Equilibrium

Equilibrium


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Los bultos parecían no sentir incomodidad alguna con la presencia de los intrusos; continuaron exactamente donde estaban, algunos recostados en la pared, otros espiando por la ventana. Luca avanzó algunos pasos y se acercó a uno de ellos. Lo miró de pies a cabeza, y sus miradas fueron retribuidas por el espíritu de luz. Sin ninguna duda, como si fuese llamado a hacerlo, el joven extendió una de sus manos y tocó el brazo del Claro. Sus dedos se sumergieron en el cuerpo intangible del ser brillante, y una sensación de completa paz y comodidad se apoderó de su mente. Un total contraste con la terrible sensación de tocar un Oscuro. Aquella alma era la condensación del bien, del más puro bien que podría existir.

-¿Es maravilloso, cierto? - susurró ella, con una sonrisa.

Ji-Yun, que antes solo observaba, decidió acercarse y también tocó al Claro con una de sus manos. Juntos sintieron la suavidad de aquel momento y desearon que nunca acabase. No obstante, no había tiempo para eso.

-Vámonos, tenemos mucho camino que recorrer.

Y tan rápido como entró a la sala, salió, dejando a Luca atrás. Él disfrutó de aquel momento único por un breve momento más, y con cierta reticencia, finalmente retiró la mano que había extendido, mientras el espíritu aún lo observaba. Bajó las escaleras y encontró a la joven en la puerta, de brazos cruzados, esperando por él para continuar la caminata a la estación.

* * *

Al doblar en una esquina se encontraron con una larga avenida, ancha y de doble sentido. Aquella era la parte divertida de la ciudad. Cada lado de la avenida estaba compuesto por los locales nocturnos más concurridos. Los bares temáticos que iban desde country a música disco, las discotecas para todo tipo de estilos y los pequeños locales donde los artistas acostumbraban a presentarse con sus primeras composiciones. Aquella hora era exactamente cuando las luces de las fachadas de cada uno de aquellos lugares ganaban vida, con sus letreros de neón que soltaban chispas llamativas que invitaban a las personas que pasaban y que buscaban algo de diversión después de un día de trabajo. Fue aterrador para Luca estar en aquel lugar y no ver nada de lo que siempre estuvo acostumbrado a ver. Las aceras y entradas se encontraban abandonadas, excepto por los Oscuros errantes que surgían de las sombras, y la avenida reposaba en toda su extensión como un lugar condenado y maldito por una nube de tinieblas.

-Estamos llegando. La entrada de la estación está justo ahí – la voz de Ji-Yun sonó inesperadamente y provocó que Luca retomase la velocidad de su paso, disminuida momentos antes debido a la distracción producida al observar la avenida.

-Ah, sí. No me había dado cuenta.

-¿Es extraño ver la ciudad así, invertida, cierto? Demoré mucho tiempo para poder colocar definitivamente en mi cabeza que todo estaba al revés.

Luca concordó, hizo un gesto con su cabeza y mantuvo la boca cerrada por los siguientes dos minutos. Siguiendo el rumbo de la casi inexistente brisa que pasaba por ambos, se encontraron con una enorme placa de acero, pintada de azul con letras amarillas y brillantes que informaban que finalmente habían llegado a la entrada de la estación de metro. El camino desaparecía en el espacio por donde se bajaba al subterráneo, guiado por un buen número de peldaños de cerámica lisa y muy bien conservada; lado a lado, ambos jóvenes bajaron por ellos, pero una vez más cargando el ambiente con el ruido de sus pasos, llenos de prisa. Simultáneamente llegaron al punto más bajo de la escalera, ya en el interior de la estación, y entonces se detuvieron.

Se encontraron con unas largas vías que desaparecían a cada lado al interior de los túneles. Todo estaba muy mal iluminado, las lámparas que se encontraban en el techo casi no brillaban, cumpliendo poco con su tarea de alumbrar las plataformas subterráneas. Hasta donde lograban distinguir, no había ningún Oscuro, confirmando así la afirmación de Ji-Yun al decir que no permanecían en lugares cerrados después de la transición. Ahí abajo, el silencio era aún más intenso: no había ni la más mínima brisa o murmullo lejanos de los seres negros.

