Ella

Ella

Deimer Ramos Cuello

En la curva que arqueaba cuándo sonreía me precipité por la borda, era tan bella que nunca pensé en detenerme.

Cuando observé sus ojos me perdí en un universo de inexplicables maravillas y multiples sensaciones, las cuales ni el mejor pintor podría bosquejar. De nada valió alardear de unos nervios inquebrantables, porque me fallaron, me temblaba todo, finalmente todo cesó cuando me tomó de la mano y nos pudimos ver, nos encontramos el uno al otro en el cosmos.

Su voz, ni hablar de ella...

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