Fish!

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Escoge tu actitud

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Escoge tu actitud

PASOS:

· Convoca una reunión y di lo que piensas.

· Busca un mensaje que transmita la noción de elegir una actitud de manera que todo el mundo pueda entender y personalizar.

· Proporciona la motivación necesaria.

· Persiste con fe.

«Ahora viene la parte más difícil. ¿Qué le digo a los empleados de la tercera planta?» Y empezó a escribir sus pensamientos.

Los lunes por la mañana, la plantilla del departamento se reunía en dos turnos; un grupo atendía las llamadas mientras el otro se reunía con ella en la sala de conferencias, y luego cambiaban. Cuando estuvo reunido el primer grupo, escuchó los resúmenes de las actividades familiares y las quejas universales sobre el lunes por la mañana. «Son buena gente», pensó; notó que el corazón le latía más rápido cuando se callaron y le prestaron atención. «¡Ahí voy!»

La presentación de Mary Jane

-Hoy hablaremos de un tema importante. Hace dos semanas, el vicepresidente de la empresa asistió a una conferencia y volvió convencido de que First Guarantee necesita una inyección de energía y entusiasmo. Volvió convencido de que la energía y el entusiasmo son las claves para mejorar la productividad, reclutar personal con éxito, conservarlo a largo plazo, prestar un buen servicio al cliente y desarrollar muchas cualidades más que se necesitan para competir en un negocio en continua transformación. Convocó una reunión de jefes de departamento y en esa reunión se refirió a la tercera planta como «un vertedero de energía tóxica». Habéis oído bien. Dijo que nuestra planta era un vertedero de energía tóxica, y dijo que había que depurarlo.

Mary Jane miró las expresiones de sobresalto. El primer comentario vino de Adam, un empleado que llevaba mucho tiempo trabajando.

-Me gustaría ver cómo lo harían ellos. Es el trabajo más aburrido de la Tierra.

Luego intervino uno de los empleados con menos energía:

-¿Qué importa la energía? El trabajo se hace, no?

Nadie impugnó la acusación de que la energía era tóxica.

Mary Jane prosiguió.

-Quiero que sepáis que este asunto no quedará así. El vicepresidente del grupo puede que pierda interés, es posible que Bill lo olvide con el tiempo, pero yo no. Porque estoy completamente de acuerdo. Somos un vertedero de energía tóxica. Otros departamentos de la empresa detestan tener tratos con nosotros. También nos llaman el hoyo. Hacen bromas sobre nosotros durante la comida. Se ríen de nosotros en los pasillos. Y tienen razón. ¡Caramba! A muchos de ellos les fastidia venir aquí, y hasta nosotros lo llamamos el pozo. Creo que podemos y debemos cambiar. Y quiero que sepan el porqué.

Las expresiones de sobresalto fueron reemplazadas por expresiones de asombro. El silencio era absoluto.

-Ya conocéis mi historia. Que Dan y yo vinimos a esta ciudad con esperanzas, sueños y dos niños pequeños. Que la muerte repentina de Dan me dejó sola. Que el seguro de Dan no cubría muchos de los grandes gastos. Que me encontré en una situación económica difícil.

»Lo que quizá no sepáis es cómo me ha afectado todo eso. Algunos de vosotros sois padres separados y sabéis de lo que estoy hablando. Necesitaba este trabajo y perdí la confianza en mí. Me dejé llevar, sin hacer nunca nada que pudiera amenazar mi seguridad. Tiene gracia que ahora mi seguridad se vea de nuevo amenazada, y esta vez por seguir la corriente. Pues bien, eso se acabó.

»La cuestión es muy simple. Sigo necesitando este trabajo, pero no quiero pasar lo que me queda de vida laboral trabajando en un vertedero de energía tóxica. Dan me enseñó una lección que había olvidado: la vida es demasiado valiosa para desperdiciarla hasta la jubilación. Sencillamente, pasamos demasiadas horas en el trabajo para malgastarlas de esta manera. Yo creo que podemos hacer de este lugar un sitio mejor para trabajar.

