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CAPÍTULO 25

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CAPÍTULO 25

—Yo creí que los grandes cirujanos tenían un espacio muy acorde a su posición. — Comentó Gideon mientras observaba alrededor de la pequeña estancia.

—La tenemos— Confirmó Ana, mientras continuaba estudiando los resultados de las pruebas hechas al fiscal… Y a Mina. —Esta oficina es de gran ayuda cuando tienes que estar al pendiente de terapia intensiva, es más tranquilo estudiar un caso aquí, que en el área de descanso—

—Ya veo—

—Además no es como si me llevaba muy bien con los demás. Y las enfermeras me dejan trabajar tranquilamente aquí— Esa pequeña área no era más que un pequeño cuarto de dos y medio metros cuadrados, los estantes de archivo y la pequeña mesa de escritorio la hacían parecer más pequeña. Pero con una computadora y una taza de café, Ana estaba cómoda.

—Hasta donde me consta, estas de baja, pero, aun así, te empeñas en estar aquí— Se quejó Gideon dejándose caer en una pequeña silla a un costado del escritorio. Sus muletas casi le dieron en un hombro mientras intentaba acomodarlas.

—Me encuentro bien, y era necesario estar aquí. Además, el jefe de cirujanos me aseguro que podrá regresar en tres días al trabajo si es que la psicóloga lo aprueba—

—¿Iras a terapia? — La pregunta de Gideon sonó burlona.

—Tengo que demostrar que no tengo estrés postraumático— Ana se encogió de hombros y miró a Gideon — Gracias a todo lo vivido con el fiscal Morrison. Estaba tan cansada que no he tenido pesadillas, pero en el primer día, no podía dejar de soñar con tu cara llena de dolor— Gideon apretó los labios.

—Dorian asegura que las pesadillas pronto desaparecerán— comentó — Pero yo dudo que lo hagan, al menos no descansaré hasta que me asegure que James está a salvo, y que esos hijos de puta nos dejaran en paz—

—Kai tiene que tener más cuidado— Comentó Ana cansadamente —No puede lanzarse a la guerra así nada más— Gracias a Gideon ahora sabía lo que le sucedió a Kai. El tonto policía se había aventurado a un bar de moteros que según reportes tenían conexiones con James. Pero Kai se había saltado cada regla del manual, había enviado la prudencia a un lado y se había encontrado más problemas que respuestas.

—Mi equipo está rastreando información en la red 24/7, ya le he dicho a Kai que tenga paciencia, lo único que podemos hacer por ahora es cuidarnos las espaldas. —

—Tengo que hablar con Morgan, no quiero que…—

—Ana— El escuchar su nombre Ana se quedó callada, por un largo, doloroso momento. Se sintió como si su corazón le dejara de latir. << Esto no es verdad>> ¿Por qué me sigue afectando de esta manera?

—Hola, ¿Cuánto tiempo sin verte? — Gideon fue el primero en hablar —¿Cómo se encuentra tu esposo? —  El gemido de Mina la hizo volver la cabeza. Efectivamente, no fue producto de su imaginación, Mina estaba ahí. Vestida con ropa sencilla y demasiado pálida. Ana se quedó completamente inmóvil. Sus miradas se encontraron y el ruido del hospital pareció desvanecerse. El corazón de Ana martilleaba en sus oídos. —Ana ¿podemos hablar? Por favor— La voz de Mina sonaba suplicante y deliberadamente estaba ignorando a Gideon.

