Elektrika

Elektrika


X

Página 15 de 16

 

X

 

Me desperté en una cama con dosel de fina gasa blanca. A mi lado estaba sentado Logan, mirándome con aspecto divertido. Había un sofá al lado de la mesita de noche, donde John me miraba con gesto culpable. Hice una mueca mientras intentaba incorporarme, Logan me ayudó mientras la cabeza aún me daba vueltas. Me besó con suavidad la frente, ignorando que John estaba frente a nosotros. Antes de hablar, me quedé parcialmente abrazada, sobre su pecho. Mi corazón parecía relajarse con la proximidad del suyo.

—Lo siento. —me dijo John desde la silla, con aspecto compungido.

—No pasa nada. —le dije haciendo una mueca, con aspecto divertido. —Creo que esta semana aún no había perdido el conocimiento, estaba bajando mi media.

—¿Estás bien? —me dijo Logan mientras yo me acercaba para sentarme a su lado, con las piernas colgando, sin soltarme de su abrazo.

—Sí. Aunque ayudaría un poco que dejarais de morder todo lo que pilláis por el camino, para variar. —le contesté haciendo una mueca y él sonrió divertido. Miré a John con curiosidad —¿A qué venía eso?

—Un pacto de sangre. —dijo John haciendo una mueca. —Tu sangre corre por Logan. Ahora vuestra sangre corre por mí. Mis hermanos beberán de mí, para reafirmar ese pacto.

—El cazador que te despierta te da de beber de su sangre. —me dijo Logan mientras yo hacía un gesto afirmativo. —Eso hace que te conviertas en su discípulo, su hijo, su protegido, como quieras llamarlo. Algunas familias descienden de un mismo cazador, de forma que esa autoridad no puede ser discutida. Otras como la nuestra, están formadas por varias líneas de un cazador antiguo. Mi autoridad sobre Anthony y Nicholas es por hermandad o por amistad como quieras llamarlo, pero no por sangre. De hecho Anthony podría haber creado su propia familia, si hubiera deseado, junto a Nicholas que es su discípulo. Cuando tu creador muere, tienes la capacidad de elegir. Ahora John tiene ese vínculo conmigo.

—¿Por qué lo has hecho? —le pregunté a John con curiosidad.

—Creo en vosotros. —nos dijo con una sonrisa. —Creo en el amor. Y en el poder que hay en él. Lo que va a venir, va a ser complicado. Hemos de estar unidos. Unidos de verdad. Y esta es la mejor manera de que Logan sea consciente de que puede confiar en mí.

—Yo confío en tí. —le dije tras hacer una mueca divertida, John parecía casi un niño y sin embargo había una madurez en él que hablaba de su larga vida. El viejo. Había cierto sarcasmo en aquello.

—Súper. —me dijo y añadió con una sonrisa traviesa. —Pero tienes prohibido entrar en el sótano, tenemos todo un sistema informático bastante completo, está preparado para asumir alguna descarga eléctrica externa, pero desde dentro no hay manera de poder bloquear tu poder.

—Así que ahora juegas a los ordenadores. —le dijo Logan con mirada divertida.

—Hago mucho más que eso, jefe. —le dijo con una sonrisa divertida. —Después de la comida si quieres te lo enseño. Voy a reunir a los míos.

—¿Cuántos sois? —le pregunté con curiosidad.

—Tres. —dijo John tras hacer una mueca. —Contándome a mí. Pero son casi tan viejos como yo, y eso tiene su peso en oro.

