Dark

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CAPÍTULO 14

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CAPÍTULO 14

Ana estaba tan relajada, tan tranquila, que no quería abrir los ojos, no recordaba la última ocasión en la que había logrado relajarse tanto. Incluso últimamente no podía dormir demasiado bien.

—¿Ana? ¡Abre los ojos! — Ana escuchaba la voz de Gideon llamándola. Pero era como un sonido lejano… Muy lejano. No quería levantarse, ¿Por qué insistía en sacarla fuera la cama? Tenía que hablar seriamente con Dorian sobre eso de mantener más ocupado a Gideon por las mañanas. Si su amigo tenía tanta energía tan temprano. Entonces el abogado estaba haciendo algo mal sin duda.

—¿Me escuchas? Di algo por favor— Ana intentó moverse, pero sentía todo el cuerpo pesado, intentó abrir los ojos. Pero era como si tuviera pegamento en ellos. Alzó un brazo y sintió un vendaje en su cabeza.

—Deja de asustarme y háblame Ana— Ana gimió de frustración —¡Eso es Ana! ¡Habla! Dime algo— Podía claramente distinguir el tono de temor en la voz de su amigo. Cada vez escuchaba más claramente el sonido de su voz. Incluso podía decir que lo tenía muy cerca… Tan cerca.

—¡Di algo! Por favor, cualquier cosa— La neblina que aturdía su cerebro estaba desapareciendo poco a poco. Ahora era más consciente de lo que estaba a su alrededor, de los sonidos, del olor… Eso lo hizo arrugar la nariz, definitivamente conocía ese olor a hospital. Entonces poco a poco las imágenes de lo sucedido llegaron a su cabeza, el accidente, Gideon a su lado agonizando… El dolor.

—¡Háblame Ana! ¿Cómo te sientes? Dime cualquier cosa… Lo que sea— Volvió a insistir su amigo con voz suplicante. Y Ana solo podía sentir sus adoloridos músculos y huesos protestar. Intentó abrir los ojos, pero eso le causo aún más dolor.

—¡Auch! — Borrosamente vio como Gideon exhalaba un suspiro de alivio al escucharlo hablar.

—¡Gracias al cielo! — dijo él tomando su rostro entre las manos —Gracias por no morirte— Ana parpadeo para tratar de aclarar su vista. Le costaba mover su cuerpo.

—¿Tan…? ¿Grave estuve? — Preguntó intentando moverse. Desistió inmediatamente. Le dolía todo.

—¿Recuerdas lo que sucedió? — En esta ocasión sus ojos permanecieron abiertos un par de segundos. Era tan difícil. Volvió a cerrarlos. Pero intentó que el cansancio no la venciera, intentó mover sus piernas y sus brazos. Necesitaba hacer un recuento de los daños.

—¿Te refieres a que Dorian te propuso matrimonio? — Preguntó mientras abría los ojos nuevamente. Gideon le sonreía— Tienes que contarme como lo hizo ¿Se puso de rodillas? Dime que tienes una foto— Rió, pero se detuvo cuando el pecho le dolió.

—Yo también me acuerdo de algo muy interesante, ya conocí a tu Morgan— Dijo él, eso hizo que ella comenzara a buscar alrededor. —No está aquí— Ana volvió su mirada a Gideon.

—¿Dónde está? ¿Ha ocurrido algo? — El monitor Holter [14] comenzó a enloquecer. Gideon intentó tranquilizarla.

—Keity y Alex la llevaron a la cafetería. En realidad, no se quien le aviso, Keity fue quien me la presentó—

—Morgan se ha hecho muy amiga de Alex y Keity— Dijo Ana pensativa —Te diste cuenta de que es mucho menor que yo ¿No es así? ¿Y qué me dices de su aura de inocencia? ¿Te mencioné que es virgen todavía? —

—Ana, por el amor de dios, no eres una anciana, ni siquiera tienes treinta puedo apostarlo, aunque siempre te has negado a decirme tu edad— Gideon rio —Ella es una linda chica, me recuerda a esos documentales hippie [15] que veía de en mi adolescencia, y eso de ser virgen… Creo que pude adivinarlo, pero yo no creo que sea una cosa mala—

—¿No lo es? — Ana hizo una mueca —Yo he conocido toda la maldad de este mundo, es un crimen que la arrastre al infierno conmigo— Gideon hizo una mueca.

