Elizabeth

Elizabeth


LA CALMA DESPUES DE LA TEMPESTAD

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Si Brigitte no se había curado, el se encargaría de hacerlo. Por dios que lo haría. No intuía que había cosas que desconocía. Elizabeth aún no había acabado con su plan. Estaba esperando pacientemente cogiendo fuerzas para poder hacerlo y contaba con la colaboración de Brigitte. Tenía que cumplir su parte. Brigitte no tuvo más remedio que cumplir su palabra. Accedió, sabia que no iba a permitir que la cosa quedase así.

Nadie se iba a llevar su merito. Ningún falso Johnny ocuparía jamás su lugar.

EL FINAL DE ELIZABETH

Habían pasado casi cuatro meses desde la muerte de Amanda. Estaban a mediados de Septiembre. Muchas cosas pasaron desde entonces: la muerte del falso Johnny, la muerte de Dominique, la nueva relación de Brigitte con Gerard, el acuerdo con Elizabeth, la comunicación frecuente de este con sus dos hijos. Las cosas avanzaban poco a poco pero inexorablemente hacía un fin.

Gerard disfrutaba de su régimen de semilibertad que pronto pasaría a ser una libertad total. El mismo lo administraba su única limitación era que nadie lo identificase. Había decidido que después de la sorpresa que iba a suponer su liberación y pasar un tiempo con sus hijos. Se trasladaría a vivir a Nueva York. Brigitte lo estaría esperando allí. Iba a vender la mansión de Oxford y comprar un buen apartamento en la ciudad.

Gerard no quería vivir bajo ningún concepto en Inglaterra. Necesitaban anonimato si es que querían estar juntos y quería mantener a Brigitte alejado de Edward.

La idea de entregar a Brigitte jamás le volvió a pasar por la cabeza. No era una opción, quería compartir su vida con ella. Brigitte era inocente y la pesadil a había terminado. Tenia que mentir a todo el mundo y se estaba preparando para ello. Decirla verdad sería delatarla. Condenarla para siempre. Brigitte era inocente y el mundo no estaba preparado para una sentencia así. Una mente con dos almas. Una bondadosa y brillante y la otra la más oscura y cruel asesina. ¿Que jurado podría dictar sentencia en un caso semejante?

Sabía que Brigitte no tendría ninguna oportunidad ante un jurado. Estaba enferma pero se había curado.

Contaría que la policía había matado a un imitador a un fan. El verdadero Johnny lo había dejado escapar para que contase a todo el mundo quien era el mayor y mejor asesino de todos los tiempos. Para incrementar aún más su fama, todo el mundo tenía que saber la verdad. A fin de cuentas no era lo que quería Elizabeth. Le iban a conceder ese deseo.

Por supuesto ni una palabra de que el Johnny se trataba en realidad de una mujer. Ni mucho menos sobre las violaciones. Gerard se desgañitaba pensando como lo iba a hacer. Tenía que ser perfecto y convencer a todo el mundo. Diría que la pista de la madera había sido una idea de Johnny para mantener a la policía entretenida. Que iba con el escondido en el maletero y que el llevaba un cinturón explosivo colocado. Que no supo nunca en donde lo habían retenido y ni siquiera sabía si tenia un colaborador o no. Creía que si, que se trataba de una mujer porque había oído voces pero jamás la había visto. Que no tenía ni idea de donde lo habían tenido retenido, lo único que sabia que era no muy lejos de Londres, menos de dos horas en coche que es lo que habían tardado en llegar más o menos.

En cuanto al secuestro, el hombre lo había secuestrado en el garaje de la casa y lo había dejado inconsciente y encerrado en su maletero. Cuando se despertó estaba en la celda y no volvió a salir de allí. La única compañía de la televisión. Johnny desde un principio le había dicho que lo liberaría en un futuro y era lo único que le decía.

Sobre el aspecto físico de Johnny de Hunter diría que era una persona de unos 37 años, fuerte poco habladora y que siempre llevaba una mascara cuando estaba con el, que tenia acento londinense. Mantenía el contacto mínimo con el. No estaba que el supiera relacionado con el falso Johnny. Jamás le había echo un comentario al respeto. Que no tenía ni idea de los asesinatos anteriores de Johnny. Que lo había tratado bien dentro de lo que cabe. Solo lo dejaba salir de la celda a un patio contiguo donde podía tomar un poco el sol encadenado. Siempre entre cuatro paredes.

