Evelina

Evelina


Poema

Página 3 de 97

*

A…[1]

¡Oh, artífice de mi existencia!

Para mí más preciado que la luz, el alimento o el descanso,

Que la ardiente lágrima del éxtasis,

O las bendiciones de Higía[2],

¡O la savia vital que enciende mi pecho!

Si en mi corazón brilla el amor por la virtud,

Fue esta sembrada con una infalible regla;

De su ejemplo nació la llama pura;

Su vida, mi norma…, sus buenas obras, mi escuela.

Si mi débil ingenio pudiera seguir la huella de sus muchas virtudes,

Por amor filial cada temor debiera ser reprimido;

Ahuyentaría el sonrojo de la incapacidad,

Y me erigiría en cronista confesa de su valor.

Pero como las avaras estrellas niegan este regalo,

La ocultación es la única bendición que reclamo;

Permanezca en la oscuridad la Musa frustrada,

Que no logra elevar, pero tampoco podría arruinar, su fama.

¡Oh, de mi vida a un tiempo fuente y alegría!

Si jamás sus ojos estos débiles versos leyeran,

Que su insensatez no destruya su intento;

Acepte el homenaje…, pero olvide los versos.

Ir a la siguiente página

Report Page