Fetish

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Capítulo 24

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Capítulo 24

- ¡Eh, que sean dos! -gritó Andy Flynn desde el otro lado de la sala llena de humo.

Jimmy se volvió sobre su taburete y mostró una gran sonrisa al ver a su compañero.

- ¡Eh, qué pasa, malaka!
-gritó Jimmy afectuosamente, y se volvió otra vez hacia el camarero-. Otra Boags Strongarm para mi colega, Phil.

En un abrir y cerrar de ojos había otra cerveza esperando sobre la oscura barra de caoba. Andy se instaló en su lugar favorito y dejó la americana sobre el taburete que quedaba a su lado.

- ¿Pos pas? -preguntó Jimmy.

- Estoy bien.

- Esperaba que aparecieras.

- Esta puta historia me está matando -contestó él.

- Te escucho, compañero. -Levantaron las botellas y las entrechocaron-. Salud.

Unos cuantos policías de la división de Protección de Testigos jugaban al billar en un rincón, y agentes del escuadrón de Delitos Mayores bebían en el otro extremo de la barra. Como de costumbre no se veía ni una mujer, y en ese momento eso era exactamente lo que quería Andy.

Observó cómo Jimmy bebía la cerveza a grandes tragos y comentó:

- ¿Sabes? intenté explicarle a Cassandra que la cerveza está pensada para beberla directamente de la botella. Pero ¿me escuchó? ¡Qué va!

- Tienes mucha razón. Ésa es la idea.

- Exacto. Es la forma del cuello, la presión cuando sale. Beber en copa es un sacrilegio. -Un sacrilegio.

Meditaron durante un momento esa sencilla realidad científica. ¿Por qué las mujeres no lo entendían?

Entonces Jimmy hizo la pregunta incorrecta.

- ¿La has visto? A Cassandra.

- No desde el martes. Y preferiría no hablar de ello.

- Desde luego, colega. Chicas, ¿eh? -Sacudió la cabeza-. De todos modos esa Makedde está como un queso. ¿Te he dicho que sale en Sports Illustrated?

- ¿De verdad?

Andy decidió buscar un ejemplar.

- Sí, chico. Me gustaría poder catarla, ¿sabes? No está nada mal.

Andy asintió en silencio. Le rondó la tentación de contarle que había quedado con ella para cenar al día siguiente, pero revelar semejante secreto sería un desastre. Salir con una testigo principal era algo claramente inadmisible.

Jimmy seguía hablando.

- Por cierto, tengo el informe de las huellas. Unas cuantas carecen de importancia, seguro que son de modelos, pero ha aparecido un nombre verdaderamente interesante.

- Bueno; no irás a dejarme en vilo, ¿no?

- No -contestó Jimmy, pero a pesar de ello no se lo dijo. Se tomó su tiempo para beber cerveza tranquilamente, luego se relamió y continuó-. Pues verás: un juego de huellas tiene ficha. Rick Filles; fotógrafo. Arrestado por agresión sexual hace dos años.

- ¿Qué hizo?

- Una chica fue a su apartamento para que le hiciera unas fotos y luego aseguró, al tanto, que la había atado en bragas, le había hecho fotos y la había manoseado. Él juró que había sido con su consentimiento y su abogado le consiguió una suspensión de condena. Se escapó sin problemas, pero ahora sus huellas han aparecido en el apartamento de una chica asesinada. Yo diría que se le ha acabado la suerte.

- Me gustaría ver esos informes.

- Creo que deberías.

- Tenemos que centrarnos en esto -dijo Andy-. Quiero saber todo lo que ha estado haciendo ese tipo. Cada dólar que haya ganado, cada recibo de aparcamiento. Si se rasca el culo quiero saber por qué.

- Nos pondremos a ello por la mañana.

Andy lo miró fijamente.

- Vale -dijo Jimmy remarcando cada palabra-, nos pondremos a ello por la mañana.

- ¿Dónde están esos informes?

- Skata. ¿No puedo decir que no?

- ¿Dónde? -insistió Andy secamente.

- En la oficina.

Cogieron las chaquetas a la vez; Jimmy sacudió la cabeza.

- ¿Sabes? Kelley me puso a trabajar contigo para que te relajases.

Andy rió.

- Mentira. Él mismo me dijo que te había puesto conmigo como último recurso para enseñarte a ser un poco ordenado.

Apuraron sus cervezas y desearon buenas noches a Phil.

A la mañana siguiente Andy se estaba tomando su segundo café hirviendo cuando Jimmy entró en la oficina con aspecto de estar hecho polvo.

- Buenas tardes -dijo Andy sin levantar la vista.

Jimmy se acercó y se apoyó sobre su mesa como si lo hiciera sobre unas muletas.

- Eh, tú, malaka fantasmal, algunos de nosotros necesitamos dormir, ¿sabes?

Andy alzó su café.

- La vida de las mujeres inocentes de esta ciudad depende de este brebaje.

- La cafeína tiene sus límites.

- No me extraña que nunca te haya gustado el GPN.

- Soy demasiado espabilado para esos poustis

[5], compañero -dijo Jimmy dando claras muestras de desprecio hacia los superentrenados y atléticos miembros del Grupo de Protección Nacional, antes conocido como Equipo de Respuesta Táctica.

- He encargado a Mahoney que haga algunas averiguaciones discretas acerca de ese tal Filles. Vamos a cazarlo -dijo Andy.

- Bien hecho -respondió Jimmy con aire somnoliento-. Angie me esperó despierta, ¿sabes? Estaba sentada junto a la ventana en la puta oscuridad, en ese enorme sillón verde. Casi me da un infarto. Cuando me di cuenta de quién era ya había sacado la pistola. Estuvo hasta las cuatro pensando que yo andaba por ahí follando. Quería olerme el cuello de la camisa.

- Deberías haberla llamado.

- Debería haber vuelto a casa. Estuvo a punto de pegarme en la cabeza con una sartén.

- Si quieres hablo con ella. Puedo explicarle que fue por mi culpa -se ofreció Andy, que sabía muy bien con qué facilidad se estropeaban las relaciones en su profesión.

- Déjalo. Sabe cómo funcionan los compañeros. No te creería.

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