Faith

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Capítulo 11

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Capítulo 11

Los demás pasajeros trataron de consolarme.

“Está bien, ya se han ido,” me decían.

“Tu vida es más importante que un vestido de novia.”

Yo apenas escuchaba las palabras. Me llegaban atravesando una densa bruma. En mi mente, revivía todo lo sucedido una y otra vez.

Ya no tenía vestido. El vestido que la Señora Shelby y Mamá me obsequiaron. Aquella prenda que debía recordarme a la única persona que me había apoyado, ya no estaba.

De haber tenido energías, hubiera corrido tras ellos. Aún a la mitad del desierto. Pero mi cuerpo pesaba. Dos hombres me ayudaron a levantarme del piso, pero apenas si pude mover mis piernas. Me levantaron en vilo.

De alguna manera, esto no era real. Quizás estaba soñando. Quizás esto era una pesadilla provocada por todos los libros que había leído. Pero no, el moretón en mi codo provocado por la caída era real.

¿Era esta la aventura que había estado buscando? ¿Este peligro y violencia? A mi mente vinieron las últimas palabras de Papá.

“¿Siquiera sabes lo que sucede allá en el Oeste? Emboscan a los trenes. Los indios rodean los pueblos y matan a las mujeres y los niños. La gente muere por la sequía y la hambruna,” dijo.

Y tenía razón. Lo primera parte y había sucedido. ¿Qué pasaría con la segunda y tercera? Con mi suerte, las predicciones de Papá seguramente se cumplirían.

Así que, ¿qué se suponía que debía yo hacer?

El tren estuvo en marcha nuevamente después de unas horas. El conductor pasó por cada una de las cabinas para ver si no había heridos. Algunos hombres habían quedado inconscientes por los golpes, y uno tenía una herida de bala en el hombro, pero no había muerto nadie.

La caja fuerte del tren había sido violada y su contenido hurtado. Las únicas personas que se salvaron del asalto fueron los de tercera clase. No tenían suficientes pertenencias como para que los ladrones se interesaran en ellos.

Aún cuando el familiar movimiento del tres arrullaba mi cuerpo, mi mente seguía haciéndose la misma pregunta. ¿Qué debo hacer? ¿Regresar a casa o continuar con mi viaje?

No tenía ropa. No tenía vestido de novia. Nada.

Si regresaba a casa, estaría a salvo. O al menos, si Papá me permitiera volver. ¿Y en Oklahoma? Ni siquiera sabía lo más mínimo de Guthrie.

Pero, ¿tenía realmente otra opción? No tenía dinero para regresar, y Papá me había dejado bien claro que no quería volver a verme jamás. ¿Así que seguía siendo ese mi hogar? No. Guthrie era mi nuevo hogar, y yo tendría que sacar lo mejor de la situación.

Yo salí a buscar aventuras, y las aventuras me encontraron a mí. Parecía que el peligro era parte de la vida aquí en el Salvaje Oeste.

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