Evelina

Evelina


Parte Segunda » Carta VIII

Página 48 de 97

CARTA VIII

Del señor Villars a Evelina

Berry Hill, 28 de mayo

Con una renuencia que me causa una inquietud indescriptible, me he visto casi forzado a consentir que mi Evelina abandone la protección de la hospitalaria y respetable lady Howard, para que acompañe a madame Duval a Londres; ciudad que no esperaba que volviera a visitar. ¡Pero, oh, mi querida niña, somos esclavos de las costumbres, tontos prejuiciosos, y no nos atrevemos a cortar los tallos de un mundo antagónico, ni aunque nuestro buen juicio condene nuestra sumisión!

Sin embargo, desde que salimos al mundo, debemos poner todo el empeño en sacar provecho de él.

En el transcurso del mes que pasarás con madame Duval, debes obrar con toda la circunspección y prudencia de que puedas ayudarte. Ella no te propondrá, lo sé, cualquier cosa que crea perjudicial para sí misma; pero debes aprender no solo a juzgar, sino a valerte por ti misma. Si algún plan o compromiso te pareciera impropio, será menester que resuelvas evitarlo; y, no arriesgarte, por pasividad, a la censura del mundo o lamentaciones futuras.

No debes dedicarte a acompañar asiduamente a madame Duval; antes al contrario, desearía que te relacionaras lo menos posible con sus amistades, que no estarán entre quienes te darán crédito alguno. Recuerde, mi querida Evelina, que nada es tan delicado como la reputación de una mujer, que es al mismo tiempo lo más frágil y bello de entre todas las cosas.

Adieu, mi querida niña, no permaneceré tranquilo hasta que haya concluido este dichoso mes.

A. V.

Ir a la siguiente página

Report Page