Fidelity

Fidelity


CAPÍTULO QUINCE

Página 45 de 62

CAPÍTULO QUINCE

No perdamos nada de nuestro tiempo, quizá los hubo

más bellos, pero este es el nuestro.

JEAN PAUL SARTRE

Marcos

Era asombroso ver cómo Lu se había preparado el primer monólogo sin ayuda de nadie. Además de poseer una voz bien modulada, también tenía un talento especial para actuar. Habíamos empezado a trabajar con lady Macbeth, y realmente su propuesta era muy interesante. Con la primera pauta que le marqué, se quedó pensando unos instantes.

—¿Me dejas que lo medite un momento? —me comentó.

Desde que habíamos empezado a trabajar vi un atisbo de duda en su mirada.

—Te doy cinco segundos, Lu. Los actores no pensamos en escena, los actores actuamos. Un actor que piensa es un actor al que se le ven todos los hilos. ¿Y sabes lo que dice mi profesor Carlos Marcos? Que el escenario es el peor lugar donde te puedes esconder. Se ve todo, aunque estés sentado en la última fila. Así que actúa.

Después de estas palabras, Lu siguió todas las indicaciones que yo le marcaba, las aceptaba y enseguida las interiorizaba. Era rápida pillando los conceptos en escena y se atrevía con todas mis sugerencias. Y esto era justo lo que querían los profesores, actores que fueran rápidos y que se atrevieran a seguir sus impulsos, que no racionalizaran todas sus acciones.

—Estoy seguro de que si lo haces así de bien en las pruebas entrarás sin problemas.

—Ya, pero solo hay veintiocho plazas y creo que nos presentaremos casi cien personas.

—Tú preocúpate por defender tu trabajo. Eres buena, muy buena. Y cuentas con la ventaja de tener una voz muy bonita.

—¿Tú crees?

—Sí, pero eso ya lo sabes tú. Tienes un programa de radio que defiendes muy bien.

Lu se tumbó en la cama.

—¿Te apetece que nos tomemos un descanso? —dijo estirándose. La camiseta que llevaba se le había subido ligeramente.

Desde donde me encontraba podía ver su ombligo. Enseguida volvió a incorporarse. Me dedicó una sonrisa tan ardiente que me ruboricé.

Tuve que reprimir un suspiro.

—¿Qué propones? Eres tú la que ha ganado el juego.

Ella me sonrió.

—Aún nos quedan unas cuantas galletas y dos cruasanes —dijo—. Además, no nos hemos tomado los batidos que has traído.

—Venga, un pequeño descanso y seguimos trabajando.

—Eres duro.

—Soy implacable. Pero cuando entres en la escuela me lo agradecerás.

—Eso espero, poder entrar. Llevo soñando con ser actriz desde que era pequeña. ¿Sabes que la primera obra que hice en el colegio era Las tres Reinas Magas, de Gloria Fuertes? Muchas niñas querían ser la Virgen, pero a mí me gustaba ser una reina maga. Era más divertido.

—Como siempre yendo a contracorriente.

—Tal vez sea porque mis padres nunca fueron como los del resto de mis compañeros de clase. Mi madre siempre me llevaba a exposiciones, a recitales de poesía y me obligaba a leer novelas que me parecían un tostón. Desde que era una enana me recuerdo yendo al teatro y después comentando la obra con mis padres.

—Te entiendo perfectamente. Mi abuelo era igual, pero si no hubiera sido por él quizá no habría conocido todas las novelas que he leído.

Nos quedamos un momento en silencio. Ella dejó vagar la vista por la habitación, mirando a sus estanterías, quizá recordando, al igual que yo, a quienes nos habían dejado. De repente se levantó de un salto.

—Espérame aquí.

Lu salió un momento de la habitación y enseguida regresó con los dos batidos fríos y parte del desayuno que no nos habíamos tomado.

—Nos hemos quedado solos. André y Gemma han dejado una nota en la cocina. Se han ido a comprar la comida para mañana y a pasar el día fuera. Tenemos toda la casa para nosotros. —Reflexionó un momento—. Por cierto, ¿tienes algo que hacer mañana? Podrías venir a comer. A André, a Eva y a Julia no creo que les importe un invitado más. Vamos a celebrar el éxito de Miguel con la exposición. Sus madres están como locas y llevan un tiempo preparando este encuentro —Aunque enseguida rectificó. Sus mejillas enrojecieron—. Perdona, si piensas que vamos muy deprisa, podemos quedar otro día con más tranquilidad. No pienses que esta invitación forma parte de un compromiso ni nada por el estilo.

