Dark

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CAPÍTULO 10

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CAPÍTULO 10

 

—Te ves terrible— Escuchó la voz de Gideon, pero Ana no tuvo la fuerza para levantar la cabeza de la mesa. Había salido del hospital esa mañana y no había dormido después de un turno de treinta y seis horas. Tenía cosas que hacer ese día, y tenía que comenzar con un buen desayuno y no había mejor lugar que la cafetería de Ana.

—Me siento como me veo— Ana movió un poco la cabeza y abrió un ojo para espiar a su amigo. Un ojo era lo único que podía manejar en ese momento, demasiada luz. —Hubo un accidente múltiple, demasiados traumas ¿Por qué trajiste a tu hija? — Preguntó al ver como Gideon se acomodaba en la banca doble con Samantha en brazos. La niña comenzó contenta a gritar y a golpear la mesa, el estruendo del metal y la madera causo que Ana decidiera alejar su adolorida cabeza de la mesa que acabada de convertir en un tambor.

—Tenía fiebre, y no la aceptan en la guardería, es mi día libre, Penny tenía cita con el dentista y Dorian tenía una reunión— Explicó Gideon sonriéndole a la niña. Ana enarcó una ceja.

— ¿Quieres decir que llevaras a una niña a entregar medicamentos robados de un hospital a un presunto criminal? —

— ¡Por el amor de Dios! — Exclamó Gideon — ¿Quieres callarte? ¿Te mataría ser un poco más prudente? — Gideon la fulminó con la mirada y señaló alrededor, eso no la asusto.

— ¿Me hablas de prudencia? Tú eres el que trae a una niña cuando te recuerdo que tienes cosas que hacer. —

—Lo sé, pero ya se me ocurrirá algo— Ana negó con la cabeza, y echó su cansado cuerpo contra el asiento. Estaba agotada. Necesitaba dormir.

—Pues piensa en algo, porque ya que no me permites ir, necesito que te asegures que la herida no presenta infección— Dijo Ana sin decir la información que ambos mantenían en secreto. Incluso esta situación Gideon la mantenía en secreto de Dorian. Era divertido molestar al hombre, el gran abogado francés arrogante, aún mantenía todas sus reservas en lo que se trataba de Ana. Dorian era un hijo de puta posesivo, bien que había tardado en decidirse a aceptar sus sentimientos. Ana estaba feliz por Gideon, pero no podía de dejar de pensar que Dorian no lo merecía después de todo lo que lo hizo sufrir. Pero el amor era una mierda y no se podía decidir a quién amar. Mejor que nadie ella lo sabía.

  —Realmente luces como si estuvieras a punto de caer dormida la mesa — Ladeo la cabeza para mirar a Iain sirviéndole café. Alex, el cual había sido arrastrado por Keity a la trastienda tomó asiento a su lado. También estaba sonriendo, le gustaba que últimamente Alex sonriera más, recordaba al hombre tímido y temeroso que había conocido meses antes. << Sin mencionar que cuando todo el drama de su pasado regreso, Alex fue prácticamente un fantasma por un tiempo>> Pero al parecer haber hecho las paces con su pasado le había servido. Alex ahora parecía aceptar su condición y, sobre todo, aceptaba su nueva vida al lado del hombre que amaba y sus nuevos amigos.

—Esa no es manera de tratar a tu clientela, Iain— Se quejó Ana, mientras recargaba su cabeza en el hombro de Alex.

—Lo siento— rio el hombre —Pero después de tus turnos tan largos ni siquiera sé cómo le haces para mantenerte despierta, dios sabe muy bien que yo no podría. — Iain comenzó a hacerle mimos a Samantha. Gideon le hacía la segunda. La niña solo reía y balbuceaba, todo un espectáculo para los adultos. Excepto para ella porque los bebés no le fascinaban en absoluto.

