Exodus

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Agradecimientos

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Agradecimientos

¡Gracias a Penguin Random House por darme la oportunidad de embarcarme en esta nueva empresa! Lo cual demuestra que nunca es demasiado tarde para encontrar un espíritu afín en la industria editorial, en este caso mi editora, Maya Ziv, de Dutton. Muchas gracias por tu mente abierta, tu entusiasmo contagioso y esa firme disposición a dejarse la piel por arduo que sea el trabajo. También deseo dar las gracias a mi agente alemán, Matthias Landwehr, y a su socio estadounidense, Markus Hoffmann, por ayudarme en esta transición. Qué inmenso alivio poder conectar de nuevo con mis lectores de habla inglesa; al fin y al cabo, fueron mi primer público, y todo empezó gracias a su cálida adhesión. Su interés y apoyo continuos son buena parte de lo que me sostiene.

Me siento muy afortunada de haber contado con compañeros de viaje en esta travesía y estoy especialmente agradecida a Richard T. Scott, Miléna Kartowski-Aïach y Esther Munkácsi por guiarme parte del camino. Zoltán Janosi, Gabi Losonczi y Farkas Bacsi: esos pocos días que pasé con vosotros en Nyíregyháza fueron algunos de los más conmovedores y transformadores de mi vida; nunca podré devolveros vuestra inmensa generosidad y amabilidad. Per: gracias por ayudarme a traducir ese expediente, aunque estaba escrito en sueco antiguo. Gina: esos pocos días que nos diste alojamiento en Murnau fueron trascendentales; gracias por abrir las puertas de tu hogar y tu corazón a unos completos extraños. He tenido la suerte de hallar una amabilidad anónima, pero sincera, en rincones inesperados, y trataré de mostrar la misma con el próximo viajero que conozca.

En lo que respecta al largo proceso de adquisición de la ciudadanía alemana que forma parte integral de esta historia, también deseo rendir mi más profundo reconocimiento a la increíble gentileza de Ernst Mannheimer, Moris Lehner y el doctor Andreas Heusler. Mi más sincero agradecimiento también para Ellen Presser y la comunidad judía de Munich, cuya cálida bienvenida en la primavera de 2016 quedará grabada para siempre en mi memoria.

En lo tocante a la triste, aunque en última instancia jubilosa historia de «el hombre del tatuaje de Auschwitz», me gustaría aprovechar esta oportunidad para expresar mi admiración absoluta por los periodistas cuya integridad y devoción por su trabajo hicieron posible que el suceso tuviera un final satisfactorio, y entre los que deseo mencionar a Alexander Fröhlich, de Tagesspiegel/PNN, quien colaboró de manera personal en la verificación de parte del texto que se incluye en el libro, y a Alexander Marguier, de la revista Cicero, cuyo coraje civil e indignación moral fueron para mí un faro en la oscuridad. Gracias a todos los periodistas que se dedican con una pasión única a luchar por la verdad y el acatamiento de la responsabilidad en Alemania.

Gracias asimismo a mis queridos amigos por concederme el regalo de su amor, ánimo y aceptación: a Arno Papenheim, Sophia Fenger, Linda Rachel Sabiers, Benyamin Reich, Emmanuel Bornstein, Anja Bröker, Anna Winger y Alexa Karolinski. Sois como mi familia.

Por último, quiero dar las gracias a mi hijo por apoyarme durante la creación de este libro. Aunque en ocasiones yo no haya sabido mantener el equilibrio perfecto en los malabarismos necesarios para conjugar la maternidad y la escritura, él siempre ha mostrado una comprensión extraordinaria. Espero poder hacer lo mismo por él algún día, cuando encuentre su pasión.

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