Dejé que siguiera hablando. Me parecía divertido ver cómo trataba de excusarse.

—¿No dices nada? —me preguntó.

—Sí.

—¿Sí, qué? ¿Que vienes mañana a comer? ¿Que vamos muy deprisa? ¿Que sí crees que a André le importa que vengas?

—Sí, que mañana vendré a comer.

—Estupendo. Luego se lo diré a André y a Julia.

Tras una pequeña pausa, volvimos al trabajo. Ahora Lu quería ensayar a Inés, de Don Juan Tenorio, un personaje y una obra que me traían muchos recuerdos. Conocí a Sandra en primero de bachillerato, pero hasta que llegamos a segundo no empezamos a salir. Ambos nos apuntamos a un grupo de teatro y el director quiso representar esta obra para la noche de Todos los Santos, como mandaba la tradición. Ella era Inés y yo, para mi desgracia en aquel momento, no era don Juan. Yo era don Luis Mejías. Fue en los ensayos cuando me enamoré de ella. Casualidades de la vida, el actor que hacía de don Juan se puso enfermo a última hora y el director pensó que yo podría sustituirlo. Me sabía el papel de memoria y estaba convencido de que podría defender el personaje como lo hacía el otro actor. La noche antes del estreno la pasé prácticamente sin dormir. Solo pensaba en que al día siguiente besaría a Sandra. Sin embargo, el actor se recuperó enseguida y yo me quedé con las ganas de hacer su papel y de besarla aquella misma noche. Un mes después, comenzamos a salir juntos.

Lu empezó a prepararse. Y cuando las primeras palabras salieron de sus labios, me olvidé de que en otro tiempo hubo otra Inés por la que bebía los vientos. ¿Cómo era posible que un mismo texto fuera interpretado de manera tan diferente? Lu era dulce, tierna e inocente. Era todo lo opuesto a lady Macbeth, y por qué no decirlo, también a Sandra.

C

a

l

l

a

d

,

p

o

r

D

i

o

s

,

¡

o

h

,

d

o

n

J

u

a

n

!

,

q

u

e

n

o

p

o

d

r

é

r

e

s

i

s

t

i

r

m

u

c

h

o

t

i

e

m

p

o

s

i

n

m

o

r

i

r

,

t

a

n

n

u

n

c

a

s

e

n

t

i

d

o

a

f

á

n

.

¡

A

h

!

C

a

l

l

a

d

,

p

o

r

c

o

m

p

a

s

i

ó

n

,

q

u

e

o

y

é

n

d

o

o

s

,

m

e

p

a

r

e

c

e

q

u

e

m

i

c

e

r

e

b

r

o

e

n

l

o

q

u

e

c

e

,

y

s

e

a

r

d

e

m

i

c

o

r

a

z

ó

n

Después de terminar de recitar el texto, me quedé callado. ¿Qué decirle? ¿Que era la Inés perfecta? ¿Que me había emocionado hasta el punto de sentir cómo mis ojos se humedecían?

Ella se sentó en el suelo. Bajó el mentón.

—Podrías decir algo. No sé, ¿no te ha gustado mi propuesta?

—Sí, me ha gustado mucho.

—Entonces, ¿qué pasa?

—Que no me importaría hacer contigo Don Juan Tenorio.

—¿De verdad?

—Sí, pero yo no sería tan capullo como él.

Tenía la necesidad de besarla.

—¿Es necesario que te arrimes tanto para hacer esta escena? —me preguntó dando un paso hacia atrás.

—Sí. Atiende a la clase.

—¿No le has prometido a mi padre que serías un buen chico?

Posé una mano en su cintura para atraerla con fuerza hacia mí. Nuestros labios se encontraron. Primero hubo un beso tímido y después las lenguas de los dos recorrieron con mimo todos los rincones de la boca del otro.

—¿Crees que para hacer una buena Inés necesito sentir tu lengua tan dentro?

—Nadie dijo que las clases prácticas fueran divertidas. Créeme, esto es muy duro para mí.

—Para mí también es duro —comentó Lu con una sonrisa sarcástica en los labios—. Tendré que esforzarme para terminar muy pronto con este sufrimiento.

—Aún te queda mucho por aprender, así que aquí va nuestra segunda clase práctica. —Volvimos a besarnos.

—Estás muy seguro de ti mismo.

Y aunque habíamos empezado con mal pie, no se podía decir que lo nuestro fuera mal. Yo diría que iba genial.

