Ginger

Ginger


Gordito

Página 22 de 46

—CAPÍTULO 20—

Gordito

Los días pasaron, los ensayos se hacían cada vez más estrictos, pero cuando llegó el día de la madre, la función estaba lista para ser presentada. Me encontraba en el camerino improvisado que habíamos armado detrás del escenario junto al salón, Kim y Alai decidieron tomar el control del estilo de todos.

—¡¿Dónde está mi maquillaje?! —gritó Kim caminando de un lado a otro mientras nos cambiábamos.

—En esa mesa, K. —Señalé el lugar y ella me sonrió mientras yo rodaba los ojos—. Estás insoportable.

—¡Perdón! —Me sacó la lengua y reí.

Me sentía bastante relajada porque desde el inicio del día ya lo había arruinado. Nada podía salir peor que derramar el desayuno sobre mamá en su día. Papá y yo habíamos acordado llevárselo a la cama, pero yo tropecé y todo el jugo de naranja recorría sus bonitas sabanas blancas. Limpiamos el desastre mientras mi madre se reía de nosotros.

—Ustedes los senior son el último grupo —gritó la profesora Carmen tocando la puerta.

—Voy a ver si los chicos están listos —anuncié saliendo del salón y tocando la puerta del costado—. ¡Chicos, ya vamos a salir!

—Hola, Carrie —saludó Jake saliendo del salón.

—¿Ya están todos listos?

—Sí. —Asintió, provocando que sus rulos se movieran.

Le pedí que hiciera salir a todos, unos segundos después, estábamos en el auditorio de la escuela. Hicimos un gran equipo. No fue solo una coreografía, bailamos, el equipo de animadores se lució con algunas piruetas y finalmente uno de nuestros compañeros se robó el show haciendo referencia a una película que no tenía nada que ver con las mamás, pero era gracioso.

Todas las mamás estaban emocionadas.

—Ahora elegiremos a una de las alumnas que hizo esto posible para decir unas palabras —habló Miss Carmen. Yo abrí los ojos y me escondí detrás de Jake, cerrando los ojos y pidiendo a gritos dentro de mí que no se estuviera refiriendo a...— Ginger Huff.

—Rayos —susurré.

—¿Ginger? —llamó la profesora haciendo que todos giren a mirarme. ¡Todos! Salí de mi escondite, detrás de mi amigo mirando hacia abajo y me acerqué a paso lento a la profesora. Prácticamente puso el micrófono en mi mano y me empujó hacia adelante.

—Hum, hola. —Un estruendoso sonido agudo se oyó y me tapé los oídos. Una vez terminado el sonido golpeé un poco el micrófono—. Hum, bien. Esto ha sido un poco inesperado.

—¡Que hable más fuerte! —oí a alguien gritar detrás de mí. Sí, fue Jake. Todos se rieron.

—Antes que nada, buenos días. Perdón por, hum, hablar así. No estoy acostumbrada a hablar en público y me han tomado por sorpresa. —Alcé la vista buscando un poco de apoyo visual de mis padres, y la encontré en papá, pero mi mamá no estaba. Tomé un poco de aire, tal vez le habían dado un trabajo y no puedo llegar... O se olvidó como siempre. «¡Hola, Bombón!» articuló mi padre con la boca y le sonreí. —Bueno, creo que debería empezar este discurso diciendo algo sobre ustedes y no sobre mis problemas existenciales. Así que perdón por lo del inicio y empezamos de nuevo. —Solté una risilla nerviosa y me calmé porque ellos rieron conmigo—. Hace un tiempo, estaba conversando con mi mamá sobre la vida. Ella dice que las mejores cosas vienen cuando no se ensayan, lo cual debe ser cierto, porque estuvimos ensayando toda la semana ese baile y vean lo que salió. —Señalé a mis compañeros sonriendo, pero luego giré a verlos y les guiñé el ojo—. No es cierto, amigos. Lo hicieron excelente. —Volví la vista al público y busqué un punto fijo para seguir hablando—. A lo que iba...

Pero mi frase inspiradora fue interrumpida porque una mujer entró al auditorio de la manera más dramática del mundo, sus cabellos estaban alborotados y jadeaba del cansancio. Sonreí al verla, era mi mamá.

Papá corrió a ayudarla y segundos después, se sentaron en los lugares que él había apartado previamente.