-A esta hora, en nuestro mundo, dudo que este lugar esté tan vacío como aquí – dijo Luca.

-Me dije exactamente lo mismo la primera vez que pasé por aquí – respondió Ji-Yun, alejándose de Luca y yendo en dirección al límite de la plataforma.

La joven coreana parecía compenetrada y dispuesta a no perder siquiera un segundo ni a desperdiciar su aliento con conversaciones innecesarias. De un momento a otro, sin previo aviso, pareció haber perdido todo interés en comunicarse con el joven que había decidido ayudar, lo que provocó que automáticamente se pusiese innecesariamente a imaginar, o a intentar recordar, algo desagradable que pudiese haberle hecho o dicho.

-Tenemos que seguir por aquí – explicó ella, moviendo uno de los brazos hacia el túnel de la izquierda. -Un poco más adelante encontraremos una bifurcación, desde ahí seguiremos por el camino de la izquierda y luego estaremos muy cerca del ayuntamiento.

Apenas terminó de explicar la ruta, saltó y cayó perfectamente erguida entre el espacio que separaba las vías. Luca no podía dejar de impresionarse con la destreza - y belleza – corporal que Ji-Yun demostraba en cualquier situación.

-¿Qué estás esperando? - preguntó ella, dirigiéndose a Luca.

Luego de oír la pregunta, el joven también saltó, y no tan dotado de habilidades físicas, se tambaleó hacia adelante cuando sus zapatos cafés tocaron el suelo. Ji-Yun extendió los brazos y lo sostuvo, impidiendo que cayese al suelo como un bebé que intenta correr torpemente.

-Disculpa, soy un poco torpe – dijo él, sin ánimos, levantándose y arreglando su ropa.

Ji-Yun le sonrió mostrándole compasión, pero de inmediato le dio nuevamente la espalda y continuó su camino por las vías. Luca hizo lo mismo, oyendo atentamente el sonido de sus zapatos pisando las pequeñas piedras que se encontraban por todo el camino que desaparecía al frente como una gigantesca alfombra. De acuerdo a los cálculos de la joven, andarían cerca de media hora por las vías hasta llegar al lugar donde un objetivo en común los esperaba.

El túnel del metro, en el mundo de los muertos, no parecía tan peligroso como en el mundo de los vivos, pero había algo en él que lo volvía sofocante y altamente claustrofóbico. Las paredes parecían estrecharse a cada paso, y poco a poco, conforme la plataforma de embarque quedaba atrás, la oscuridad crecía incesantemente.  Luca no era un gran fanático de la oscuridad – su compañera de sueño era una lámpara de mesa en formato de piña que le habían regalado para su cumpleaños algunos años atrás -, y aquel viaje al Reflejo le estaba sirviendo como una gran prueba contra sus más grandes miedos. Llegando al punto donde ya no se podía aguantar más la oscuridad, Luca preparó la linterna amarilla, por lo que se escuchó un "clic". El rayo de luz alcanzó la espalda de Ji-Yun, sirviéndole de recordatorio de que él también llevaba una linterna. La joven también encendió la suya, expulsando buena parte de la nube de tinieblas alrededor de ambos. Consecuentemente, el aura de luz que los envolvía proyectó sus sombras en las paredes, grandes y deformes, moviéndose como fantasmas listos para agarrarlos de los tobillos.

-Luca, cuando me preguntaste sobre los otros Sólidos- dijo la joven, prácticamente susurrando, - no quise ser ruda, discúlpame.

-No te preocupes. Yo sé que hago demasiadas preguntas. Nací en una ciudad pequeña, creo que heredé algunos genes de señoritas chismosas – respondió Luca, una vez más intentando sacarle una sonrisa.

-Es un asunto delicado para mí, pero ya que estamos juntos en esta búsqueda, creo que tienes derecho a saber.

Ji-Yun rectificó esta frase con una breve pausa, y por el tono de su voz, Luca notó que algo íntimo y muy personal sería revelado. 

