France

France


Capítulo 18

Página 19 de 27

Capítulo 18

 

 

Yrre subió las escaleras de tres en tres y entró en su antigua habitación como un vendaval. La imagen que apareció ante sus ojos lo cabreó tanto que, solo con su mente, levantó a Derian y lo empotró contra la pared contraria a la cama. El macho tuvo el tiempo justo de mirarlo con sorpresa antes de perder el conocimiento. Las hembras gritaron por la sorpresa.

Derian era un tipo grande, tanto como su hermano Agor, aunque con mejor apariencia; bastante atractivo y siempre rodeado de mujeres, quisieran ellas o no. No lo había visto en Alaska, y se temía que andaba por aquí. Si había algo a lo que Agor tenía apego era a sus dos hermanos, se habían unido en contra de su salvaje padre para salvar los pellejos, aunque al mayor no le había ido muy bien, a juzgar por su rostro. Todos en el poblado sabían la historia trágica de esa familia, de sus tíos y primos. Su tío murió cuando su padre lo ejecutó por traición, su propio padre, que era el líder en aquel momento. Y ahora la historia se repetía. Agor pretendía lo que un día su tarado padre anheló: el liderazgo del clan.

Dos mujeres de su raza yacían atadas en el cabezal de hierro forjado con sendas esposas, y lo miraban expectantes.

—Yrre…

—Estás vivo…

Levantó una ceja.

—¿No debería estarlo?

Ninguna de las dos contestó.

—¡Hablad!

La rubia desvió la mirada a las esposas.

—Derian dijo que esta era su casa ahora porque tú estabas muerto —explicó la otra.

—Como puedes ver se ha equivocado y os ha mentido.

Movió la mano y abrió las esposas.

—Cubríos y bajad al salón.

—¿Qué nos va a pasar ahora? —susurró la rubia cuando él ya salía de la habitación.

—No lo sé. ¿Está muerto? —preguntó la otra.

No, Derian no estaba muerto, pero iba a desear estarlo.

Una hora más tarde, Derian estaba encerrado en el sótano y soltando culebras por la boca. Las dependencias estaban preparadas para no permitir ni desmaterializarse ni contactar mentalmente con nadie.

—¡Esto te va a costar caro, Yrre!

—Tu hermano te dejo aquí para proteger mi poblado, ¿verdad? ¿Y qué estabas haciendo tú?

—Ya no es tu poblado, nuestra raza te repudia, no conseguirás que ninguno de nosotros sigamos viviendo así. No quieres mejorar, no quieres que avancemos.

—¿Qué entendéis por avanzar? ¿Deshaceros de mí y de los míos y sacrificar animales salvajes? No veo ningún avance ahí.

Derian se agarró a los barrotes.

—Mi hermano me va a echar de menos y vendrá.

—¿Es una amenaza? Porque espero que haga eso precisamente.

—Huiste como una rata.

—Evité un baño de sangre. Mi padre no pudo evitarlo, pero yo lo haré.

De pronto su lobo empezó a gruñir. Los lobos de los hombres encerrados estaban cerca, pero …. No los miraba siquiera.

«Es France».

Aart le estaba hablando mentalmente, y un escalofrío recorrió su columna. Si le había pasado algo a France, su compañera, su vida.

«Qué ocurre, ¿ella está bien?»

«Creo que sí, pero hay un problema, ven a la montaña. Mi compañera ha oído algo sobre Agor en el consejo, está allí también».

¿Qué hacía Aart en la montaña? Se suponía que el clan de Alaska se estaba ocupando de todo. Y él, una vez apresado Derian, quería volver a por France. Demasiados frentes abiertos.

Maldita sea.

 

***

 

—Es mi hijo, Alistair, voy a entrar ahí, lo quieras o no —decretó Viggo.

—No tienes los poderes que necesitas, puedes morir.

—Mi madre y mi padre, la madre de mi hijo, Junior; esto es demasiado, es mi familia.

—No te hemos traído para perderte. Sabes que tanto Storm como France son capaces de sacarlos de ahí. Vamos a unirnos en esto, la montaña no puede ceder.

—¿Dónde está esa zorra?

Todos se giraron para ver a Agor avanzar.

—¿Me buscabas?

De nuevo, todas las cabezas buscaron la voz de France, quien apareció con Storm, Junior y Susan. Viggo corrió a coger a su hijo en brazos.

—Junior, ¿estás bien? —dijo repasando a su hijo con los ojos— ¿Y vosotros?

—Bien, hijo. Llévate a tu madre y a Junior a un lado. Esto se va a poner muy mal —pidió Storm.

France desapareció y volvió a parecer con el hombre que Junior había dejado como un vegetal y lo lanzó a los pies de Agor.

—¿Este despojo es tuyo?

Agor miró al tipo que estaba boca abajo y se agachó apoyándose sobre una rodilla. Cogiendo su hombro lo giró hasta dejarlo boca arriba. Cuando levantó la mirada una ráfaga de pura rabia invadió sus iris e iba enfocada a France en exclusiva.

—¿Oxa? —Puso una mano en su cabeza y cerró los ojos—. Es mi hermano.

