Elon Musk

Elon Musk


Apéndice 1

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APÉNDICE 1

A LA INDUSTRIA TECNOLÓGICA LE ENCANTAN las historias de comienzos complicados. ¿Unas cuantas puñaladas por la espalda? ¿Una dosis generosa de engaños? Perfecto. Y aun así, la prensa nunca se ha dedicado a escarbar a fondo en las presuntas intrigas que rodearon la creación de Zip2 por parte de Musk, y los periodistas no han investigado las serias acusaciones sobre incoherencias en el historial académico de este.

En abril de 2007, un físico llamado John O’Reilly puso una denuncia en la que acusaba a Musk de haberle robado la idea de Zip2. Según la denuncia, presentada ante el Tribunal Superior de Justicia de California en Santa Clara, O’Reilly conoció a Musk en octubre de 1995. O’Reilly había fundado una empresa llamada Internet Merchant Channel (IMC), cuyo objetivo era permitir que las empresas creasen rudimentarios anuncios online cargados de información. Por ejemplo, un restaurante podría crear un anuncio que mostrase su menú y quizá incluso instrucciones detalladas para llegar al local. O’Reilly lo había planteado en su mayor parte como una idea teórica, pero Zip2 proporcionaba un servicio muy similar al descrito. En la demanda se alegaba que Musk había oído hablar por primera vez de ese tipo de tecnología cuando buscaba trabajo como vendedor en IMC. O’Reilly y Musk se reunieron en tres ocasiones como mínimo para hablar de aquel trabajo, según declaraba en la denuncia. Después, O’Reilly se fue de viaje al extranjero y a su regreso intentó contactar con Musk.

O’Reilly rechazó hablar del tema conmigo. Pero en la denuncia afirmaba que se enteró de la existencia de Zip2 por casualidad, muchos años después de haberse reunido con Musk. En 2005 estaba leyendo un libro sobre internet y su relación con la economía, y tropezó con un párrafo que decía que Musk había creado Zip2 y que en 1999 había vendido la empresa a Compaq Computer por 307 millones de dólares en efectivo. El físico quedó estupefacto al darse cuenta de que Zip2 se parecía mucho a IMC, que nunca había llegado a convertirse en un negocio importante. O’Reilly recordó sus reuniones con Musk, y empezó a sospechar que este lo había estado esquivando a propósito, y que en vez de incorporarse como vendedor en IMC había puesto en marcha por su cuenta un negocio con el mismo concepto. O’Reilly quería una compensación por haber sido el creador original de aquella idea. Pasó dos años intentando construir su caso contra Musk, y el legajo que llegó al juzgado constaba de cientos de páginas. O’Reilly presentó declaraciones juradas de testigos que apoyaban su versión. Sin embargo, un juez descubrió que el caso de O’Reilly carecía de la base legal necesaria debido a ciertos problemas relacionados con la forma en que había cancelado su propio negocio, y en 2010 le ordenó abonar 125.000 dólares, las costas legales de Musk. Han pasado unos cuantos años desde entonces, pero Musk aún no le ha exigido a O’Reilly que pague.

Mientras jugaba a los detectives, O’Reilly encontró cierta información sobre el pasado de Musk que es seguramente más interesante que lo declarado en la denuncia. Descubrió que la Universidad de Pensilvania le concedió su titulación a Musk en 1997, dos años después de lo que afirmaba Musk. Telefoneó a la secretaría de la universidad y confirmó aquel descubrimiento. Las copias de los registros de Musk mostraban que se había graduado por partida doble, en economía y en física, en mayo de 1997. O’Reilly citó al responsable de la secretaría de Stanford para verificar que había sido admitido en 1995 para realizar su doctorado en física. «A partir de la información que nos ha proporcionado, no hemos podido encontrar en nuestras oficinas ningún registro sobre Elon Musk», escribió el director de admisión de posgraduados. Durante el desarrollo del caso se solicitó al abogado de Musk que presentase algún documento que demostrase la inscripción en Stanford, pero el abogado rechazó la petición y la calificó de «excesivamente engorrosa». Me puse en contacto con unos cuantos profesores de física de Stanford que habían dado clases en 1995; algunos no me respondieron, otros no recordaban a Musk. Doug Osheroff, ganador del Premio Nobel y jefe de departamento en aquella época, dijo: «Creo que no conocí a Elon, y estoy bastante seguro de que no estuvo en el departamento de física».

En los años siguientes, los enemigos de Musk se apresuraron a traer a colación las incoherencias que rodeaban la inscripción en Stanford. Cuando Martin Eberhard lo demandó, su abogado introdujo en el caso la investigación de O’Reilly. Y a lo largo de mis entrevistas, algunos de los detractores de Musk procedentes de Zip2, PayPal y los primeros tiempos de Tesla afirmaron tajantemente que creían que Musk había mentido sobre su paso por Stanford para engordar su currículo cuando empezó a abrirse camino como emprendedor, y después de que Zip2 arrancase ya no pudo desdecirse de la historia.

