Fetish

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Capítulo 42

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Capítulo 42

El jueves por la tarde Makedde fue caminando hacia la agencia sintiéndose estúpida pero contenta de estar viva. Aún no se había librado de los horrores de la noche anterior. ¿Cuánto habría tardado Rick Filles en escapar de su pequeño cuarto de jugar? Ni siquiera quería saberlo. Tampoco quería volver a enfrentarse a esos ojos malvados. Se moría de ganas de contarle a Andy lo que había descubierto, pero él seguía sin contestar a sus llamadas. Y Jimmy, ¡menudo capullo! No quería volver a hablar con él.

Entró deprisa en la agencia Book y saludó a la recepcionista con un familiar gesto de la mano, esforzándose por caminar erguida y sonriente. Charles estaba hablando por teléfono con alguien, como de costumbre. Mak echó un vistazo a su alrededor y admiró las tarjetas de presentación que había en las paredes: los pómulos imposibles de Christy, los admirables labios de Esther. Era suficiente para hacer que cualquier mortal se sintiera como un chucho. Book tenía un montón de modelos de primera línea, pero quizá Mak habría estado mejor en la otra gran agencia de la ciudad. Representaba, entre otras, a Elle, Rachel y Jae Jae, y estaba más establecida.

Para su sorpresa, vio su portafolio encima de unos papeles que había sobre el mostrador.

- Oh, cielos! -gritó con alivio-. ¡Mi book!

Skye sonrió.

- Nos ha llegado esta mañana. Tienes una suerte impresionante.

- ¿Quién lo encontró?

- No lo sé. Estaba junto a la puerta cuando hemos abierto.

Makedde se sintió como si se hubiera quitado de los hombros un peso de una tonelada. No había conseguido hacerse a la idea de empezar a repasar todos los recortes importantes de las revistas en que había aparecido, desde París hasta Vancouver, para luego empezar a buscar a todos los fotógrafos. Lo hojeó rápidamente para comprobar que todo estuviese intacto. Hacia la mitad del libro encontró una página vacía. Faltaba una foto.

- Mierda. Falta una foto.

- ¿Estás segura? -preguntó Skye.

- Sí. Todas las páginas estaban llenas. Mira -dijo sosteniéndolo abierto-, ahora hay una vacía.

Makedde se preguntó por qué alguien querría robarle sólo una foto. ¿Una toma en biquini? ¿Una pose sexy que un chico había querido conservar como recuerdo?

«Recuerdo.»

Se acordó de Loulou. «Esos zapatos son divinos.»

Con horror, cayó en la cuenta de cuál era la foto que faltaba. Mak hojeó otra vez el libro para asegurarse. Sí, era la foto de Miami, con los zapatos de tacón alto.

- Skye, de verdad necesito saber quién devolvió el book.

Ésta miró a Makedde extrañada.

- No había ninguna nota.

- ¿Quizás alguien vio quién lo dejaba? ¿El conserje del edificio? ¿La recepcionista? ¿Alguien?

- La recepcionista me ha dicho que estaba ahí cuando llegó.

- ¿A qué hora se abre el edificio?

- A las ocho, creo. Eh, que no cunda el pánico. Es sólo una foto. Tienes fotos de sobra para completar tu book.

«No -pensó Makedde mientras iba hacia la puerta-, es más que eso.»

Makedde llamó a la empresa de limpieza cuando estaban a punto de cerrar. Según le había dicho la recepcionista de Book, enviaban a alguien cada jueves de cinco a ocho de la mañana para pasar el aspirador por los pasillos y escaleras y limpiar los lavabos. Tenía que estar allí cuando dejaron el portafolio. Tenía que saber quién lo había hecho.

Una mujer mayor contestó al teléfono.

- Soy la detective Mahoney de Homicidios -dijo Makedde-. Estoy investigando una denuncia acerca de un objeto robado en un edificio de cuya limpieza se encarga su empresa. ¿Puede decirme cuál de sus empleados ha trabajado en el edificio High Tower esta mañana?

- Debí de ser yo -respondió la mujer con aprensión.

Makedde intentó sonar tan profesional como era capaz.

- ¿Y cuál es su nombre, señora?

- Tulla Walker.

- Señora Walker, me gustaría hacerle algunas preguntas.

- Sí. La ayudaré en lo que pueda -contestó con ansiedad.

- Se lo agradeceré mucho. ¿A qué hora llegó usted al High Towers esta mañana?

- A las cinco.

- ¿Advirtió que hubiera algún paquete junto a la puerta del edificio, o bien dentro?

Tardó un poco en responder.

- Sí… lo vi. Era un paquete dirigido a una agencia de modelos de uno de los pisos. Se lo llevé directamente y lo dejé frente a su puerta. Se lo prometo.

- ¿Y dónde encontró ese paquete?

- Apoyado en la puerta principal.

- ¿Dentro?

- No. Por fuera.

- ¿Vio si había alguna nota o el nombre de un remitente en el paquete?

- No creo. -Hizo una pausa-. No había nota. Creo que sólo tenía la dirección: Agencia de Modelos Book. No vi nada más.

«Mierda.»

- Gracias por su ayuda, señora Walker.

- ¡Le juro que no me lo quedé! ¡Lo dejé en la puerta de la agencia, se lo juro!

Makedde sintió una punzada de culpabilidad por el pánico de la mujer.

- La creo, señora. No es usted sospechosa -la tranquilizó-. Gracias por su ayuda.

Colgó el teléfono sintiéndose un poco ridícula.

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