-Eran más o menos las tres de la mañana cuando yo y mi compañero Serj, del departamento de detectives de la policía de la ciudad, esperábamos en una emboscada que le realizaríamos a un grupo de traficantes que veníamos investigando hace meses. El plan era acorralarlos cuando dejasen un local nocturno, junto a un grupo de refuerzos al que él dijo ya haberles avisado. Permanecimos por más de dos horas en un callejón que apestaba a caca de perro, aguardando a los criminales, hasta que por fin salieron y siguieron a pie hasta un pequeño estacionamiento que había a algunos metros de distancia. Serj y yo los seguimos cuidadosamente y paramos frente a otro callejón que había en la esquina de ese estacionamiento, y entonces pasó. Serj estaba de parte de ellos, traficando drogas mientras trabajaba como detective, a mi lado, recibiendo toda mi confianza.

Aunque no pudo ver el rostro pequeño de su compañera, Luca sintió en sus palabras una fuerte ira contenida y transmitida entre dientes semicerrados.  La traición era una de las cosas que más despreciaba, y su sentido de justicia en aquel momento cavó profundamente en sus emociones al intentar colocarse en el lugar de ella.

-Ellos me agarraron, me tiraron como a un animal muerto en la maleta del carro y me llevaron a algún lugar. Me sacaron de ahí y se prepararon para el sacrificio, pero gracias a la falta de preparación de uno de los idiotas, conseguí derribar a dos de ellos, a pesar de que estaba de manos atadas y corrí. Corrí como si nunca más fuese a correr de nuevo, y oí la voz de Serj diciendo que me alcanzaría. Hui por más de diez minutos, y él no dejó de seguirme ni siquiera por un momento. Intentó disparar una o dos veces, pero para mi suerte, no acertó. Yo tenía mi arma escondida en el tobillo, pero no logré usarla. Después de un cierto tiempo, mi aliento comenzó a desaparecer, y a cada segundo creía que tendría un paro cardiaco y caería muerta en el asfalto. Mi velocidad disminuyó, hasta que Serj pudo alcanzarme Estábamos en un callejón, nuevamente cerca del local nocturno donde esperábamos. Él se acercó y... con aquella voz asquerosa me dijo cosas horribles. Escupí en sus pies y él me pateó justo en la boca del estómago. Infeliz. Intenté levantarme, pero ya no tenía fuerzas, hasta que él avanzó una vez más para darme otra patada. Y entonces oímos aquel ruido, un sonido extraño como nunca había oído antes Como un ruido magnético. De repente, una especia de portal se abrió a nuestro alrededor, y nos tragó en menos de un segundo. Y fue entonces que aparecimos aquí, en el Reflejo. Serj sufrió una crisis, pareció desorientado y asustado como un bebé llorón. Yo solo esperé que él terminase lo suyo, sin saber lo que había ocurrido o dónde estábamos, pero súbitamente un cuerpo negro surgió de una esquina e intentó agarrarlo. Él huyó hecho un loco. Posteriormente, descubrí que el cuerpo era un mero Oscuro. No lo he visto desde aquel entonces.

-Imagino cómo te debes haber sentido en relación a todo eso. Muchas cosas sucediendo a la vez.

-Fue solo un poco más de una noche. Desde entonces intento no hablar ni pensar en él, pero hoy fue necesario porque tengo la leve sospecha de que Serj está detrás de la desaparición del muchacho – explicó Ji-Yun, mientras repentinamente se daba vuelta, pero sin dejar de caminar, con la intención de observar algo detrás de ambos.

-¿Hablas en serio? ¿Y qué crees que pretende hacer con el muchacho? - preguntó Luca, sin darse cuenta del brusco movimiento de la joven.

-No mentí cuando dije que no tengo idea. Tal vez, él me haya visto entrar en esa casa donde el muchacho se quedaba y me haya espiado hasta descubrir que crie un lazo, aunque estrecho, con este mundo tan complicado. Sospecho que acabó secuestrándolo estando seguro de que iría tras él.

-No conozco a ese tal Serj, pero ya no me gusta ni un poco.

-Solo espero que mis sospechas no sean ciertas y… espera, ¿escuchaste eso?