Logan me ayudó a levantarme y empezamos a caminar en dirección a la sala donde estaban el resto. Les habían traído varias bandejas con comida, aunque todos estaban de pie, hablando en pequeños grupos. Pude ver al hombre que nos había abierto la puerta hablar con Anthony, junto a otro hombre que no reconocí. Todos ellos eran increíblemente apuestos. Fer estaba junto a Iker y Nicholas, su mirada parecía un poco tensa, cuando me miró parcialmente sostenida por Logan, y yo le sonreí para confortarle. Me encontraba bien, pero no podía negar que un poco de contacto nunca sobraba. ¿Qué quizás hacía un poco de cuento? Puede. Pero a ver, después de jugar a darse mordisquitos, bien podía tomarme esa licencia, ¿no? Además, el viejo ya sabía nuestra historia.

—A todo esto. —le dijo John mirando a Logan con curiosidad, tras percatarse de la silenciosa conversación que habíamos mantenido Fer y yo. —¿Quién es él?

—Un grano en el culo. —dijo Logan haciendo una mueca, pero con una pequeña sonrisa mientras yo le empujaba intentando defender a Fer que se había puesto levemente pálido, aunque aguantaba su gesto pese a todo. —Un amigo de Elena.

—Su pareja. —dijo Fer alzando el mentón mientra John elevaba una ceja entre divertido y confuso.

—Ex—pareja. —dijo Logan con mirada dura y fría, sin piedad alguna en él. —Les atacaron un grupo de dumas y decidí interferir. Sabe lo nuestro. Al principio pensamos que era un ataque contra él, que tenía potencial de ser un cazador, así que nos lo llevamos a casa para enseñarle a defenderse.

—¿Y ahora? —le preguntó John a Logan, bajo la atenta mirada de los hermanos de Logan, sorprendidos de que diera toda aquella información.

—Quiere ayudar. No tiene mal fondo. Era una tapadera. —dijo Logan tras un bostezo.

—¿Querías que se hiciera pasar por su pareja, para desviar la atención de tu persona? —le preguntó John con curiosidad y una gran sonrisa.

—Algo así. La idea no fue mia. —dijo Logan haciendo una mueca, no demasiado convencido con todo aquello.

—¿No te has planteado qué serías capaz de arrancarle la cabeza por los celos? —le preguntó John con una sonrisa claramente divertida.

—Era una posibilidad. —contestó Logan encogiéndose de hombros mientras yo hacía una mueca y Fer mantenía una tonalidad blanquecina para nada favorecedora.

—Elektrika, te presento a Tim y a Jason, mis hermanos. —me dijo mientras los dos hombres se acercaron a mí, con una mirada inteligente, exenta de sorpresa. Ambos me hicieron una reverencia formal, bajo la mirada atenta de Logan. —Anthony, Iker y Nicholas, somos ahora hermanos vuestros. Nuestra familia se ha unido a la vuestra. La magia del cazador, y de su mística, corre por mis venas. Hemos de cambiar el mundo. Nuestro mundo. Se acerca un nuevo alzamiento. Pero le haremos frente, como una única familia.

La mirada de mis supuestos hermanos era todo un poema. Especialmente Anthony, que parecía mirar a John y a Logan alternativamente, sin tener para nada claro si creer aquello o no.

—No mires. —me dijo Logan mientras me acercaba a él, abrazándome para que mi cara quedara enterrada en su pecho. Vi como John alzaba sus brazos y sus dos hermanos caminaban hacia él con una sonrisa en la cara, para nada sorprendidos con todo aquello. Cogieron una muñeca cada uno y miraron a Logan, haciendo un gesto de cabeza que tenía cierta solemnidad. Cerré los ojos, quedándome atrapada entre los brazos de Logan mientras suponía había más intercambios de fluidos. Puaj. ¿No podían darse un apretón de manos? La voz de Logan me hizo volver a escuchar lo que me rodeaba, sin dejar que me perdiera en mis propios pensamientos. —Iker.

Sin dejar de apretarme contra él, uno de sus brazos se alejó de mi cuerpo y sentí la presencia de alguien aproximarse. Supuse que era Iker, incándole el diente a Logan. Todo eso me lo pensaba cobrar en especias esa noche. Lo de ser mística no pintaba mal del todo. Pero esos jueguecitos de los cazadores y sus lazos de sangre serían mucho más bucólicos si fuera teóricos, y no tan verídicos.

