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redd 🌸

Pareja: Hoseok x lector/a.

Género: romántico, fluff, soft.

Estabas estirada de lado en la cama, con los ojos cerrados y abrazada a tu peluche favorito mientras escuchabas música con los auriculares puestos.

Ese peluche era tu favorito porque, tu mejor amigo, Hoseok, te lo había conseguido en las casetas de las ferias, en las que tienes que disparar a unas bolitas y acertar en ellas para que éstas caigan y ganar. El pobre estuvo horas y horas intentando dar en el blanco y conseguirte aquel peluche que tanto querías, hasta que por fin, pudo conseguirlo. Se le veía tan feliz cuando vino hacia ti con una enorme sonrisa en su rostro y el peluche en su mano izquierda. Te levantaste del banco en el que te habías sentado para esperar, ya que eso, sabías que iba a ir para largo, y cuando lo viste venir hacia ti con el peluche, no pudiste evitar sonreír ampliamente y reírte sobre aquella situación. Te pareció tan adorable verle así de feliz que se te encogió el corazón.

Estabas escuchando música tranquila y eso te estaba relajando muchísimo y te estabas apunto de quedar dormida.

En ese instante, Hoseok picó varias veces a la puerta de tu habitación pero estabas tan inmersa en la música que no escuchaste los golpes que provenían de afuera. Él, extrañado de que no le abrieras la puerta, ya que tu madre le había dicho que estabas en casa, abrió sigilosamente la puerta de tu habitación.

—¿_____? —Hoseok te llamó mientras abría la puerta y entraba dentro cerrando la puerta tras de sí. Sonrió dulcemente al verte estirada en la cama tan relajada mientras seguías abrazando fuertemente el peluche que él mismo te regaló—. No te separas nunca de él —emitió una leve risita refiriéndose al peluche y caminó hasta la silla de tu escritorio, y con cuidado, la apartó de la mesa y la giró, sentándose en ella mientras seguía mirándote.

Hoseok se apoyó en el respaldo de tu silla cruzando los brazos, aún con su mirada fija en ti y sin quitar la sonrisa de su rostro. No quería molestarte y tampoco despertarte, te veías tan relajada y tranquila que le sabía mal el tener que estorbarte.

Se quedó un rato mirándote atentamente.

Tu cabello quedaba despeinado en la almohada y un mechón te caía por tu rostro.

Hoseok apoyó sus codos en sus rodillas y aguantó su mentón con su mano, acercándose y tener una mejor visión de ti.

Hoseok sabía perfectamente cómo era tu rostro, se lo sabía de memoria, pero nunca se cansaría de observarte. Adoraba cada facción de tu rostro, desde tus grandes ojos color miel que, cada vez que le mirabas, se perdía en ellos, hasta tus finos y dulces labios que tanto deseaba besar.

Hoseok dejó salir un suspiro y se levantó de la silla para acercarse a tu cama y sentarse en el suelo con las piernas cruzadas en frente de ti.

—Este mechón de pelo te tiene que molestar... —susurró él levantando su mano y acercarla a tu rostro para apartar ese mechón de pelo que te tapaba el rostro.

Su mano tocó tu tersa piel y tu piel se estremeció al contacto, pero no abriste los ojos y él, delicadamente, apartó tu mechón de pelo y te lo puso detrás de la oreja.

Hoseok sonrió dulcemente al poder ver tu rostro mejor. Su mirada viajó desde tu frente, que se escondía por debajo de los finos mechones del flequillo, hacia tus ojos cerrados y de allí, bajó hacia tu pequeña y respingona nariz. Hoseok tocó la punta de tu nariz con su dedo índice y una sonrisa divertida se le escapó de sus labios al ver que moviste la nariz levemente al sentir su tacto. Acto seguido, su mirada bajó a tus labios levemente entreabiertos y a Hoseok se le aceleró el pulso de golpe, poniéndose muy nervioso y se mordió el labio inferior. Su dedo índice, inconscientemente, se posó en tus labios, acariciándolos y Hoseok notó como sus orejas empezaban a arder, sonrojándose.

Quería besarte, lo anhelaba.

Inconscientemente, Hoseok acercó su rostro al tuyo, sin dejar de mirar tus labios entreabiertos. La respiración nerviosa de Hoseok se mezclaba con tu respiración tranquila y él cerró los ojos al sentir tu respiración cerca de su rostro.

Con un simple roce de labios le bastaba.