—No deberías de andar deambulando por los pasillos, Merlina— Ana se obligó a apartar los ojos de Mina para mirar la pantalla de su computadora. —¿Qué haces en el hospital? Deberías estar en casa en reposo absoluto— Casi se echó a reír, aunque diversión no era la emoción que sentía, estaba avergonzada, ¿Por qué seguía teniendo estas sensaciones? Levantó los ojos a la cara de Gideon. Su mirada expresaba muy poco. No podía leer a Gideon en absoluto, pero ya presentía que su amigo se dio cuenta de sus reacciones hacia Mina y silenciosamente estaba juzgándola por ello. Después de todo ahora tenía a Morgan. Y muy alegremente una hora atrás le había dado la noticia de que tenía novia y que necesitaba sus consejos para enfrentarse a los padres de ella. En verdad Ana estaba avergonzada, no se suponía que iba a ser así. Cuando imaginó encontrarse Mina de nuevo, ella nunca pensó que reaccionaria así. Se suponía que Ana la miraría con desinterés.

—Por favor, Ana, necesito hablar contigo— Ana Miró a Gideon en busca de ayuda, pero Gideon simplemente asintió con la cabeza. Lucho con sus muletas y lentamente salió de la pequeña estancia. Ana se levantó se giró hacia Mina.

—Tus operatorios están bien, la doctora Rosse me ha dicho que te monitoreara de cerca, ya le envié a Bruno una lista de enfermeras que pueden ayudarlos—

—Ana… Esto no tiene que ser así entre nosotras— Ana desvió la mirada.

—¿Así cómo? Mina— Ana rio de frustración —Sigo al pendiente de tu estado de salud y hago cuanto puedo, solo necesitas darme un respiro, ¿Es mucho pedir? —

—Sé que estás dolida, pero no tienes que tratarme tan fríamente— Mina dio un paso al frente.

         —Escucha, Mina. Enterarme de que todo este tiempo estuviste al tanto de mis sentimientos fue todo un shock para mí. Además de eso, poco te importó. Besaste a cuanto chico quisiste delante de mí. Te casaste con Bruno sin tener en consideración lo que sabías. Soy humana, también puedo ser una persona resentida— Ana dijo enérgicamente, caminando hacia la puerta. —Me tengo que ir, tengo cosas que hacer— Mina la agarró del brazo.

—No hagas esto, Ana—

—Déjame ir— Ana dijo con voz uniforme.

—¿La amas? — Pregunto Mina, Ana la miró por sobre encima de su hombro —¿Amas a esa chica? — Ana sintió esa pregunta como un golpe en el estómago.

—¿Qué pretendes, Mina? —

—Tú no la amas— Mina la abrazó por la espalda, sus brazos le rodearon la cintura y hundió su cabeza contra su espalda. —Tú siempre has estado ahí para mí. Eres todo para mí, No me puedes dejar ahora— Ana apretó los puños, sus músculos estaban rígidos bajo su tacto.

—¿Por qué eres tan egoísta? Estás casada, amas a Bruno y no me puedes dar lo que yo necesito, jamás quisiste hacerlo—Mina apretó con más fuerza.

— Mírame a los ojos y dime que la amas. Y me iré y nunca regresaré. — Ana apretó la mandíbula.

—Mina, déjame ir—

—¡No! Hasta que no admitas que a quien sigues amando es a mí. — Ana cerro los ojos y luchó contra sus emociones. Analizó que era lo que sentía, ahora misma Mina la estaba tocando y su cuerpo reaccionaba como siempre lo hacía al calor de su tacto, a la cercanía de su cuerpo al olor… Pero al mismo tiempo sus otros sentidos recordaron el calor de Morgan, sus suaves labios, su calor… ¿Amor? ¿Cuál era el amor verdadero? ¿Qué sentía en realidad?

—Mi declaración de amor no tengo por qué decírtela a ti— Ana abrió los ojos —Estoy superando todo mi pasado, merezco amar alguien que me ame— Ana aspiró una bocanada de aire. Se sentía mal del estómago.