—Con el tiempo los médicos se llegan a acostumbrar ¿No es así, Ana? — dijo Keity tomando asiento a un lado de Gideon. Ni siquiera la había escuchado acercarse. —Mi papá Nicolas trabajaba largos turnos y eso no le impedía llegar a casa y jugar conmigo. — Comentó ella y al mismo tiempo tomaba la taza de café que era para Ana y le daba un trago como si fuera la cosa más normal del mundo.

—¿Qué no eras muy pequeña entonces? — Preguntó Ana, mirando a Iain, no sabía cómo el tema del antiguo esposo fallecido de Allister le afectaba. No es que tocaran mucho el tema tampoco, ahora era buena amiga de Iain y Keity, pero nunca habían tocado el tema.

—Keity tiene buena memoria, incluso Allister se sorprende— Dijo Iain, apartando un mechón de cabello de la cara de Keity.

—Recuerdo algunas cosas, además mi papá tiene muchos álbumes de fotos. En muchas de ellas mi papá Nicolas aparece tumbado en la alfombra conmigo jugando y en casi todas lleva puesto el uniforme del hospital— dijo ella sonriendo con cariño. — Al menos me gusta pensar en que a pesar de su trabajo él siempre tuvo tiempo para mí— Iain se acercó a Keity y le dio un beso en la frente. Se notaba el cariño paternal que Iain sentía por la chica.

—Tu padre los amaba, Keity— Aseguró Iain —Jamás debes de dudar eso— Ana no quiso comentar nada, en cambio intercambio una mirada silenciosa con Gideon. No conocía toda la historia de la familia del fiscal, salvo que el otro padre de Keity fue médico cirujano. Bueno, aunque Ana no era buena para opinar sobre familia y relaciones, era cirujana, por lo tanto, podría imaginar fácilmente como fue para el fiscal tener una relación con Nicolas. Durante años Ana se concentró en su carrera, no existía nada más que eso, casi sonrió al recordar que prácticamente en sus años de residente, siempre vivió en el hospital. Cazando cirugías. Ofreciéndose a participar en cada operación. Fue una interna sedienta de cirugías, y no le daba pena admitirlo. Ana había sido testigo de cómo otros colegas suyos tenían problemas en casa y la mayoría terminaba divorciados. Para un cirujano que amaban su profesión no había otra cosa mejor que su trabajo. Y si la pareja de un cirujano no era otro cirujano, jamás lo comprendía. Las cirugías no descansaban ni siquiera en días festivos. Así que todo era un problema cuando ni siquiera es posible llegar a la cena de navidad, o tus vacaciones son interrumpidas. No le arruinaría a Keity sus recuerdos, pero seguramente no todo era tan feliz o sencillo cómo ella recordaba, para eso necesitarían escuchar la versión del fiscal. Aunque Ana ya podía predecir lo que el hombre contaría en su versión.

Si meses atrás a Ana le hubieran puesto enfrente la decisión de elegir entre una vida familiar y su profesión, sin dudar habría elegido su profesión. Pero ahora estaba haciendo un gran esfuerzo por cambiar, lo había prometido.

Su grupo particular de amigos, siempre lograba que ella se olvidara de sus problemas. Cada uno tenía diferentes personalidades, pero se complementaban realmente bien. Desayunaron y charlaron entre conversaciones serias y otras no tan serias. Estuvo claro que Keity y Alex algo planeaban porque desaparecieron de la mesa en un par de ocasiones más. En la última ocasión que ambos se alejaron, Iain tomó asiento junto con ellos y miró con curiosidad hacia donde Keity estaba conversando con Alex fuera de la tienda.

—Espero que no se meta en problemas otra vez— comentó Iain.

—No creo que Alex lo permita— Comentó Ana. Ya le habían contado como fue que en una ocasión Keity terminó en la comisaria con sus amigas. Típica aventura de adolescente.

