...

—Derek, no quiero escucharte. —Me tapé el rostro y tomé una gran bocanada de aire—. Oh, por Dios, estoy en proceso de pensar bien si realmente me gustas. Esto... Esto es... ¡Por favor! Si todo esto te tenía «asustado» como dices, podías ir y hablar con la profesora West o con el entrenador, ¡yo qué sé!

—Y quedar como un cobarde frente a...

—¡No seas tonto! —interrumpí—. ¡Estoy cansada de eso! El acoso escolar es una cosa seria, no tendrías que callarte ese tipo de casas. ¡Esto no es una novela en la que aparece un superhéroe, o alguien que te cambia la vida para siempre! No puedo creer que seas tan cobarde, Derek Griffin. Ahora estoy enojada y emocionada al mismo tiempo y no sé cómo callarme... —Mi respiración iba agilizándose. —Ay, Derek. Di algo, por favor.

—Me gustas... —soltó mirándome a los ojos y resoplé negando con la cabeza.

—Qué bien, yo no quiero nada contigo. Lo que sea que estuviese por iniciar, se terminó. —Bajó la mirada y algo llegó a su mente porque respondió rápido.

—¿Y la segunda? —preguntó, lo miré confundida. Él entendió mi duda y volvió a hablar—. Dijiste que ibas a decir dos cosas...

—La segunda, es que no te preocupes porque no voy a dejar que Bradley te haga daño. Es un idiota y se las va a ver conmigo. Adiós, Derek —solté mucho más calmada que antes.

Me di la vuelta y salí antes de que pudiese decir algo más. De todos modos, la profesora Carmen debía estar en alguna reunión por lo sucedido con Elmer Butts, ya hablaría luego con ella.

Lo único que quería en ese momento, era llegar a mi casa, encerrarme en mi habitación y ver una condenada película cursi para confirmar que mi vida amorosa era tan deprimente como tomar un helado que había estado previamente dos horas bajo el sol.

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