Crystal

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Capítulo 10

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–Entonces, tratemos de agregar a Crystal a la cadena de la familia Benedict. Con la comprensión de la mente que tiene Victor más la experiencia de Uriel de rastrear a través del tiempo y de Trace a través del espacio, el entendimiento general de Yves, más papá y Will con su talento para presentir si nos topamos con algún tipo de peligro, deberíamos ser capaces de ayudar a Crystal a encontrar la manera de utilizar su don. Una especie de curso acelerado de cómo ser una rastreadora de almas gemelas.

–Tampoco tan acelerado –añadió Xav.

–Veremos –continuó Zed, quien se veía contento por primera vez desde que había recibido la noticia del secuestro–. De todas maneras, Xav puede ocuparse si surge alguna conmoción durante el proceso, así que tenemos ese tema cubierto.

Por supuesto que iba a hacerlo, pero eso no impedía que tuviera algunos temores.

–¿Qué verán ellos si permito que todos compartan nuestro vínculo? –pregunté a Xav.

–Somos muy educados… no vamos a mirar –prometió Zed con la mano en el corazón pero un guiño en los ojos menos tranquilizador.

–No te preocupes, mi amor, atropellaré a cualquiera que transgreda nuestra intimidad, ¿de acuerdo? –Xav echó a su hermano del sillón.

–Yo nunca lo haría –juró Yves–, y Zed se va a comportar.

–Por supuesto que sí –Saul formuló ese dictamen de manera indudable–. Hay demasiadas cuestiones en juego como para hacerse el tonto y Zed lo sabe.

–¿Por qué todos se quejan de mí? Ese solía ser el papel de Xav.

Xav insinuó una mueca burlona.

–Sí, pero ahora soy la pareja de una rastreadora de almas gemelas… así que más respeto.

A pesar de todas las bromas, los Benedict ya se habían puesto a trabajar. Trace había dispuesto las sillas en círculo para que todos pudiéramos tomarnos de las manos; Uriel había cerrado las cortinas para atenuar las luces; Will había llevado al gato afuera para que no nos perturbaran sus interrupciones de felino reclamando atención.

–¿Lista, cariño? –Xav unió una mano con Zed y la otra con su padre. El hecho de que yo estuviera sentada en su regazo se consideraba conexión suficiente.

Respiré hondo. Deseaba tanto no decepcionarlos.

–Comencemos de una vez.

 

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