—Ellos se han vuelto muy cercanos y me alegro por ello, aunque me siento un poco excluido— Afirmó Ana haciendo una mueca.

—Eres su padre ahora, es obvio que hay cosas que a ti no te contará— afirmó Gideon.

—Yo jamás traicionaría su confianza, nunca le contaría a Allister algo que ella me confiara— Comentó Iain indignado. Ana le guiño un ojo a Gideon y se recargó contra la mesa sobre su brazo izquierdo, para mirar a Iain.

—Iain, créeme cuando te digo, que no queras escuchar todos los detalles de cuando Keity tenga novios o experimente el sexo, es mejor que mantengas ese muro— La cara de que hizo Iain fue todo un poema. Ana se rio. —¡Por todos los cielos! ¿No me digas que jamás han considerado que llegara el momento en que Keity tenga…? —

—¡Claro que lo he considerado! — Iain la interrumpió —Pero no es algo en lo que me guste pensar, es peor para Allister, ella sigue siendo su bebé— Iain intercambio una mirada con Gideon, ambos al mismo tiempo miraron a Samantha la cual jugaba con el azucarero.

—Lo bueno que no tendré que sufrir por eso, por lo menos hasta dentro de unos años— afirmó Gideon.

—Son unos hipócritas, ni siquiera voy a preguntar a qué edad tuvieron sexo, o cuantas parejas han tenido, ¿Por qué para una mujer sería diferente? — Ana arrugó la nariz, ese siempre era un tema que la había molestado. Si un hombre tenía muchas parejas era un héroe. Pero si una mujer se acostaba con varios hombres era una puta. Patética sociedad de mierda.

—Yo soy partidario de la igualdad de género… Créeme— Afirmó Iain—Pero ella se ha convertido en mi hija, no me culpes por ser un padre sobreprotector—

—Creo que la frase de mi madre sería… Ya lo comprenderás cuando tengas hijos— se burló Gideon. Ana lo fulminó con la mirada. Se enderezó y se recargó en el asiento.

—Creo que eso jamás sucederá, no soy fan de los niños y por lo que puedo concluir es muy complicado que yo encuentre una pareja, creo que eso del amor no se hizo para mí—

—¿Tan siquiera te has esforzado? — preguntó Iain —Yo creo que todos tenemos un alma gemela esperando en algún lugar, solo tenemos que dejar de ser idiotas y encontrarlo— Ana hizo una mueca.

—¿Crees que no he buscado? — preguntó cansadamente.

—No te has esforzado lo suficiente, el sexo no cuenta— intervino Gideon. Ana rodó los ojos al cielo. Miró el salero sobre la mesa y lo alcanzó, no le dio a Iain tiempo a protestar cuando vacío el contenido sobre la mesa.

—¿Te has vuelto loca? — preguntó Gideon. Ana lo ignoró, alcanzó una servilleta de papel y la doblo unas cuantas veces para formar un cuadrado sólido.

—Vi esto en una película, y siempre he querido hacerlo— ella rio.

—Te cobraré la azúcar— dijo Iain divertido.

—Les explicaré para que les quede clara mi situación— Ana hizo un montículo con el azúcar en la mesa —Supongamos que en esta ciudad vive un millón de personas, solo en esta ciudad— La cara de Iain y Gideon no tenía precio, pero Ana se esforzó en controlar su risa. —A esa cantidad de personas tenemos que descontar a todos los menores de edad—

—Te lo estás tomando demasiado en serio— Dijo Gideon divertido.

—Trabajo en un hospital de enseñanza, mostrar y explicar es parte del proceso, así que no interrumpas— Ana hizo otra división en al azúcar. — Tengo la ventaja de que soy bisexual, por lo tanto, si mi alma gemela es hombre o mujer, da lo mismo—

—Eso es una gran ventaja, es una gran cantidad de opciones— afirmó Iain.

