Dark

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CAPÍTULO 24

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CAPÍTULO 24

 

Morgan se despertó cuando la alarma de su teléfono móvil comenzó a sonar. ¿Ya eran las cinco? Le parecía que apenas había dormido. Al moverse, se dio cuenta de que estaba desnuda y, entonces, lo recordó todo.

Ana…

Se sonrojó de solo recordar lo que había sucedido. Por fin, había perdido la virginidad. Tal vez de la forma diferente que lo había soñado, ya que la doctora Carson no era hombre. Morgan cerró los ojos al recordar el erotismo de lo que habían compartido. Un ruido llamó su atención y, al girar la cabeza, vio a Ana saliendo del baño con una toalla rodeando su cuerpo.

—¿Qué tal te encuentras? —le preguntó, sentándose en la cama junto a ella. Morgan sintió que se sonrojaba, así que Ana le tomó el rostro entre las manos y la besó lentamente. —¿Estás dolorida después de lo de anoche? —comentó, mirándola de nuevo.

—Preferiría que no habláramos de eso —Contestó Morgan. Ana la miró fijamente por un instante.

—¿Te arrepientes de…? —

—¡No! — Morgan practicante gritó y se apresuró a sostener sus manos cuando Ana intentó apartarse. —Es solo que me da vergüenza— Morgan bajó la vista.

No hablar de ello no significa que no ocurrió—

—Aun así, es vergonzoso para mí—

—¿Lo dices en serio? —Preguntó Ana apartándole un mechón de pelo de la cara.

—Me resulta incómodo, no estoy acostumbrada a esto— Morgan negó con la cabeza, debería de dejar de comportarse tan infantilmente. Pero era un hábito arraigado — ¿Qué haces despierta tan temprano? Necesitas descansar—

—Tengo que ir al hospital— Informó Ana — No quería despertarte, pero escuche una alarma—

—Quiero ir al invernadero, mi abuelo debe estar muy estresado con la contabilidad— Ana asintió con la cabeza.

—Morgan, yo quiero…— Lo que Ana fuera a decir se vio interrumpido por el sonido de golpes en la puerta. Ana rodó los ojos al escuchar la voz de Kai llamándola. Al tiempo que la regañaba a gritos por no haber asegurado la puerta. Ana se puso en pie y salió de la habitación sin ni siquiera preocuparse en vestirse. Pero Morgan no tuvo el valor de señalarle el hecho de que solo vestía una toalla. En cuanto estuvo a solas. Morgan busco su ropa y se fue al baño. Se quedó un buen rato debajo del agua caliente y se frotó vigorosamente. Preguntándose qué demonios había hecho. Había roto todas las creencias morales preconcebidas que tenía, eso era lo que había hecho. No se arrepentía, pero ahora que todo había sucedido, tenía muchas cosas en las que pensar, como en la reacción de sus padres.

Mientras se vestía, se dijo que, para ser sincera consigo misma, tenía que admitir que, gracias a las caricias de Ana, se sentía más viva que nunca. Por fin podría sentirse conectada con el mundo.

En el pasillo Ana se preguntó ¿Por qué el policía era tan inoportuno? Bastante había tenido haber pasado una noche en vela luchando contra sus demonios y no tenía la paciencia para lidiar con Kai tan temprano. Ana era consciente de que se había metido en un lío cuando se percató de que no podía dejar de mirar a Morgan. La noche anterior, después de limpiarlas a ambas, Ana se quedó contemplando a Morgan dormir tan plácidamente como una gatita. Ella se había levantado sin despertarla porque en verdad tenía que ir al hospital, pero si por ella fuera, se hubiera quedado todo el día a su lado. Mirándola, mientras las imágenes de la noche que habían pasado juntos se reproducían una y otra vez en su cabeza.

Ana tenía muchas cosas que considerar, Morgan no era como los amantes de que había tenido antes. Además, deseaba más cosas con ella que no había deseado con nadie más. Muchos decían que ella era satanás, pero aún tenía conciencia. Estaba metiéndose con una chica inocente, que no tenía la menor idea de lo que era tener un novio. Mucho menos tendría la idea de lo que una relación lésbica significaba. La familia de Ana sabían de antemano lo que ella era y lo que era capaz de hacer. Aunque formalmente nunca les había presentado a un amante, a pesar de las insistencias de su madre de casarse. Presentarles a Morgan no sería un problema. Al contrario, su madre estaría agradecida de que gracias a ella Ana hubiera cambiado un poco. Pero ¿La familia de Morgan?  Había conocido a su abuelo, y era un hombre agradable, pero el señor la consideraba una amiga de su nieta, no una depredadora tratando de consumir a la chica inocente.

Como esas preocupaciones no podía resolverlas en ese momento Ana pensó que desquitar su ira contra alguien sería una mejor opción por el momento. Así que entró en la sala de estar con el único propósito de golpear a Kai. Pero su propósito se vio frustrado al contemplar a su amigo con un gran moretón en la cara debajo del ojo, el labio partido y con un brazo sujetándose el estómago. Ana fue hacia su amigo.

—Kai, ¿Qué sucedió? ¿Ahora tú? —

—Nada, me encuentro bien —Dijo con desgana. Ana sabía que mentía. —Una rencilla sin importancia—

—¿Te atacaron anoche? —

—No —dijo Kai con una carcajada triste. —Fue un desacuerdo de ideas— Ana entrecerró los ojos.