—Es verdad que también hay cosas de mi pasado que no me agradan, pero no puedo hacer nada por cambiarlas—

—Eso sin duda es una putada— Ana miró los monitores, su frecuencia cardiaca era buena. Además, se fijó que en la habitación estaba llena de osos, globos, canastas de comida —¿Quiero ver mi expediente médico? ¿Cuánto llevó aquí? ¿Cómo te encuentras tú? —

—Tuve algunas lesiones que no fueron graves, sin embargo, tengo un brazo lesionado, una pierna con esguince y varias costillas mallugadas — Ana lo observó en la silla de ruedas comprendiendo un poco de lo que él le decía. — No entiendo mucho los términos médicos, pero tuviste una contusión cerebral, te hicieron varios estudios—

—¿Qué? Mierda— Ana buscó con frenesí el control remoto para llamar a la enferma, necesitaba saber sobre su condición.

— Tranquilízate Ana, el doctor Edson fue quien te atendió, dice que es tu amigo y aseguró que estarías bien—

—¿Edson? ¿Mi amigo? — Ana rodó los ojos —¿Crees que es un buen médico? Su deber es aparecer en cuanto el paciente recobra la conciencia ¿Acaso lo ves aquí? — Gideon enarcó una ceja.

—Cierto, pero…—

—¡El doctor Edson ahora está en la cafetería rondando a Morgan! ¿Entiendes? — Gideon parpadeo un par de veces. —Edson es el tipo que te mencione…—

—Oh Ana, ¿Acaso estás celosa? —

—¡Gideon! —

—¡Cielos! Bienvenida de vuelta doctora Carson— El susodicho cirujano Edson entró en la habitación — Creo que no necesito revisarte para saber que estás bien, si estás gritando como estas gritando es todo un indicio de tu admirable recuperación—

—Quiero ver mi expediente, Edson— Miró duramente a su colega. El sinvergüenza se sonrió.

—¿Acaso no confías en que realicé un buen trabajo? —

—Sabes que no lo hago, así que ahora dame mi expediente— La cabeza de Ana punzo por haberse exaltado tanto.

—Ana tranquilízate— Intervino Gideon. Edson ni siquiera estaba sorprendido por su exabrupto. Ya estaba acostumbrado a su mal humor. Complaciéndola, le entregó el expediente médico, mientras Ana leía con atención su historial, Edson le realizó varias pruebas. Gideon no se separó de su lado a pesar de que Edson le insistió que volviera a su habitación.

—Estarás un día más en el hospital para observación, realizaremos otra resonancia magnética y si estoy conforme con los resultados entonces te daré el alta—

—Me quiero ir a mi casa, ahora— Dijo tranquilamente mirando a Edson duramente, era su mirada amenazadora que prometía venganza si no conseguía lo que quería. 

—No hay duda que los peores pacientes son los médicos— Aseguró el doctor Edson sonriéndole ampliamente —Ahora eres mi paciente por lo tanto harás lo que te diga, Ana—

—Edson…—

—Ana, tranquilízate, mañana nos darán de alta a ambos. Un día no es nada— Intervino Gideon. Y Ana también lo fulmino con la mirada.

—No quiero estar aquí—

—Yo tampoco, pero tendremos que aguantarnos— Gideon miró a Edson —Gracias por salvar la vida de mi amiga, doctor—

—Es parte de mi labor— Dijo el doctor Edson —Pero creo que ya van varios favores que me debes, doctora—

—Si no te vas ahora, te golpearé, Edson— Dijo Ana con malhumor. El doctor Edson rio. Pero hizo caso y se encaminó hacia la puerta. Era tan arrogante.

—Me debes mínimo una cena en un restaurant cinco estrellas, salve tu trasero de las manos del doctor Jason— Ana lo miró fijamente, odiaba ese brillo en la mirada de triunfo total.