Ji-Yun una vez más se dio vuelta, esta vez dejando de caminar y dirigiendo su linterna hacia adelante. El rayo de luz cortó la oscuridad de parte del camino ya recorrido por ellos, pero no iluminó nada más que vías, piedras y paredes.

-¿Qué pasó? ¿Oíste algún ruido? - preguntó Luca, sintiendo un leve escalofrío.

-Silencio, deja que…

La voz de la joven disminuyó hasta volverse un susurro y dejar la frase incompleta. Lado a lado, ambos se callaron y dirigieron sus linternas para todas las direcciones; los rayos de luz se cruzaban, y segundo a segundo nada aparecía frente a ellos. Ji-Yun agudizaba sus oídos, cerciorándose aún de si realmente había oído un ruido, y Luca solo deseaba con todas sus fuerzas que estuviese equivocada.

Pero no lo estaba.

Del fondo del túnel, mezclado con las profundas tinieblas, viniendo en la dirección que ya habían recorrido, el sonido de una voz grave y fantasmagórica se acercaba.

-¿Ji-Yun? ¿Q-qué es eso? ¿Es un Oscuro? - preguntó él, con un nudo en la garganta.

-Me gustaría mucho que fuese un Oscuro, Luca – respondió Ji-Yun, sin demora, retrocediendo lentamente.

La terrible e indescriptible voz resonaba en todo el largo túnel y llegaba clara como el día a los oídos de las dos personas que estaban en él. Luca estaba seguro de que nunca, ni siquiera en sus más locas y horrendas pesadillas, había oído un sonido tan macabro y perturbador.

 

 

Capítulo 10

Inversor

 

-¡Ji-Yun! ¿Qué es eso? - Luca una vez más preguntó, demostrando señales de pánico en su voz.

-Mejor dejar las explicaciones para después – respondió ella, retrocediendo aún más, pero esforzándose por mantener la voz tranquila. -Mi sugerencia ahora es que corras como nunca necesitaste hacerlo en toda tu vida, y no mires para atrás por ningún motivo.

Ji-Yun volteó su delgado cuerpo en la dirección en la que caminaban y, aplicando su propia sugerencia, tomó un fuerte impulso con ambos pies. Comenzó a correr disparada en medio de las vías, sosteniendo firmemente su linterna y dejando a Luca completamente desorientado y sorprendido. El grito horrendo se repitió, ahora más cercano, haciendo que la temperatura del estómago del joven se desplomase mucho más abajo de cero. Imitando la acción de Ji-Yun, por fin comenzó también a correr y siguió detrás de ella.

Gracias a los pasos rápidos que sus piernas lograron producir con destreza, Ji-Yun ya se había alejado algunos metros, lo más veloz posible, sintiendo cómo su mochila se agitaba de arriba a abajo causándole leves dolores en la columna. Luca también se esforzó en correr lo más rápido que pudo, gastando todo su aliento para poder alcanzarla.

-¿Podrías al menos decirme de qué estamos huyendo? - preguntó sin lograr verle el rostro.

-¡De tu peor pesadilla!

Verdadera o falsa, la seriedad de la información lanzada por Ji-Yun estaba arraigada al sonido de su voz, y así Luca notó que perder el ritmo y quedarse atrás en aquel maldito túnel estaba completamente fuera de la lista de opciones.

Meneándose hacia a delante y hacia atrás a favor de los bruscos movimientos de la fuga, los brazos de los jóvenes sacudían las linternas, las que dirigieron sus rayos amarillos en todas direcciones, desde el suelo, las paredes y hasta el techo. En uno de estos casi desesperados movimientos, la linterna de Luca, que parecía brillar más fuerte que la de Ji-Yun, iluminó brevemente un trecho de la pared a su lado. Lo que surgió en el foco de luz fue una imagen que duró menos de un segundo, lo suficiente para enmarcar las características de aquello que Ji-Yun había descrito como su peor pesadilla: una especie de criatura grotesca, aferrada a la pared y moviéndose velozmente. Su cuerpo era negro, mitad sólido y mitad gaseoso, de brazos largos formados solo de huesos desprovistos de carne o piel. En las extremidades de los brazos no había manos, solo tres largos dedos que terminaban en uñas asustadoramente afiladas. El tiempo de contacto con la luz no fue lo suficientemente largo, sin embargo, Luca pudo definir cómo era o qué había encima del cuello de aquella criatura.