—Kai, con todo lo que ha sucedido, no estamos para juegos— Ana inclinó la cabeza y al girarse se encontró a Alex tras de Kai.

—Tampoco me quiere decir nada—

—Ya basta ustedes dos, les dije que estoy bien. Tenemos cosas que hacer, así que tienes cinco minutos para vestirte doctora sexy, hoy tendrás custodia policial hacia el trabajo— Kai salió del departamento de Ana con grandes zancadas, Alex se acercó a Ana

—Él no sabe mentir muy bien, algo sucedió y sé que desde que hirieron a Allister no se encuentra bien—

—No, no lo está, pero no quiere decirme qué sucede— Alex se frotó los ojos con el dedo pulgar y el índice. —No me gusta esta situación. —

—A mí nunca me ha gustado. Primero nos atacaron a Gideon y a mí, después hirieron al fiscal, Kai está actuando extraño y no quiero ni pensar que algo malo le pueda suceder a alguien más— Alex suspiró y agitó contrariado la cabeza.

—Yo sabía que el trabajo de Kai era peligroso, pero se complica más a cada día, tengo miedo—

—Saldremos de esta— dijo Ana convencida, su mirada fue hacia la puerta de su dormitorio —Hablaré con Gideon, estoy segura de que él me contara que es lo que está sucediendo—             

—¿Qué pasará con Morgan? ¿Se quedará hoy también? — Preguntó Alex inquieto. —Quiero ir al hospital a ver a Keity—

—Morgan ira al invernadero, no puede seguir evadiendo a su familia, aunque preferiría tenerla a mi lado— Ana deseaba estar todo el tiempo con ella. Pero a pesar de toda la situación tenían que seguir con sus vidas. Y algo le decía a Ana que Morgan corría más peligro con ella que estando con su familia.

—Toda esta situación es desesperante—

—Lo sé —Aseguró Ana —. Pero confió en que lo arreglaremos— dejando a Alex. Ana regresó al dormitorio para vestirse, se encontró con Morgan ya vestida y sentada en la cama, la escuchó hablar por teléfono con su abuelo, le estaba asegurando que llegaría en media hora. No queriendo interrumpirla, Ana se apresuró a vestirse. Cuando estuvo lista, regresó a la habitación y encontró a Morgan pensativa mirando la pantalla de su móvil. Ana se acercó y le acaricio el brazo con la yema de su dedo.

—¿Estás lista? —

—Sí. —

—¿Te preocupa algo? — Morgan vaciló.

—Escuché parte de tu conversación con Alex…—

—Kai se encuentra bien, lo más seguro es que tuvo alguna discusión con alguien de su equipo y terminaron a golpes, es un detective, no puede hablar mucho sobre su trabajo. —

—¿Crees que capturará a quien los atacó? —Morgan frunció el ceño y eso a Ana la hizo sonreír. Le gustaban los gestos de Morgan, eso ayudaba a que Ana pudiera descifrar mejor sus emociones.

—Kai y Gideon son buenos su trabajo, confió en ellos— Ana le apartó una trenza que le había caído sobre los ojos. A ella le gustaba más el cabello suelto de Morgan, pero no se impondría ante la forma de vestir de ella. —Hablaré hoy con Edson sobre tu cita con el oftalmólogo—

¿No crees que deberíamos esperar? —

—¿Por qué hacerlo? — Ana sonrió —El mundo no se detendrá porque toda una organización criminal quiere nuestras cabezas— Intentó bromear, pero fue una broma muy mala. Ya que Morgan no sonrió, sino que se puso pálida.

—Yo puedo esperar— Sus preciosos ojos se crisparon.

—No lo harás— dijo Ana firmemente —Además de que hablaré con tus padres y tu abuelo. Aunque es una cirugía sencilla, necesitaras reposo y cuidados, yo aún tengo días libres, cuidaré de ti— Morgan bajó la mirada mientras observaba sus manos.

—Mis padres… No sé cómo ellos van a reaccionar—

—¿Te refieres a que no estarán de acuerdo en que sea tu novia? —  Como Morgan no respondía, Ana le puso un dedo debajo de la barbilla y levantó su cara hacia la suya. —¿Quieres ser mi novia? Morgan— A Morgan no le gustaba esa sensación que le revolvía el estómago. Eran demasiadas cosas en tan pocos días. Pero hacia algo que, si sabía, le gustaba la doctora.

—Aún no sé cómo alguien como tú, quiere estar con alguien como yo…—sorprendiéndola Ana la cogió entre sus brazos y la besó con tanta pasión y vivo deseo como el que ella sentía. Se entregó a ella con todas sus fuerzas. Ahogándola. Comiéndosela. Sucumbiendo a ella. Sus manos recorrieron la espalda de Morgan, apretándola fuerte contra ella. Sus labios eran suaves, insistentes e implacables cuando la tomaba. Ana saqueaba su boca, tomaba su aliento y parte de su alma, con un beso capaz de detenerle el corazón. Un beso que le demostraba toda su pasión, todo el ferviente deseo que sentía por ella, un beso que Morgan nunca olvidaría. De pronto, la apartó de ella.

—No debes preocuparte por nada —dijo mientras la ayudaba a levantarse —. Confía en mí, solucionaremos todo, y lograré de alguna manera que confíes en mis sentimientos—

 

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