Daisy

Daisy


Capítulo 18

Página 30 de 46

—Él fue quien insistió en llevarme con su hermano —dijo Daisy—. Aunque hubieras estado en el pueblo, no me habría traído a tu casa. Estaba decidido a que nadie supiera que estuve sola con él durante todos esos días. Estoy segura de que se molestaría conmigo si supiera que te lo he contado.

—Muy decente —dijo Guy—. ¿Y los demás?

—¿Te preocupa que la historia te ponga en un aprieto?

—No, por Dios, claro que no. —Guy se sonrojó—. Solo estoy preocupado por ti. Sé que sería gravísimo para ti que esta historia se divulgara.

Curiosamente, a Daisy eso no le preocupaba tanto.

—Yo lo sé, tú lo sabes y los Randolph lo saben. Realmente no importa lo que los demás piensen —dijo Daisy.

—Eso no es del todo cierto —dijo Guy—. Yo tengo fe ciega en ti, pero puede que mucha gente no. He hecho preguntas sobre los Randolph. Son ricos, pero tienen la reputación de tomar siempre lo que quieren. Eso incluye a las mujeres.

—No conoces a Tyler. Él no quiere nada.

—Me alegra oír eso, pero es mejor que nos olvidemos de todo este asunto. Me sentiré aliviado cuando los Randolph vuelvan a su rancho.

Daisy no quería que Hen y Laurel se fueran. Eran su único vínculo con Tyler.

Luego se reprendió por ser tan estúpida. Tyler no quería tener nada que ver con ella. Sería mejor que lo asumiera, pues no podía seguir aferrándose a algo que ya había terminado, algo que, además, nunca había sido más que una esperanza.

Guy le dio unas palmaditas en la mano y esbozó una sonrisa algo forzada.

—Sé que es demasiado pronto, después de la espantosa experiencia que has tenido. Naturalmente, querrás guardar un periodo de luto por tu padre, pero me gustaría que fijaras una fecha.

—¿Para qué?

—Para casarnos.

Daisy se sintió extrañamente triste y aliviada al mismo tiempo. Como si algo se estuviera cerrando alrededor de ella y quitándole el aire, al mismo tiempo que se desvanecía un temor que la había atormentado durante varios días. Tal vez se estaba volviendo loca.

—Ahora no puedo pensar en eso.

—Entonces, por lo menos deja que anuncie nuestro compromiso.

—¡No! La gente va a querer venir a felicitarme, a preguntarme sobre el matrimonio, sobre mi padre, todo tipo de cosas. No sería capaz de afrontarlo de momento.

—Claro —dijo Guy y sonrió amablemente—. Me gustaría decirte que puedes tomarte todo el tiempo que quieras, pero en realidad quiero que nos casemos lo más pronto posible. No deseo presionarte —agregó sin convicción—. Pero, por favor, ten en cuenta que estoy ansioso por hacerte mi esposa.

—Lo intentaré. Pero es que han pasado muchas cosas.

—Lo sé. Debes de sentirte abrumada.

Sí, se sentía abrumada, pero no por la razón que Guy creía.

Ir a la siguiente página

Report Page