Emily
CAPÍTULO V
Página 6 de 11
CAPÍTULO V
Descansamos hasta el amanecer, intentaríamos ir hasta la aldea para comprobar si seguíamos siendo invisibles para ellos.
Desayunamos frutos silvestres y juntos de la mano, nos encaminamos hasta la parroquia.
Llamamos a la puerta en espera de que el cura nos abriera.
Un anciano muy amable nos saludó.
-Pasad hijos míos. Hace una mañana muy fresca y venís poco abrigados. Supongo que querréis hablar de vuestros esponsales.
Nos miramos sorprendidos, ya no éramos fantasmas. Y nos acogía como si nos conociera de toda la vida.
-Padre, ¿acaso sabe quienes somos?
-Siéntate Eduard junto a Emily tu prometida. No pongáis rostros de extrañeza. Yo mismo os bauticé en esta parroquia. Y cuando enterré vuestros cuerpos, supe que tarde o temprano apareceríais.
-¿Cómo es posible que no se asuste al vernos con vida?
-Mi pequeña Emily, soy uno de vosotros. Aquí nacisteis cuando la aldea pertenecía a los brujos blancos.
Una invasión por parte de Dark Warlock, casi acabó con la población y vuestros padres huyeron con vosotros a tierras más lejanas.
La casita donde permanecéis ahora os pertenece. Nadie ha podido nunca verla y a mí me toleran porque sigo mi camino sin meterme con ellos.
-Estaremos en peligro mi pequeña Emily y yo si todos los habitantes son brujos oscuros. No recordamos el embrujo que podemos utilizar para regresar a Palacio y hacer desaparecer a Dark Warlock.
-No os preocupéis. De momento estáis a salvo.
-Nadie más que yo os puede ver. Y en la sacristía he guardado durante años, el libro blanco de los encantamientos y hechizos.
Soy el único que lo posee, sabía que tarde o temprano serviría para derrotar a las fuerzas del mal. Por eso he esperado este tiempo aguardando el regreso de mi pueblo.
-Gracias, señor párroco, por ayudarnos. Hemos estado muy angustiados y no quedarán impunes todos los crímenes que ha organizado el brujo oscuro.
-Emily, llámame Petrus. Tendremos que pasar algún tiempo juntos para que volváis a aprender a utilizar la magia y vuestros poderes.
Lo primero será consagrar vuestra unión con nuestros ritos y os llevaréis el libro para estudiarlo.
Cuando creáis que estáis preparados, regresar a mí y os protegeré en mi parroquia.
Tendréis unos momentos de vulnerabilidad y los brujos oscuros os pueden capturar.
Ahora hagamos el ritual de la unión.
Juntar vuestras manos y con una daga os haré un corte para que la sangre se mezcle y os convirtáis en dos hechiceros blancos de inmenso poder.
-Emily, amada, ¿estás preparada?
-Sí Eduard, no tengo miedo.
El hermano Petrus puede comenzar y unirnos en un solo ser espiritual.
Con suavidad nos tomó de las manos y nos hizo un corte algo profundo, juntó nuestras palmas y mezcló nuestras sangres, mientras recitaba unas palabras de conjuro.
-Felices enamorados, ya podréis ir a vuestra casita en el bosque y practicar la magia.
Sacó una llave y de su secreter cogió el libro.
-Es vuestro, cuidarlo y hacer buen uso de él.
-Así lo haremos, hermano Petrus. Y no temáis, muy pronto regresaremos a este lugar santo y recuperaremos lo que siempre nos ha pertenecido.
Nos despedimos del párroco y salimos al exterior.