—Pero aún no la amas como me amas a mí— Morgan se movió para quedar al frente de ella. —Podemos arreglarlo, tú me necesitas y yo te necesito—

—¿Arreglarlo? — Ana se burló —¿Acaso ahora conformaremos un trío? ¿Tú, Bruno y yo, en una relación ménage [26] ? — Era un chiste. Un mal chiste. Pero el caso fue, que Mina no se rio. Ana vio que una emoción cruzó el rostro de Mina. —¿No estarás hablando en serio? —

—Hablaré con Bruno, sé que podemos…—

—¿Acaso has enloquecido? — Ana apartó a Mina un poco, la sostuvo por los antebrazos. Mina sonrió

—Tú eres mía, no de ella— Dijo fríamente —Ella no te alejará de mí— Ana se puso rígida. Luego maldijo entre dientes, se apartó de él y la miró.

—¿Qué te está sucediendo? Tú no eres así, amas a Bruno, él es tu marido y tendrán un hijo, yo no entro en la ecuación, somos amigas solamente—

—Tú siempre me has amado y ahora que te ofrezco una alternativa ¿Me rechazas? — La mandíbula de Ana se tensó. Sacudió la cabeza.

—Esto es una broma, algo debe de andar mal en tu cabeza, tendré que remitirte al piso de psiquiatría—

—No necesitas a esa chica, tú me amas y estaremos juntas—

—Deja de decir eso— Ana espetó. —Tú no me amas, simplemente estás siendo egoísta—Suspirando, Ana se pasó una mano por el cabello y se alejó dando varios pasos hacia atrás, llegando hasta la puerta de un costado. —Yo no sé qué estás haciendo esto. Tomaste una decisión hace mucho tiempo y yo acepté, lo estoy superando. Tú tienes tu vida, tu familia, tu hijo. No hay lugar para mí en tu vida, realmente nunca lo hubo—

—Lo hay—

—¡No lo quiero! — Ana prácticamente gritó, estaba tan cansada —No puedes darme lo que yo quiero, nunca has podido—

—¿Y eso chica puede hacerlo? —

—Su nombre es Morgan, di su nombre en voz alta. Tal vez eso logré que captes el mensaje— Dijo Ana firmemente — Y sí. Ella puede y es todo lo que necesito en mi vida. La quiero a ella y estoy más que dispuesta a que ella sea mi futuro, tome mi decisión y no pienso renunciar— Las mejillas de Mina se calentaron. Ana se río, un sonido amargo y áspero que cortaba a través de ella. Y antes de que Mina pudiera decir nada, se fue.

 

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Ana estaba terminando de revisar los estudios del fiscal Morrison antes de marcharse. Además de que ya había confirmado la cita de Morgan con el oftalmólogo para el día siguiente. Era una cirugía simple, pero tendría que tener cuidado los siguientes días, por esa razón estaba dejando todo preparado para que el especialista de Allister la mantuviera informada. Él estaba fuera de peligro y pronto sería trasladado a una habitación en el segundo puso. Había hablado con la doctora Rosse, para que remitiera a Mina a terapia con el psiquiatra. Algo definitivamente estaba mal con ella. No podían descartar que estuviera sufriendo un trastorno depresivo por casi la pérdida de su hijo.

—Ana dice que te irás, ¿Verás a Morgan hoy? — Ana levantó la vista hacia Keity, se veía cansada, pero parecía feliz ahora que su padre estaba fuera de peligro.

—Pienso recogerla en el invernadero de su abuelo, el chofer de Dorian me llevará — Ana apretó los dientes —Era eso o tener que ir custodiada por un policía, creo que Kai está exagerando en su papel de protector—

—Está preocupado por los acontecimientos recientes— Keity respiró profundamente —No creo que el ataque que ustedes sufrieron y el de mi padre sea pura casualidad—

—Estamos hablando de delincuencia organizada, bien hizo James en advertirnos, pero no escuchamos razones— Ana no podía apartar esa idea de su cabeza, James intentó advertirles varias ocasiones que no intervinieran con esas personas, una cadena de acontecimientos habían ocurrido desde entonces.