—¿Eso piensas? — Con la servilleta doblada Ana hizo otra división en la azúcar y la aparto. — Hay que descontar a las personas casadas— Hizo otras divisiones. —También hay que acortar la edad, tiene que ser menor de cuarenta, mayores de veinte— Orgullosa de su gran demostración, miró a sus dos amigos. Iain sonreía, y Gideon lo miraba algo exasperado.

—Creo que ahí te quedan como doscientas mil personas de donde elegir— Aseguró Gideon. Ana rio. Volvió a hacer divisiones.

—Restemos el porcentaje de los hombres que son homosexuales, de las mujeres que son heterosexuales, quiero que tenga estudios, que no sea calvo sí es hombre, que tenga curvas si es mujer, que la persona sea atractiva, así que…— El montículo de azúcar disminuía más y más.

—Aun así, siguen siendo demasías opciones para ti—Aseguró Iain divertido.

—Aún no termino. — Ana siguió haciendo divisiones —Si es un hombre tiene que ser más alto que yo. Si es mujer no importa mucho. Mi pareja tiene que saber cocinar. Es primordial que no le agraden las mascotas, y que no quiera tener hijos— Al final en su azúcar de la pareja perfecta no quedo más que una pizca de azúcar. Muy orgullosa por explicación sonrió a sus amigos.

—Definitivamente la tienes difícil— se burló Iain

—Creo que tendré que resignarme a vivir soltera— Sonaba a burla, pero era verdad, además ni siquiera había anexado a la suma el hecho de que ella era una persona peculiar y complicada. de esa manera, dudaba que existiera alguien en la faz de la tierra que la tolerara.

 

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Ana caminaba a lado de Alex, mientras observaba atentamente a Keity y a Morgan interactuar unos metros más adelante, al parecer invitar a Morgan fue una buena idea. Había tenido la esperanza que Keity y ella se pudieran llevar bien, y había acertado, Keity era una buena chica, tenía que reconocer que el fiscal Morrison había hecho un gran trabajo al criarla. Ella era una chica con buenos sentimientos. No discriminaba a nadie por su aspecto o condición. Y Morgan parecía bastante cómoda con ella, al menos ahora. Ya que al inicio había estado tan nerviosa que casi había derramado su café.

—Mi padre me llamó la otra noche— Dijo Alex de repente atrayendo su atención. —Creo que ahora me es más fácil hablar con él que antes, siento aún inquietud cuando escucho su voz, pero mi terapeuta dice que es normal, que poco a poco podré recuperar esa conexión con mi progenitor— Ana arrugó la nariz. Alex tenía un duro pasado. Y era un ejemplo de vida. En un trágico accidente hacia perdido a su hermano y su vista, y porque no decirlo, hasta sus ganas de vivir. Pero gracias a que conoció a Kai poco a poco estaba recuperándose. Ana había pensado en más de una ocasión que tal vez era eso lo que necesitaba, amor.

—Bien por ti— Aseguró Ana —Yo soy cirujana, pero, aun así, no le tengo ninguna confianza a los psiquiatras, dan miedo— Alex rio. Mientras seguían caminando. Alex y ella conversaron mucho, últimamente Ana no había podido pasarse por el centro recreativo donde Alex trabajaba, Ana era miembro del comité, fue una cosa buena invitar a trabajar a Alex ahí. Los jóvenes en problemas hoy en día necesitaban un espacio donde pudieran conectarse con ellos mismos. Y el que no llamaran a Ana últimamente era una cosa buena, ya que quería decir que no existía nadie enfermo de gravedad, o con una sobredosis de cuidado. Keity y Morgan iban delante de ellos haciendo sus compras. Ana era la mayor ahí, no pudo evitar pensar lo ridícula que seguramente se veía, siendo chaperona de una adolescente, un ciego y a una chica rara.

