Dark

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CAPÍTULO 16

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CAPÍTULO 16

 

Jamás en la vida Ana había estado inactiva, después de haberle dado el alta en el hospital, fue suspendida de labores por los siguientes veinte días. Tendría que ser sometida a otro examen y si Edson consideraba que estaba completamente recuperada entonces podría reincorporarse a sus labores. Era parte del protocolo, mientras tanto todos sus casos más urgentes serian atendidos por otro cirujano cardiovascular. Apenas llevaba tres días sin hacer otra cosa que comer, dormir y ver televisión. Y ya estaba volviéndose loca.

Ahora mismo Ana estaba en la casa de Gideon. Fue grandioso enterarse de que tenía amigos que la apreciaban. El fiscal Morrison e Iain, le ofrecieron su casa, al igual que Kai y Alex. Según las recomendaciones de Edson fueron que Ana no podía estar sola. Al final se había decidido venir con Gideon, por dos razones. La primera era para poder estar con su amigo, ya que él también estaba lesionado y la segunda, para fastidiar a Dorian. Era cierto que el hombre al verse entre la espada y la pared también le había ofrecido quedarse con ellos. Más aún cuando Ana le suplicó a Gideon que se quedara en su apartamento con ella. Al abogado no le había quedado más remedio que ofrecerse de anfitrión si no quería que Gideon se alejara de su lado. Pobre Gideon, Ana no quería ni siquiera imaginar como habría sido escoger entre Dorian y ella.

Así que ahí estaba, en casa de su enemigo, y no podía dormir en absoluto. No tenía sueño, no estaba cansada y estaba completamente aburrida. Eran las dos de la mañana y no tenía nada más que hacer que leer o ver televisión. Y aunque la tentación de llamar a Morgan otra vez era grande. No lo haría. La chica necesitaba dormir. Además, Ana tenía ese sentimiento de estarla monopolizando demasiado. Y todo era por teléfono. Había hablado durante horas en estos días. Sus charlas eran de lo más simples y sin conversaciones complicadas, bastaba con hablar. Así fuera solo del clima o de las plantas que Morgan cultivaba. Era una necesidad para Ana escucharla. Y deseaba verla. Pero temía que llegara ese momento.

Decidida a que no quería estar dando vueltas en la cama fue a buscar un poco de agua a la cocina. Pero su trayecto fue interrumpido cuando encontró la puerta del estudio de Dorian entre abierta, no quería presenciar algo que sus ojos no pudieran resistir. Después de todo esta era la casa de una pareja, sexualmente activa y si las afirmaciones de Gideon eran ciertas sobre qué Dorian era insaciable no era algo que quisiera comprobar. Estaba a punto de huir de nuevo a su habitación. Pero la voz de Dorian la detuvo.

—Pensé que los cirujanos eran sigilosos— El hombre era tan hermético que no lograba en ocasiones descifrar su estado de ánimo. Ana cerró los ojos. No sería buena idea matar a su anfitrión. Ana dio dos pasos hacia la puerta del despacho y se encontró con el hombre. El cual estaba sentado en una pequeña mesa de la esquina, un tablero de ajedrez estaba sobre ella, con un juego a medias. Ana se cruzó de brazos.

—¿Te estás haciendo trampa a ti mismo, Donnart? — Preguntó fulminando al abogado. El hombre la seguía mirando como el enemigo, y no lo culpaba por ello, ya que Ana lo había llevado al límite. —¿Acaso nunca te relajas? — Era demasiado tarde para que el hombre todavía llevara puestos unos pantalones formarles, camisa remangada y chaleco. Ana llevaba puesta una vieja camiseta y pantalones cortos. No era su casa, pero para ella era fácil ponerse cómoda. Cosa que a Dorian le costaba trabajo, aunque Ana admitía que se veía realmente sexy. Odiaba al abogado, pero tenía que admitir que el maldito era demasiado apuesto para la salud mental de Gideon o de cualquier mujer. Comprendía por qué su amigo era tan inseguro al respecto.

