Cuba

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Precursores en la medicina


La medicina, de rica tradición en Cuba, tuvo en Tomás Romay (1764-1849) a su gran precursor. Romay revolucionó la clínica médica en la Isla, utilizando los más modernos métodos aprendidos en universidades europeas. Fue también el introductor de la vacuna antivariólica, a partir de las enseñanzas de Edward Jenner (1749-1823).

Hacia mediados del siglo XIX se destacó la figura del médico, investigador y patriota Vicente Antonio de Castro y Bermúdez. Vicente de Castro, además de organizar la red de logias masónicas separatistas del GOCA, fue el introductor de la anestesia general en la Isla y uno de los pioneros de su uso en América Latina. De Castro aportó también metodologías novedosas para la cirugía angiológica y oftálmica.

Mundialmente reconocido fue el naturalista cubano Felipe Poey y Aloy, quien realizó aportes consistentes al estudio de los peces del Atlántico occidental, a través de "Ictiología cubana", su obra cumbre, todavía utilizada por los especialistas cubanos y del Caribe en general. En esa obra, Poey describió como nuevas para la ciencia más de 160 especies de peces marinos. Poey realizó también aportes al estudio de los insectos cubanos, en particular del orden Lepidoptera (mariposas), los mamíferos fósiles e incluso en el campo de la geología de la isla ("Nomenclatura geológica"). Un siglo más tarde seguiría sus pasos el notable científico Darío José Guitart Manday (1922-2000), considerado el fundador de la biología marina moderna en Cuba y uno de los grandes naturalistas del área caribeña en el siglo XX.


Carlos Juan Finlay (1833-1915), médico y científico.

Carlos J. Finlay y el Aedes aegypti


Uno de los más sobresalientes en el país es el médico y epidemiólogo Carlos Juan Finlay,[204]​ el auténtico descubridor del mosquito Aedes aegypti como agente transmisor de la fiebre amarilla. Este descubrimiento, publicado por vez primera en 1881, fue capital para la erradicación o al menos el control de esta terrible enfermedad.

De divulgar y ampliar la aplicación de este descubrimiento sería responsable años más tarde el médico militar y epidemiólogo estadounidense Walter Reed, a quien se adjudicó el descubrimiento por décadas.[205]​ El nombre de Finlay honra numerosas instituciones científicas y médicas cubanas, incluido un hospital general militar y un centro de investigaciones biotecnológicas, considerado uno de los más avanzados en Cuba y en América Latina en general.[206]


Biotecnología


Luego del triunfo de la Revolución Cubana en 1959, la política educativa ascendente permitió la formación de un gran número de universitarios, en cifras que pueden considerarse incluso excesivamente altas en comparación con la población y en contraste con el modesto desenvolvimiento económico de la Isla.

A partir de la década de 1970, el gobierno de Cuba dedicó amplios recursos para el desarrollo científico, y en particular a la biotecnología. En consonancia con el elevado desarrollo alcanzado en las ciencias médicas, la mayor parte de las investigaciones biotecnológicas cubanas han sido dirigidas a la producción de vacunas y de otros medicamentos.

El conocido como "Polo Científico del Oeste de la Habana" incluye la mayor parte de estas instituciones, ampliamente reconocidas por la Organización Mundial de la Salud y entre las cuales se encuentran:



Entre los logros de relieve internacional de la biotecnología cubana se encuentran las vacunas contra la hepatitis B, la fiebre meningocóccica tipo B, el tétanos, la vacuna pentavalente (hasta entonces solamente producida por Francia) y una vacuna terapéutica contra el cáncer avanzado de pulmón, de muy reciente creación.[207]

Son igualmente reconocidos los trabajos de Misael Bordier (1946-2005)[208]​ con el veneno del alacrán azul (Rhopalurus junceus), el cual sirve para combatir el cáncer[209]​ y desde 2003, comenzó la distribución gratuita de la solución experimental a cualquiera que diera su consentimiento informado.[210]​ También fue distribuida gratuitamente en México.[210]​ Bordier amplió sus experimentos y pronto encontró que los tumores de los animales disminuyeron de tamaño.[210]

En la década de 1990, en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología de La Habana, lograron sintetizar una versión recombinante del factor que está en periodo experimental y que ha recibido el nombre de Heberprot-p, y que la empresa "Praxis Pharmaceutical" de España está realizando ensayos clínicos (fases II en adelante) con el nombre de "PX070101" para su posterior comercialización en Europa.[211]


Laboratorios farmacéuticos




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