Freelance

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CAPÍTULO 6

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CAPÍTULO 6

El futuro es freelance

(Y ya está aquí)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las críticas llovieron copiosamente sobre Marissa Mayer, joven esperanza al mando de Yahoo y exdirectiva de Google. Desde el popular portal Working Mother -donde la llamaron “del siglo pasado”(1)- hasta en varias columnas del New York Times, la ejecutiva fue blanco de respuestas enérgicas en desacuerdo a su decisión de prohibir el teletrabajo o home office en la empresa que dirige. Una de las razones expuestas por Mayer (que también se hizo famosa por no tomarse tiempo post maternidad y regresar a la oficina unos días después de parir) fue que la creatividad sucede generalmente por la interacción de los empleados en las watercooler chats (o charlas junto al garrafón). Para la mayoría de los expertos, su decisión es un extraño error, en especial para una compañía de su tipo: si la materia prima que ofreces es el software, las posibilidades infinitas de la web y los dispositivos móviles ¿No es tener que estar físicamente en un lugar para hacer un trabajo, como si fuera, digamos, 1970, un mensaje contradictorio y contraproducente? Algunos dijeron que Yahoo se encuentra en una situación de emergencia y por esto toma decisiones disparatadas y da “manotazos de ahogado”. Los números más actuales de la empresa no son muy optimistas.

Una de las figuras destacadas que salió a contradecir a Mayer fue el empresario supercharming Richard Branson <3, presidente de Virgin Group, quien resaltó en su blog su perplejidad ante la medida. Branson indicó que decisiones como esas socavan la confianza en que el personal puede hacer su trabajo sin supervisión en cualquier lugar, “Esto parece un paso atrás en una época en la que el trabajo a distancia es más fácil y más eficaz que nunca “–escribió Branson, mientras, probablemente el suave viento que soplaba en una de sus islas privadas hacía ondular su pelo dorado. “Si proporcionas la tecnología adecuada para mantenerse en contacto, y consigues el equilibrio adecuado entre el trabajo a distancia y la oficina, la gente se sentirá motivada a trabajar de manera responsable, rápida y con gran calidad. Para trabajar con éxito con otra gente, tienes que confiar en ella. A nosotros nos gusta dar a la gente la libertad de trabajar donde quiera, seguros de que tienen la experiencia para desempeñarse excelentemente, ya sea en sus escritorios o en sus cocinas”. “Yours truly”, agregó el millonario, nunca trabajó en la oficina y nunca lo hará. La vida laboral ya no es más de 9 a 5. El mundo está conectado. Las compañías que no adopten esto están perdiendo el truco.” (2)

¿A quién dará el tiempo la razón? En estas páginas, por supuesto, estamos con Branson. Y alrededor del mundo muchos están de acuerdo. El crecimiento del trabajo freelance es el cambio más grande desde la revolución industrial. El freelanceo es signo de los tiempos, síntoma de la evolución económica que genera la hiperconectividad, el crecimiento tecnológico en lo macro o social, y la preferencia cada vez más marcada por una vida equilibrada que elige la eficacia y la satisfacción integral en lo micro o individual.

 

El freelancing es una flecha ascendente.

Va para arriba, y no va a bajar.

 

Para Sara Horowitz, –fundadora de la Freelancers Union en Estados Unidos– esta llamada e-conomy (la e puede ser de electrónica, de emprendedores o de ecléctica, ha dicho ella), implica que ya no trabajaremos durante 35 años en la misma compañía esperando retirarnos a la sombra de los beneficios de la seguridad social. La nueva era invita a estrenar y mezclar habilidades. Las carreras de hoy consisten en combinar diversos tipos de trabajo, hacer malabares con clientes múltiples, aprender a ser expertos en marketing y cuentas y crear en nuestras habitaciones, cafés o espacios de co-working. Horowitz, además de fundar la entidad que posibilitó el seguro médico para freelancers entre otros beneficios, indica que esta transición es una revolución: “No hemos visto un salto en la fuerza laboral en casi 100 años, cuando pasamos de una economía agrícola a una industrial”. Los empleados están dejando su lugar de trabajo tradicional y optando por una vida profesional por su cuenta (3). Cifras que respaldan esta información ya están documentadas en varios sitios del planeta.

