Dark

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CAPÍTULO 28

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CAPÍTULO 28

 

Al día siguiente, muy temprano por la mañana. Ana irrumpió en el departamento de Dorian. Tal vez era persona más horrible del mundo por estar llamando al timbre a las seis de la mañana. Pero era un caso de urgencia. Ignorando el ceño fruncido de Dorian, Ana entró en el departamento en busca de Gideon. Sin vergüenza y remordimiento se apresuró por el pasillo y entró sin llamar a la habitación de principal. Gideon levantó la cabeza desde la cama, al verla encendió la luz de la mesilla.

—¿Ana? ¿Te encuentras bien? — Preguntó Gideon susurrando y medio adormilado todavía. A Ana no le pasó desapercibido que Samantha estaba en medio de la cama.

—No, la verdad es que no estoy bien—Se apresuró hacia la cama y se tumbó en el lado donde suponía Dorian dormía. Acomodó la almohada y recargó la espalda, sus pies quedaron en el borde para no manchar las sábanas, también intentó no moverse demasiado para no despertar a la niña.

—¿Le sucedió algo a Morgan? — Preguntó Gideon preocupado, él sabía que el día anterior Morgan había tenido la intervención para corregir su problema de visión.

—Se encuentra bien, tuvo un leve dolor de cabeza, la dejé dormida para ir a buscar el desayuno. Tengo que llevarla a revisión y después a casa de sus padres— Comentó rápidamente. Gideon la observó durante largos segundos. Como intentando averiguar qué era lo que la molestaba. En la puerta hizo su aparición Dorian que la miró con esa típica mirada fría. Ana no estaba de humor para luchar en ese momento por la propiedad sobre Gideon. Durante un largo segundo, Gideon y Dorian se miraron, si por el abogado fuera, seguramente sacaría a Ana a patadas de su cama. Pero algo en la mirada de Gideon lo hizo desistir

—Iré a preparar café— Con un suspiro, Dorian salió y cerró la puerta.

—¿Qué sucedió? — preguntó Gideon en tono bajito para no despertar a la niña. Se colocó de lado para mirarla. Ana apartó la mirada de la niña dormida en medio de ambos, no era que odiara a los niños. Pero ella no tenía el sueño de tener una familia llena de hijos como otras mujeres << ¿Qué tal si Morgan si desea tener hijos?>>

—Mina me propuso entrar en una relación menage con ella y Bruno— Confesó Ana mirando a la pared de enfrente.

—¿Qué cosa? —

—Dice que yo la amo y que no tengo por qué alejarme. Por esa razón se le ha ocurrido el brillante plan de incorporarme a su matrimonio. Un trío ¿Puedes creerlo? —

—Eso es una putada— Gruñó Gideon, provocando de Samantha se sobresaltará un poco. Pero la niña no se despertó. —¿Acaso enloqueció o qué? —

—Yo siempre anhele tener mi oportunidad con ella, siempre desee…— A Ana se le quebró la voz. Gideon puso una mano sobre la de Ana y le acarició los nudillos. —Yo…—

—¿La amas? — Preguntó Gideon —¿Qué sientes por Morgan? — Gideon estaba haciendo las preguntas a las cuales no podía responder, no sabía que responder. ¿Si amaba a Mina todavía, porque no acepto de inmediato su propuesta? Suspirando, Ana entrelazó sus dedos juntos. Se quedó mirando fijamente el cuadro del atardecer que estaba junto a la puerta, preguntándose qué hacer. Tener a Morgan en sus brazos era muchísimo más satisfactorio de lo que debería ser. Se ajustaba perfectamente a ella. Pero había amado a Mina por tanto tiempo. Estaban casi en silencio, ignorando los ruidos lejanos que llegaban fuera del pasillo, y sería tan fácil pretender que el mundo exterior existiera.

—Ya he follado a Morgan—Confesó y se rio —La palabra follar se escucha tan feo al lado del nombre de Morgan, le arrebaté su virginidad con un maldito pene de silicona—

—Le hiciste el amor, Ana— dijo Gideon —Admito que al principio creí que no sería el tipo de mujer en el cual tú te interesarías, pero ella me agrada y creo que no merece que le hagas daño—

—Yo no quiero lastimarla, nunca ha sido mi intensión— Miró hacia Gideon con furia, que sugiriera que ella podría ser capaz de hacerle daño a Morgan de cualquier forma era…

—Si estás considerando en aceptar la oferta de Mina entonces…—

—¡No lo haré! Nunca dije que lo haría—

—Pero tienes dudas ¿No es así? — Gideon le apretó la mano. —Te has imaginado lo que sería aceptar su oferta, por fin lograrías estar con ella—

—Sería solo la mitad de ella— Ana sonrió sin humor —Tiene esposo ¿No lo olvides? — Gideon no respondió de inmediato.