—Ugh, que mala pata.

Alistair, Neoh, Elm, Elián, Otto y Val se pusieron al lado de France y Storm. Los hombres de Agor aparecieron uno tras otro unos metros por detrás de su líder. Y los hombres de los clanes de Alaska se posicionaron también.

—Esto no va a quedar así.

—No.

France enfocó su mirada en Oxa, el macho dio una fuerte sacudida y murió al acto con un último estertor. Después levantó su cuerpo en el aire y lo lanzó unos cien metros montaña abajo.

—Ahora está mejor.

Agor se movió tan deprisa que solo pareció un borrón cuando se detuvo frente a France.

Ese tipo no la asustaba, al contrario, de hecho, le daba bastante lástima. Un tipo que solo aspiraba a liderar un clan a través de la traición era de todo menos admirable.

—Aléjate o voy a dejarte como un eunuco, y solo te faltaba eso. Sin cara y sin huevos no llegarás muy lejos.

—¡Basta! —Yrre apareció justo detrás de Agor.

France se inclinó para ver a su compañero.

—Hola amorcito.

—¿De qué vas vestida? —Después la miró de arriba abajo—. Estás herida.

—Muy observador, cielo. No es nada. Estaba teniendo unas palabras con tu primo, ¿sabes que tenía un hermano que se llamaba Oxa? Es un nombre de mierda.

—Pagarás caro lo que le has hecho.

Clavó un dedo en el pecho de Agor.

—Nadie se acerca a mi hijo. Y tú vas a ser el próximo solo por haber dado la orden de secuestrarlo.

Agor la miró de arriba abajo.

—Yrre, es una lástima que semejante hembra vaya a terminar suplicándome que la folle —Ni siquiera se giró para mirar a su primo.

La carcajada de France resonó en todo el valle.

 

***

 

—Yo de ti lo pensaría un poco antes de abrir esa boca —amenazó Yrre.

—Joder, has hecho que me mee en las bragas —soltó France ante el estupor de Yrre.

—¿Qué bragas? —preguntó Storm sin perder de vista a Agor.

—Ups, es cierto, no llevo.

—Nena, él no debería saber eso…

—No te preocupes Yrre, gracias a la aventura dentro del volcán me ha venido bien, hacía calor. Razón por la cual voy a matar a otro de tus primos.

Dicho esto, saltó encima de Agor y agarró su cabeza con las dos manos. Sí, Yrre había visto el cuerpo de Oxa hacía escasos minutos.

Levantó una ceja al verla encaramada sobre los hombros de su primo y con la vagina exactamente en su boca.

—Esto no me gusta —masculló.

—No te preocupes, Yrre. Le gusta jugar con sus víctimas.

—Acabo de anular los poderes de Agor.

—Yo en tu lugar no haría eso. No lo disfrutará y te arrancará la polla. Por mucho que sea tu compañera.

Captado. Dejó ir la compulsión sobre su primo y esté empezó a gruñir.

Los lobos saltaban y gruñían. Yrre y los demás los calmaron.

—¡Puta hembra!

France salió volando y se incrustó literalmente en la copa de un árbol. Iba a poner remedio al asunto, pero la carcajada de su compañera lo frenó en seco. Algo tarada sí estaba. Pero como le gustaba esa hembra, si seguía moviéndose así no iba a poder esconder la erección que pugnaba por reventarle los pantalones de cuero. Su compañera era sexy hasta peleando.

—Me siento idiota.

—France tiene ese talento innato, hacerte sentir un inútil; no necesita a nadie para defenderse y tu primito ha tocado a Junior, no saldrá con vida. Espero que no te importe —contestó Alistair.

—Como jefe de mi clan no voy a consentir que ella termine esto.

—Que tengas suerte con eso, tío.

—Agor ha quemado toda mi aldea, con algunos de sus habitantes dentro.

Alistair lo miró horrorizado.

—¡¿Qué?!

Yrre asintió en el momento justo en el que aparecían todos sus hombres.

—Alistair, de líder a líder, te pido formalmente que os retiréis.

—Estás en tu derecho. Solo hay que convencer a France de que deje vivir a ese gusano.

—Yo me ocupo.

—Toda tuya.

Miró al líder entornando los ojos. Mucho se temía que esperaba la reacción de France. Miró a su primo y a su compañera, les faltaba exactamente un segundo para liarse en una guerra sin cuartel. No iba a consentirlo.

France levantó una pierna y golpeó con saña las partes nobles de Agor. El macho cayó al suelo entre gruñidos.

—Eso ha estado bien, nada de trucos sucios —ironizó Elm.

—Tú anímala y verás cómo termina esto —contestó su hermano Elián.

—¡France! —gritó Yrre colocándose al lado de Agor.

—¡¿Qué!? Apártate.

—No.

—Yrre, no me cabrees.

—Nena, tengo que explicarte algo.

Ella puso los brazos en jarras.

—¿Y crees que ahora es un buen momento?

—El mejor.

—Nos retiramos —anunció Alistair.

—Yo me quedo —dijo Storm.

Ir a la siguiente página

Report Page