Estudios recientes indican que la fuerza laboral libre llegó para quedarse: la predicción es que para el fin de esta década el 50 por ciento de los trabajadores estadounidenses serán freelancers (*Mbo Partners). De acuerdo a la revista británica Freelancing Matters, en Estados Unidos en 2010 había 42.6 millones de trabajadores independientes. Canadá, por su parte, mostraba unos 2.7 millones de freelancers, Australia, 2,7, Netherlands 630 mil, y el Reino Unido 1.4 millones. Estos y otros países ya tienen leyes, impuestos y seguros “freelance̶ friendly”: Francia tiene una nueva ley: aquellos que poseen un status de “auto̶ entrepreneur” y ganan menos de 32 mil euros al año pueden pagar impuestos en plazos a conveniencia. En USA la Freelancers Union –con unos 200 mil miembros̶ ofrece educación, networking, planes de retiro, y seguros de salud. Incluso el Estado de Nueva York lanzó un sistema ad̶ hoc que protege a quienes trabajan por su cuenta de los clientes que no pagan (¡). En Canadá la Canada Freelance Union representa a los trabajadores freelancers en los medios de comunicación (unas 10 mil personas). Según el sitio especializado Nubelo, en países de habla hispana, ser freelance es una alternativa cada vez más clara al trabajo tradicional: un 33% lo son desde hace menos de un año, más de un 40% trabajan por su cuenta a tiempo completo y como su única fuente de ingresos. Y a pesar de los miedos, no les va mal. Más de un 70% mantuvo o aumentó sus ingresos (en 2012) pese a la crisis económica. En México existen poco más de 12 millones de personas desempeñándose en forma autónoma y los servicios de outsourcing, al menos en el ámbito tecnológico, crecen a un ritmo del 30%. (4)

Todo esto, de acuerdo a las proyecciones de los analistas, no hará más que crecer. Algunos piensan que cada vez más negocios contratarán freelancers, especialmente para darle la chispa inicial a proyectos que estén empezando (5). (Si eres un creativo o un innovador, atento con lo que ayudas a crear y cuánto te retribuyan, no sea cosa que te toquen dos pesos de lo que luego será una compañía multimillonaria o un proyecto multipremiado). James Bellini, autodenominado “futurólogo” master en Cambridge y egresado de la London School of Economics, asegura que en el 2020, el 80 por ciento de los trabajadores ingleses no viajarán al mismo ineficiente y subutilizado escritorio cada día. “Van a trabajar solo cuando lo necesiten, como en los viejos tiempos”. Para Bellini “El futuro es de tamaño neutral”. Un individuo será tan importante como una gran compañía según el valor que pueda agregar a una determinada tarea.” (6)

El paradigma laboral está cambiando y aunque parte de su apariencia tenga “forma de crisis” hay consecuencias positivas detrás, siempre que se sepa cómo aprovechar y asumir los desafíos nuevos.

“La idea de estar empleado por un empleador va a cambiar” –asegura por su parte Mark Stevenson, autor de Un viaje optimista por el futuro. Stevenson ha creado La Liga de los Optimistas Pragmáticos (www.leagueofpragmaticoptimists.com), grupo en el cual uno de los objetivos es animar a la gente que no tiene trabajo a iniciar su propio negocio. Ahora la responsabilidad va a ser tuya, expresa Stevenson, que además sostiene que con acceso a internet se tienen a mano todas las herramientas necesarias. “Puedes cambiar el mundo con la tecnología que ya existe, porque la tecnología es la fuerza más poderosa que hay para democratizar. No digo que sea fácil. Pero si quieres cambiar el mundo no lo hagas mirando hacia el pasado, sino hacia adelante. (7)

¿Son estas predicciones aptas para el presente de México? No solo eso, sino que además son necesarias. Recientemente Verónica Baz, directora de CIDAC, importante think tank mexicano escribió en el diario Reforma al respecto: “Si alguien no puede generar ingresos para sí mismo, difícilmente podrá hacerlo para los demás (…) Mientras que en los Estados Unidos uno de los términos más populares es “Brand You” (verte a ti mismo como marca), en México seguimos hablando de empleados y desempleados, y pensando que el auto̶ empleo es de fracasados o personas sin estudios –expresó la especialista– La realidad de millones de mexicanos está desmintiendo esta idea, y lo hará cada vez más. Es hora de que las universidades y el gobierno abran los ojos a esta realidad. A todos nos conviene.” 

