Evelina

Evelina


Parte Segunda » Carta X

Página 50 de 97

CARTA X

De Evelina a la señorita Mirvan

7 de junio

No tengo palabras, mi queridísima amiga, para expresar el agradecimiento que siento por la ilimitada amabilidad que tu estimada madre y la honorable lady Howard me han demostrado. Y todavía menos palabras encuentro para expresarte con qué renuencia me separé de mis estimados y generosos amigos, cuya bondad refleja al instante la honorabilidad de sus corazones, y que tan generosamente me ha sido otorgada. Pero no repetiré lo que ya he escrito a la afable señora Mirvan; recordaré sus advertencias y guardaré en mi corazón toda la gratitud hacia ustedes y trataré con mi pluma de pensar en temas menos dolorosos para mi generosa corresponsal.

¡Oh, Maria! Londres ya no parece el mismo lugar donde tiempo atrás disfruté de tanta felicidad. Todo es para mí nuevo y extraño; la misma ciudad no tiene el mismo aspecto: ¡mi situación ha cambiado tanto! ¡Mi casa es tan diferente! ¡Mis compañías tan distintas! Pero usted bien conoce mi aversión por este viaje.

En efecto, Londres me parece un desierto: el aspecto alegre y desenfadado que tenía recientemente ha sido sustituido por una apariencia de tristeza, fatiga y dejadez. El aire parece estancado, el calor es intenso, el polvo intolerable, y los habitantes ignorantes y brutos. O, al menos, así parece en la parte de la ciudad donde ahora resido.

Dime, querida Maria, ¿no recuerdas el tiempo que pasamos juntas aquí? ¡Yo siempre lo recordaré! Aún me parece un sueño o una fantasía más que una realidad. Que una vez fuera presentada a lord Orville…, que le haya hablado…, que haya bailado con él; todo me parece ahora una romántica ilusión; y aquella elegante cortesía, aquellas elogiosas atenciones, aquella refinada delicadeza que tanto le distinguieron sobre el resto de los hombres, y que provocó en nosotras tanta admiración…, ahora me encuentro recordándolo como si respondiera a un ideal perfecto, creado por mi imaginación…, una criatura de raza y naturaleza distinta a la de aquellos que ahora frecuento.

No tengo noticias para usted, mi querida señorita Mirvan, pues todo lo que pudiera aventurarme a decir sobre madame Duval ya se lo he escrito a tu dulce madre. Y en lo que se refiere al resto de acontecimientos, no recuerdo nada digno de mención. Situada como estoy ahora, cordialmente espero no encontrarme con nadie; mi deseo es permanecer tranquila y pasar desapercibida.

Adieu! Excusa la seriedad de esta carta, y créeme tu más sinceramente afectuosa y agradecida,

Evelina Anville

Ir a la siguiente página

Report Page