Fetish

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Capítulo 67

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Capítulo 67

La hoja del escalpelo hizo presión sobre su pecho, preparada para clavarse. Ella quería gritar. Quería pelear. Rezó porque acabase pronto.

Los ojos de Ed estaban muy cerca de los suyos y aun así muy distantes; eran parte de otro mundo que ella no podía entender.

- ¿Estás preparada, madre?

«¿Madre?»

Esas palabras, tan terribles, salieron como un escupitajo de aquellos labios malignos. «¿Estás preparada… madre?» Su padre a punto de soltarla por el tobogán, aquellas manos cariñosas que la sujetaban. «¿Estás preparada?» Su madre destapando su escultura, una figura de arcilla.

Ahora iba a morir… estaba preparada para morir. «Espera.» Tensó la espalda. ¡Eso es! Simularía. Eso podía detenerlo. «Lo que sea. Intenta algo.»

Puso los ojos en blanco y se sacudió violentamente con convulsiones y quejidos. El escalpelo la pinchó al moverse y cortó su piel, pero luego se alejó. Ella se ahogó con la mordaza lo más convincentemente que pudo. El movimiento le hacía daño, sus costillas se quejaban, estaba sumergida en el dolor, pero el escalpelo se había apartado.

Ahora él le hablaba. ¿Qué decía?

- Olvidas que soy un experto. No vas a morir hasta que yo lo diga. Madre va a recibir una cura adecuada. Nada de tonterías.

Intentó hablar, pedirle que la soltara, pero los sonidos que salían de su garganta eran inhumanos, su mandíbula estaba demasiado hinchada.

- Te he dicho que no se habla más. Y te niegas a parar.

Sacudió lentamente la cabeza, luego sonrió, se inclinó sobre ella y puso las manos alrededor de su cabeza. Ella notó cómo las correas que la rodeaban se apretaban dolorosamente durante un instante y luego se aflojaban. Él sacó la pelota de goma de su mandíbula rota y dejó hilos de saliva y sangre chorreando de su boca. Ella intentó hablar. Él ladeó la cabeza para escuchar. Ahora estaba jugando con ella, burlándose.

Contestó sus toses y quejidos.

- No, no voy a soltarte. No. Pero tienes unos dedos gordos muy bonitos. Adorables. ¿Quieres probarlos? ¿Quieres chuparlos para mí?

Ella asintió y emitió un borboteo cuando intentó hablar. Miró las cuerdas que sujetaban sus tobillos.

- ¿Desatarte? No, no. No creo que seas tan flexible. No, te acercaré los dedos. Los pondré en tu boca. Podrás morder esas bonitas uñas pintadas.

El escalpelo descendió por su piel desnuda, por sus piernas, por su pie derecho. Él murmuró algo.

- El pie derecho… eso está bien…

Le quitó el zapato y lo tiró sobre el parqué.

Makedde cerró los ojos, sintió cómo se clavaba el escalpelo, el dolor agudo e insoportable cuando cortó. Gritó y el sonido se mezcló con todo lo demás. Ruidos por todas partes, sonidos que llenaban sus oídos, colores que bailaban frente a sus ojos; rojo, verde, remolinos, cuánto dolor, caía…

Un fuerte estampido. Él le había disparado, había dejado de cortar y le había pegado un tiro. Abrió los ojos con las lágrimas corriendo por su cara; todo estaba borroso. Algo no cuadraba, aún estaba viva. Otro estampido. Espera; algo encima de ella, algo pesado. Alguien… él. El hombre. Estaba encima de ella. Rojo flotando en el aire, ahora cayendo… ¿Sangre? Sangre por todas partes.

La cara del hombre estaba cerca de la suya, con la lengua fuera y esos sorprendidos ojos mirándola fijamente. Su cuerpo convulso aplastaba el de ella; un pesado saco de sangre y carne que se agitaba sobre Mak.

Palabras… palabras en sus oídos.

- Ya está, se acabó, Makedde. -Su nombre sonaba dulce otra vez, no había veneno en el sonido-. Vas a ponerte bien. Estoy aquí, Makedde, estoy aquí. Tranquila. Todo va bien. No intentes hablar. Ya estás a salvo.

Andy. La voz era de Andy.

Le quitaban un peso de encima, apartaban la masa convulsa. Los ojos ya no la miraban. Se sintió ligera. De pronto tenía los tobillos libres, habían cortado las cuerdas. Luego las de las muñecas.

Suave… algo que caía suavemente sobre ella, tejido, una manta que la cubría. Se volvió hacia un lado y agarró la manta con los ojos llenos de lágrimas, sollozando de alegría y alivio, encogiendo brazos y piernas, sujetándose, conteniendo su dolor.

Enroscada como una bola, la llevaron hasta la ambulancia.

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