Hoseok entreabrió sus labios un poco. Su nariz rozó la tersa piel de tu mejilla y una corriente eléctrica le atravesó toda la columna vertebral, estremeciéndole la piel al sentir tus suaves labios rozar los suyos, al mismo tiempo que sentía miles de mariposas revolotear en su estómago.

En ese momento, notaste como algo húmedo y suave se posaba sobre tus labios, pero no sabías si estabas soñando o aquello estaba pasando de verdad. Se sentía bien.

Tampoco querías abrir los ojos porque te sentías tan relajada que no querías que ese momento terminara.

Hoseok, al sentir que un enorme impulso de querer seguir se apoderaba de él, se separó rápidamente y se mordió el labio inferior, nervioso. Un bonito rubor adornaba sus mejillas y orejas y su corazón latía rápidamente en su pecho.

No creía lo que acababa de hacer.

Respiró aliviado al ver que no te despertaste y se levantó para volverse a sentar en la silla de tu escritorio y calmar su corazón que todavía retumbaba en su pecho fuertemente. Creía que se le iba a salir de su sitio.

Hoseok se intentó calmar poniéndose a jugar con su teléfono y esperar a que te despertaras.

Al rato, empezaste a abrir los ojos y lo primero que viste fue a tu mejor amigo, Hoseok, sentado en la silla de tu escritorio mientras miraba concentrado su móvil. Sonreíste al verle y seguidamente, dejaste a un lado el peluche que él te regaló y cogiste tu móvil para pausar la música quitándote los auriculares de tus oídos.

—¿Qué haces aquí, Hobi? —Dijiste incorporándote y sentándote en el borde de tu cama apoyando los pies en el suelo mientras le mirabas con una sonrisa adormilada.

—Oh —Hoseok se sorprendió al oír tu voz y rápidamente su mirada se dirigió hacia a ti, bloqueando su móvil y dejándolo encima de la mesa de tu escritorio. Su corazón volvió a acelerarse el verte con el cabello algo despeinado y tu rostro medio adormilado—, ya te has despertado... —dijo mientras una sonrisa embobada adornaba su rostro.

Asentiste con la cabeza y estiraste tus brazos y piernas.

—¿Llevas mucho rato aquí? —Le preguntaste y un leve rubor apareció en tu rostro.

El simple hecho de pensar de que te había visto dormida y que, quizá, te había visto toda babeada, te avergonzaba de una manera increíble.

—Bueno... un rato —dijo Hoseok con una sonrisa divertida en su rostro al verte sonrojarte levemente.

—¿Un rato? ¿Eso cuánto es? —Le fulminaste con la mirada.

—Quizá... ¿una hora? —Ni él mismo sabía cuánto tiempo llevaba allí.

—¡¿Una hora?! —Exclamaste y el pequeño rubor que tenías se tornó más intenso. Hoseok solo subió los hombros sin dejar de sonreír—. Ay... estoy avergonzada —te mordiste el labio inferior.

—¿Por qué? —Te preguntó él.

—Porque me has visto dormir. Seguro que estaba feísima y toda babeada... ¡qué vergüenza! —Bajaste la mirada hacia el suelo y empezaste a jugar con tus pies, avergonzada.

Hoseok soltó una leve carcajada. Le parecía tan adorable que te pusieras así de tímida.

—_____ —dijo él tu nombre mientras se levantaba de la silla y se acercaba a ti. Se puso en cuclillas enfrente de ti y llevó su mano a tu mejilla, acariciándotela levemente. Un escalofrío te recorrió toda la columna vertebral teniendo un deja vu. Levantaste la mirada encontrándote con la suya y tu corazón dio un vuelco en tu pecho—, estás preciosa siempre, hasta durmiendo eres la niña más bonita en el mundo. —Las palabras salían solas de la boca de Hoseok y él notó como su rostro empezaba a arder al mismo tiempo que te sonrojabas tú también.

Hoseok, rápidamente, apartó su mano de tu mejilla mirando hacia un lado y se carraspeó la garganta intentando calmarse.

—No digas mentiras, sé que eso no es verdad. —Contradeciste lo que Hoseok te había dicho y te cruzaste de brazos.

Hoseok volvió a mirarte ahora con una expresión de sorpresa.

—¿No me crees? —Se hizo el ofendido. Negaste con la cabeza repetidamente—. ¿En serio? ¿Cuántas veces te he mentido yo a ti? —Hizo una pausa para dejar que respondieras pero te mordiste el labio inferior porque sabías que nunca te había mentido—. No contestas porque sabes que ninguna —sonrió victorioso—, así que sí, eres preciosa.

