Fetish

Fetish


Capítulo 26

Página 31 de 79




Capítulo 26

Andy entró rápidamente en la oficina con un café en la mano, ya avanzada la mañana del sábado, y encontró a Jimmy esperando tras su mesa con los brazos cruzados sobre su prominente abdomen. Con la sonrisa que dibujaban sus labios parecía un gato que acabara de comerse el canario. Esperó hasta que Andy se hubo acercado bastante para declarar con visible satisfacción:

- Así que te estás tirando a la modelo.

Andy escupió el café.

- ¿Qué?

- Estoy hablando con Robertson en Kings Cross, para ver si sabe algo de ese malaka de Rick Filles y si ha sucedido algo, y adivina con lo que me sale. -Jimmy hizo una pausa y levantó una ceja-. Me dice que no hay gran cosa salvo que han visto a Flynn ligando con una preciosidad en la calle Victoria. Y ahí estás tú, tras la puta ventana, con la Vanderwall, mirándoos a los ojos como un par de adolescentes enamorados.

- ¿Nos viste?

- Skata, cualquiera os habría visto. ¿Te paraste en algún momento a pensar que ese lugar es una auténtica pecera?

- Mierda.

- ¿Estuvo bien?

- Eh, fui un perfecto caballero…

- Estoy seguro -dijo Jimmy con una gran sonrisa.

- La dejé en su casa. Y además no es asunto tuyo.

- No puedes dejarme de lado, Andy. Desde anoche eres una leyenda. Algunos de los muchachos quieren que les consigas un autógrafo. Han traído sus ejemplares de Sports Illustrated.

- ¿Estás de broma? No se lo habrás contado a nadie ¿no?

- ¡No tuve necesidad de contárselo! ¡Estaban mirándote! Es arriesgado, pero vaya, no puedo culparte. Qué carajo, ¡yo también habría aprovechado la oportunidad! Pero no jodas este caso, Andy. Esto es algo importante para ti y para mí.

Andy sacudió la cabeza.

- Ya es suficiente. A ver, ¿qué has encontrado?

- Bueno, estamos revisando los anuncios por palabras y sorprendentemente hay pocos que soliciten modelos. Los de la sección de empleo son de verdad, pero hemos encontrado éste entre «Mistress Chantal» y «Barbie rubia, lanzada y pechugona». Una pequeña joya. Sutil pero eficaz. Algunos de ellos son bastante divertidos, ¿sabes? Me pregunto si es físicamente posible hacer la mitad de las cosas que afirman en esos anuncios…

Andy lo interrumpió antes de que fuese demasiado lejos.

- ¿Qué dice el anuncio?

- Mira.

Jimmy le dio un pedazo de periódico doblado. Había un anuncio rodeado con un círculo dibujado con el mismo rotulador rojo que habían usado con tanta elegancia para pintarrajear la foto de Makedde. El texto decía: «MODELOS - Fotógrafo necesita modelos femeninas atractivas entre 16 y 25 años. Se paga bien».

Se pedía a las lectoras que llamasen a «Rick».

Andy levantó la vista.

- No lo dirás en serio. ¿Hablamos del mismo Rick?

Jimmy asintió mientras hojeaba su libreta y dijo:

- Las facturas van a un apartado de correos de Cross, a nombre de un tal Rick Filles.

- Bingo. Es la vía perfecta para llegar hasta él. Voy a poner al corriente a Kelley; tú dile a Mahoney que llame para concertar una sesión fotográfica.

- Buena idea. Pero no sé si ella pensará lo mismo.

- Puede hacerlo.

Menos de dos horas después la agente Karen Mahoney se presentó ante la mesa de Andy con su uniforme perfectamente planchado, el pelo recogido en un moño y sin maquillar.

- Tenemos un trabajo para usted, agente.

- ¡Bien! -dijo ella con entusiasmo, de pie y con las manos cogidas por delante.

Kelley había dado vía libre con sorprendente rapidez, principalmente porque era una operación pequeña que no requeriría una gran movilización. La única condición era mantener a Mahoney siempre vigilada y «no cagarla», según sus palabras.

Jimmy le dio el recorte de periódico.

- Ese tal Rick Filles podría estar captando mujeres con ese anuncio. Queremos que lo tantee y, si es necesario, que nos ayude a cogerlo.

La cara de Mahoney se iluminó, pero después de leer el anuncio su expresión cambió.

- Eh… ¿quiere que haga de modelo para este tipo?

- Tendrá comunicación permanente y siempre habrá alguien vigilándola.

