Criminal

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Capítulo trece

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Capítulo trece

Suzanna Ford

En la actualidad

Echaba de menos Mira quién baila. Echaba de menos a Bobbo, su perrito, que había muerto cuando ella tenía diez años. Añoraba a su abuela, que murió cuando Suzanna tenía once, y a su abuelo, que murió pocos meses después. Echaba de menos a Adam, el pez de colores que murió la misma noche que lo trajo de la tienda. Se lo encontró flotando de lado en la pecera. Tenía los ojos tan ausentes que pudo ver su reflejo en ellos.

Suzanna llamó a la tienda para quejarse.

—Tíralo por el váter —dijo el gerente—. Ven mañana y te daremos otro.

Suzanna no se sintió cómoda con aquella idea. No era lo correcto. ¿Acaso Adam no significaba nada? ¿Era reemplazable? ¿Podía meter otro pez en la pecera y olvidarse de que había existido? ¿Podía llamarle Adam también? ¿Alimentarlo con su comida? ¿Dejar que nadase por el cofre del tesoro y el castillo de coral rosado de Adam?

Al final tuvo que resignarse. Lo tiró por el váter. Cuando el agua dibujó esos círculos, vio cómo levantaba su aleta. La órbita de cristal de sus ojos se giró hacia ella y vio algo parecido al pánico.

En sueños, Suzanna era el pez. Era Adam Primero, ya que la tentación había sido muy grande, y al día siguiente fue a la tienda para que le dieran a Adam Segundo.

Ese era su sueño.

Suzanna Primera, impotente, mirando al techo mientras daba vueltas y vueltas hasta desaparecer por el desagüe.

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