Freelance

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CAPÍTULO 1

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¿Trabajaremos todos por nuestra cuenta en el futuro? Probablemente. (Los fundamentos de esta afirmación están más adelante en el libro). En los últimos meses, de forma espontánea, dos de los ahora llamados coolhunters o analistas de tendencias, entrevistados por motivos ajenos a este libro, me aseguraron lo mismo: “Cada vez más gente quiere ser freelance”. “Es porque quieren ser más felices”, explicó uno de ellos. Ahora ¿cómo escapar del cubículo y las rutinas insalubres pero a la vez hacer una buena carrera y un modo de sustento? O ¿Cómo a ser freelance desde cero? ¿Conviene serlo apenas uno sale de la universidad? ¿Cuáles son los pasos a seguir? ¿Cuáles son los errores a evitar? Y ¿cómo vencer el miedo a la incertidumbre? Veamos.

 

 

 

-bonus track-

Freelance,

¿se nace o se hace?

Todo muy interesante, podrá decir alguien, pero, ¿será la modalidad freelance realmente para mí? ¿Tengo “lo necesario”? ¿Qué cualidades y conductas tendrá que tener un freelancer para ser exitoso como tal? ¿Cualquier tipo de persona puede volverse uno? ¿Habrá que tener alguna personalidad especial?

Bueno, tal vez sí. Algunas personas tienen una concepción de la vida y del tiempo más “alternativa” y se les hace natural que sus horas sean un continuum sin separaciones entre vivir, ganar dinero, divertirse, esforzarse, etcétera. Algunos expertos dicen que ciertas cualidades personales son deseables en un freelance: ser arriesgado (que lo desconocido no te paralice), ser capaz de automotivarse, (que no sea necesario el “látigo” del jefe vigilando desde la oficina de la esquina, y que una mala experiencia, un mal cliente o un contratiempo o muchos no te haga instantáneamente tirar la toalla). Otro punto es que te guste tu propia compañía (Hay quienes no les gusta estar solos, se aburren o son muy sociables y realmente se retroalimentan con la interacción continua). Otros son (somos) algo misántropos, solitarios o introvertidos y preferimos enfocarnos en silencio en nuestras actividades. Un factor muy difundido sobre las condiciones para trabajar por tu cuenta es que quién quiera encarar el asunto debe ser muy organizado. Difiero. Por supuesto que es un comportamiento deseable. Tener las asignaciones, los clientes, los pagos, las cuentas, los papeles, etcétera bajo control, ordenado de modo eficiente es algo que ayuda a trabajar mejor y no estresarse, pero conozco gente que de ningún modo posee estos dones (además de yo misma) y sin embargo ha sobrevivido y/o se ha hecho un lugar en su área. Es verdad que para ser freelance no hay que tenerle miedo al trabajo duro, los vaivenes de la sobreabundancia de encargos o su escasez, la soledad y es más que recomendable tener dinero ahorrado, algún punto de apoyo (una red a quién recurrir en caso de emergencias o una red construida para tal caso, de lo que hablaremos en las páginas que siguen). Ser flexible, tener una habilidad que el mercado demande –o mucha–, saber negociar y no desear hacerte el hara kiri con un espárrago a la plancha cada vez que se demore un pago. Pero sobre todo, más allá de todo, hay que querer. Si realmente se desea trabajar de este modo todo lo necesario puede aprenderse. No importa si uno “nació” y se acomodó fácil a una vida estructurada con horarios y cubículos de oficina. O si siempre le dijeron que así se construía una carrera, o un sustento decente. Si en algún momento se decide, se puede cambiar, desarrollar. Conocí a Alma Bárbara, por ejemplo, una mujer que trabajó casi 25 años en oficinas corporativas, y un día casi rondando los 50 decidió que se había hartado de usar traje sastre, se calzó un jean, unos tenis y estudió coaching. Ahora entrena para cumplir sus metas a profesionales, ejecutivos y equipos. Aunque fue un reto que la gente la reconociera en otro rol y volver a empezar, Alma Bárbara asegura sentirse muy plena al haber probado hacer actividades que antes no se imaginaba “La mayor ganancia es que cada día te renuevas, adquieres más experiencia y agradeces por haber arriesgado y haber salido de tu zona de confort.”

Ninguna decisión debería considerarse algo estático e irreversible, todo está sujeto a cambios, no vamos a desear siempre lo mismo ni saber siempre lo mismo, ni tener siempre las mismas oportunidades e ideas.

La pregunta clave si alguien va a lanzarse al freelanceo no es entonces ¿serviré para eso?, sino:

¿Quiero hacerlo?

 

 

 

GUERREROS LIBRELANZAS

 

El término freelance o “lanza libre” fue utilizado por primera vez(o al menos por primera vez desde que se tiene constancia) por Sir Walter Scott para su novela Ivanhoe. Se usó para nombrar a un soldado mercenario (mercenario suele tener una connotación negativa, se les dice así a aquellos que no tienen una lealtad conocida sino que cambian de filas según mejor les paguen…). Una guerrera ética freelance de la ficción de estos tiempos sería por ejemplo Lady Brienne de Thart en Games of Thrones (del libro Song of Ice and Fire). Lady Brienne no defiende a quién mejor le pague sino a quién le dicte su corazón. Es honesta y fuerte y libre y puede, porque es muy buena en lo suyo.

 

 

 

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