»Y ahora, una buena noticia. Conozco un asesor que trabaja para un negocio mundialmente famoso y que es un experto en energía. Ya le conoceréis. Hoy pondré en práctica su primer consejo: elegimos nuestra actitud.

Mary Jane siguió explicando en qué consistía el concepto de elegir la propia actitud. Después preguntó si había dudas.

Steve levantó la mano. Mary Jane le hizo un gesto y Steve empezó a hablar.

-Imaginemos que estoy al volante de mi coche y un idiota se me cruza de repente. Eso hace que me enfade y que toque el claxon o le haga un gesto, ya saben a qué me refiero. ¿Dónde está la elección ahí? Es culpa suya, no tengo elección.

-Permíteme que te haga una pregunta, Steve. Si estuvieras en un barrio peligroso de la ciudad, ¿harías el gesto?

Steve sonrió.

-Ni hablar. Serían ganas de buscarme problemas.

-¿Quieres decir que puedes elegir tu actitud en un barrio peligroso pero no tienes elección en un barrio residencial?

-Comprendido, Mary Jane. Me ha quedado claro.

-No podías haber escogido una pregunta mejor, Steve. No podemos controlar cómo conducen los demás, pero sí podemos elegir cómo vamos a responder nosotros. Aquí, en First Guarantee, no podemos hacer mucho para seleccionar el trabajo que nos dan, pero sí podemos elegir nuestra actitud hacia el trabajo. Quiero que todos penséis en ejemplos en los que esto pueda aplicarse y veáis si podéis identificar cosas que podemos hacer para acordarnos de nuestras elecciones. Buena suerte. Nuestra vida laboral depende de ello.

La segunda reunión con los empleados fue muy parecida a la primera. Como nadie hizo ninguna pregunta, Mary Jane utilizó la pregunta que había hecho Steve en el primer grupo. Eran las 10.30 de un lunes por la mañana. Estaba agotada después de las reuniones, pero se dio cuenta de que había tenido la primera oportunidad de escoger una actitud y lo había hecho.

La semana pasó deprisa. Decidió pasear por la oficina todos los días y hablar con la gente de la idea de elegir la actitud. Cuando vio a Steve, éste le dijo:

-¡Caray! Me crucificaste en la reunión.

-Espero no haberte puesto en una situación embarazosa.

-Mary Jane, me hiciste un gran favor. Últimamente, mi vida ha sido un continuo reaccionar. Me has recordado que tengo unas importantes decisiones que tomar y que puedo hacerlo con un poco de autocontrol y coraje.

-¿Coraje?

-Mi relación de pareja no funciona y no sé qué hacer. Ahora veo que reaccionar y sentirme como una víctima no resolverá el problema. Tengo que enfrentarme a él. Perdona que no sea más claro, pero se trata de algo muy personal.

-Buena suerte, Steve, y gracias por confiar en mí.

-Todos confiamos en ti, Mary Jane. Lo que sucede es que este trabajo es muy aburrido y lo único que recibimos son quejas. Nos parece que siempre nos atacan. Sigue adelante. Y cuenta conmigo para todo.

Estaba gratamente sorprendida por tantas palabras de agradecimiento. Aunque los empleados no estaban seguros de los detalles, a la mayoría le gustaba la idea de crear un ambiente de trabajo más satisfactorio.

Entonces, el viernes ocurrió algo. Al salir del ascensor en el tercer piso, se encontró con un cartel gigante que decía: ELIGE TU ACTITUD, y en medio las palabras: MENÚ CON LAS ELECCIONES DEL DÍA. Debajo del menú había dos dibujos. Uno era una cara sonriente, y el otro una cara con el ceño fruncido. No se lo podía creer. «¡Lo han entendido!», pensó, y fue corriendo a su oficina para llamar a Lonnie.

Después de contarle lo del menú, le preguntó si podían continuar su conversación. Lonnie le propuso quedar el lunes para comer. Mary Jane contestó que no quería esperar hasta la próxima semana, y quedaron que el sábado iría con los niños al mercado.

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