—¿Qué se supone que significa todo esto? —dijo Anthony acercándose a nosotros y finalmente salí de mi calentito escondite para mirarle.

—La sangre de Elena despierta en mí con su magia. —dijo Logan finalmente, con mirada calmada. —Y por lo que John sabe, mi sangre puede despertar en vosotros, como en un iniciado. No voy a pedirte que bebas de mí, Anthony. Eres mi hermano. Mi igual.

—Esa debería ser mi elección. —le dijo Anthony con mirada dura. —En mi corazón no hay dudas de que somos una única familia, siempre lo hemos sido. Y siempre lo seremos. Aunque a veces eres un poco estúpido.

—Necesito alguien que sepa ponerme en mi sitio, cuando sea necesario. —le dijo Logan con mirada dura, pero una sonrisa divertida ante las palabras de Anthony.

—Para eso ya tienes a tu chica. —le dijo Anthony con una mirada divertida. —Cuenta conmigo. Con nosotros. Hagámoslo.

Anthony alzó una mano y Logan se la cogió en el aire. Anthony la volteó ligeramente, para dejar expuesta la zona donde hundir sus colmillos, que ya asomaban, con mayor facilidad. Me miró durante unos segundos, con aspecto divertido. Hice una mueca y volví a esconderme con los ojos cerrados, en el pecho de Logan. Era todo un detalle por parte de Anthony, porque estaba tan emocionada con todo aquello que me había olvidado de la sangre que podía aparecer ante mis ojos. Y casi que no hacía falta desmayarme en medio de todos esos hombres, como una tierna flor en medio del desierto. Una mujer fuerte. Llena de poder. Lo teníamos crudo si se suponía que yo tenía que decantar de alguna forma la balanza en la eterna guerra entre el bien y el mal. Pero no era el momento de cortarles el rollo. Hasta una insensible friki como yo, podía entender que aquello que había pasado era importante. Al menos para ellos. Anthony llamó a Nicholas y supuse que con aquello acababa su macabro ritual. Supuse que ellos no debían ser sensibles a pillar una hepatitis o algo chungo de eso, teniendo en cuenta que eran centenarios. Tantas campañas publicitarias sobre enfermedades de transmisión sexual, en el póntelo—pónselo y en la importancia de evitar la jeringuilla del vecino para acabar rodeada de unos chupasangres sin demasiadas manías, por decirlo de alguna manera. Mi família.

—Creo que sería más cómodo para todos que os instalarais aquí. —dijo John al poco rato, mientras yo ya me había separado del posesivo abrazo de Logan y los miraba sin encontrar pruebas del delito que me hicieran volver a quedar frita durante un ratito.

—Tenemos una sala de entrenamientos completa. —dijo Jasón con una sonrisa amigable.

—Y algunos juguetes. —añadió Tim. —La mayoría son prototipos, pero pueden ser realmente útiles.

—¿De qué hablas? —le preguntó Anthony con mirada desconfiada.

—Sensores de vibraciones y cosas de esas. —dijo John con una mirada divertida al ver la sorpresa en el rostro de la mayor parte de los presentes. La mía no es que hubiera cambiado mucho. —Hemos estado diseñando prototipos de cascos para enfrentar a las sombras. Nuestra armas dependen de la magia, pero nunca está de más una ayuda extra.

—Una sala repleta de ordenadores y prototipos de cascos con sensores de vibraciones. —dijo Logan con mirada divertida. —Ya decía yo que en el último siglo has estado más callado que de costumbre.

—No hay más libros para estudiar. —dijo John con una mirada divertida, pareciendo realmente un chico de poco más de quince años, de nuevo. —Algo tenía que hacer para pasar el tiempo.

