Fetish

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Capítulo 39

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- ¡Malditas mujeres putas y avariciosas! -gritó Andy Flynn mientras sacudía la cabeza con indignación; su cerebro aturdido por el alcohol hizo que la habitación se inclinara y diese vueltas-. ¡Que se vayan a la mierda! -gritó al vacío.

Estrelló su puño derecho contra la pared. El yeso fue inmisericorde, igual que las heridas a medio curar de sus nudillos. Volvieron a abrirse, pero él casi no lo sintió.

¿Cómo podía Cassandra haberse llevado su equipo de sonido? Esa bruja sólo escuchaba de vez en cuando alguna birriosa emisora de música

country. ¿Para qué necesitaba una cadena de alta fidelidad? Lo había despojado de todo lo que le importaba: el Honda, la casa y ahora la música. Seguro que había dejado el felpudo de «Bienvenido», justo lo que necesitaba Andy después de que le echaran a patadas del caso más importante de su carrera.

- ¡Buitres! -gritó, y lanzó contra la pared la botella de cerveza vacía, que estalló en cientos de minúsculos fragmentos que cubrieron la vieja alfombra persa-. ¡Que te den! -rugió, y abrió otra botella con la mano ensangrentada.

Andy pensó en cómo sería; qué absoluto alivio sería tratar a Cassandra como se merecía. Ella y su sonriente abogado necesitaban que les diesen una lección; la avaricia era un estado tan natural en los dos que se merecían que los devolviesen al mundo real a gritos y patadas. Le daba vueltas la cabeza y pensó que quizá debería tumbarse, pero cayó sobre el sofá con demasiada fuerza y no acertó en el cojín, así que su cabeza chocó contra el brazo y lo salpicó todo, a sí mismo y el sofá, con cerveza. Intentó enfocar la botella medio vacía que tenía en la mano. ¿Cuánto tiempo llevaba bebiendo? Al menos un día, quizá dos. ¿Era de día o de noche? Las cortinas estaban cerradas y no lo sabía. ¿Era eso importante? No tenía que ir a trabajar.

«Kelley me odia. Me ha retirado la pistola. La he jodido… ¿y por qué? Por otra maldita mujer. Son todas unas putas manipuladoras de mierda.»

Su humor atrabiliario lo abarcaba todo y se concentró en la rubia seductora, la que lo había metido en este lío. Se había convertido en una adicción y ahora estaba pagando por ello. Comenzó a dolerle la cabeza y su primera idea fue coger la botella de Jack Daniels. No necesitaría vaso, se lo bebería directamente de la botella. Fue a cogerla, no se dio cuenta de que su mano no estaba prestando atención y la tiró.

- Mierda -consiguió mascullar en protesta.

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