Todos van a ganar con el ascenso del freelancing, una vez que se entienda y establezca. Incluso el planeta. En Remote, Office not required Jason Fried y David Heinemeier Hansson, cofundadores de la empresa de software 37 Signals, tratan de sacudir los prejuicios de los empleadores acerca del home office y muestran el caso de IBM y su estrategia de teletrabajo. Por ejemplo: desde 1995, cuando decidió que el 40 por ciento de los empleados trabajaría desde casa, la firma redujo sus espacios de oficina y los revendió con una ganancia de 1.9 mil millones de dólares. Fried y Heinemeier calculan además que, por año estos trabajadores ahorraron unos 5 millones de galones de combustible, unas 450 mil toneladas de emisiones de dióxido de carbono.

El freelanceo es, además de todo, sostenible. El planeta te quiere freelance.

Pero si es así, entonces ¿por qué YA no es más valorado, recomendado, frecuente?

He observado como a los freelancers “se la ponen difícil” (a veces casi pareciera a propósito). En sociología en inglés se llama backlash a una reacción adversa hacia algo que ha ganado prominencia. El duelo de íconos rubios con el que comienza este capítulo ejemplifica la cuestión a la perfección. Los conservadores se espantan ante las libertades conquistadas por minorías o grupos con menos derechos. Los acostumbrados a roles fijos temen por su futuro, si está en sus manos hacen lo posible por poner obstáculos y difundir miedo, incertidumbre, duda. ¿Quién te elegirá como mujer si no quieres quedarte en casa lavando y planchando? Alguien le habrá dicho eso a nuestras abuelas, madres o tías que querían aventurarse a ganar su propia lana, hace solo un par de décadas. ¿Cómo sobrevivirás sin un hombre que te proteja? ¿Cómo sobrevivirás sin una corporación̶ quincena que te proteja?, insinúan algunos ahora mismo a los que quieren emprender su independencia.

La mayoría de las compañías aún están siendo lideradas por gente con “mentalidad de oficina” (en el peor de los casos de la peor de las oficinas, que no son todas) que quiere horarios decididos en la revolución industrial, juntas presenciales con donas al centro, post its, tazas que dicen “esta taza es de X”, “hora de comer”, etcétera, que miran con desconfianza tu independencia ¿cómo saben ellos que trabajaste si no te vieron hacerlo? e incluso con un poco de celos no asumidos (por las dudas) y una decisión de “venganza” indirecta ¿asumida?

La verdad es que sí da miedo. Cuando por cuestiones de la más vil burocracia te ponen mil trabas kafkianas para cobrar tu dinero, todos (o casi todos debería decir, siempre hay algún héroe con temple de acero) dudamos. Yo misma en algunos momentos duros y mientras escribía esto me replanteé si no me habría equivocado al seguir el camino del freelancing y si era responsable de mi parte recomendar a otros semejante “salto de fe”. El asunto es que, pese al boom de los tips (y de que alguno de ellos puede ser útil) no hay recetas. Nadie puede garantizar el éxito o la felicidad ni en la autonomía ni en Wall Street. Uno puede advertir peligros, enumerar privilegios, decir cómo le fue con tal o tales estrategias, pero cada elección es individual. Sin embargo, nos decidamos o no por el trabajo independiente, el paradigma laboral está cambiando. Los números no mienten. Los puestos se abaratan, las condiciones para permanecer o ser elegido en una oficina se han vuelto más incómodas (en un abanico no tan amplio entre lo incómodo y lo humillante). Y uno puede pasarse la vida culpando al mundo por sus injusticias, adaptarse o intentar cambiar algo, participar en la creación de la realidad.

Por otra parte, lo que la gente entiende como “privilegio” también está cambiando y no será lo mismo en 20 años. YA no es lo mismo. Para cada vez más personas, el lujo verdadero no es un asunto de posesiones o marcas costosas, sino la libertad de acción. Y el tiempo. La nueva riqueza será dejar la vida diferida (trabajo durante 30 años o más y descanso cuando me retire) para vivir como se quiera –o lo mejor posible̶ aquí y ahora. El modelo de bienestar a seguir no será una gran oficina con un escritorio enorme y reluciente sino, por ejemplo, poder elegir libremente la ciudad (y hasta el país) donde vivir.

Ante la pregunta ¿Por qué freelanceas? (*) los participantes de una encuesta respondieron que era “importante” o “extremadamente importante”:

 

» La flexibilidad 78%

» Controlar el propio horario 77%

» Ser su propio jefe 75%

» Hacer lo que uno ama: 75%

» El equilibrio trabajo-vida 62%

 

Pero ¿será realmente ahora el mejor momento para que se manifieste y se elija este cambio de paradigma por estas latitudes?