—¿Por qué lo de matar dumas? —le dijo Anthony con mirada divertida y un poco de sarcasmo en sus palabras. Supuse que John no solía combatir. Su constitución era delgada, pero no tenía muy claro si subestimarlo era algo inteligente.

—¿Y dejar a Tim y Jason sin diversión? —dijo John con una sonrisa, para nada ofendido.

—Su misión era sobrevivir. —dijo Jasón con una sonrisa, mientras ponía una mano sobre el hombre de John, con una familiaridad que me hizo pensar que aquellos dos llevaban juntos muchos siglos. —Encontrar a la mística que despertaría tras varios siglos de silencio.

—Y guiaros para crear un nuevo linaje. —añadió Tim con una sonrisa, como si se sintiera feliz de que ese día ya hubiera llegado. —Ha habido épocas que no ha sido fácil tenerlo encerrado en casa.

—¡Eh! No hace falta sacar los trapos sucios. —dijo John haciendo una mueca, con una sonrisa en la cara. Esa familiaridad me recordó la de nuestra propia familia. John era su líder, pero había amistad entre ellos. Complicidad. Como verdaderos hermanos.

—Vamos por pasos. —dijo Logan con mirada divertida. —¿Hay más familias en Londres actualmente?

—Los Williams. —dijo Jasón con gesto afirmativo. —Ocho en total, aunque son bastante jóvenes. Nos evitan un poco, pero no puedo criticarles.

—Son los que velan realmente por la ciudad. —dijo Tim con un gesto afirmativo. —Creo que nos consideran unos marginados académicos, o algo así.

—¿Ese no es el pensamiento colectivo? —dijo Iker con una sonrisa maliciosa. Creo que si no hubiera habido lo de los vínculos de sangre esos hacía un momento, un comentario así no hubiera sido tomado como una broma.

—Vamos de caza juntos esta noche y mañana me cuentas. —le contestó Tim con aspecto orgulloso y una sonrisa prepotente en la cara. —¿Cuántos siglos dices que tienes?

—Desde luego, parecéis hermanos realmente. —dije haciendo una mueca, recordando las tarde de canguro con tres chicos que siempre estaban discutiendo a ver quién meaba más lejos. Cosas de machos, supongo. Brillante idea cuando no se les ocurrió hacer la prueba, en medio del pasillo, mientras yo calentaba la cena. Odiosos mocosos. Los dos me miraron con una sonrisa, para nada incómodos.

—Premio. —dijo Logan. —Vosotros dos a buscar nuestras cosas. Nos instalaremos aquí al menos esta semana mientras nos organizamos.

—¿Os quedaréis en Londres? —dijo Jason con mirada esperanzada.

—Al menos unos días. —le contestó Logan.

—Yo tengo dos semanas de vacaciones, luego tengo que volver que trabajo. —dije haciendo una mueca.

—¿Trabajas? —me preguntó John con aspecto sorprendido.

—Pues sí, ya sabes, dos manos, una boca. —le contesté sin poder evitar un tono irónico, algunos de los cazadores reían por lo bajo a mí alrededor.

—Espero que Logan sepa qué hacer con ellas. —dijo Tim con una mirada divertida, un poco insolente. Logan no parecía para nada enfadado con aquel comentario.

—Otro listo. —dije con un suspiro cansado, mirando el techo de la sala y clamando paciencia a los cielo. —Te advierto que en esto de ser mística soy nueva, pero en lo de pillar un buen cabreo tengo un máster. Y si me enfado, no me controlo. Pregúntale a Anthony sinó.

—Me lanzó varios metros por el aire. —dijo él con una sonrisa divertida. —Aunque quizás sería buena idea que Tim pasara a entrenarla para el combate.

—¿De qué estás hablando? —dijo Tim abriendo los ojos como platos y dando un paso hacia atrás.

—No es mala idea del todo. —dijo Logan con una sonrisa mientras añadía con mirada dura y expresión fría. —Pero si le haces un solo rasguño, responderás ante mí.