- Vigilándome…

- Para garantizar su seguridad -explicó Andy-. Tenemos que averiguar si es nuestro hombre, y si lo es será usted quien salve a todas las mujeres que en este momento están en peligro ahí fuera.

Esa afirmación pareció lograr el efecto deseado.

- Sí, señor.

- Jimmy le explicará los detalles. Quiero que empiece con esto de inmediato.

- No tendré que… desnudarme o algo así, ¿no?

- No puede usted permitirse despertar sospechas; no queremos que ese tipo se dé cuenta de nada. Pero su seguridad es prioritaria para todos nosotros. Aplique su propio criterio.

Ella sopesó la cuestión durante un momento.

- ¿Qué pasa con Tony Thomas?

- Hunt, Reed y Sampson se ocuparán de eso -dijo Jimmy-. Esto es más importante. La necesitamos.

Andy vio que la rodeaba con un brazo mientras ambos desaparecían por el pasillo.

Por fin dispuso de algo de tiempo para pensar. Durante un feliz instante la oficina quedó vacía. Era un sábado tranquilo y hasta el inspector Kelley se había ido a casa. Descolgó el teléfono y marcó el número de Makedde. Sonó varias veces antes de que ella respondiera con un cauteloso «¿Hola?».

A él lo alarmó su tono de voz.

- Soy Andy. ¿Va todo bien?

Hubo una pausa.

- Sí. Sólo he recibido algunas llamadas extrañas.

- ¿Qué clase de llamadas extrañas? -preguntó él reprimiendo un fuerte impulso de correr al coche patrulla para ir a su apartamento.

- Bah, seguro que no era nada. Han colgado. Creo que han vivido aquí tantas modelos que la gente llama esperando que conteste alguna otra persona.

Andy deseó que estuviese en lo cierto. Parecía verosímil, pero aun así lo intranquilizó.

- ¿Ha seguido molestándote Tony?

- La verdad es que no. -Hizo una pausa-. Por cierto, gracias por la cena de anoche. Fue agradable salir.

- El gusto fue mío. Pero quizá la próxima vez podría escoger yo el restaurante.

Esperaba que hubiese otra vez.

- Siento lo de la comida. Sé que fue un poco lioso…

- No, me encantó la comida. Es simplemente que el lugar es…

Se detuvo pensando que no serviría para nada explicarle que toda la policía había estado observando cómo cenaban.

- Lo entiendo. No es tu estilo. ¿Qué clase de comida te gusta?

Quería volver a verla. Quería cuidarla, asegurarse de que estaba bien. Era tan diferente de Cassandra…

- Te lo enseñaré esta noche; si me lo permites -dijo él.

- Ah… claro -contestó ella.

Quizá había sonado demasiado ansioso.

- O no -añadió él.

- No, me encantaría.

- ¿A la misma hora?

- Nos vemos entonces.

Él colgó y se dio cuenta de que ya no estaba solo.

- Vaya, vaya -dijo Jimmy con las cejas levantadas.

- Ni una palabra -le advirtió Andy-. Ni una palabra…

- En cualquier caso, como iba diciendo, este caso es verdaderamente importante y sería una auténtica vergüenza que alguno de nosotros lo jodiera de alguna manera, por ejemplo implicándose personalmente o…

- ¡Jimmy!

Se calló.

- Gracias -dijo Andy con énfasis-. ¿Te ha dicho algo Kelley acerca de la ayuda?

Necesitaban más auxiliares en la investigación para revisar todos los casos semejantes de agresión sexual que hubiese en sus archivos.

- No. No me ha dicho ni una palabra.

Eso no le sorprendió. Era del dominio público que Andy era el favorito del inspector Kelley. Cuando el inspector Kelley le organizó un viaje a Quántico para estudiar con la Unidad Científica de Análisis de Conducta del FBI, a Jimmy ni siquiera le dio la oportunidad de ir con él. Ni tampoco lo invitaron los de la nueva unidad de Canberra. Andy sospechaba que su compañero lo prefería así. Eso le ahorraba presión, porque era de Andy de quien se esperaba que hiciese milagros.

El favoritismo del inspector había dado a Andy una rara oportunidad de aprender a hacer perfiles con la mejor unidad de investigación de asesinatos en serie del FBI. Se los reconocía como los mejores del mundo. Andy sabía que este caso era su ocasión para demostrar que la confianza que había depositado en él estaba justificada, y sentía que era un privilegio llevar esa carga.

- Si no podemos conseguir más personal tendremos que apañarnos con lo que tenemos. Como siempre.

Y eso significaba muchas horas de trabajo para todos.

Ir a la siguiente página

Report Page