—Bien hecho, te has ganado una hamburguesa del carrito de la esquina—

—¡Oh, venga Ana! Merezco algo más que eso, Jason te odia, no quiero ni pensar que el hombre perdiera la oportunidad de…—

—¡De acuerdo! — Gritó Ana —Te debo una cena ¿Contento? — No era que el doctor Jason fuera mala persona. O mal cirujano, Ana había perdido completamente la fe en él desde la muerte del doctor Harper, Ana lo culpaba, y desde entonces ellos no podían estar en la misma habitación sin atacarse el uno al otro.

—Estoy emocionado, y estaré aún más feliz si invitas a la hermosa Morgan…—

—Edson…— Ana interrumpió —No presiones, ahora largo que quiero descansar— Edson rodó los ojos.

—Sabes, ahora que estuve en tu cerebro debí de haber hecho algo con el hemisferio izquierdo que controla tus sentimientos. Quitarte lo amargada habría sido un gran favor para el mundo— Gideon a su costado rio. Estaba divertido con ese intercambio entre los dos médicos. Edson aun riendo los dejo solos. Ana regresó la mirada a Gideon.

—¿Se ha sabido algo del ataque? — Preguntó a su amigo.

—Kai tiene indicios de quien nos atacó, hemos intentado contactar con James, pero hasta ahora no hemos tenido respuesta, estamos preocupados— Ana levantó la cabeza para verlo.

—¿Le contaste a Kai que el otro día Lobo estaba herido? — Bastó ver la mueca agria que hizo Gideon para saber la respuesta.

—Está furioso, me gruñó hasta cansarse. Ha estado esperando pacientemente para gritarte, aunque Dorian le informó que tenía que ser prudente, no pueden enterarse en el hospital o perderías tu licencia— Ana enarco una ceja.

—¿Dorian esta de mi lado? — Ana se llevó la mano a su pecho —Creo que he muerto y no me he dado cuenta, no hay forma en que el abogado este a mi favor— Gideon rio. Pero se llevó una mano al costado. Le dijo que tenía las costillas mallugadas.

—Tú sufriste más daño que yo, aunque recuerdo que, en auto, estabas empeñada a mantenerme con vida—

—Era la adrenalina— Ana hizo una mueca —Recuerdo que un policía nos sacó—

—Leonard— Asintió Gideon —Un policía local que andaba por la zona, ellos también intentaron enfrentarse a los atacantes, eran solo dos policías y cuando los malos huyeron ellos decidieron auxiliarnos que ir tras ellos—

—Buena elección— Ana suspiró —Ya no sabía qué hacer para mantenerte despierto—

—Eres buena para controlarte en situaciones extremas—

—Eso depende de la situación— Ana sonrió —No me pongas un ratón enfrente, porque te aseguro entonces que no estaré tan tranquila— Gideon le sostuvo la mano con fuerza.

—Lamento haberte arrastrado a esto, cada vez es más y más peligroso—

—En teoría el que me enredo en esto fue Kai. Él me propuso hacer de agente encubierto ¿recuerdas? — Ana apretó su mano —No me arrepiento de haberte conocido Gideon, yo jamás tuve amigos antes y ustedes… Aunque sean un peligro para mi vida, son lo mejor que ha sucedido— Gideon sonrió.

—Creo que está hablando el golpe que te diste en la cabeza—

—Si, también creo eso—Ana se recostó en las almohadas y cerró los ojos. —Pero también puedo asegurarte que sin ustedes y todo este drama policial, moriría de aburrimiento—

—Estás loca— Dijo él con sarcasmo.

—Estamos, mi querido amigo—Ana entre abrió un ojo para mirar la cara de Gideon. —Somos un equipo ¿recuerdas? — Gideon le dio un beso en la mano a Ana. Su mirada mostrada emoción sincera.

—Por supuesto que sí, A—

Pocos segundos después, la habitación de Ana se convirtió en un concurrido salón de visitas, Iain acompañado del fiscal Morrison, Dorian y Kai. Mientras que Iain estaba preocupado por su salud, el policía troglodita fue tan insensible como siempre, él no tuvo ninguna consideración mientras le daba un coscorrón en la frente. 

—Estás locas, doctora— La reprendió. —Tenemos una charla pendiente— Ana le sonrió. En su mirada podría ver su preocupación.

