Ema

Ema


Capitulo Dos

Página 6 de 15

—¿Qué haces a oscuras?

—Medito —le anuncio sin apartar los ojos de la ventana.

—¿Desde cuando meditas con los ojos abiertos?

—¿Nunca viste Karate Kid dos? El señor Miyagui medita con los ojos abiertos. —Lo escucho reír por lo bajo mientras se pasa una toalla por el cabello húmedo, con un paso lento viene a sentarse a mi lado. Lo miro sonriendo, e intentando descifrarlo. Huele muy bien, una mezcla suave de perfume y jabón.

—Esta bien, pequeña Miyagui —me dice mientras pasa un brazo sobre mis hombros y me aprieta contra su pecho. —¿Sobre que meditas? —Su cabello aun gotea y tiene puesto solo un pantalón de gimnasia y va sin nada arriba.

—Sobre mi vida, —se me forma un nudo en la garganta —como soy un total y completo fracaso —admito con la voz entrecortada.

—No eres un completo fracaso.

—¿No? ¿Tú crees? —Me aparto un poco para mirarlo a los ojos —¿Cuánto ganas Cris? ¿Catorce, quince mil pesos?

El duda en responder. Se que gana un poco mas que eso, lo que casi quintuplicaría mi sueldo.

—Eso no tiene nada que ver… —me acaricia el cabello, me corre un mechón y lo coloca detrás de mi oreja, y la tristeza corre sin control por mis venas invadiéndolo todo. En sus brazos, me siento protegida. Me siento como si pudiera decir todo lo que pienso mientras el me acuna contra su pecho.

—Tengo un titulo de Arte, que nunca valió para nada. Vivo en un departamento de mis sueños compartiendo gastos por que no puedo pagármelo yo sola; aunque se que pagas mas que yo, por eso nunca me dejas ir a depositar. —Su mano se detiene un momento antes de volver a moverse. —Debes pensar que me deprimiré si lo averiguo, pero lo se, no se cuanto, pero se que pagas mucho mas que yo.

—Eso no tiene importancia Ema.

—La tiene para mí —sollozo y me siento avergonzada al instante por sonar tan débil. —No puedo ni pagar mi departamento, no tengo vida amorosa y por lo que veo, terminaré siendo la tía solterona de Milagros.

—No eres una fracasada.

—¡Claro!, —me suelto de su abrazo —lo que tu digas compañero. Me voy a la cama —me levanto sopesando sus palabras, se que lo dice por que me quiere. Creo que es la rutina de tenerme aquí lo que no le permite echarme de patitas a la calle.

—Ema —murmura y toma de mi mano cuando apenas doy unos pasos, me detiene. Me jala suavemente pero no me muevo.

—Me voy a la cama. —Repito.

—Quédate conmigo. Solo un poco mas. —Lo miró con los ojos empañados, en silencio sus labios me piden por favor y asiento.

Me arrastra hasta el sillón nuevamente, me abraza aún con más fuerza. Descanso mi cabeza contra su musculoso pecho, mientras sus manos acarician mi espalda dándome consuelo, y mis ojos entupidamente deciden comenzar a llorar.

Te juro que encontraré al indicado, le digo a mi corazón que me mira y hace pucheros. Lo encontraré.

¿Cuándo?, pregunta con esa mirada desconfiada que ha aprendido con los años. Esa mirada que me dice, que no confía en mí. Es la misma pregunta que hace siempre.

Pronto, le aseguro aplicándole a mi voz una seguridad que no creo tener ahora.

Después de llorar un rato, el cansancio me vence por completo y me duermo apoyada en su pecho.

 

Ir a la siguiente página

Report Page