—Kai y Gideon son detectives del FBI, mi padre fiscal del distrito y puede ser que Dorian Donnart molestó a las personas equivocadas, creo que todos están haciendo bien su trabajo. De no ser así, el enemigo no intentaría quitarlos del mapa—

—Creo en Kai, por esa razón me involucré en todo este espionaje, pero he de admitir que se está saliendo de las manos—

—Morgan no corre peligro— Dijo Keity en tono condescendiente —Sé que te preocupa, pero espero que no cometas el error de alejarte con el propósito de ser una heroína— Ana enarcó una ceja.

—¿Alejarme? — Ana resopló —¿Crees acaso que soy un caballero de cuento de hadas? No creo ser tan honorable. —

—¿Entonces es verdad? ¿Quieres a Morgan? — Ana intentó controlar su carácter, nuevamente estaba esa pregunta de por medio.

—¿Primero comenzamos hablando de los problemas policiales y ahora hablamos de mi situación sentimental? — Sin ningún disimulo por parte de Keity. Ella la miró intensamente, por un segundo, Ana se sintió siendo examinada por su madre.

—¿Qué intenciones tienes con Morgan? —

—Te estimo mucho, Keity— Ana le dirigió la misma mirada que le dirigía a sus internos — Pero mi relación con Morgan no te concierne— Ana se levantó, una última llamada a Edson y podría ponerse en marcha. Keity se interpuso en su camino.

—Ella me agrada… —Dijo ella con una mirada amenazante— Y ya te he visto ligar con otros chicos o chicas… O ambos, la verdad que eso no me asusta para nada, la cuestión es que no creo que Morgan sea…—

—Frena un poco, Keity—respondió con cierta sequedad para seguidamente añadir—: Sé que tengo una reputación de cuidado, pero tampoco soy el diablo como muchos afirman, no estoy jugando con Morgan si es lo que te preocupa—

—¿Solo te la llevarás a la cama? — Ana arqueó una ceja y se cruzó de brazos. Agradecía que Keity se hubiera hecho amiga de Morgan y que la defendiera. Pero ya estaba sobrepasando su papel de protectora. Que se preocupara por ella hasta cierto punto podía considerarse lógico, hasta decía mucho a favor de Keity. Pero joder, de ahí a meterse donde no la llamaban... Ana era más que capaz de poner a la chica en su lugar, pero tampoco quería entrar en una confrontación directa, pues, al fin y al cabo, eran amigas. Por esta ocasión podía pasarlo por alto y limitarse a encogerse de hombros y a sonreír de medio lado. De esa forma ni afirmaba ni desmentía.

—¿Qué quieres escuchar, Keity? ¿Mi declaración de amor hacia ella? ¿Qué le voy a proponer matrimonio? ¿Qué le compraré una casa? ¿Qué? — Ana intentó por todos los medios controlar su mal genio.

—Tampoco es para que te molestes, simplemente quiero asegurarme que Morgan puede significar más para ti que una noche de sexo—

—Pues tal vez no sea solo una noche, pero como no tengo la menor idea de la bomba que nos caerá mañana, no te puedo prometer mucho. —

—No te estoy pidiendo un final de cuento de hadas… —Se plantó delante de ella para decírselo a la cara—. Solo no le hagas daño, ella merece tener una buena relación con alguien a quien de verdad le importa —Le apuntó con un dedo. Ana suspiró derrotada.

—Ella me importa, Keity— cedió al fin. — Soy la primera en la lista que está a favor de golpear a cualquiera que intente dañarla de alguna forma, así que créeme que incluso la protegeré de mí misma de hacer falta. ¿Eso te tranquiliza? — No muy convencida ella asintió con la cabeza.

—Ella será buena para ti— Y con esa declaración, Keity se giró sobre sus talones y se apresuró hacia la habitación de su padre. << Vaya chica, pobre de aquel que se enamore de ella>> pensó.

 

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