Ana realmente estaba demente, ella necesitaba amigos de su edad, con sus intereses.  Casi se sentía una anciana. ¡Maldito Gideon! Su supuesto mejor amigo, ahora estaba abandonándola por un pene. Se rio de sí misma. No podía culpar a Gideon por andar queriendo recuperar el tiempo perdido con su amado abogado. En verdad que estaba feliz por él. Eran los celos los que hablaban. A su alrededor todos parecían felizmente enamorados, excepto ella. ¿Amor? ¿En verdad deseaba amor?

—¡Alex! Ven un momento. Por favor— Llamó Keity cuando se detuvieron frente a una tienda de ropa masculina. En cuanto se acercaron, Keity sujetó a Alex del brazo y entraron en la tienda. Eso la dejo con Morgan fuera de la tienda. Ana suspiró al ver las bolsas que Morgan cargaba. ¿Cuánto iba a comprar Keity?

—Esa niña no tiene autocontrol— murmuró mirando a Morgan a los ojos. —¿Te encuentras bien? —

—Si— Morgan sonrió — Admito que nunca había venido de compras, pero parece divertido—

—Cuenta la leyenda que a toda mujer le encanta comprar— Ana miró hacia una tienda de helados —Ven, compremos algo, creo que Keity tardara un buen rato en ese lugar— Aseguró Ana viendo como Keity estaba recorriendo los anaqueles de camisas. Con su helado de vainilla en mano, se sentaron en una mesa fuera de la tienda. A pesar del sueño que tenía. Ana admitía que se sentía relajada. Ana estaba cómodamente disfrutando de su helado, pero no le pasaron desapercibidas las miradas constantes de Morgan.

—¿Qué sucede? ¿Por qué me ves así? — Ella se sonrojó y bajo la mirada. Eso no le gustaba a Ana. Ella debería de ser más segura consigo misma. —¿Acaso tengo helado en la cara? —

—¡No! — Se apresuró a decir ella, alzando la mirada —Es que se me hace esto extraño—

—¿Qué cosa? —

—Esto— Morgan señalo su entorno —Jamás he salido de compras, no tengo amigos, incluso cuando le dije a mi abuelo si me daba permiso de faltar el día de hoy, se emocionó por mí—

—Bueno, tienes suerte de trabajar con tu familia, eso hace un horario más flexible—

—Sí, es una ventaja— Ella hizo una mueca —Pero también es cierto que trabajar con la familia no resulta bien en ocasiones— Ya más relajada Morgan le contó un poco de cómo era que estaban organizados en el invernadero. Era una empresa familiar. Por lo tanto, era un problema cuando el abuelo y los hijos no se ponían de acuerdo y todos los demás pagaban las consecuencias. Ana notó que cuando Morgan comenzaba hablar de algún tema en particular que ella conocía, se sentía más cómoda y era más abierta << Es como pelar una cebolla>> dijo su subconsciente. Cuando Ana pensaba que ya sabía todo de esta chica. Se sorprendía de nuevo. Y también se sorprendió de sí misma. Ya que cuando Alex y Keity se reunieron de nuevo con ellos y fueron a buscar algo de comer, Ana se encontró con una conocida, una chica con la cual tiempo atrás habían pasado una noche divertida. Cuando esa chica se detuvo a saludarla, por primera vez en mucho tiempo. Tal vez por primera vez en la vida. Ana sintió vergüenza. Sí. Vergüenza de que su pasado se presentara en ese momento y que sus amigos se enteraran de lo que ella era en realidad. Además de que fue extraño no sentirse tentada por su clara invitación, cuando ella le pidió que le llamara. Alex no dijo nada. Keity le chasqueo la lengua molesta y Morgan… Nunca la miró a la cara durante casi toda la comida. ¡Mierda!

 

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Tres horas después, se habían despedido de Alex y Keity en el centro comercial. Ana tenía una cita para comer con Bruno y Mina. Y aunque no era su deseo ir, tendría que hacerlo, lo había prometido.