—No lucho contra mujeres. —dijo Tim mirándolos como si se hubieran vuelto locos.

—Pues mala suerte, porqué yo disfruto dando palizas a los hombres que no saben callar según que comentarios. —le contesté alzando el mentón. A ver, que era consciente que en el tema del combate era un cero a la izquierda, pero Tim no tenía por qué saberlo y el sabor dulce del pánico en su cara no tenía precio. Sonreí y Logan me cogió por la cintura, aproximándome más a su cuerpo. Creo que estaba divertido. No tenía claro si realmente tenía intención de que Tim me entrenara o no. Pero me había dado la opción de burlarme un poco de él. Y eso estaba bien.

—Iker y Tim, largo. —dijo Logan finalmente, con una sonrisa en la cara.

—Va a ser fácil. —dijo John, colocándose al lado de Logan, al poco de salir los dos cazadores. —¿Quieres que solicite una entrevista con el jefe de los William?

—¿Crees que se unirán a la causa? —le preguntó Logan con mirada tranquila.

—Es posible. Si no se unen al menos la apoyaran, son buena gente. —dijo John con gesto afirmativo. —En Cardiff hay una familia pequeña que hace lo que puede, pero van bastante desbordados. Los que se han instalado en Manchester creo que no son de fiar. Bastante radicales, rallando el fanatismo sanguinario.

—Conozco algunas familias así. —dijo Logan sin poder olvidar la sombra de Rolan y su aparición en su territorio, demasiado reciente.

—Más al norte tenemos buena relación con los Fergusson instalados en Cork y con los MacBean de Inverness. En Dublín hay dos familias, pero son muy jóvenes y apenas he tenido contacto con ellos. —añadió John pensando en voz alta. —Provienen del viejo Gordon que murió en el último alzamiento.

—Lo conocí, era un buen tipo. —dijo Anthony añadiéndose a la conversación.

—Ya veo que os vais a poner a recordar batallitas como los viejos. —les dije con mirada angelical.

—Cómo que tú no lo haces con tus amigas. —contraatacó Logan con una sonrisa mientras yo hacía una mueca. Tocada y hundida. —Quizás estaría bien que miráramos lo últimos registros que tengas y los pongamos en comun con los nuestros, John. Si ha de haber un nuevo alzamiento estaría bien advertir al resto.

—¿Un nuevo alzamiento? —dijo Nicholas acercándose a nosotros, dejando a Fer solo en el sofá, con mirada preocupada.

—Así es. —dijo John. —Es una antigua profecía de una mística.

—No estamos en condiciones de pasar por aquello otra vez. —dijo Anthony con mirada firme, sin mostrar miedo pero sin perder la realidad de la cabeza.

—¿Cuántos dumas nos atacaron aquella noche? —fue la respuesta de Logan a su afirmación. —Perdimos a Quin, uno de los nuestros. Pero la realidad es que deberíamos haber muerto todos, esa noche.

—¿Os atacaron? —preguntó John con mirada sorprendida, cuando su rostro se volvía serio sí que parecía mucho más anciano, más sabio, de lo que su cuerpo aparentaba. —¿Qué pasó?

—Elena. —dijo Nicholas con media sonrisa y todos me miraron a mí de nuevo.

—Descubrimos que era una mística. —le contesté a John haciendo una mueca.

—¿Eran muchos? —dijo John pensando en voz alta y al ver el gesto afirmativo del resto, añadió. —Eso no me gusta. ¿Fue cuando atacaron también al chico?

—No, aquello fue una avanzadilla. Cinco dumas. —dijo Logan sin darle más importancia. —Lo otro se plateó como una masacre. Por lo menos habría treinta de ellos.

—Eso significa que de alguna forma son capaces de sentirla. —dijo John con mirada analítica. —Eso no puede ser bueno.