—Entonces, si Mina dejara a su marido por estar contigo ¿Aceptarías estar con ella y harías a Morgan a un lado? —Gideon parecía un poco incómodo, la arruga en su frente le confirmaba que estaba algo molesto. Indignado tal vez, ¿Por Morgan? Ana encontró la mirada de Gideon con firmeza. Ana abrió y cerró la boca varias veces antes de que pudiera finalmente hablar.

—Morgan es años menor que yo—

—Sé eso— Asintió Gideon.

—Ella es tan inocente, tan sencilla, tan…—

—Morgan es contraria a todo lo que tú eres— Confirmó Gideon.

—Somos tan distintas que cualquiera apostaría a que lo nuestro no funcionaría— Maldiciendo en voz baja, Gideon liberó su mano y la miró con una ceja arqueada, su furia iba aumentando. —Además sus padres quieren que vaya a Toronto a estudiar una especialidad en floricultura—

—Eso lo complica a un más— Gideon sonaba frustrado ahora. —Las relaciones a larga distancia no tienen futuro—

—Exacto, es complicado, ya que no quiero marcharme. Tengo a mis amigos aquí y en Toronto hace demasiado frío— La sorpresa de Gideon fue obvia en su mirada.

—¿Qué estás diciendo? —

—Cuando Mina vino a vivir a este estado no dude en aceptar hacer mi especialidad aquí, a pesar de que tenía otras ofertas, al convertirme en cirujana también me hicieron ofertas en otros hospitales, pero por Mina no pude marcharme. Rechace Boston y Nueva York por ella—

—¿Y estás dispuesta a mudarte a Toronto por Morgan? — Gideon se puso rígido esperando la respuesta de Ana.

—Puedo trabajar en Toronto, además tengo buenas recomendaciones—

—Esa no es una respuesta— Gideon, la miró fijamente —¿Te irás? — Ana se encogió de hombros, pasando su mano por su cabello.

—Soy consciente que si le pido a Morgan que se quede conmigo lo hará, pero no soy tan egoísta como para truncar su carrera y frustrar su futuro —

—Maldita sea, solo evades las preguntas— Gruñó Gideon —¿La amas? — preguntó frustrado, y Ana nuevamente se quedó en blanco. Sin saber.

—Cada que pienso en lo que siento, me paralizo, tengo dudas y no sé qué contestar— Ana cerró los ojos —Estoy tan confundida— Abrió los ojos y miró a Gideon, esperaba que al verle a la cara le ayudara a creer que Ana estaba siendo sincera.

—Eres un caos, doctora Carson— Gideon dijo con una sonrisa afectuosa y rodando los ojos.

—Solo puedo asegurarte que no tengo la intención de aceptar la absurda idea de Mina, y tampoco deseo hacerle daño a Morgan— Ana no sabía si reír o llorar. Era todo un mar de malas energías y pensamientos confusos. Deseaba tanto realizar alguna cirugía, eso siempre le había ayudado a pensar.

—Yo sé qué harás lo correcto— Gideon asintió —De no ser así, estaré dispuesto a jalarte de las greñas hasta que vuelvas a caminar por el sendero correcto— Ana sonrió. Sujetó a Gideon por el dedo meñique.

—¿Lo prometes? —

—Por supuesto— Gideon entrelazó su dedo con un pequeño apretón. —Estaré ahí para detenerte, aunque no lo quieras—

—Y yo estaré ahí para entregarte en los brazos de Dorian cuando te cases— Comentó Ana, al ver el sonrojo en las mejillas de Gideon, Ana se dio cuenta de que había acertado.

—Aún no es tiempo para eso. —

—Solo es cuestión de tiempo para que le des el sí a ese hombre obstinado y testarudo. — Ana suspiró, se inclinó un poco y le dio a Gideon un rápido beso en la mejilla antes de salir de la cama — Me encargaré de organizar una despedida de soltero que nunca olvidaras—

—Me encantará verte vestida de esmoquin nuevamente— Comentó Gideon riendo. Ana le guiño un ojo.

—Yo me veo espectacular con cualquier cosa que me ponga— Riendo, Ana se despidió de su amigo y se dirigió hacia la puerta, se hacía tarde y no quería que Morgan estuviera tanto tiempo sola.

 

 

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