Fetish

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Capítulo 45

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Capítulo 45

El viernes amaneció fresco y claro. El sol de invierno se elevó tranquilamente en el cielo y derramó rayos dorados sobre la fría arena de Bondi Beach. El primer grupo de socorristas cabalgaba sobre las discretas olas de la mañana con tablas largas, y un par de esforzados corredores iban de un extremo a otro de la playa.

Makedde estaba a mitad de su carrera y tenía ganas de descansar un momento antes de volver por el precioso camino de la costa hasta su apartamento de Bronte. Se paró en un banco del parque cerca del apartamento que había ocupado en Bondi e hizo lo que pudo por alejar de su mente lo ocurrido en los últimos días, aunque no podía evitar pensar en la foto que faltaba en su book y en su ilocalizable detective.

Se preguntó si debía llamar a la policía y hablar con alguien de otro departamento. Quizá tuviera la mente más abierta. Necesitaba contarles lo que sabía sobre Rick Filles y la foto de su book desaparecida, y sobre la foto de ella mutilada que algún psicópata le había dejado. Tenía que descubrir en qué punto estaba la investigación.

«Si no te hubieras acostado con él podrías llamarlo ahora mismo y enterarte de lo que pasa.»

Hizo rotar los hombros, estiró los tendones de las piernas y se deshizo de sus preguntas retóricas. Su cuerpo se había quejado por levantarse tan temprano, pero ahora, con la sangre corriendo, se sentía llena de energía. Se sentó en el banco y se volvió para mirar la ventana del apartamento de Bondi. Pensó en la noche iluminada con velas que habían pasado Andy y ella hacía sólo una semana. Sus manos agarraron el respaldo del banco de madera y dio un respingo cuando se le clavó en la palma una pequeña astilla.

Makedde examinó el pequeño trozo de madera que se le había clavado dolorosamente en la mano y lo sacó tirando con cuidado con sus largas uñas. Entonces advirtió los ásperos bordes de una inscripción recién hecha en el banco. Alguien había grabado algo cortando la madera con una navaja.

Sus ojos se desorbitaron al leer la corta palabra de tres letras: «MAK».

- No -insistió-, no me entiende. Tengo que hablar ahora mismo con él.

- Lo siento, el detective Flynn no puede ponerse en este momento. ¿De qué se trata?

Mak intentó no perder la calma.

- De los asesinatos del zapato de tacón.

- Le paso con el detective Cassimatis. Espere, por favor.

«Oh, no. Él otra vez, no.»

- Cassimatis.

- Soy Makedde. Sigo intentando localizar al detective Flynn. ¿Puede decirme dónde está?

- Vaya. -Parecía sorprendido-. Makedde. He estado intentando localizarla. ¿Dónde se encuentra? Supongo que ha visto el periódico.

- ¿Qué periódico?

Hubo un momento de silencio.

- ¿Ha estado con Andy en los últimos días?

- No. Ya le he dicho que no lo he visto. Por eso llamo. ¿Qué dice el periódico?

- Creo que ya le ha causado usted suficientes problemas.

- ¿De qué está hablando? ¿Qué pasa?

- No le hace ningún bien el hecho de marcharse así.

- ¿Se ha marchado? ¿Adónde?

Jimmy se quedó callado durante un momento.

- ¿No se ha puesto en contacto con usted?

- ¡No! Es lo que le estoy diciendo. ¿Qué está pasando?

- ¿Le contó que se estaba divorciando?

- Sí.

- ¿Dónde está usted?

- Me he trasladado. Ahora vivo en Bronte.

- No vaya a ninguna parte. Quiero hacerle algunas preguntas. ¿Cuál es la dirección?

Mak se la dio sin dudarlo, y él le dijo que estaría ahí en cuestión de minutos. Salió corriendo y oteó la calle en busca de un periódico. En el otro extremo de la manzana había uno asomando de un buzón. «Lo siento», pensó mientras lo robaba. Mostraba una foto del hermoso rostro de Cassandra y debajo decía:

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