—Desde el incidente hemos estado muy tranquilos. —dijo Nicholas.

—No me extraña, debisteis dejar la zona limpia. —dijo John. —Londres no es para nada una área bien controlada. Será mejor que doblemos la vigilancia a la noche y hablemos pronto con los William para coordinarnos.

—Dame un par de días para pensar cómo gestionar esto. —le contestó Logan con un gesto afirmativo.

—Eres consciente que no puede mantener a Elena al margen de esto, ¿verdad? —le dijo John haciendo una mueca.

—Lo sé. —le contestó Logan mientras su mirada se quedaba fija en la mía y sentía un algo dentro de mí, como si pudiera sentir de alguna forma su miedo. —Pero no tengo claro de que quiera que los cazadores tengan la información al completo.

—¿Qué información? —dijo Anthony alzando una ceja.

—Qué las místicas se despiertan al enamorarse de un cazador. —dijo John sin reparos. —Y que su magia, y nuestra magia, está forjada en un ritual de sexo y sangre.

—¿No hay formas de explicarlo con un poco más de tacto? —le pregunté yo arrugando la nariz.

—¿Por eso sentías ese instinto de morderla desde el principio? —le preguntó Anthony y Logan hizo un gesto afirmativo. —Y su sangre despertó tus alfanjes. Había una conexión en eso, era algo que no podía ser de otra manera.

—Y el amor de Logan activó la magia de Elektrika. —dijo John con una sonrisa mientras Logan no parecía demasiado cómodo de que el resto hablara de sus sentimientos de aquella forma. Sonreí parcialmente divertida y creo que él pudo sentirlo, porqué me miró entre divertido y enfadado. Mi sonrisa se ensanchó y su mirada parecía resignada. Supongo que decirme que me quería era una cosa. Pero que el mundo entero fuera consciente de la profundidad de sus sentimientos, podía ser un poco incómodo.

—Súper bonito, vamos. —dijo yo haciendo una mueca. —¿Dónde está la cocina?

—Tenemos cocinero. —dijo John con una sonrisa.

—Eso no está mal. —le dije con una sonrisa claramente complacida. —¿Y que se supone que hago yo de mientras habláis de vuestras batallitas?

—Podrías entrenarte. —dijo John con una sonrisa maliciosa.

—Antes me voy de compras. —le dije haciendo un mueca. —O a ver a mis padres.

—¿Crees que eso es buena idea? —dijo Fer desde el sofá.

—¿Lo de ir de compras o lo de mis padres? —le pregunté con mirada desafiante.

—¿Las dos cosas? —me dijo Fer mientras se levantaba del sofá y se acercaba a nosotros haciendo una mueca.

—Es probable. —dije con un suspiro cansado, Fer me conocía demasiado bien. Tenía razón de que en esos momentos sería capaz de fundirme la mitad de mi mensualidad en cualquier cosa, solo por calmar el estrés que crecía dentro de mí. Pero tenía ganas de ver a mis padres. Todo aquello de ser una mística era un lastre. Y no tenía muy claro hasta qué punto mi vida podía verse comprometida. Mi antigua vida. La sorpresa de John al saber que trabajaba. Cómo si aquello fuera parcialmente incompatible con lo de ser cazador, o lo de ser mística. —Pero tengo ganas de ver a mis padres. Con todo esto no sé cuándo volveré a estar con ellos. No es que quiera despedirme.

—Pero quieres pasar tiempo con ellos. —dijo Fer con un suspiro casi vencido, mirando a Logan.

—Hazlo, no sabemos qué responsabilidades tendremos mañana. —dijo Logan mirándome con expresión tranquila. —Es posible que tengamos que reunirnos con los William. Pero Jason te acompañará. Y si puedes, saca a pasear a Fer.

—Siempre tan atento. —dijo Fer con una mueca, pero sin mostrarse enojado.

