Enigma

Enigma


X Sociedades secretas » ¿Es una secta la masonería?

Página 95 de 116

¿Es una secta la masonería?

Aunque diferentes especialistas en la materia han considerado a la masonería como una secta más de las miles seudorreligiosas o seudopolíticas que existen, muchos masones defienden el postulado que les alza como miembros de una sociedad protectora del librepensamiento humano. Conviene aclarar que las denominaciones masón y francmasón significan lo mismo, siendo la segunda una combinación del francés y del inglés que da como resultado la traducción «albañil», como veremos más adelante. Durante siglos, esta corriente racionalista ha inspirado temor en los gobiernos o en la propia Iglesia católica, y no son pocos los países que han prohibido la práctica de sus creencias y costumbres. Lo cierto es que la francmasonería de nuestro tiempo ya no es tan determinante como lo fue en origen, y desde 1968 el propio Vaticano acepta a los masones de credo católico. En cuanto a sus orígenes históricos, son más bien confusos y, según las fuentes que se consulten, nos encontraremos con tal o cual hipótesis acerca de su génesis fundacional. Unos dirán que su raíz se hunde en la niebla del pasado, creyendo que fue Egipto el lugar donde se dieron a conocer por primera vez, mientras que los más numerosos, en cambio, aseguran que los primigenios masones surgen en la construcción del templo de Jerusalén, siendo su primer gran maestre Hiram Abif, el arquitecto de la impresionante edificación hebrea. Empero, el término free-mason viene a significar «albañil que pule la piedra», lo que nos pone en contacto con un gremio medieval especializado que transmitía sus conocimientos a los aprendices de forma hermética, preservando de ese modo el oficio ante competencia desleal o advenedizos. Sus trabajos, por tanto, estaban muy solicitados por parte de los grandes constructores del pasado, los cuales levantaron los mejores templos religiosos, así como fortalezas, palacios y edificios públicos que aún hoy sobreviven al inexorable paso del tiempo. Si bien no sería hasta el siglo XVIII cuando la francmasonería abandonó lo que se conoce como masonería operativa, para adentrarse en la modernidad o masonería especulativa, recogiendo las esencias antiguas y medievales e incluyéndolas en una nueva era de progreso y fraternidad para la humanidad.

La masonería propiamente dicha surgió en 1717 por obra de los pastores protestantes ingleses, James Anderson y J. T. Desaguliers. Desde entonces, esa congregación de iniciados recogió las influencias de las corrientes intelectuales del enciclopedismo del siglo XVIII y del racionalismo y el liberalismo del siglo XIX. Su innovadora ideología se propagó muy rápidamente por Europa: en 1721, se constituyó la primera logia en Francia; en 1717, en Rusia, establecida por Pedro I; en 1723, en España; en 1734, en Países Bajos; en 1738, llegó con fuerza a las colonias inglesas de Norteamérica, siendo Boston la primera ciudad que albergó masones en el Nuevo Mundo. La creada en Francia estableció como rito el «escocés antiguo y aceptado», frente al de York de las logias inglesas. Y, en 1738, al fundarse la Gran Logia de Francia, la francesa quedó desvinculada de la inglesa, encontrándose desde entonces en abierta oposición. De esta división nacieron las tres ramas principales de la masonería actual: rito inglés, rito escocés y rito simbólico francés.

Sus protocolos constitucionales declaran que la masonería es una institución esencialmente caritativa, filantrópica, filosófica y progresista, que tiene como meta la indagación de la verdad, el estudio de la moral, el combate de la superstición y la práctica de la caridad. Asimismo, mantienen que uno de sus propósitos vitales es trabajar solamente para el mejoramiento material y social de la humanidad. Los masones afirman reconocer y defender la existencia de Dios y la prevalencia del espíritu sobre la materia, por lo que ningún ateo o materialista puede ser masón. En consecuencia, no se oponen a la religión y mucho menos a la Iglesia católica, es más, recomiendan que cada uno practique su confesión religiosa, ya que no existe ninguna incompatibilidad entre la masonería y las creencias sobrenaturales. La masonería proclama la tolerancia y el respeto a las convicciones políticas e ideológicas de los otros, la autonomía de la persona humana, el amor a la familia, la fidelidad a la patria y la obediencia a la ley. Además, consideran a todos los hombres hermanos, libres e iguales, cualquiera que sea su raza, nacionalidad o religión. Para mayor constatación de estas normas, en cualquier reunión de masones está prohibido hablar o discutir sobre política o religión. En cambio, se apuesta decididamente por que todos sus integrantes sean virtuosos, ejemplares, de buenas costumbres, libres de vicios, sin errores ni prejuicios, observantes de la ley, patriotas, cumplidores del deber, apóstoles del bien, generosos, devotos, pacíficos, abogados de los oprimidos, hermanos de todos y hasta, según sus textos, protectores de las viudas.

Hoy en día no existe ningún temor ante la masonería, sus más de seis millones de integrantes quedan repartidos principalmente entre Estados Unidos, con casi cinco millones, e Inglaterra, con casi medio millón. En el caso de España, reprimidos hasta la saciedad desde el siglo XIX —por su participación directa en los diversos pronunciamientos políticos y militares, la gestación de las dos Repúblicas y algunos asuntos conflictivos para los regímenes dictatoriales—, tan sólo se pueden censar unos tres mil miembros distribuidos en algunas logias. La francmasonería —y sus lemas de libertad, igualdad y fraternidad— sigue siendo fiel al espíritu que la engendró con el ánimo de mejorar nuestra civilización.

Ir a la siguiente página

Report Page