Pese a las bondades de la globalización, es posible que aunque algunos números florezcan en el primer mundo, en México o en Latinoamérica haya algunas reticencias. Sobre todo porque hay una población amplia amante de las tradiciones la comodidad, de la obediencia y la sensación de “status” ¿? de “pertenencia” que da estar en una nómina. Pero claro, este libro no es para nuestros compañeros “Godínez” por elección, si no para aquellos que quieran, necesiten o busquen otra alternativa. Y para los que odian las oficinas.

En los períodos de formación suele haber dificultades –dice, el I Ching, famoso oráculo chino en su hexagrama 3–, La dificultad inicial. Es como si se tratase de un parto primerizo. Tales dificultades, empero, surgen de la plenitud de aquello que se debate por lograr su forma. Todo se halla en movimiento y por eso, a pesar del peligro existente, hay perspectivas de éxito grande siempre que se persevere en procura del mismo.

El freelancing está en pleno proceso, en pleno caos creativo, confuso pero fecundo. En La clase creativa y Las ciudades creativas, el profesor Richard Florida señala que “la sociedad cambia porque el cambio se desea” y estas transformaciones sociales no pasan sin que antes una gran parte de la sociedad las haya buscado. La creatividad (la capacidad de crear nuevas formas significativas, según la definición del diccionario Webster) es ahora la fuente decisiva de la ventaja competitiva. “Nunca hasta ahora habíamos valorado tanto la creatividad en el trabajo y las demás esferas de la vida, ni la habíamos cultivado con tanta intensidad” –dice Florida.

Los pasajeros de estas nuevas formas son de mundos diversos: científicos e ingenieros, arquitectos y diseñadores, maestros, músicos, financieros y emprendedores, trabajadores del ámbito legal y médico, genios de las computadoras, escritores, artesanos y artistas, y todos aquellos “que valoran la creatividad, la individualidad, la diferencia y el mérito”. Florida advierte que la creatividad, el activo más preciado de la nueva economía, no se limita solamente a los miembros de una clase y quienes desempeñan trabajos en el sector servicios pueden ser creativos de maneras muy valiosas. “Creo firmemente que la clave para mejorar el destino de las personas infraasalariadas, infraempleadas y desaventajadas no reside en programas de bienestar social o en crear empleos no cualificados, ni tampoco en recuperar de algún modo los trabajos del pasado en fábricas, sino en aprovechar la creatividad de las personas, pagarles adecuadamente e integrarlas en la economía creativa” (8)

Otros llaman a este fenómeno “talentismo” (9), un nuevo régimen donde el talento es más escaso y por lo tanto más valioso que el capital. Como freelance en ejercicio o en potencia la clave para subirse a la ola actual es cultivar el propio talento, aprender y renovarse de manera constante. Las reglas no son fijas, sino cambiantes y siempre en expansión.

En lugar de la homogeneidad, la conformidad y el deseo de encajar que definieron la era de las organizaciones, la nueva era fomenta la individualidad, la autoexpresión y la apertura ante la diferencia. La autoestima de las personas ya no va a depender de la empresa en la que trabajen sino de cuán capaz sea cada uno de ser auténtico y reflejar en sus tareas diarias sus valores y prioridades.

Pese a que las noticias cotidianas son muchas veces terribles y parecen desmentirme, me gusta pensar que no es solo el paradigma laboral lo que está cambiando, y que existe, como dice Florida, un proceso general, “una única transformación subyacente que afecta a todas y cada una de las dimensiones de la vida”. No solo cambia nuestra relación con el trabajo si no toda nuestra concepción del mundo y de nuestro lugar en él. Ser más creativo es ser más activo y más libre en todos los aspectos. Y también más responsable.

Pero la responsabilidad no debería asustarnos, creo, porque –como saben ciertos superhéroes– es la consecuencia lógica, la hermana inseparable, el reverso de la moneda, de un gran poder.

 

Les deseo de corazón incertidumbres gentiles, abundancia creativa, sustento nutricio de cuerpo y alma, fama, paz y fortuna, y sobre todo siempre ¡pagos a tiempo!

Ágata, terraza en Tepoztlán,

sol de noviembre 2015.

 

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