—Venid antes de que oscurezca. —dijo Logan mirando a Jason con expresión firme y éste hizo un gesto afirmativo con la cabeza. Logan me miró y me acerqué a él, me cogió de la cintura y me rodeó con sus brazos. —Tendré el teléfono encima, por si hay cualquier cosa.

—Me llevo un guardaespaldas y vendremos pronto. —le dije haciendo una mueca. —Estate tranquilo.

Su mirada era todo menos tranquila, así que me puse de puntillas para darle un suave beso en sus labios, que creo que lo tranquilizó un poco. Aunque no parecía contento con lo de que me fuera de la seguridad de esas paredes. De la seguridad de tenerme a su lado.

Jason siguió mis indicaciones mientras se mantenía en silencio al volante. Fer se había sentado detrás y yo miraba las calles de Londres, reconociendo algunas parcialmente. Aparcamos en una parking del centro, cerca de la casa de mis padres.

Quizás debería haber llamado para avisarles. No solían salir fuera los fines de semana, pero era la ley de Murphy que justo fuera en plan sorpresa y no estuvieran. Pensaba en aquello, seguida de Fer y Jason, cuando llamé al interfono de su piso. La voz de mi madre sonó en un inglés perfecto, preguntándome quien era.

—¡Sorpresa! —dije al aire con una sonrisa divertida mientras mi madre lanzaba un pequeño chillido y la puerta de entrada se abría. Sonreí mientras me dirigía al ascensor seguida por mis dos guardaespaldas. La mirada seria de Jason, tan diferente a la expresión casi jovial que había mostrado en su casa, me hizo sentir como si realmente estubiera en una misión real. Al menos el resto hacían como que no les importaba pasar el tiempo conmigo. Incluso Anthony era un poco más expresivo. —Relájate Jason. A Anthony también le da mil patadas quedarse a mi cargo, si te sirve de consuelo.

—Puedo imaginármelo. —me dijo él con mirada seria pero una chispa de diversión en su mirada quizás era algo del carácter inglés que les venía de serie.

—Una noche se quedó a cargo nuestro mientras montábamos una fiesta pijama con unas amigas. —le dije haciendo una mueca divertida, recordando la música reggaetón y todo el jaleo que montamos. Y la resaca. Sonreí y como si pudiera ver en mis propios recuerdos, una pequeña sonrisa se formó en su cara. Parecía un poco menos tenso. Algo era algo.

Cuando la puerta del ascensor se abrió, mi madre me esperaba en el descansillo con una sonrisa en la cara y un gran abrazo. Desde que vivía en Londres sus curvas se estaban acentuando, supongo que por la comida rebozada que zampaban a diario. O por los pasteles. Algunos de ellos eran también mi perdición.

—Elena, Fer. —nos dijo mientras pasaba a abrazarnos del uno al otro. —Cómo me alegro de veros. ¡Menuda sorpresa!

—Mamá, te presento a Jason, un amigo. —le dije a mi madre cuando su mirada se fijó en él. Qué pensó mi madre al ver aquel tiarrón de metro noventa, anchas espaldas y aspecto de hombre que ha visto a mundo, fue todo un misterio. Entramos en el piso y mi padre vino a saludarnos mientras mi madre nos invitaba a comer, con total naturalidad. Jason se mantuvo un poco al margen de todo aquello, pero sin llegar a ser descortés.

—Tenía ganas de veros. —le dije a mi madre, sintiéndome cansada de todo lo que me había pasado en los últimos días.

—Bueno, ¿cuándo es la boda? —dijo mi padre con mirada traviesa, mirándonos por encima de sus gafas. Fer se quedó quieto, mirándome con las pupilas dilatadas, mientras Jason inclinaba levemente la cabeza, mirándome con aspecto analítico.

—¿En serio? —le dije a mi padre mirándole mientras hacía una mueca.

—Hace meses que no vienes. —dijo mi padre sin intimidarse. —Y aparecéis los dos de la nada. Sabemos que estáis viviendo juntos.

