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Segunda parte. Marzo » Capítulo 20:// Maldición de datos

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Capítulo 20:// Maldición de datos

Loki hacía cola en una cafetería, con seis personas más detrás de él, cuando el hombre de negocios se coló dos personas por delante suyo. La mujer que había allí no había cubierto del todo el hueco, y el capullo se metió, fingiendo no advertir a la docena de personas que se extendía hacia la pared.

La mujer ratonil que tenía delante lo aceptó, y nadie más pareció inclinado a empezar una discusión.

Pero él había matado a gente por menos de eso.

Se salió de la cola y se acercó con sus botas de cuero claveteadas y su atuendo negro al hombre, cuya colonia le asaltó tanto sus papilas gustativas como su pituitaria.

—Gilipollas. El fondo de la cola está allí.

El hombre, que era al menos media cabeza más alto que él, alzó las cejas.

—¿Cómo me has llamado, hijo?

Loki tomó aire. El daemon no le permitía cometer asesinatos por capricho: tenía que tener un propósito legítimo de infraestructura de defensa para darle el pasaporte a alguien. Y tenía que poder pasar un interrogatorio fMRI después de cada muerte. Inspiró de nuevo. Sin embargo, había alternativas.

—He dicho, GILIPOLLAS, que la cola está allí.

La cola avanzó otro hueco más: el hombre estaba ya sólo a una persona de la caja registradora.

—Mira, crece, hijo. Ni me intimida tu chupa de cuero ni tus lentillas góticas.

—Si no te pones en tu lugar en la cola, te haré lamentar el día en que naciste.

—¿Me estás amenazando? ¿En público?

—No es una amenaza. Te digo que si no dejas esta posición en la cola, desearás estar muerto.

—Esto no tiene gracia, hijo. Ahora déjame en paz antes de que te metas en problemas legales.

—Has tomado tu decisión.

El hombre se quedó algo sorprendido cuando Loki alzó sus manos cubiertas de anillos y lo señaló.

Vilos andre… siphood ulros… carvin sienvey.

Loki movió el dedo en espiral delante del tipo.

—Maldigo tus datos…

El hombre soltó una carcajada.

—¿Eso es lo que vas a hacer? ¿Lanzarme un hechizo de mierda? —Se rió de nuevo.

Loki siguió apuntándolo con el dedo, y leyó los datos de consumo de los aparatos inalámbricos del hombre, que enlazaron en unos instantes con su identidad.

—Robert Wahlen… número de la Seguridad Social terminado en 3-9-7-3… te condeno a vagar maldito entre los hombres…

El hombre dejó de reír.

—¿Cómo sabes mi nombre? ¿De dónde demonios has sacado esa información?

—… que tus datos sean amargos para siempre. Hasta que busques expiación.

—Eres un puñetero majara, ¿lo sabes? Quiero saber cómo has conseguido esa información. Llamaré a la policía.

—Si yo fuera tú, no llamaría a la policía, Bob. Probablemente habrá una orden de búsqueda por las multas de aparcamiento que no has pagado.

El hombre había llegado a la caja registradora. Se quedó mirando a Loki con mala cara.

—Maldito majara…

El hombre pidió su café y un dulce, y luego ofreció su tarjeta oro. La cajera la pasó, y luego frunció el ceño.

—Lo siento, señor. La tarjeta ha sido rechazada. ¿Tiene otra?

—¿Rechazada? Eso es imposible.

La gente en la cola protestó.

—Bueno, tome… —Sacó otra tarjeta de crédito y se la tendió a la cajera. Luego se volvió a mirar a Loki—. Escucha, voy a llamar a la policía si no te largas.

—Pero yo soy un ciudadano que cumple con la ley, Bob. Tendrías que tener cuidado de a quién amenazas.

La cajera hizo una mueca.

—Uh, lo siento, señor. Ésta también ha sido rechazada, pero dice que tengo que retenerla. Lo siento.

—¿Qué? ¡Esto es ridículo!

Trató de quitarle la tarjeta, pero ella apartó la mano.

—¡Señor! La tarjeta no es de su propiedad. Es de la compañía emisora.

Wahlen se volvió hacia Loki.

—Me has hecho algo, y voy a llamar a la policía.

El hombre se salió de la cola y empezó a marcar, pero entonces recibió otra llamada.

—¿Diga…? —Wahlen escuchó. Entonces frunció el ceño, y susurró tersamente—: No… no. Espere. Yo no debo dinero de ningún barco.

Colgó.

Loki caminó tras él.

—Bienvenido al infierno, Robert…

El hombre se marchó corriendo, y Loki lo vio perderse.

De pronto advirtió que otra operativa de la red oscura lo miraba cerca de la ventana: su indicador la señalaba como Vienna_2, una Química de nivel 8 con una reputación de cuatro estrellas sobre una base de setecientos treinta.

—¿Qué estás mirando?

—Eso ha sido cruel, Loki. Usar tu poder así. Puedes destrozar la vida de ese hombre con una Maldición de Datos. ¿Y por qué… por saltarse la cola?

—Vete al carajo.

Ella extendió una mano en el Espacio-D y le concedió una estrella.

Él la ignoró.

—Si me importara una mierda lo que piensas de mí, me mataría.

Justo entonces recibió una alerta en su pantalla HUD, y su estado de ánimo cambió considerablemente cuando leyó la notificación. Fue una agradable sorpresa. Se volvió hacia Vienna_2.

—Mis disculpas, Vienna. De hecho, toma… —Le concedió cinco estrellas—. Por ser una zorra tan cívica y meticona. Pero mi día acaba de mejorar. Si me disculpas, tengo que reunirme con un viejo amigo.

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