—Tranquilo, policía— Ana le palmeo la mano —Soy como los gatos, tengo varias vidas—

—Nos dieron un buen susto— Iain le dio un beso en la mejilla —A este ritmo quien terminara sin vidas de gato soy yo—

—Ni digas eso por favor— intervino el fiscal Morrison a su lado —Me alegra saber que no fue tan grave como se creyó en un principio— Allister Morrison siempre era tan serio y formal, siempre trataba a Ana con propiedad.

—Creo que fue gracias al auto en el que íbamos— Aseguró Ana mirando a Dorian, el cual se había colocado detrás de Gideon con ambas manos sobre su hombro. — Creo que tu Mercedes es quien sufrió mayor daño, de verdad espero que tu seguro esté vigente— Aunque en un principio no lo había considerado de esa forma. Eran ciertas sus palabras, fue una verdadera suerte que en esa ocasión fueran en auto de Dorian. Las bolsas de aire y la seguridad que brindaba ese tipo de autos fue lo que les salvo la vida. Si hubieran ido en el auto de Gideon o el de Ana, el resultado hubiera sido peor.

—Cierto— Gideon rio alzando al cabeza para mirar a su novio francés —He destrozado tu coche, lo siento—

—Me importa una mierda el maldito coche— Gruñó Dorian —Y me encargaré de comprarte el auto con el mejor sistema de seguridad que el dinero pueda comprar—

—¿Qué cosa dices? — Dijo Gideon avergonzado.

—Me escuchaste— Dorian se inclinó para que su rostro quedara centímetros del rostro de Gideon —Si no fuera porque sé que me odiarías, te pediría que dejaras ese maldito trabajo que tienes— Ana vio la intensidad en sus miradas, la forma en la que Gideon se sonrojó. La manera en la que Dorian hablaba sin que la mirada el rostro le temblara. Entonces sí, lo supo, Dorian de verdad amaba a Gideon, no había duda de ello.

—Dorian, no puedo dejar mi trabajo— Murmuró Gideon

—Claro que no puede— Intervino Ana. —No puedes pedirle eso, somos un equipo policial eficiente, pero aceptamos lo del coche, ¿Puede ser un Lamborghini? — Su comentario hizo reír a todos en la habitación, menos a Dorian.

—En serio que estás loca— Kai negó con la cabeza — Esto no es The Fast and the Furious [16] —

—Pues se acerca mucho— Alegó Ana —Será mejor que resuelvan esto pronto, se está saliendo de control—

—Tranquilízate, ni si siquiera sabemos a los que nos estamos enfrentando— dijo Allister a su lado — Ni siquiera sabemos si este ataque está relacionado con los mismos que atacaron a Donnart o con lo que sea que James esté involucrado—

—James está en peligro por nuestra culpa— Aseguró Gideon —Todo se complicó al momento en que comenzó ayudarnos, un cartel no perdona la traición—

—¿Sabes por qué razón hirieron al amigo de James? — Preguntó Kai. Todos esperaban una respuesta, pero Gideon miró solamente a Ana. Podía ver algo en sus ojos, una advertencia.

—No lo tengo claro aún— Aseguró Gideon —Esos dos no nos contaron mucho y Ana estaba concentrada en atender a Lobo— No fue lo que dijo, sino en la forma en que lo dijo que Ana comprendido el mensaje. ¡Gideon no les había contado aun sobre Charlie! ¿Por qué? Ana había estado convencida de que la huida de James y la herida de Lobo estaba relacionada con Charlie, ¿Quién era ese chico? ¿Por qué mantenerlo oculto? Ana recordó el último encuentro con ellos, la forma en la que Gideon estaba desesperado por salir de ahí, y lo furioso que había estado con James, ¡Gideon sabía que tenía que ver Charlie en todo esto!

—En los grupos delictivos también existen conflictos de mando— dijo Kai —No creo que hayan descubierto la coartada de James, pero estoy averiguando— Ana apartó la mirada de Gideon cuando Keity, Alex y Morgan llegaron.

—¡Estas despierta! — Keity prácticamente voló desde la puerta hasta la cama, ella cayó literalmente sobre Ana, casi sacándole el aire con ese fuerte abrazo. —¡Me alegró que estés bien! —

—Keity… No puedo respirar— Susurró Ana. Keity se apartó, pero sujetó a Ana por ambas mejillas y su rostro quedó a centímetros del rostro de Ana.