—Eso no puede negarse. —dijo Fer mirándome con una sonrisa divertida mientras yo le miraba con ganas de asesinarlo y Jason nos miraba a unos y otros sin acabar de saber si tomárselo a broma o si debía salir a protegerme como era su deber para con Logan. Cazadores.

—No hemos llegado a ese punto. —le dije a mi padre, sin poder evitar mirar a Fer para que me siguiera el juego y no me lo pusiera aún más difícil. —Y vivimos en un piso compartido, no es como que vivamos juntos como pareja.

—Perdona el malentendido, Elena. —dijo mi madre intentando hacer de intermediaria, mientras mi padre me miraba dándome su opinión de todo esto sin palabras.

—No pasa nada. —les dije con un suspiro ignorando la sutil crítica presente en la expresión de mi padre con todo aquello de que viviera en pecado. Tiempos modernos. Padres clásicos. Gajes del oficio.

—¿Eres de aquí Jason? —le preguntó mi madre para intentar cambiar de tema y desviar la atención de nosotros.

—Nací en un pueblo cerca de Bristol. —dijo él finalmente, sin demasiado interés de entrar en la conversación.

—¿De que os conocéis? —preguntó mi padre mirando a Jason con interés, tenía ese aura de cazador que hacía que destacara.

—Somos de la família. —dijo él encogiéndose de hombros mientras yo empezaba a sonrojarme. May day.

—No sabía que tuvieras família en Londres. —le dijo mi madre a Fer con una sonrisa, y él le devolvió una de esas hermosas expresiones suyas neutras. Fer no tenía, para nada, família en Londres. —¿Cómo estan las chicas?

—Bien, vinieron al búnker el fin de semana pasado. —le dije de forma automática. Pero mi padre había captado la única palabra que no era necesaria en la que fijara su atención.

—¿Búnker? —preguntó mirándome con curiosidad.

—Ya sabes que tengo un sentido del humor un poco cínico. —le dije haciendo una mueca. —Es como llamo al piso.

—Un nombre bastante acertado. —dijo Jason participando por primera vez de forma activa en la conversación, con lo que podría ser una sonrisa y supuse que había estado alguna vez en casa de Logan.

—Ni que lo digas. —añadió Fer haciendo una mueca y Jason sonrió ante su expresión.

—¿Dónde estáis alojados? Sabes que podéis venir a casa, si queréis. —me dijo mi madre mientras nos sentábamos ya a la mesa a comer sopa y carne empanada.

—Estamos en casa de John, un amigo. —dije sintiéndo que volvía a estar sobre arenas movedizas.

—De la família. —dijo Jason mirándome como si quisiera darme ánimos a su manera.

—Quizás podríamos hacer algo un día todos juntos. —dijo mi madre mirando a Fer, cómo si la idea de conocer a sus parientes ingleses fuera estupenda. Y a mí que me parta un rayo. Bueno, no literal, no sea que la monte gorda en casa de mis padres.

—Eso estaría genial. —le contestó Fer y añadió al momento, antes de que yo lo estrangulara ya de forma irremediable. —Aunque estos días están muy liados con temas de trabajo, creo que sería mejor dejarlo para la próxima vez.

—Lo que veáis. —le dijo mi madre con una sonrisa, rendida bajo el influjo de la simpatía de Fer. Los tenía conquistados. Traidor.

Pese al tercer grado y las mentiras que fuimos acumulando a lo largo de la comida, estuvo bien. Nos fuimos de allí tras la promesa de que volveríamos antes de que nos marcháramos. Ojalá pudiera cumplir esa promesa. Pero tenía esa extraña sensación, ese presentimiento, de que no los volvería a ver en tiempo. Mucho tiempo. Y eso que yo no era una mística del futuro. Lo que aún me daba más mala espina.

Ir a la siguiente página

Report Page