Al principio, yo también pensé que había muchos detalles poco claros en el historial académico de Musk, especialmente en la época de Stanford. Pero cuando fui profundizando, encontré explicaciones de peso para todas las incoherencias y suficientes pruebas para desmontar los ataques de los detractores.

Por ejemplo, durante el desarrollo de mi investigación encontré pruebas que contradecían la línea temporal de los hechos expuesta por O’Reilly. Peter Nicholson, el banquero para el que Musk había trabajado en Canadá, había estado charlando con Musk en el paseo marítimo de Toronto antes de que este se marchase a Stanford, y hablaron de la puesta en marcha de algo semejante a Zip2. Musk ya había empezado a escribir parte del software inicial, para tener algo que sustentase la idea que le había esbozado a Kimbal. «No dejaba de darle vueltas a qué sería mejor, hacer el doctorado en Stanford o tomar ese trozo de software que había escrito en su tiempo libre y montar un negocio con ello —recuerda Nicholson—. Lo había llamado Navegador de Ciudad Virtual. Le dije que eso de internet era una idea genial y que la gente estaba dispuesta a pagar mucho dinero por prácticamente cualquier cosa. Aquel software era una oportunidad de oro; el doctorado podría hacerlo cuando quisiera.» Lo que recuerdan Kimbal y otros parientes de Musk es bastante parecido.

Musk, extendiéndose por primera vez sobre aquel tema, negó todas las acusaciones de O’Reilly y ni siquiera recuerda haberse reunido con él. «Es un absoluto canalla —afirma Musk—. O’Reilly es un físico fracasado que se ha convertido en un pleiteador en serie. Y le dije al tipo: “Mira, no voy a aceptar un acuerdo en un caso que es injusto, así que ni lo intentes”. Pero sigue insistiendo. Desestimaron el caso dos veces por tener una base legal insuficiente, lo que significa que incluso aunque todos los datos que presentase fueran ciertos, perdería.

»Ha hecho todo lo que ha podido para molestarme a través de mis amigos y en persona [al poner la denuncia]. Y luego hubo un juicio sumario. Perdió el juicio sumario. Apeló el juicio sumario. Y varios meses después, perdió la apelación. Yo ya estaba harto y dije: “Vale, a la mierda. Vamos a recurrir las costas”. Y cuando apeló, el juez lo condenó a pagar las costas. Entonces mandamos al sheriff a por él, y él aseguró que prácticamente no tenía dinero. No sé si tendría o no; él aseguró que no. Así que las alternativas que teníamos eran incautarle el auto o confiscar el sueldo de su esposa, y ninguna era especialmente buena. Así que decidimos que no le obligaríamos a pagar el dinero que me debía, siempre y cuando no denunciase a nadie más con acusaciones sin base legal. Y, de hecho, a finales del año pasado o principios de este [2014], fue justo lo que intentó hacer. No sé a quién demandó, pero quien fuese estaba al corriente de nuestro acuerdo y contactó con mi abogado, que le dijo a O’Reilly: “Mira, si no retiras esa demanda, vamos a exigirte el dinero. No tiene mucho sentido que presentes demandas sin base porque cualquier cantidad que ganes se la vas a tener que dar a Elon”. Fue como decirle que se largase a hacer algo productivo con su vida.»

En cuanto al historial académico, Musk me enseñó un documento con fecha del 22 de junio de 2009 que le había enviado Judith Haccou, la directora de inscripciones de posgrado en la secretaría de la Universidad de Stanford. Decía así: «Obedeciendo una petición especial de mis compañeros de la Escuela de Ingeniería, he buscado en la base de datos de inscripciones de Stanford y doy fe de que solicitó la inscripción, y fue aceptada, en el programa de posgrado en ingeniería de materiales en 1995. Dado que finalmente no acudió, Stanford no puede proporcionarle un certificado oficial».

Musk también tenía una explicación para sus extrañas fechas de graduación en Pensilvania. «Yo había acordado con Pensilvania que los créditos de historia e inglés los cubriría en Stanford —explica—. Entonces aplacé lo de Stanford. Más tarde, los requisitos de Pensilvania cambiaron y ya no fueron necesarios los créditos de historia e inglés, de modo que me concedieron la licenciatura en 1997, cuando quedó claro que no iba a acudir a la escuela de posgrado y tampoco necesitaba cumplir unos requisitos que habían dejado de existir.

»En 1994 terminé todo lo que era necesario para graduarme en Wharton. De hecho, me enviaron por correo el certificado de graduación. Decidí quedarme otro año y terminar la licenciatura en Física, pero estaba ese detalle de los créditos de historia e inglés. Solo me acordé de ellos cuando intenté conseguir un visado de trabajo H-1B y llamé a la universidad para conseguir una copia de mi certificado de graduación, y me dijeron que no me había graduado. Pero entonces consultaron los nuevos requisitos y dijeron que todo estaba en orden.»

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