—Ay... vale ya. Estás haciendo que me sonroje... —dijiste intentando cambiar de tema al notar que tu rostro cada vez te ardía más y más por momentos.

Hoseok nunca había actuado de esa manera contigo y se te hacía algo extraño. Siempre estaba jugando contigo y haciendo tonterías para hacerte reír, pero nunca había estado así de cariñoso.

Hoseok emitió una sonora carcajada.

—Entonces he conseguido lo que quería —dijo levantándose mientras reía divertido.

—¡Serás-! —Le gritaste tirándole el cojín que tenías a tu lado y él lo esquivó sacándote la lengua. Lo fulminaste con la mirada—. Ah, oye —dijiste cambiando de tema.

—¿Qué? Me vas a decir que yo también soy guapo, ¿verdad? —Dijo él presumiendo de si mismo.

—Pues no —volviste a fulminarle con la mirada. Estaba graciosillo hoy.

—¿Y entonces? —Dijo volviéndose a sentar en la silla de tu escritorio, mirándote.

—Antes, cuando estaba durmiendo, he tenido un sueño extraño —empezaste a hablar recordando aquel sueño tan real—. Parecía muy real.

A Hoseok se le volvió a acelerar el corazón. ¿No te habías enterado de lo sucedido, o sí?

—¿Sí? ¿Y qué has soñado que parecía tan real? —Preguntó deseando que no fuera lo que él estaba pensando.

—Pues... —dijiste mirando hacia arriba mientras intentabas recordar—, sentía como una presencia cerca de mí y su respiración cerca de mi cara... —Hoseok se mordió el labio inferior nervioso al oír lo que estabas explicándole. Lo sabías y él quería que la tierra se lo tragase—. Luego sentía como ese alguien me acariciaba la mejilla muy dulcemente —dijiste mientras ponías tu mano en tu mejilla, recordando el tacto y miraste a Hoseok—. Es más, ese tacto se parecía al tuyo y no sé por qué. Antes, cuando me has tocado la mejilla, se sentía igual. —A Hoseok le empezaron a sudar las manos y su corazón cada vez iba más deprisa en su pecho—. Y después, notaba como algo húmedo y suave se posaba sobre mis labios, como un beso... parecía muy real. Después de eso, ya no recuerdo nada —dijiste y te mordiste el labio inferior, pero seguidamente emitiste una leve risita al darte cuenta de que era una tontería—. Déjalo, tonterías mías —dijiste mientras te levantabas de la cama y te recogías el pelo en una coleta alta.

Te disponías a salir de la habitación para ir a la cocina y coger algo de comer.

—¿Y si te digo que ese sueño ha sido real de verdad? —Dijo de golpe Hoseok armándose de valor.

—¿Qué? —Te giraste sobre tus talones y mirar a Hoseok, algo perpleja por lo que acababa de decir.

¿Cómo que ha sido real? ¿Qué quería decir con eso?

—Nada —dijo él apartando la mirada arrepintiéndose por lo que acababa de decir.

—No, ¿qué has dicho? ¿Cómo que ha sido real? —Diste un paso hacia delante cruzándote de brazos sin apartar tu mirada curiosa de él.

Hoseok se mordió el labio inferior, volvió su mirada a ti y se levantó de su asiento, acercándose a ti.

—Déjame mostrarte, a ver si así acabas de recordar... —dijo él mientras daba pasos hacia a ti.

—¿Qué? ¿Mostrarme el qué? Hoseok, ¿qué... qué estás haciendo? —Dijiste mientras dabas pasos hacia atrás inconscientemente, chocándote con la pared que tenías detrás de ti.

«Mierda

Tu corazón latía rápidamente en tu pecho, poniéndote muy nerviosa. Hoseok cada vez estaba más y más cerca de ti y no dejaba de mirarte. No tenía expresión alguna, la sonrisa que tenía antes se esfumó por completo.

Puso su mano en la pared, al lado de tu rostro, acorralándote, sin quitar su mirada fija y penetrante de ti y acercó su rostro al tuyo.

—_____... —susurró Hoseok cerca de tus labios y cerraste los ojos por su cercanía. Una bonita sonrisa se le escapó de los labios de Hoseok y con su otra mano que tenía libre, la llevó a tu mejilla y la acarició suavemente con su dedo pulgar. Tu piel se estremeció al contacto—. ¿Recuerdas algo más ahora? —Te preguntó Hoseok aún cerca de tu rostro sin dejar de acariciar tu mejilla con su pulgar.