La mansión de Oxford estaba en venta, esperando un comprador que nada iba a sospechar de todo lo que había ocurrido en esa casa. Necesitaban el dinero para su nueva vida en Nueva York. Mantendrían la casa de Brigton, a ambos les encantaba quizás algún día podrían volver a ella. Gerard se encargaba de desmantelar las celdas y darles apariencia de habitaciones para el servicio.

Brigitte se ausentaba de vez en cuando con la disculpa de la venta de la casa y visitas a familiares y amigos.

Quedando Gerard solo en la casa trabajando en las celdas. A veces para demostrarse a si mismo que era libre se daba paseos solo por Brigton o cogía el bus para ir a Eastborne. Gerard estaba impaciente quería hacerlo ya, había llegado el momento. Brigitte le decía que no que esperase un poco a que la casa tuviese comprador que estaba a punto de cerrarlo. No quería estar en Inglaterra cuando eso ocurriese. Tenía miedo de que algo fuese mal. Gerard lo respeto ya que decía la casa estaba a punto de ser vendida en 14 millones de libras a un magnate del petroleo.

El inspector Moles se levantó temprano como siempre. Hacia más de un mes que disfrutaba de una excedencia de un año. Habían dado por finalizada la búsqueda infructuosa del escondite de Jhonny The Hunter y asimilado por fin que Gerard Brown estuviese donde estuviese había muerto hacía tiempo. Nadie podía considerar incluso la posibilidad de que Gerard continuase vivo a esas alturas.

Dedico su tiempo a sus dos hijos. Su exmujer tenía una nueva pareja y accedía con demasiada facilidad a que los niños estuviesen temporadas con él en su casa. Se dedicó en cuerpo y alma a ser el padre ideal y en volcarse con los dos chavales que se lo merecían.

Los llevo de vacaciones a Eurodisney a pasar las vacaciones de verano a Málaga. Se relajo como hacia años no lo había echo. Llevaba prácticamente todos los días a los niños al colegio una vez iniciado el curso escolar y los iba a recoger. Tanto si dormían en su casa como si lo hacían en la casa de su ex. Este año iba a ser para ellos. No quería que los niños cuando fuesen mayores recordasen una infancia con una presencia tan vaga como hasta ahora de su padre.

Le había sucedido algo maravilloso en las últimas semanas. Había conocido una chica y de nuevo algo latía con estrépito en su corazón. La vida le sonreía por fin. Desde que lo había dejado con su ex mujer apenas había conocido a nadie que le interesase realmente. Tuvo varias pretendientes pero ninguna le llenaba como el necesitaba.

Sin embargo, esta chica era maravillosa. Tenía todo lo que el necesitaba, mucho más que eso, lo había echo de nuevo sonreír. Por primera vez en mucho tiempo se levantaba y era feliz. Se hablaban con mucha frecuencia y se veían varias veces a la semana cuando ella salía del trabajo en la joyería. Habían echo el amor en dos ocasiones, era sencillamente maravillosa.

Ese día, se había levantado exultante. Fue con los niños a la piscina pues era sábado y no tenían colegio. A las once los llevaría a casa de su ex y se quedarían con ella todo el fin de semana. Los iría a recoger el lunes a la mañana para llevarlos al colegio.

Tenía una cita con su chica, lo mejor que planeaban pasar todo el fin de semana juntos. Por fin podría dormir a su lado y pasar más de un día entero junto a ella. El tema de los niños lo cortaba mucho, pues quería ir muy poco a poco. No estaba dispuesto a presentar a los niños, ni siquiera a sus amigos ni familia, a su nueva pareja hasta que estuviese completamente seguro de que la cosa iba a adelante. No iba a hacer como la insensata de su ex mujer que era la tercera que tenia en menos de tres años.

El no era así por lo que la veía a hurtadil as y no había dicho nada a nadie ni siquiera a sus mejores amigos.

La pareja que les presentase a sus hijos tenía que ser la definitiva por lo que andaba con pies de plomo.

Cada vez tenía más claro que ella tenía que ser la madrastra de sus hijos, lo iba a hacer genial. Ese fin de semana iba a ser clave, lo iban a disfrutar y consolidar su relación. Haría todo lo necesario para que fuese así. Hacia mucho tiempo no estaba tan ilusionado como ese día.