-¿PERO QUÉ RAYOS ES ESA COSA? – gritó Luca, aterrado por la apariencia del monstruo, dejando transparentar todo el miedo a través de una respiración fuertemente descoordinada.

-¡Esa cosa es un Inversor!  - disparó Ji-Yun, mientras movía su linterna para todos lados intentando ver al perseguidor, al mismo tiempo que intentaba no tropezar con las vías. -Es atraído por el sonido, de seguro estaba escondido en la estación y nos escuchó cuando llegamos. Él es el responsable de mandar Sólidos de vuelta al mundo de los vivos a través de un portal instantáneo que consigue crear.

-¿Y por qué estás huyendo de él? – preguntó Luca, perplejo, instantáneamente confuso, pero aun así sin disminuir la velocidad.

-No dije en qué circunstancias lo hace.

La respuesta de Ji-Yun, aunque vaga, sonó realmente convincente. Huir todavía era la única opción.

Ambos siguieron disparados exactamente por el medio de las vías, perdiendo una que otra vez el equilibrio al intentar apuntar al Inversor con la luz de la linterna. Sus gritos se repetían a ritmo constante y servían para amedrentar aún más a ambos jóvenes, en especial por un tenebroso detalle: cada vez que se repetía venía de un lado diferente del túnel. La criatura estaba moviéndose de un lado a otro, justo encima de las cabezas de Luca y Ji-Yun.

-¡Creí que había acabado con este infeliz la última vez! - exclamó la joven, sin esconder su enojo.

Antes que hubiese tiempo para que Luca pensase qué decir, ambos oyeron el sonido de algo cayendo justo al frente provocando un fuerte estruendo. Inmediatamente frenaron y al mismo tiempo levantaron sus linternas en dirección al ruido. Ambos rayos iluminaron al Inversor, que se había desplomado del techo para quedar cara a cara con aquellos que deseaba eliminar. Fue en aquel instante que Luca finalmente logró ver al ser por completo e identificar su cabeza: era el cráneo de una especie de animal de hocico largo, sin cuernos y de hendiduras oculares estrechas. Por los orificios de aquel cráneo emanaba una especie de humo negro, denso, que desaparecía en el aire luego de ser expelido. El Inversor estaba apoyado en el suelo del túnel con sus garras. No tenía piernas, en lugar de ellas, exactamente donde terminaba su tronco, había solo una nube de humo idéntica a la que escapaba por la cabeza y formaba un manto de la más pura oscuridad.

Parado frente a Luca y Ji-Yun, el Inversor sonorizó una vez más el ambiente con su rugido y se preparó para atacar. Curvó sus brazos huesudos y los impulsó, saltando en dirección al médium con un movimiento previsible. Ji-Yun dio un paso al costado con violencia, dejando el camino libre para que el monstruo fallase en el ataque y cayese de forma torpe un poco más al frente.

-Lo que nos da una pequeña ventaja es que él es muy tonto y torpe – dijo ella, ayudando a Luca a recomponerse del brusco tirón que casi le dislocó el brazo.

El monstruo sin piernas se usó de sus horrendas garras, aferrándolas al metal que formaban las vías, enderezó su cuerpo negro y se preparó para un nuevo ataque. Ji-Yun y Luca volvieron a correr, esta vez en zigzag, con la intención de confundir al Inversor. Recibir una nueva embestida de aquellas garras sería ciertamente doloroso, o instantáneamente mortal.

-¡Usa tu arma! - exclamó el joven, apuntando a la cintura de Ji-Yun.

-Hice eso la última vez que me encontré con él y ciertamente no funcionó. Ese infeliz me ha estado persiguiendo desde que llegué a este mundo. ¡Prefiero no desperdiciar mis tres últimas balas con algo que aparentemente no puede morir!

“Algo que aparentemente no puede morir”. Estas palabras dieron directo en los ánimos de Luca, como un golpe certero justo en el rostro. Una criatura dispuesta a matar, pero que no podían matar.

-¡Va a acabar con nosotros de una sola vez!