Llevaste tu mano hacia tu rostro, apoyándola encima de la de Hoseok y abriste los ojos encontrándote con sus ojos color marrón mirándote con una mirada que nunca antes te había mirado y tu corazón dio un vuelco.

¿Qué era todo esto?

A Hoseok se le paró el corazón cuando abriste los ojos y le miraste fijamente con tus ojos color miel, pero él no apartó la mirada. Ni él mismo sabía de dónde había sacado tanto valor como para hacer todo aquello.

—¿Qué... qué estás tratando de hacer, Hobi? —Dijiste en un hilo de voz. Estabas muy nerviosa y perpleja como para decir algo.

Hoseok sonrió.

—¿Todavía no? —Susurró él y juntó su frente con la tuya. Volviste a cerrar los ojos inconscientemente. Vuestras respiraciones se mezclaban y tu nariz rozaba la suya. Te estaba volviendo loca esa situación y estabas muy nerviosa—. ¿Y si... —continuó diciendo él a la misma vez que cerraba los ojos lentamente y acercaba sus labios a los tuyos—, hago esto? —Y dicho eso, rozó sus labios con los tuyos y una corriente eléctrica te atravesó toda la columna vertebral y las mariposas empezaron a revolotear en tu estómago.

Hoseok empezó a mover sus labios lentamente, haciendo de él un suave y dulce beso. Apretaste más tu mano que estaba encima de la de Hoseok, que todavía estaba posada en tu mejilla, y le correspondiste el beso moviendo también tus labios lentamente.

Hoseok sonrió en medio del beso al notar que le seguiste y sonreíste tú también al notar su sonrisa.

Lentamente, Hoseok se fue separado de ti y abrió los ojos, mirándote. Se mordió el labio inferior, nervioso.

Poco a poco, fuiste abriendo tus ojos y te encontraste con la mirada nerviosa de Hoseok.

Estabas perpleja, muy nerviosa y feliz. Tenías muchas emociones encima y no sabías qué decir o hacer. Tu corazón todavía retumbaba en tu pecho y un rubor intenso adornaba tus mejillas.

—¿Qué...- —Hoseok te interrumpió antes de que pudieras decir nada.

—Primero, antes de que digas nada: lo del "sueño real", he sido yo. No me preguntes por qué lo he hecho, ha sido un impulso que he tenido... —se rascó la nuca nervioso y agachó la mirada—. Y segundo... —paró un momento y tragó saliva. Volvió a subir a mirada a tus ojos—: estoy enamorado de ti —confesó Hoseok y se sonrojó levemente—. No sé cuándo empecé a sentir esto por ti pero... siempre has estado para mí y me encanta pasar tiempo contigo —continuó diciendo él sin dejar de hacer contacto visual contigo—. No me podría imaginar estar sin ti, _____.

—Hoseok... yo... —no sabías qué decir, estabas en otro mundo. No te creías nada de lo que tus oídos estaban oyendo.

¿Era real que, tu mejor amigo, el chico por el cuál has estado años y años enamorada en secreto, sienta lo mismo por ti?

—No hace falta que me contestes ahora... puedes pensarlo bien y- —no le dejaste terminar porque al momento, rodeaste tus brazos alrededor de su cintura y apoyaste tu mejilla en su hombro—. ¿__.... _____? —Dijo él algo confuso por tu acto.

Cerraste los ojos, aspirando sus aroma y sonreíste.

—Estaba esperando esto, Hobi... —musitaste.

—¿Cómo? —Dijo él y emetiste una risita ahora mirándole, encontrándote con su mirada confusa.

—Hobi, estoy enamorada de ti también. Correspondo a tus sentimientos —le aclaraste al ver que no entendía.

Al oír esas palabras, a Hoseok se le iluminó el rostro y sus ojos empezaron a brillar.

—¿En serio? —Preguntó para asegurarse.

Dejaste salir una risita y asentiste rápidamente con la cabeza.

Hoseok sonrió más ampliamente y rodeó sus brazos alrededor de ti, aferrándote más a su cuerpo. Acto seguido, agachó su cabeza y capturó tus labios en un dulce beso. Te pusiste de puntillas levemente para llegar mejor, correspondiéndole al beso.

—Te quiero, _____ —susurró Hoseok en tus labios y sonreíste dulcemente, a lo que él sonrió también.

—Te quiero, Hoseok —le respondiste.

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