Enigma

Enigma


Naoki

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Naoki

Soy un acuario, mi vidrio es liso, mi agua clara, las algas de mi intuición fluctúan sin que nada ni nadie cruce por mi mente. Si bien hay claridad en esta jaula de vidrio, transparencia, hay también aislamiento, silencio y sufrimiento. Ciertas heridas no se cierran nunca, sobre todo en un medio acuático. Ese drama de mi infancia, no puedo evocarlo. Sólo algunas imágenes flotan a veces en la superficie del agua, muy fugitivas, casi abstractas. Imágenes negras. Imágenes de violencia y de muerte. Imágenes ligadas entre sí, como un álbum de fotos que narrara la historia de mi dolor en blanco y negro, un blanco de la nieve de las montañas. Desde ese fatídico día, todo color me resulta insoportable.

En mi piso todas las paredes son blancas, los muebles grises o negros, las sábanas de mi cama negras, y los libros de los poetas, por fortuna, son casi siempre de color crema. Cuando tengo que comprar un libro con sobrecubierta de color, lo forro con papel blanco. Todos mis discos tienen un nuevo «look», están puestos en carátulas con el título escrito en negro. Cuando salgo, elijo con cuidado sitios pequeños donde todo es gris, y no bien asoma una forma coloreada, cierro los ojos, me hundo en mi acuario interior y me echo en el fondo de guijarros suaves y negros. La música, para mí, no tiene color, es blanca y negra, como las teclas de un piano, como las túnicas de los monjes zen. Como las caligrafías y las fotos que decoran mi piso. Como mi ropa, como la comida que tomo. Arroz, algas, hortalizas blancas, tubérculos, algunos de los cuales combinan ambos tonos, blancos por dentro, negros por fuera. No soporto más que las azucenas y las rosas negras. Mis kimonos son negros, mi alma es negra, y a veces me pinto los labios de negro. Algún día hasta me pasaré esmalte por los dientes. Me oculto del sol, mi piel es inmaculadamente blanca, casi lunar, y cuando me pongo una blusa transparente negra, a veces me maquillo las areolas y los pezones de gris antes de salir a la oscuridad, a encontrarme con las almas oscuras. La noche es mi territorio, el alba mi acceso al silencio.

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