—¿Sabes jugar al ajedrez? No hay mejor terapia que esa — Preguntó el abogado señalando la botella de vino a los pies de la silla. —Te ofrecería un trago, pero no quiero después ser acusado de quererte envenenar, tengo jugo en el estante— Ana se moría por un trago, pero por los medicamentos que estaba tomando sería una reverenda estupidez. Descalza, Ana caminó hacia la silla del otro lado de la mesilla.

—Creo que deberías de pensar en tus prioridades, Donnart— Dijo Ana chasqueando la lengua con desaprobación—Tienes a un hombre sexy en tu cama y estás aquí a altas horas de la noche intentando ganarte en una partida a ti mismo—

—No sé qué clase de hijo de puta crees que soy— Comentó Dorian sirviéndose otro trago —Pero mi pareja acaba de pasar por un accidente que pudo haberle arrebatado la vida, el sexo es lo último en mi mente ahora. — Entonces Ana lo noto, el cansancio y el temor en los ojos de Dorian. Aunque rápidamente lo ocultó —Además mi hija me ha expulsado de la cama, es una constante guerra entre ambos por monopolizar a Gideon— aseguró intentando restarle importancia. Pero fue demasiado tarde, por primera vez Ana fue capaz de ver que el corazón del abogado ya no era un iceberg. Por una ocasión, Ana le concedería clemencia a Dorian por una sola ocasión. Tomando asiento frente a Dorian.

—Creo que Samantha ganará la guerra, abogado— Ana sujetó una de las piezas de ajedrez. —Pido ser las negras, y de una vez te advierto que no tendré piedad contigo. — Durante la siguiente media, estuvieron jugando, Dorian bebía vino. Ana jugo de frutas. Mientras se sumergían en un silencio cómodo. Ana no era una experta, pero tampoco era una inútil tampoco.

—¿Gideon te contó que le propuse matrimonio? — preguntó el abogado sin apartar la mirada del tablero.

—Me lo contó— Ana movió su alfil —También me dijo que aceptó ¿Ya fijaron fecha? —

—Cree que es demasiado rápido— Dorian tuvo que sacrificar un peón para poder mover su torre. —Creo que se arrepintió de haberme dicho que si—

—¿Puedes culpar a Gideon por sus inseguridades? —Ana se recargó cómodamente en la silla —Hasta no hace mucho eras un mujeriego renombrado, te ibas a casar y abandonaste a Gideon. Deberías de considerarte afortunado de que Gideon te perdonara, a mi consideración no lo mereces— Ana estaba siendo dura. Pero era la primera vez que podía tener una conversación así de seria con el abogado. Ana vio como Dorian apretaba la mandíbula, las palabras de Ana le habían dolido.

—Amo a Gideon— Aseguró Dorian mirando a Ana —Sé que he cometido errores…—

—Demasiados tengo que agregar— Ana rio —Lo siento, sé que me odias y créeme cuando te digo que no soy la indicada para criticarte, yo también tengo mi costal al hombro de malas decisiones. Al menos alégrate, Gideon está a tu lado, te ama y tienes que ser paciente— Ana movió su alfil —Sé que Gideon aceptara casarte contigo, cuando esté listo, solo dale tiempo ¿Por qué se lo propusiste tan apresuradamente? Apenas estaban comenzando a vivir juntos—

—En otro día, Allister me contó una leyenda que me dejo pensando…— Dorian movió su caballo, el hijo de puta la estaba acorralando — Él tiene la teoría que en la vida de una persona siempre llegan dos amores— Ana enarcó una ceja.

—¿En serio? —

—El amor de tu vida y tu alma gemela— Comentó Dorian, en otras circunstancias, Ana podría haberse reído. Pero fue el semblante serio con el cual Dorian estaba hablando que decidió guardar silencio. —Y aunque se podría pensar que es lo mismo, la realidad es completamente diferentes—

—Yo creo que son lo mismo— Aseguró Ana. Dorian sonrió de costado, y mantuvo la mirada pensativa en el tablero.

