Cross

Cross


PRIMERA PARTE - Nadie va a quererte nunca como te quiero yo (1993) » 12

Página 16 de 131

1

2

A la noche siguiente, el Carnicero seguía en el D.C. Sabía lo que estaba pensando Jimmy Sombreros, pero Jimmy era demasiado cobarde y tenía suficiente instinto de supervivencia como para no preguntarle: «¿Se puede saber qué coño estás haciendo ahora?» O: «¿Por qué seguimos en Washington?».

Lo cierto era que sí lo sabía. Estaba conduciendo un Chevrolet Caprice robado, con las ventanillas ahumadas, por el distrito de Washington conocido como Sureste, buscando una casa en particular, disponiéndose a matar de nuevo, y todo por culpa de Marianne, Marianne y esa bocaza suya.

Se había aprendido la dirección y calculaba que ya estaban cerca. Tenía que ocuparse de otro trabajito, y luego Jimmy y él podrían por fin salir zumbando de Washington. Caso cerrado.

—Las calles de por aquí me recuerdan a casa —soltó Jimmy Sombreros, sentado en el asiento del copiloto. Lo dijo como quien no quiere la cosa, tratando de aparentar que no le preocupaba que anduvieran dando vueltas por el D.C. tanto tiempo después de haberse cargado al chino.

—¿Y eso por qué? —preguntó el Carnicero, con la lengua firmemente plantada contra una mejilla. Sabía lo que iba a decir Jimmy. Lo sabía casi siempre. A decir verdad, el hecho de que Jimmy Sombreros fuera tan predecible le resultaba reconfortante, por lo general.

—Está todo que se cae a pedazos, ya sabes, ante nuestros propios ojos. Igualito que en Brooklyn. Y allí tienes el porqué. ¿Ves a esos negros campando por cada esquina, como quien dice? ¿Quién más podría vivir aquí? ¿Vivir así?

Michael Sullivan esbozó una sonrisa, pero no de satisfacción. Sombreros podía llegar a ser muy obtuso, y a resultar irritante.

—Si los políticos quisieran, podrían arreglar este desaguisado. No sería tan difícil, Jimmy.

—Joder, Mikey, lo tuyo es defender causas perdidas. Igual deberías meterte en política. —Jimmy Sombreros meneó la cabeza y se volvió a mirar por la ventanilla. Sabía cuándo no convenía seguir pinchándolo.

—¿Y no te estás preguntando qué coño hacemos aún aquí? —preguntó el Carnicero—. ¿No estás pensando que estoy más pirado que la última de las ratas de las casas de mierda de Coney Island? A lo mejor estás tentado de saltar del coche. De irte a la estación central y subirte a un tren de vuelta a Nueva York, Jimmy, compadre.

El Carnicero dijo esto sonriendo, así que Sombreros supo que probablemente no pasaría nada porque se riera él también. Probablemente. Pero el año pasado había visto a Sullivan matar a dos de sus «amigos», a uno con un bate de béisbol y a otro con una llave de fontanero. Había que andarse con cuidado en todo momento.

—¿Y qué hacemos aquí? —preguntó Sombreros—. Ya que deberíamos estar de vuelta en Nueva York.

El Carnicero se encogió de hombros.

—Estoy buscando la casa de un poli.

Sombreros cerró los ojos.

—Ay, Dios. Un poli no. ¿Por qué un poli? —Luego se cubrió la cara con el fedora—. No veo nada, no sé nada —masculló.

El Carnicero se encogió de hombros, pero el comentario le había hecho gracia.

—Tú confía en mí, y ya está. ¿Alguna vez te he fallado? ¿Alguna vez me he pasado mucho de la raya?

Ante esto, los dos rompieron a reír. ¿Se pasaba mucho de la raya Michael Sullivan alguna vez? La pregunta era más bien si alguna vez no se pasaba mucho de la raya.

Les llevó veinte minutos más dar con la casa que buscaba. Era una de dos pisos, con tejado de doble vertiente, que parecía recién pintada, con flores en los alféizares de las ventanas.

—¿Aquí vive, el poli? No es tan mal sitio, la verdad. Se la ha arreglado guay.

—Sí, Jimmy. Pero estoy por entrar y revolvérsela un poco. Puede que use la sierra. Que saque algunas fotos.

Sombreros crispó el gesto.

—¿Seguro que es buena idea? De verdad, te estoy hablando en serio.

El Carnicero se encogió de hombros.

—Ya lo sé. Me doy cuenta, James. Te sale humo de la cabeza de tanto pensar.

—¿Sabemos cómo se llama el poli? —preguntó Sombreros—. No por nada.

—No por nada. El poli se llama Alex Cross.

Ir a la siguiente página

Report Page