—Lo cierto es que sí. Se me da muy bien la expresión oral.

—Eso dices desde el otro día, pero creo que aún no he pillado los conceptos.

—Entonces tendré que poner todo mi empeño para que te quede más claro.

—Y yo estaré más atenta.

Antes de que nuestros labios volvieran a encontrarse, recibí una llamada de teléfono. Comprobé quién era.

—Mierda, tengo que contestar. Es mi abuela.

—Claro.

Mi abuela me recordó que me estaban esperando para celebrar el cumpleaños de mi padre y que ya llegaba tarde. Miré el reloj y advertí que eran cerca de las dos. ¡Cómo se me había pasado tan rápida la mañana!

—Me temo que tendremos que dejar por ahora las clases prácticas. Tengo que irme. Es el cumpleaños de mi padre, y mi abuela ha organizado una súper comida familiar. Hasta las diez voy a estar liado.

—No pasa nada. Cuando quieras retomamos las clases.

Lu me acompañó a la puerta de la calle.

—Sigue en pie lo de cenar juntos esta noche, ¿vale? —le dije antes de despedirme—. Yo invito.

—Estupendo. Pero no hace falta que vengas a recogerme. Puedo pillar un autobús y quedar en el restaurante.

—No me importa venir a por ti. Había reservado mesa para las diez y media.

—Tranquilo. Me apetece dar una vuelta por la FNAC o La Casa del Libro a ver si veo algo interesante.

Asentí con la cabeza.

—¿Sabes dónde está La Pappardella?

—Sí, alguna vez he ido a comer con André a este restaurante. Me encantan los gnocchi pomodoro e basilico.

—Entonces nos vemos esta noche allí.

Me despedí de ella con un beso rápido mientras la atrapaba entre mis brazos. Un intenso cosquilleo me recorrió la piel y sentí calor allí donde nuestros cuerpos se pegaban.

Algunas veces odiaba los compromisos familiares. Mi abuela se empeñaba en hacer fiestas a lo grande e invitar a toda la gente influyente que conocíamos. Solo tenía que ser durante unas horas el hijo perfecto y después tendría mi primera cita en regla con Lu.

N

o

m

e

h

a

s

d

e

j

a

d

o

o

t

r

a

o

p

c

i

ó

n

.

A

h

o

r

a

s

a

b

r

á

q

u

e

n

o

t

i

e

n

e

q

u

e

m

i

r

a

r

a

l

n

o

v

i

o

d

e

o

t

r

a

c

h

i

c

a

.

E

l

l

a

s

e

l

o

h

a

g

a

n

a

d

o

.

Y

e

s

p

e

r

o

q

u

e

d

e

j

e

d

e

m

i

r

a

r

t

e

y

q

u

e

e

s

t

o

l

e

s

i

r

v

a

d

e

a

d

v

e

r

t

e

n

c

i

a

.

¡

M

e

n

u

d

a

z

o

r

r

a

!

E

s

t

a

m

e

c

a

e

p

e

o

r

q

u

e

l

a

r

u

b

i

a

,

p

o

r

q

u

e

v

a

d

e

t

o

n

t

a

y

l

u

e

g

o

t

o

n

t

e

a

c

o

n

t

i

g

o

y

c

o

n

e

l

o

t

r

o

.

E

s

u

n

a

g

i

l

i

p

o

l

l

a

s

q

u

e

e

s

t

á

m

a

l

m

e

t

i

e

n

d

o

e

n

t

r

e

t

ú

y

y

o

.

L

o

q

u

e

n

o

e

n

t

i

e

n

d

o

e

s

p

o

r

q

u

é

t

ú

n

o

l

e

h

a

s

e

x

p

l

i

c

a

d

o

q

u

e

t

i

e

n

e

s

n

o

v

i

a

.

Y

s

i

s

i

g

u

e

a

s

í

,

t

e

n

d

r

é

q

u

e

p

e

n

s

a

r

q

u

é

h

a

c

e

r

.

Lu

D

e

:

s

o

l

o

y

o

@

h

o

t

m

a

i

l

.

c

o

m

F

e

c

h

a

:

s

á

b

a

d

o

,

2

4

d

e

a

g

o

s

t

o

d

e

2

0

1

3

,

1

4

:

1

0

P

a

r

a

:

s

u

g

e

r

e

n

c

i

a

s

l

u

@

r

a

d

i

o

f

a

r

o

.

c

o

m

A

s

u

n

t

o

:

P

o

l

v

o

d

e

e

s

Ir a la siguiente página

Report Page