Dejo a los niños con su madre tal cual había quedado. Su ex mujer se sorprendió mucho de verlo vestido con esmoquin. No era para menos, se despidió con dos besos de lo niños y salto literalmente a dentro del coche, fue a recoger a su amada a su apartamento de South Kensington. Antes paro a comprar flores y un par de botellas del mejor burdeos.

Enseguida estaba en el lugar de la cita, la llamo al móvil desde la calle. ella bajo con una pequeña maleta naranja con ruedas. A Moles se le ilumino la cara cuando la vio, estaba impresionante, llevaba un vestido verde de una sola pieza y zapatos de tacón a juego. Lucía un veraniego sombrero caqui que ocultaba parcialmente su hermosa cabellera. Como se movía dios mío, no pudo evitar soltar un ¡Ohhh! de admiración. Parecía una actriz de Hollywood, si en serio lo parecía. Se sintió el hombre más afortunado del mundo en ese momento.

La mujer entró en el coche —Hola cariño. Tan puntual como siempre— dijo la chica.

¡Elena no tengo palabras!”. —La beso.

El coche arranco en dirección a la autopista, a esa hora el tráfico no era muy denso y enseguida se incorporaron avanzando en su dirección. Fueron escuchando los grandes éxitos de Miles David. El inspector, la noche anterior después de acostar a los niños estuvo durante horas trabajando en actualizar su mp3.

Quería una banda sonora para su fin de semana dorado que estuviese a la altura. Le costo trabajo pero lo tenía. Cuidaría hasta el último detalle, tenia delante a su gran oportunidad y la iba a tratar como se merecía, como a una reina.

Pararon a comer muy cerca de su destino, el South Downs National Park. Había encontrado un pequeño restaurante que presumía de tener el mejor pescado fresco de toda Inglaterra. Por supuesto no era muy barato pero que menos. Esa comida y esas dos noches, no tenían para el precio. Lo deseaba fervientemente hubiese re hipotecado su casa si hiciera falta.

La comida transcurrió como un sueño para el. Elena parecía feliz, le parecía un milagro que se hubiese fijado en el. No era mal parecido, pero es que ella podría tener a cualquiera a sus pies.

Estuvieron hablando durante la comida de todas las maravillas que les ofrecía el South Downs National Park. Elena había llevado hasta una guía donde salían todas las rutas de senderismo tanto en el tramo interior como el de la costa. Ahí estaba el famoso castillo, hablaba del faro y los acantilados. Echaron un vistazo a las fotos de la casa rural que habían reservado, estaba en la cima de una colina y tenían vistas tanto a la montaña como a la costa. Planearon el fin de semana allí mismo. Ambos estaban entusiasmados. Hablaron del trabajo como diseñadora de joyas de Elena. Lucía una gargantilla que había diseñado ella misma. La exquisitez de la chica se reflejaba en el diseño pensaba Moles. Por fin acabaron el postre y se montaron nuevamente en el coche. En menos de veinte minutos Moles subió a recoger las llaves de la cabaña rural mientras Elena esperaba en el coche.

La cabaña era esplendida no muy grande pero muy acogedora. A los dos les encantó, se instalaron enseguida y Elena preparo un whisky con hielo en la cocina. Mientras Moles sacaba todo el equipaje. La beso al entrar y fueron directamente a la cama. Hicieron el amor. Elena había sido tan cariñosa con el.

Moles quedo exhausto por el vino y el excelente whisky y cayo feliz profundamente dormido.

Elena lo observaba tumbada a su lado acariciándole los pelos del pecho con sus uñas rojas impecablemente pintadas. Esperando. Moles sufrió un par de convulsiones de repente.

Así Sr. Inspector, duerme feliz para siempre. Has tenido el más dulce de los finales. Una sonrisa ilumino su cara, lo tenía, su plan maestro consumado un gran final. El cianuro que había echado en el Whisky había cumplido su función y Moles sufrió un demoledor ataque al corazón que había acabado con su vida.

Ni cuenta se dio. Abrió el bolso y puso sobre el cuerpo la nota que había preparado.

Un mensaje más que reclamaba su hazaña. Lo que le pertenecía y que tanto le había costado. Ningún imbécil le arrebataría sus méritos y mucho menos Londres permanecería tranquila. Es más temblaría de terror, de nuevo nadie, nadie estaría seguro.

Soy Jhonny de Hunter. Rondaré mis calles cada noche y algún día cuando menos os lo esperéis os estaré esperando.

P.D. Nunca me atrapareis.

Johnny the Hunter

FIN

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