—¿Cómo te encuentras? ¿Puedes verme? El doctor Edson nos dijo que sufriste un gran golpe en la cabeza y… No entendí muy bien, pero dijo que las secuelas de un golpe en la cabeza podrían ser graves, hablo sobre sangre en el cerebro, debilidad, somnolencia excesiva, desorientación…—

—¡Keity! — Ana la sujetó de las manos y las aparto de su rostro, le dio unas palmaditas. —Estoy bien, tranquila, solo fue un gran golpe, ¿Ok? — Keity hizo una mueca.

—Lo siento, estoy ansiosa, no me gustan los hospitales—

—Ella estará bien, cariño— Dijo Allister a su hija

—Pero tenemos que dejarla descansar ¿De acuerdo? — Agrego Iain, Keity asintió con la cabeza.

—Muy bien, me alegro de que no sucediera nada grave, sería una desgracia que no pudieras ir a mi graduación, ya tengo mi discurso—

—¿En serio? — Preguntó Ana mirando de reojo a Morgan, la cual estaba parada en una esquina de la habitación. Casi parecía que intentaba pasar desapercibida. Morgan siempre intentaba pasar desapercibida, si por ella fuera seguramente no le molestaría que la confundieron con algún adorno de la habitación. Pasar desapercibida era lo que Morgan más le gustaba hacer, pero Ana era muy consiente de ella. Morgan podría ser una chica sencilla y aparentemente discreta, pero para Ana era fascinante. No solo despertaba el lado habitual posesivo de Ana cuando deseaba a una mujer, Morgan despertaba un lado que en ella que creía no tener. Pese a que a veces se esforzaba en buscar ese lado sensible que cualquier amante quiere encontrar. Un tema que pensaba que podía enfadarla o, como poco, conseguir que se pusiera de mal humor. Rara vez, por no decir nunca, perdía tiempo en tales menesteres. Simplemente dejaba muy claro sus amantes con los que se relacionaba cuál era su objetivo y fuera de eso no quería ningún tipo de complicación sentimental. Si a veces surgía un cierto interés común en seguir viéndose, no oponía resistencia, pero siempre dejando claro que ella no iba a pasar de ahí. Todos lo aceptaban, aunque algunos pensaban que con los días cambiaría de parecer, lo cual nunca sucedía y todo terminaba. Hecho que le traía sin cuidado. Todo fue a causa de su absurdo enamoramiento por Mina. Pero hasta Morgan sentimientos no deseados empezaran a rondarle por la cabeza.

—Es épico, te lo aseguro—

—Estoy ansiosa por escucharlo— aseguró, y no era mentira, Keity era una buena chica, era su amiga, y Ana la apoyaría en ese momento tan importante. Después de Keity, se aproximó Alex, preguntó cómo se sentía y la sujetó fuertemente de la mano, Ana no se conformó con eso, lo hizo que se inclinara y le dio un beso en la mejilla. Después contempló la habitación. << ¿Está viendo esto doctor Harper?>> Ana ahora estaba rodeada de amigos, de personas que la estimaban y se preocupaban por ella. Había pasado por una dura prueba y no estaba sola. Su mirada entonces se centró en Morgan. Ella solamente la observaba. Sin hacer ningún movimiento, Ana deseo entonces que ella fuera un poco más segura de sí misma e hiciera lo que se veía en su mirada que deseaba hacer… Acercarse a Ana.

—Creo que será mejor que te dejemos descansar un poco— Dijo Iain sonriendo y guiñándole un ojo cómplice.

—¿Qué? ¿Pero por qué? Quiero saber lo que ocurrió, nadie me cuenta nada…—

—Keity— Interrumpió Allister a su hija —La doctora Carson necesita descansar— Keity rodó los ojos.

—Se llama Ana, papá— Keity resopló —¿Por qué siempre tienes que ser tan formal? — Ana rio.

—Allister tiene razón, Ana necesita descansar— Kai la miró un momento —Más tarde vendré a tomarte la declaración oficial— Ana asintió con la cabeza.