-¡Entonces, sugiero que no pare de correr!

La criatura retomó su caza, realizando un recorrido diferente esta vez. Aceleró el vaivén de los largos brazos hasta acercarse a las dos personas que perseguía, estudiando sus movimientos que, aunque seguían una ruta planeada, podrían ser previstos. En el momento exacto en que Luca y Ji-Yun se cruzaron con el Inversor, se lanzó justo en medio de ambos. Los tres cuerpos se encontraron, el monstruo pasó de largo, pero Luca y Ji-Yun cayeron una a cada lado como los pinos de boliche caen al ser derribados de forma certera por la sólida y pesada bola. Estaban completamente vulnerables a un próximo ataque, conscientes de que no lidiaban con un enemigo tan estúpido como hace unos momentos Ji-Yun había afirmado.

El Inversor, sin embargo, necesitaría escoger apenas a uno de ellos. Ambos jóvenes, suponiendo silenciosamente que la elección del monstruo sería contra aquel que osase a moverse primero, se mantuvieron inmóviles como dos estatuas de cera en un museo. Su cabeza blanca se movió de un lado a otro mientras tomaba una decisión; se mantenía con las garras aferradas al suelo, mostrándose capaces de despellejar la piel de cualquier tipo de ser vivo con solo tocarlo. Ji-Yun giró la cabeza algunos grados, casi imperceptibles, y vio a Luca, tirado en el suelo frente a ella, temblando y de ojos totalmente acobardados. Sintió en aquel momento que el pobre joven estaba completamente indefenso, y a diferencia de ella, ya había demostrado no disponer de ninguna habilidad física para una lucha corporal. Decidida a protegerlo y correr el riesgo, la joven de ojos rasgados repentinamente levantó su linterna y la dirigió a los ojos vacíos del Inversor.

-¡HEY, AQUÍ!

-¡JI-YUN! ¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?

-¡AQUÍ, IDIOTA!

La luz fuerte de la linterna no lo lastimaba como lo hacía con los Oscuros, pero fue lo suficiente para atraer la atención del Inversor en su dirección. Junto a un nuevo y aún más ruidoso grito, tomó su decisión: saltó con todas sus fuerzas sobre Ji-Yun. No sabía, sin embargo, que ella ya estaba preparada para enfrentarlo sin miedo: cuando menos de un metro de distancia los separaba, la joven irguió el cuerpo lo más rápido posible, girando el tronco apoyado sobre solo uno de sus pies. El otro pie cortó el aire con un hábil golpe, y protegido por el grueso cuero de una bota militar, acertó en el pecho del Inversor. El impacto lo lanzó en la dirección opuesta, y el monstruo rodó entre las piedras que componían el suelo del túnel de aquel metro.

-Luca, ¡Levántate y huye ahora!

-¡No voy a dejarte atrás!

-Ya enfrenté a ese monstruo otras veces y sobreviví a todas ellas. ¡Vete!

Desde lados opuestos, se levantaron al mismo tiempo. El Inversor también ya esbozaba la recuperación de su postura, y en respuesta a eso, absurdamente enojada, Ji-Yun no tuvo otra elección más que tomar su pistola, la que aguardaba presa en la capa protectora de cuero en su cintura. Luca no quería seguir sin su compañera, pero sabía que ella estaba en lo correcto. Como una buena agente, en dos ocasiones ya había demostrado impecables técnicas de defensa y de acuerdo con sus propias palabras ya había despistado antes a aquel terrible cazador de Sólidos. Reticente, Luca finalmente se dio vuelta y continuó el camino túnel adentro.

No obstante, para arruinar los planes de defensa de Ji-Yun, el Inversor decidió cambiar su objetivo: se posó una vez más sobre ambas manos huesudas y siguió decididamente en dirección al joven. “Hijo de tu madre” fue todo lo que Ji-Yun pudo pensar.

-¡LUCA, VA DETRÁS DE TI! - gritó ella, aun consiguiendo ver su silueta metros más adelante gracias a los movimientos de la linterna.

Ferozmente, decidido a acabar de una vez por todas con los invasores de su mundo, el Inversor pareció reunir fuerzas y libró un poder que todavía no había demostrado: sin ningún impulso sacó las garras del suelo y comenzó a levitar sin ayuda alguna de su cuerpo.