»Quiero que estén conscientes de que una madre no vivirá para siempre. Disfruten de cada momento que puedan con ella, incluso si te hace levantar un domingo a las siete de la mañana porque encontró una rara receta china en internet y quiere probarla. No es que me haya sucedido. —Fingí toser señalando a mi mamá y todos volvieron a reír—. Por esos vasos con agua para despertarnos, por aquella vez en la que desperté con mi colchón, en el pasadizo de mi casa, por aquella Navidad en la que mamá decidió que era buena idea pegar nuestros rostros en el árbol. Por cada momento que pasamos juntas. Yo le doy gracias a cada mamá que está aquí, por soportarnos y enseñarnos sobre la vida. Que sepan que las amamos. En mi caso, estoy aquí hablando en público y mi madre sabe perfectamente que eso me aterra, pero lo hago porque te amo. Y hablo por todos mis compañeros en este momento, ¿no? —Giré a verlos y todos asintieron, de acuerdo conmigo. Pero algo raro pasó, Derek bajó la mirada y salió del escenario un poco apenado. Volví a hablar—. Y, ¿saben? Celebrar algo para nuestros padres no debería ser un solo día. Disfruten de cada momento, porque es único e irrepetible. Solo... Gracias. Feliz día, má. —Asentí y dejé el micrófono en la mano de la profesora Carmen. Ella tenía que cerrar el programa con algunas palabras más. Temblé como un chihuahua mientras caminaba como un venado bebé hacia mis amigos, entonces empecé a oír aplausos y gritos de mi madre que solo se referían a mí como «¡Esa es mi bebé!» «¡Yo creé a esa pelirroja!» «Enana condenada, ¡te amo!».

No podía ser posible que mi mamá se estuviese burlando de mi estatura cuando ella solo me llevaba dos centímetros.

—¡¡Hablaste!! —gritó Kim abrazándome—. Estoy orgullosa de ti, Solecito.

—Lo sé, lo sé. No sé ni lo que acabo de decir. —La abracé aún temblando.

—Estamos orgullosos de ti —habló Jake abrazándonos también.

—Que hable más fuerte, dices, ¿no? —Le pegué y el rio besando mi frente.

—Es que estabas hablando cada vez más bajo y quería hacerte reír.

—¡Pero si casi no había hablado! —Negué con la cabeza mientras bajábamos del escenario, Theo conversaba con mis padres naturalmente. Alcé una ceja y me acerqué—. Hola, ¿buenos días? —saludé en tono de pregunta y mamá me abrazó fuerte mientras me gritaba «te amo, te amo, te amo».

—Bien, Bombón. —Sonrió papá alzando el puño para que lo chocara con él, y lo hice.

—Mamá, ya, ¡demasiado amor! —me quejé presionando mi mano en su frente y ella rio abrazándome aún más fuerte.

—Así que... Bombón, eh —oí decir a Theo, y cuando lo vi, alzaba las cejas rápidamente.

—Sí, Gordito. ¿Algún problema? —lo reté y él alzó las manos en forma de paz.

—Touché.

Giré a ver a mis padres de nuevo, alzaron las cejas y yo quise presentar a Theo con mi amigo antes de que me hicieran pasar vergüenza como siempre. Mi madre ya lo conocía, así que solo faltaba papá.

—Hum, pá... Él es mi amigo Theo. Theo, mi papá. —Los señalé, pero ambos me miraron.

—Lo sé, lo conozco —mi papá comentó de forma natural.

—¿Cómo que lo conoces? —pregunté confundida, él me vio indignado.

—Bombón, ¿sabes siquiera en qué trabajo? —cuestionó indignado y yo alcé un poco las cejas.

—Oh, por supuesto —resoplé de forma graciosa—. Arreglando computadoras y haciendo páginas web... Creo.

—Soy técnico informático y diseñador web. Gracias, Bombón. —Fingió una sonrisa y luego puso el rostro serio.

—Sigo sin entender qué tiene que ver esto con Theo, papá.

—Tu papá trabaja en la empresa de mi mamá... —Yo giré a ver a mi papá.

—¡¿Tú trabajas en la empresa de Chloe?! —Abrí los ojos en grande.

Qué pequeño era el mundo.

Y ese era el problema, cuando no le preguntabas a tu padre en qué trabajaba, podía terminar laborando en la empresa familiar del chico que te gustó en primero y odiaste el resto de la secundaria hasta que hizo una tregua contigo en el último año.

Genial.

—A ver, ¿y cómo es que no me enteré de esto antes?

—Tu mamá y tú nunca quisieron ir conmigo a las reuniones de la empresa. —Alzó los hombros y recordé las veces que mi padre nos había invitado. No podía negarlo, no queríamos ir.

—¿Y tú sabías eso? —pregunté mirando a Theo, quien rápidamente alzo los brazos mostrando inocencia.

—En lo absoluto, me acabo de enterar.

—¿Hay algo aquí de lo que deba estar enterada? —preguntó mamá aún sin soltarme, refiriéndose a Theo y a mí.

—No, mamá —me quejé. Miré hacia arriba y por fin logré soltarme de su amoroso agarre.

—Bien, te esperamos en el auto —soltó papá tomando de los hombros a mamá.

Se fueron luego de despedirse y me dejaron con Theo, Jake y Kim se unieron segundos después, pero aquello no duró mucho.

—Hilacha a las once —murmuró Theo tosiendo.

—¿Qué? —pregunté.