—Quiero conocer al policía que nos ayudó, no le di las gracias antes de desmayarme—

—Hablaré con Leonard— Kai asintió con la cabeza. Mientras todos comenzaban a despedirse entre un gesto, un adiós del fiscal, besos de parte de Iain, Keity y Alex, un asentimiento de cabeza por parte de Dorian quien sin pedir permiso empujó la silla de ruedas de Gideon fuera de la habitación. Ana intentó no perder de vista a Morgan, todos salieron y Morgan estaba a punto de hacerlo, pero Ana la detuvo.

—¿Ni siquiera me dirás hola? —

—El padre de Keity tiene razón, necesitas descansar—

—Ven aquí— Ordenó estirando el brazo. Ana buscó el control de la cama y logro ponerlo en una posición más recta. Insegura al principio Morgan se acercó y tomó su mano. Ana no dijo nada, no cuando lo único que quería era besarla con aquella desesperación. Sin preocuparle quién estuviera alrededor, la acercó y la cogió entre sus brazos y aspiró su aroma. Morgan al principio estaba tensa, pero poco a poco se relajó, Ana la apartó un poco para mirarla a los ojos. La mirada de Ana se posó sobre los labios de Morgan. Era una boca deliciosa y refinada. Poseía unos labios carnosos, anchos y exquisitos. Ella sabía que su sabor sería embriagador y que nunca tendría suficiente con un solo beso. Hizo que Morgan inclinara la cabeza antes de darse cuenta de lo que estaba haciendo. Justo un instante antes de que sus labios tocaran los de ella fue capaz de detenerse. Nuevamente su conciencia le estaba gritando que hacer esto era injusto para Morgan. Morgan la miraba con unos hermosos llenos de confianza. No quería que eso cambiara. Le cogió un mechón de pelo con su mano libre y se lo llevó a la nariz. Ana aspiró su esencia, esa esencia que solo le pertenecía a ella. Pero aquello no era suficiente. Quería más. Ladeó la cabeza, posó su rostro sobre el cuello de ella y volvió a inhalar aquella fragancia. Lentamente levantó la cabeza por miedo a que ella estuviera incómoda. La encontró con los ojos cerrados, la observó pocos segundos antes de que ella abriera lentamente los párpados. Durante un largo instante ninguna de las dos se movió, ninguna de las dos habló. Ana se dio cuenta de que todavía sujetaba entre sus dedos un mechón de cabello de Morgan, pero parecía que era incapaz de soltarlo.

—Estaba asustada—Confesó Ana, tal vez momentos antes podría haber estado bromeando, pero sabía que con Morgan debería de ser sincera. — Temí que Gideon muriera ante mis ojos y no poder hacer nada para ayudarlo—

—Tu amigo estará bien— Morgan se aferró a ella —Nos contó cómo fue que lo mantuviste despierto, eres muy valiente—

—Tengo muchas cosas pendientes por hacer— Susurró Ana —Eso fue lo que pensé en ese momento, no quiero morir y dejar cosas pendientes —Le dijo mientras cerraba los ojos. Morgan aferró sus brazos alrededor de su cuerpo.

—No vas a morir—Jadeó Morgan. Ana deslizó las manos por su espalda y sintió que se ponía tensa.

—No lo haré, soy necesaria aquí, tengo amigos ahora…—Murmuró Ana.

—Te tengo a ti— Morgan levantó el rostro para mirar a Ana a los ojos. Había tanto que Ana quería decirle, tantas cosas que quería hacerle…

—Doctora Carson— La voz de uno de los internos rompió lo que fuera que estuviera pasando entre Ana y Morgan. Ana quería gruñir de ira, ya que Morgan inmediatamente se levantó y se alejó un par de pasos. Ana apartó la mirada para que Morgan no pudiera ver lo desesperadamente que deseaba besarla. El interno en cuestión llegó a realizarle algunas pruebas por orden de Edson. Al escuchar las palabras del médico interno. Morgan no le dio tiempo a Ana de decir nada. Disculpándose, salió de la habitación asegurándole que iría a visitarla de nuevo. Ana estaba furiosa, fuera de sí, y quien tuvo que pagar las consecuencias fue el desgraciado interno que las interrumpió. Para cuando el chico terminó las pruebas, quedo bastante claro que la especialidad en cardiología estaba fuera de su lista. El interno no correría el riesgo de que Ana fuera su maestra si quer í a convertirse en cirujano.

 

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