—El amor de tu vida, es aquel que entrará en tu corazón sin avisar, sin pedir permiso, invadirá tu mente, tus deseos, tu piel y todos tus sentidos. — Dorian seguía sin hacer contacto visual con Ana —Al amor tu vida lo amaras como a nadie y después de esa persona no existirá un amor igual. Esta persona marcará un antes y un después. — Ana se estremeció ante esa afirmación.

—Eso suena muy bien para mí, yo quiero conocer al amor de mi vida— Ana se removió incómoda en la silla porque las palabras de Dorian le estaban sentando como una patada en el estómago. Dorian levantó la vista y miró a Ana a los ojos.

—También se cree que el amor de tu vida te hará llorar y te hará sufrir demasiado. Y terminarán separándose a pesar de todo ese amor— Ana hizo una mueca. Ok. Dorian acababa de aplastar todas sus esperanzas.

—Eso es…—

—Después aparece tu alma gemela— Interrumpió Dorian— Es quien vendrá a sanar las heridas que causo el amor de tu vida, te dará confianza nuevamente y cariño. Te ayudará a levantarte. Tu alma gemela será todo lo que siempre buscaste en una pareja. Sentirás mil emociones, pero no será el amor de su vida— Ambos se quedaron observando mutuamente durante largos segundos, Ana intentando procesar todas esas palabras en su cabeza.

—¿Qué…? ¿Qué sucede si el amor de tu vida, regresa? — Ana pensaba en realidad que era una jodida mala situación. Durante toda su vida pudo haber pensado que el amor de tu vida y tu alma gemela era la misma cosa. A su jodida cabeza apareció Mina ¿El amor de su vida? Eso estaba claro, no recordaba un momento en que no amara a esa mujer, pero…

—Creo que es ahí donde tienes que tomar una decisión— Dorian resopló —¿Quién tiene las de ganar? ¿El amor de tu vida o tu alma gemela? —

—Mierda— Ana cerró los ojos —Esa es una dura decisión— En ese momento Ana maldijo al fiscal Morrison. Vaya encrucijada les había puesto. Él tuvo un esposo, Nicolas. Y muchos años después conoció a Iain. Entonces, si esta paradoja era cierta. ¿Quería decir que Nicolas fue el amor de su vida? E ¿Iain su alma gemela? Tenía sentido. El fiscal guardó luto por su esposo muerto muchos años. Hasta que Iain llegó a su vida y el hombre se dio una oportunidad. Claro estaba que Allister Morrison no corría riesgo de enfrentar la encrucijada de a quien escoger. Nicolas estaba muerto. Pero si estuviera vivo… ¿Entonces a quien escogería?

—Dorian…—Ana miró seriamente al abogado —¿Gideon es el amor de tu vida o tu alma gemela? — Observando los ojos del abogado Ana tuvo su respuesta.

—No tengo ni puta idea— Dorian apretó los puños —No comprendo por qué estoy dejando que esto me carcoma la cabeza— Dorian se frotó los ojos con las manos en un claro signo de desesperación.

—Tal vez tu esposa fue el amor de tu vida y Gideon es tu alma gemela, en ese caso no tendrás que preocuparte porque Gideon te haga daño o termine alejándose de ti…—

—No se lo permitiré— Dijo Dorian firmemente —Es por esa razón que deseo atarlo a mí de todas las formas posibles— Había tanta convicción y determinación en su mirada que Ana se sorprendió. ¿Así que el abogado estaba preocupado? ¿Quién diría que alguien tan arrogante como él, creería en una leyenda de amor?

—¡Esa es la actitud! Ahora suenas más al abogado arrogante que conocí— Ana resopló —Me agradas más siendo el ogro gruñón que el hombre patético y cabizbajo— Ana estaba orgullosa de decir esas palabras. Pero esa alegría se fue a pique cuando Dorian hizo otro par de movimientos en el tablero he hizo jaque mate.

— Échec et mat [17] — La forma en la que le sonrió con autosuficiencia, no dejaba a lugar a dudas que, si él se lo proponía, Gideon no tenía esperanza alguna de escaparse del abogado francés.

 

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