—Hilacha a las nueve —volvió a decir, yo alcé un poco el labio mientras fruncía el entrecejo.

—¡Derek viene a tu derecha, Ginger! —me gritó Jake moviéndome los hombros.

—Hola, Ginger. ¿Puedo hablar contigo? —saludó el castaño jugando con sus dedos. No tenía ganas de verlo, pero él parecía decidido a hablarme.

—Hola —contesté y miré a Theo, que negaba con la cabeza.

—Hum, bueno, adiós. —Jake se llevó a la fuerza a Kim y Theo, dejándonos solos.

Nos quedamos algunos segundos en un incómodo silencio que él rompió con un simple:

—¿Qué tal? —Frotó sus brazos de forma nerviosa.

—Bien —contesté seria.

—Oye, Ginger...

—¿Sí?

—Quiero hablar contigo —bufé. ¿Dónde estaba el botón para omitir la introducción?

—Estamos hablando —comenté obvia y él asintió—. Derek, ve al grano, por favor... Mis padres me están esperando afuera.

—Quiero que me disculpes por lo del otro día —dijo, yo crucé los brazos y lo miré. Solo asentí esperando a que siguiera hablando—. Hoy hablé con Bradley, me pidió perdón por lo ocurrido, dijo que había sido una broma pesada y que no pensó lo que decía.

—Qué bueno. Entonces ya está todo arreglado. Me alegra que se solucionó.

—Ginger, en serio lo lamento. —Intentó tomar mis mejillas y me alejé frunciendo el ceño.

—Puedes hablar, no es necesario invadir el espacio personal del otro.

—Es que antes eras tan tierna y ahora estás tan fría que... —Derek habló, pero no lo dejé terminar.

—Sí, es que es invierno —comenté cruzando los brazos de nuevo, ya no sabía dónde poner los brazos.

—No, fría en el sentido de...

—Bueno, Derek. ¿Ya terminaste? —Él bufó negando.

—Sí, Ginger. Quédate con tus amigos, con los del equipo de béisbol, con Collins y con quien quieras. No eres la misma Ginger que yo conocía. De verdad esperaba un poco más de apoyo con lo que pasó con Bradley.

—¿Yo? ¿No me dijiste que la chica rubia no era nada tuyo?

—¿De qué estás hablando? —preguntó. Me reí.

—¿Necesitas que lo especifique? Bien, ayer besabas a una chica en los bolos. Esa rubia, si no me equivoco, es la misma «oh, solo está la hija del señor que financiará la obra de teatro y me está usando para que su papá no la moleste» de hace un mes, ¿no? De todas maneras, no te preocupes, no somos nada y no tengo por qué reclamarte. Estoy un poco enojada porque no puedo evitarlo, pero no es... —Suspiré—. No lo sé.

—Ella... —intentó arreglarlo, pero solo negué.

—Derek, de verdad no quiero saber, ya te lo dije. Todo se acabó antes de iniciarlo. Hay que dejar las cosas como están. Cada uno por su lado, como ni nada hubiese pasado. Bradley no va a molestarte más, es lo importante.

—Claro, y ya que estamos. Te dejo el camino libre con tu amigo Theo. Dile de mi parte que si le gustas, no es mi problema. Me estuvo amenazando y gritando toda la semana porque no hablaba contigo. Te haré caso y no molestaré más —declaró entre enojado y triste. Yo estaba sorprendida con lo que había dicho.

—¿Theo, dices? —Él solo asintió.

—Sí, Theo. Theo Collins, a él le gustas. Ahora déjenme en paz. ¡Voy a celebrar un gran día de la madre! —habló yéndose hacia quién sabe dónde.

¿Que yo qué?

Caminé hacia la salida, pero antes de ir, tenía que pasar por donde estaban mis amigos, incluyendo a Theo. Necesitaba pensar las cosas, lo último me había dejado más confundida de lo que estaba.

—Uh, Ginger viene —escuché a Jake decir y todos giraron a verme. Me encontré con sus ojos por unos segundos y evité su mirada.

—Solecito, ¿qué te parece ir por un helado a Finn’s? —preguntó mi amiga, yo me negué.

—No puedo, tengo tarea de historia —luego de decir eso, pensé en que solo podría haber dicho que era el día de la madre y listo.

—Pero si aún no tenemos profe de historia —habló Kim confundida.

—Y mañana es sábado —acotó Jake. Rodé los ojos, ellos no me ayudaban—. ¿De cuándo acá Ginger tiene apuro en ir a su casa por hacer tareas? —preguntó.

—¡Bueno, ya! Derek me dijo algunas cosas, ¿bien? Mis padres me esperan, adiós. —Me despedí con la mano y apresuré el paso para subir al auto con mis papás. Ellos no se dieron cuenta de nada, así que solo nos fuimos. Teníamos una cena especia que preparar.

¿Qué iba a hacer yo con toda esa información que sabía?

Ir a la siguiente página

Report Page