-¡NO ME AVISASTE QUE SABÍA VOLAR! - Luca gritó, una vez que se dio vuelta y vio las garras del monstruo justo en frente de su rostro.

El vuelo fue rápido y certero. El cuerpo del Inversor y el de Luca se encontraron en un fuerte choque, cayendo juntos entre las vías. Luca gritó al sentir cómo las piedras puntudas lastimaron su espalda; solo por suerte, la caída ocurrió en posición casi lateral, lo que evitó que su nuca recibiese de lleno todo el impacto del peso de su cuerpo. La linterna amarilla se escapó de sus dedos y cayó dos metros adelante, partiéndose en dos.

Las garras del Inversor, dotadas del doble de la fuerza que tenía el joven, agarraron los brazos de Luca contra el suelo, abiertos, formando una cruz. Estaban frente a frente – una horrenda criatura con un cráneo por cabeza y un joven aterrado con aquella visión. Ji-Yun se estaba acercando, pero se detuvo al visualizar la escena que se desarrollaba frente a ella.

-¡Maldición! – susurró, sintiendo un escalofrío que casi la inmovilizó.

Aquel era el momento, el terrible momento donde el Inversor abría un portal instantáneo y mandaba a su víctima de regreso al mundo de los vivos. Sin embargo, lo que se suponía que sonase como algo agradable, no lo era, ya que el Inversor no enviaba a sus víctimas vivas: con un solo golpe de sus garras afiladas, les cortaba la garganta y sin demora lanzaba el cuerpo degollado y bañado en sangre por la abertura entre ambos mundos. Ji-Yun lo había visto hacer aquello una vez, con una pobre señora que, así como ella, había sido absorbida por un Destello. Aquella era la escena más brutal que había presenciado en su vida, y había decidido jamás volver a verla, impidiéndolo o simplemente huyendo lejos de ella. En aquel caso, la primera opción era urgentemente necesaria.

Inmovilizado y petrificado por el miedo, Luca observó con pavor cuando el fino rayo de luz negra escapó por cada uno de los ojos vacíos del Inversor. Como si fuesen proyectados en alguna pared invisible, los rayos se detuvieron frente al rostro del joven, e inexplicablemente comenzaron a cortar el aire cuando el ser que los producía movió lentamente la cabeza en dirección horizontal. En un abrir y cerrar de ojos, una línea negra se había creado en el aire. Los rayos fueron absorbidos de vuelta por las hendiduras en el cráneo del Inversor, y exactamente en el mismo instante algo pasó. La línea que se dibujó en el aire comenzó a abrirse en forma de fisura, cortando un pedazo del túnel como una lámina corta un pañuelo por la mitad. Delante de los ojos incrédulos de Luca, surgió un portal entre mundos, una ruptura en el tiempo y espacio por donde logró ver perfectamente el mundo de los vivos mezclado con el de los muertos. Vio más que solo eso: su cuerpo inmovilizado estaba mitad en su propio mundo y mitad en el Reflejo.

Luca miró a ambos lados y vio el túnel iluminado, completamente diferente de su contraparte, donde él se encontraba de la cintura para abajo. La mitad que se encontraba en el mundo de los vivos estaba inmovilizada, justo en medio de las vías del tren. Intentó forzar los brazos, pero el Inversor los sostenía contra el suelo con una enorme brutalidad a punto de afectar completamente su circulación. El exterminador no hacía nada más que mirar al joven, sin realizar ningún movimiento. Las hendiduras negras en su cráneo aún emanaban hilos de humo negro, como si de aquello dependiese su visión. Si en aquellos agujeros oscuros existían ojos sumergidos en oscuridad, definitivamente estaban mirando fijamente el rostro de Luca. El Inversor parecía estar esperando algo. Y el joven no tardó en descubrir lo que era.

Paulatinamente, los oídos de Luca notaron la llegada de un sonido conocido. Venía veloz y aumentando su intensidad, sin retraso. Era el sonido causado por el pesado roce entre metales. El sonido que anunciaba la llegada del tren.

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