—¿Edson te llamó? — Preguntó Ana mientras salían del centro comercial.

—Me envió un mensaje— Confesó Morgan agachando la cabeza. Ana la estudio. Hoy la chica llevaba puesto una falda blanca que le llegaba un poco debajo de la rodilla, traía zapatos planos y un suéter de punto color rosa. Seguía vistiéndose como una abuelita, pero hoy no se veía tan mal como en otras ocasiones. Al menos hoy los colores combinaban.

—Edson será muy insistente, no contestes si no te sientes segura— Ana buscó con la mirada su coche. — Es bueno que lo hagas sufrir un poco, hasta que lo veas la próxima semana— Al parecer el interés de Edson era sincero. Había hecho maniobras para que el oftalmólogo le diera una cita rápida a Morgan. Y no dejaba de acosar a Ana con respecto a Morgan.

—Gracias por invitarme… Sus amigos son buenas personas— Susurró Morgan.

—Keity es una buena chica, y sus padres son agradables, mi chico Alex es adorable, lástima por el novio que tiene. Pero estoy segura de que Kai te agradara y en cuanto tenga oportunidad te presentaré a Gideon— Morgan sonrió no muy segura.

—No entiendo, ¿El novio de Alex te agrada o…? —

—Kai Wilson es un policía troglodita, medio bruto y entrometido, pero es buena persona— Ana caminó hacia su coche —Al parecer no te molesta que mis amigos sean homosexuales— Miró a Morgan por encima de su hombro. Quería ver su reacción.

—Yo no juzgo a las personas por sus preferencias sexuales —

—El fiscal Morrison, también es agradable, aunque es una persona reservada. Por lo menos no es un malhumorado como Dorian Donnart— Solo hablar del abogado, Ana sentía su estómago revuelto. Ana no podía dejar de pensar que el abogado estaba arrebatándole a su amigo, al igual que Bruno había alejado a Mina de ella. —Vemos, te llevaré a casa —

—No es necesario, tomaré el autobús— Dijo Morgan señalando la parada de la esquina, Ana frunció el ceño.

—No, Morgan, te llevaré —Aseguró. La verdad era que retrasarse por llevar a Morgan le serviría de pretexto para no estar con Bruno y Mina tanto tiempo… Mientras escuchaba la negativa de Morgan, una idea cruzo la cabeza de Ana. —De hecho… — Interrumpió los argumentos de Morgan sobre que el autobús no la dejaba lejos de su casa. —¿Quieres venir conmigo? Mis otros amigos son agradables, más tarde te llevaré yo misma a tu casa—

—Yo…—

—Anda, Mina es divertida, te va a agradar— Ana señaló su coche. << Que mierda estás haciendo>> Preguntó la voz de su conciencia. Pero Ana la ignoro.

—Creo que ya he causado demasiados desastres por un día ¿No cree? —

—Deja de hablarme de usted, Morgan— Ana sacó sus llaves —Me haces sentir anciana, y ya bastante culpable me siento al tener amigos tan jóvenes como Keity, tú y Alex—

—No es…—

—Anda, ven conmigo. Y por los desastres no te preocupes, al contrario, si logras tirar algo encima de Bruno te lo voy a agradecer— Ana subió a su coche y espero la decisión de Morgan. Tal vez no era una buena idea llevarla, pero era mejor que enfrentarse sola a Mina, en otras circunstancias hubiera preferido llevar a Gideon, ya que ellos lo conocían de la boda. Pero dadas las circunstancias, situaciones desesperadas, requerían soluciones desesperadas. Cuando Morgan subió al auto, Ana pudo respirar tranquila. Centrar su atención en Calamity Morgan era mejor que estar bajo el constante escrutinio de Mina.

—¿Estás lista? —

—Si— Morgan asintió mientras se colocaba el cinturón de seguridad. Era bueno que la chica estuviera lista, porque Ana no lo estaba en absoluto.

 

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